Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio

Autores/as

  • Juan Carlos Bermúdez

Palabras clave:

cuerpo, mente, cultura, naturaleza (es).

Referencias

Duque, F. (1986). Filosofía de la técnica de la naturaleza. Madrid: Técnos.

Ingold, T. (2000). The Perception of the Environment. Londres: Routledge.

Kac, E. (2013). Natural History of the Enigma. KAC. En línea (31-8-2013): www.ekac.org/nat.hist.enig.html

Morin, E. (1994). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.

Onions, C. T. (1966). The Oxford Dictionary of English Etymology. Nueva York: OxfordmUniversity.

Saint-Exupéry, A. (1999). Le Petit Prince. París: Gallimard.

Sloterdijk, P. (2003). Esferas III. Madrid: Siruela.

Tamayo, L. (2010). La locura ecocida. Ecosofía psicoanalítica. México: Fontamara.

Cómo citar

APA

Bermúdez, J. C. (2014). Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio. Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, 1(1), 70–78. https://doi.org/10.14483/cp.v1i1.8416

ACM

[1]
Bermúdez, J.C. 2014. Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio. Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos. 1, 1 (ene. 2014), 70–78. DOI:https://doi.org/10.14483/cp.v1i1.8416.

ACS

(1)
Bermúdez, J. C. Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio. corpo graf. 2014, 1, 70-78.

ABNT

BERMÚDEZ, Juan Carlos. Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio. Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, [S. l.], v. 1, n. 1, p. 70–78, 2014. DOI: 10.14483/cp.v1i1.8416. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/CORPO/article/view/8416. Acesso em: 23 dic. 2024.

Chicago

Bermúdez, Juan Carlos. 2014. «Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio». Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos 1 (1):70-78. https://doi.org/10.14483/cp.v1i1.8416.

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Bermúdez, J. C. (2014) «Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio», Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, 1(1), pp. 70–78. doi: 10.14483/cp.v1i1.8416.

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J. C. Bermúdez, «Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio», corpo graf., vol. 1, n.º 1, pp. 70–78, ene. 2014.

MLA

Bermúdez, Juan Carlos. «Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio». Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, vol. 1, n.º 1, enero de 2014, pp. 70-78, doi:10.14483/cp.v1i1.8416.

Turabian

Bermúdez, Juan Carlos. «Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio». Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos 1, no. 1 (enero 1, 2014): 70–78. Accedido diciembre 23, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/CORPO/article/view/8416.

Vancouver

1.
Bermúdez JC. Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio. corpo graf. [Internet]. 1 de enero de 2014 [citado 23 de diciembre de 2024];1(1):70-8. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/CORPO/article/view/8416

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Aprender a pertenecerle al mundo: La importancia de modificar los hábitos que nos relacionan con el territorio


 

Juan Carlos Bermúdez


Resumen: El presente trabajo expone la importancia de aproximarse a un pensamiento relacional que vincule las concepciones de cuerpo, mente, cultura y naturaleza, ya que es la manera como se puede asumir la necesidad de cambiar los hábitos que destruyen lo que nos rodea. Se establece que habitar está sujeto a la interacción que concilia la idea del exterior y el interior delimitados por la unidad cuerpo/ mente. Se considera necesario comenzar cambiando la manera como se estructura la producción y utilización

Ilustarciones de Gustavo Mantilla. de los saberes, es decir, cambiar la manera de pensar el pensamiento y el conocimiento. Así se pueden establecer vínculos que promuevan relaciones de una manera responsable y fraternal con la naturaleza, en un sentido de mutua pertenencia.


Palabras clave: Cuerpo, mente, cultura, naturaleza.

 

Abstract This work exposes the importance to approach a relational thinking which links body, mind, culture and nature’s concepts, for the need to change the habits that destroy our surroundings can be comprehended in that way. It is established that to dwell is subjected to the interaction reconciling the idea of exterior and interior, delimited by the body/mind unit. It is necessary star by changing the way as the production and use of the knowledge is structured, this is, to change the way of thinking the thought and the knowledge. This lets to establish links promoting relations in a more responsible and fraternal way with the nature, in a sense of mutual belonging.


Key Words: Body, mind, culture, nature.

