Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias

Autores/as

  • Luis Fernando Martínez-Arconada Agenzia Nazionale del Turismo (ENIT) Francia
  • Adriana Patricia Gallego-Torres Universidad Distrital Francisco José de Caldas http://orcid.org/0000-0002-6654-3177

Biografía del autor/a

Luis Fernando Martínez-Arconada, Agenzia Nazionale del Turismo (ENIT) Francia

Docente, ENIT Francia

Cómo citar

APA

Martínez-Arconada, L. F., y Gallego-Torres, A. P. (2014). Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias. Revista Científica, 18(1), 5–10. https://doi.org/10.14483/23448350.5557

ACM

[1]
Martínez-Arconada, L.F. y Gallego-Torres, A.P. 2014. Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias. Revista Científica. 18, 1 (abr. 2014), 5–10. DOI:https://doi.org/10.14483/23448350.5557.

ACS

(1)
Martínez-Arconada, L. F.; Gallego-Torres, A. P. Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias. Rev. Cient. 2014, 18, 5-10.

ABNT

MARTÍNEZ-ARCONADA, Luis Fernando; GALLEGO-TORRES, Adriana Patricia. Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias. Revista Científica, [S. l.], v. 18, n. 1, p. 5–10, 2014. DOI: 10.14483/23448350.5557. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/revcie/article/view/5557. Acesso em: 28 mar. 2024.

Chicago

Martínez-Arconada, Luis Fernando, y Adriana Patricia Gallego-Torres. 2014. «Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias». Revista Científica 18 (1):5-10. https://doi.org/10.14483/23448350.5557.

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Martínez-Arconada, L. F. y Gallego-Torres, A. P. (2014) «Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias», Revista Científica, 18(1), pp. 5–10. doi: 10.14483/23448350.5557.

IEEE

[1]
L. F. Martínez-Arconada y A. P. Gallego-Torres, «Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias», Rev. Cient., vol. 18, n.º 1, pp. 5–10, abr. 2014.

MLA

Martínez-Arconada, Luis Fernando, y Adriana Patricia Gallego-Torres. «Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias». Revista Científica, vol. 18, n.º 1, abril de 2014, pp. 5-10, doi:10.14483/23448350.5557.

Turabian

Martínez-Arconada, Luis Fernando, y Adriana Patricia Gallego-Torres. «Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias». Revista Científica 18, no. 1 (abril 24, 2014): 5–10. Accedido marzo 28, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/revcie/article/view/5557.

Vancouver

1.
Martínez-Arconada LF, Gallego-Torres AP. Del Studium Generale del siglo XII-XIII a la movilidad estudiantil del siglo XX-XXI: cuando el saber rompe las distancias. Rev. Cient. [Internet]. 24 de abril de 2014 [citado 28 de marzo de 2024];18(1):5-10. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/revcie/article/view/5557

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EDITORIAL

DEL STUDIUM GENERALE DEL SIGLO XII-XIII A LA MOVILIDAD ESTUDIANTIL DEL SIGLO XXXXI: Cuando el saber rompe las distancias

Nos encontramos en una época de madurez en cuanto a la movilidad de estudiantes y profesores por el mundo, el intercambio de saberes se ha dado en todas las formas posibles y, más aún, hoy en día con las nuevas generaciones de las tecnologías de la información y la comunicación. Las asociaciones en torno a una temática se cuentan por centenas y los desplazamientos, para permanecer un período más o menos largo en un lugar, por millones. Deberíamos estar orgullosos de lo alcanzado hasta ahora por la importancia y el alcance de nuestros proyectos, dado que esta es una iniciativa que tiene casi nueve siglos. Así funcionaron los studium generale, verdaderos centros de difusión del saber en la plena Edad Media donde su objetivo primordial era la difusión y el intercambio del conocimiento.

Recordemos que es en el siglo XII cuando se empieza a estructurar y crear el verdadero pilar del modelo actual de universidad. Antes de adentrarnos en su organización, haremos un alto en el origen de la palabra. Su origen latino significaba corporación, razón por la cual vino a utilizarse para designar un gremio, de tal forma que se convirtió en el distintivo que la diferenciaría de las demás formaciones: su organización como corporación a la manera de gremio en lo que se dio en llamar: “Studium Generale”, que es donde se cursaban los estudios superiores: el trívium y el cuadrivium.

El florecimiento de este tipo de escuelas sigue un lento pero seguro proceso. Hay testimonios en los que se nos informa del tiempo pasado en la formación. Se sabe, por el beato Jordán, que el fundador de la orden de los predicadores, Santo Domingo de Guzmán consagró diez años de su vida (desde los catorce hasta los veinticuatro) a su formación científica, conocida con el nombre de “artes liberales” las cuales una vez adquiridas se completaban con el aprendizaje de la teología. A este tipo de centros se acudía para capacitarse para el desempeño de altos cargos, lo cual podía ser observado por la función ocupada por quien pasó por allí, o por las declaraciones sobre conocimientos de palabras complejas, sabiendo el significado de ellas.

Podemos afirmar, por testimonios que fechan el nacimiento de estos centros, que hubo una gran preocupación de difundir el saber o ir en su búsqueda a partir del último tercio del siglo XII (hacia 1177-1185) y hasta bien entrada la segunda mitad del siglo XIII. Llegando su apogeo y difusión científica con el trío: Maimonides-Alfonso X-Averroes.