 

El panorama del territorio se torna desolador y, aun así, siendo mamíferos definidos como naturale-za queconstruyenaturaleza y que, en una habitual búsqueda del lujo, caracterizado como construcción de sistemas de inmunidad (Sloterdijk, 2003), nos olvidamos de que la vida misma es manifestación de abundancia.

 

Vivimos bajo una sombra que se extiende desde la bomba de Hiroshima y la creación de un arsenal nuclear para una “guerra fría”, aunque esta haya “terminado”, a la sombra de la aplicación química y biológica para devastar ejércitos y poblaciones, incluida la vegetal. La producción industrial vinculada a una desbordante sociedad de consu- mo también evidencia cómo esta actividad humana destruye el entorno y cómo, al crecer, la destrucción se torna más evidente, pues aumenta la escala de área contaminada o erosionada. En los últimos años, dicha dinámica se ha exten- dido a la producción y comercialización de especies genéticamente modificadas, lo que atenta contra la biodiversidad. Es peligrosa la relación negligente entre poder, empresa de capital y conocimiento científico. Monsanto y otras productoras bioquímicas se encuentran vinculadas al desarrollo y producción de herbicidas con secuelas erosivas y cancerígenas, como son el Agente Naranja utilizado en Vietnam o el glifosato utilizado masivamente en las selvas de Colombia, Perú y Brasil dentro de campañas de control de cultivos ilícitos, además de utilizar una versión modifica- da para el control de malezas en sembrados transgénicos de soya y maíz. Son significativos accidentes catastróficos como el de Seveso, en 1976, donde una nube química esparció tetraclorodibenzo-p-dioxina (TCDD), sustancia alta- mente letal, en la periferia de una población italiana, o el de Bophal, en 1984, donde fallecieron miles de personas tras la fuga química producida en una fábrica de insecticidas. La negligencia se refleja también en los acontecimientos de las plantas nucleares en Chernóbil, 1986, y el más reciente de Fukushima, 2011.

 

El cuadro de la crisis ambiental actual se configura en nueve aspectos interrelacionados: calentamiento global, degradación de suelos, sobrepoblación, enfermedades emergentes, descenso de la capacidad de regeneración de los ecosistemas, envenenamiento de la tierra, crisis energética, más la crisis financiera y alimentaria (Tamayo, 2010: 15- 34). Estos aspectos son los síntomas de la manera en que se construyeron los hábitos y el modo de percibir y estable- cer relaciones con el hábitat. Es por esto que surge la necesidad de reaprender a habitar el mundo:


Es menester romper con una importante serie de paradigmas, comprometerse verdaderamente en la comprensión de sí mismo, morir y transfigurarse como lo indica Cioran, si se pretende contar con un futuro. // Y dicha ruptura no puede sino repercutir en ámbitos muy diversos: la manera de pensar, investigar y escribir la historia, la concepción de nosotros mismos y del mundo, la manera de transmitir conocimientos, la forma del sistema de creencias, la forma de impartir justicia, la manera de alimentarnos y demás patrones de consumo, la forma de generar energía y tratar los recursos naturales, la manera de habitar e incluso la forma como establecemos co- munidades (p. 59).

 

La transfiguración implica cambiar se abordan las relaciones entre el hombre y su territorio. Existe un lugar fuera de las actividades del hombre, un es el enfoque como espacio exterior a él, y de esta diferenciación aparecen los conceptos de cultura y naturaleza. Estos conceptos pueden excluirse y colocarse en polos opuestos, lo que lleva a que se desarrolle una relación asimétrica, donde uno de los términos tiende a primar sobre el otro. Si la naturaleza se opone al mundo del hombre, este se encontrará a merced de fuerzas que lo someten y la enfermedad o la inclemencia meteorológica harán del entorno un lugar inhóspito, y de la vida, una situación desafortunada. Si, al contrario, el hombre, gracias a su ingenio, crea un espacio artificial donde controla las fuerzas externas en su beneficio, y somete la naturaleza, demuestra el poder de su voluntad, que, a su vez, lo libera del azar e infortunio. Al plantear las cosas así, es fácil entender que la balanza se incline a favor de la segunda opción, apareciendo como positivos, benéficos, el poder de la razón, el orden y la regulación.