En el caso de España, los cronistas de Alfonso VIII coinciden en decir que “llamó a muchos maestros y los congregó en Palencia para que allí enseñaran sus conocimientos. Hasta entonces la transmisión del saber se hacía a través de un maestro versus sus discípulos, siendo difícil que un alumno pudiera absorber y cotejar un conocimiento desde la opinión de varios especialistas. Se puede decir pues que de una colaboración entre iglesia y monarquía, tanto por el interés común como por el apoyo económico dedicado (tercias eclesiásticas y rentas reales), surge no solo el sistema de enseñanza superior, sino también el espíritu y tendencia actual de desplazarse en busca de ampliar y perfeccionar sus conocimientos. En su momento, este espíritu fue debido a la exaltación del sentimiento patrio de los hispanos molestos por la creciente invasión de extranjeros en las profesiones liberales, en la alta administración y en el clero.

Se dio la circunstancia de que en 1177, en el cerco de Cuenca, el que fuera creador de la Orden de Santiago, don Pedro Fernández, propuso, junto a otros magnates y prelados, la creación de una escuela en Uclés en la que los hijos de los caballeros estudiasen las artes liberales y en 1185, aprovechando la pascua, el rey apoyaba el estudio general de Palencia donde en esa época no se dudaba en resaltar tal estudio como uno de los más florecientes no solo por el número de facultades, sino por la calidad de profesores y concurrencia de alumnos: (Adefonsus) convocavit ut sapientiae disciplina a regno suo nunquam abaset et magistros ómnium facultatum Palentiae congregavit, quivus et magna stipendia est largitus, ut omni studium cupenti, quasi manna aliquando in os influeret sapienta cujuslibet facultatis. Tales hechos están reflejados en el Chronicon mundi del Tudense de 1236 y el Rerum in Hispania gestarum de Rodrigo Jiménez de Rada de 1243, dos de las obras referentes que narran la historia de la época.

Habiendo dicho anteriormente que se trataba de un consorcio Estado-Iglesia, al rey Alfonso VIII viene a asociarse un obispo llamado Arderico, o viceversa, ya que este nombre está vinculado a toda empresa culturalde la época.

¿Pero, qué se enseñaba en aquella época? Hemos hablado de dos tipos de enseñanza: artes liberales y teología. La primera, las artes liberales, era un conjunto de disciplinas que a lo largo de los siglos se fueron formando en torno a dos áreas: el trivium y el cuadrivium, una y otra conformadas por contenidos en torno a las letras y las ciencias griegas. Las tres vías consistían en la gramática, la retórica y la lógica o dialéctica: hablar-escribir, explicar-disertar, argumentar-debatir. Las cuatro vías se basaban en la aritmética, la geografía, la astronomía y la música.

Es cierto que estas enseñanzas ya estaban consolidadas en épocas romanas y para este imperio eran la base y fundamento de su enseñanza, pero en este periodo había una diferencia esencial ya que no se estudiaban las artes por las artes, sino que eran la base para las grandes profesiones, o, más bien, desde nuestro punto de vista, la base de una formación, que permitía a quien la seguía (una especie de “ingeniero” ”genio” o ”Ingenioso”), ejercer cualquiera de esas grandes profesiones. Si para estos tres términos aceptamos su origen etimológico:

El titulo llamado “bachiller” ya existía en esa época cuyo origen proviene de bacillarius, por el bastón que llevaban aunque muy pronto se le dio en llamar bachalaurei, mencionando la corona (laurea) que se imponía a quienes resolvían los ejercicios, de perlas según unos, de bayas según otros (bacca-ae) encontrando en los diccionarios indistintamente baccatus-a-um (adornado de perlas) y bacialis-e lo que lleva bayas; pudiendo también interpretar el origen bacca del ramo de oliva cuyo árbol se dedica a Minerva. Este detalle, ya sean bayas ya perlas, ya olivo, nos hace pensar en una evaluación continua.

Dentro de los maestros cabe destacar la figura del ya mencionado maestrescuela (o canciller o cancelario), quien era el verdadero jefe de estudios del centro encargándose de contratar a los profesores, controlar los libros y trabajos de estos y sirviendo de enlace con los estudiantes, otorgando también los grados o examinando a los aspirantes a profesor. Por otra parte, hay un mayoral o rector quien se encarga del poder ejecutivo del centro y del control del estado y originalidad de los libros bajo custodia del estacionario.

Este, especie de librero o bibliotecario, era el encargado del préstamo o venta de los libros bajo custodia del rector quien le indica la comisión que debe llevarse. Por otra parte, está el bedel quien cuida de anunciar la salida de nuevos libros, el lugar de los exámenes, o los días de fiesta.

Sobre el modo de enseñar, existen indicaciones que nos hacen ver que la enseñanza se transmite a través de la lectura y que se les aconseja a los profesores el ser leales a ella y no dejar sin acabar un libro ya empezado. Se puede hacer hincapié en la lectura, que no el dictado de lo leído. Podemos pues pensar que se trata de una lectura comentada, especie de filosofía de la materia: leer, comparar, comentar y cotejar los problemas con otras lecturas u otros temas. La ciencia no se enseña directamente y en sí misma, sino mediante la explicación de los libros de autores reconocidos y que gozaban de autoridad. No se daba una materia, se leía, y no se seguía una materia se oía.

Este número que aquí presentamos es otro indicio del intercambio de conocimientos y saberes producto de la iniciativa del studium generale del sigloXII-XIII y esperamos que los lectores especializados encuentren en él un referente académico y un espacio de discusión e intercambio de ideas.

Luis Fernando Martínez Arconada

ENIT France

Editorial Committe

Dra. Adriana Patricia Gallego Torres

Editora

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