 

El relato se puede armar de otra manera y crear una historia donde el hombre y la tierra se encuentren estre- chamente relacionados. Un ejemplo es el expuesto por Félix Duque en su planteamiento de una naturaleza tecnona- tural indisociable de la realidad del hombre. Asume una tarea deconstructiva del par conceptual naturaleza/cultura recurriendo a una argumentación donde ambos se producen mutuamente a través de la técnica. Duque opta por una revisión histórica de la aventura del hombre, evitando caer en la interpretación que avala el “progreso” –es decir, ne- gando el poder que comporta someter totalmente la naturaleza–, a la vez que evita caer en la interpretación opuesta, lo que significaría promover un regreso a lo natural. En su lugar, entreteje los procesos que agencian saberes, que son utilizados para que puedan desenvolverse las fuerzas productivas y las relaciones sociales de producción, que a su vez consolidan los procesos de hominización, todo en el supuesto de que la naturaleza puede entenderse como “la sedi- mentación de invenciones sociotécnicas que se aceptan como recursos dados inmediatamente para una comunidad, olvidando su origen” (Duque, 1986: 25).

 

Trataré de alejarme de los ejemplos propuestos por Duque para comprender lo que implica este cambio, al contar la historia de las relaciones codependientes del hombre con la naturaleza mediadas por la técnica. Para ello recurro al trabajo de Eduardo Kac, artista contemporáneo estadounidense de origen brasileño, quien es más ubicable por una conejita llamada Alba, que en circunstancias particulares despide un resplandor verdoso, ya que fue modifi- cada al insertarle el gen que produce una proteína fluorescente, originalmente hallada en medusas.

 

Natural History of the Enigma es un proyecto desarrollado por Kac entre los años 2003 y 2008, expuesto por pri- mera vez en 2009, en el Weisman Art Museum, vinculado con la universidad de Minnesota. El trabajo central de dicho proyecto es una nueva forma de vida híbrida entre planta y animal, llamada Edunia, ya que utiliza material genético de las petunias y de Eduardo: “La edunia expresa mi ADN exclusivamente en sus venas rojas” manifiesta el artista (Kac).

 

Las nervaduras de las flores resaltan en un tono rojo, aunque es la información que la configura genéticamente y el conocimiento de dicha información lo que nos revela las diferencias con flores de una petunia corriente. La técnica que permite la modificación de la información genética es capaz de modificar la naturaleza, al punto de propiciar la aparición de “plantimales”. Poco a poco se va sedimentando la invención sociotécnica de los productos transgénicos, apareciendo como recursos de los que vamos olvidando su origen. No me extiendo en el debate sobre los peligros que aparecen para la biodiversidad al propiciar la aparición de especies, ni en cómo esto puede atentar seriamente contra la autonomía alimentaria, y tampoco en las consideraciones éticas. Quiero hacer énfasis en cómo pueden cambiar las relaciones que se establecen con el entorno, al revisarlo como fuente de información que, al ser utilizada y modificada, transforma la naturaleza y al hombre, relacionándolo indisociablemente con ella, no como si fuéramos X Men, pero sí en el límite de cambios donde la genética puede ser hackeada. Los recursos naturales se transforman en información codificada en secuencias de ADN, lo que marca una dife- rencia con respecto a otros estados tecnonaturales donde la imagen del entorno aparecía como aquel lugar de fertilidad para recolectar y cazar o como aquel lugar que funciona como una máquina y que a su vez provee recursos de energía.

 

Destacar la repercusión que tienen en la naturaleza nuestros saberes, al ser utili- zados, da la impresión de reforzar la oposición entre mente y cuerpo. Al enfrentar esta desigualdad lo que pretendo plantear es que, para poder cambiar los hábitos que destru- yen lo que nos rodea, es necesario comenzar cambiando la manera como se estructura la producción y utilización de los saberes; es decir, cambiar la manera de pensar el pensa- miento y el conocimiento. Esto incluye modificar el hábito de pensar el cuerpo como una naturaleza cuya utilidad es sostener la cabeza y buscar una “concepción del ser humano no como una entidad compuesta formada por partes separables pero complementarias, como el cuerpo, la mente y la cultura, sino más bien como un lugar singular de crecimien- to creativo dentro de un campo en continuo desarrollo” (Ingold, 2000: 4-5).

La idea de habitar tiene múltiples bifurcaciones que se desprenden del sentido que implica pertenencia, lo que es de mi haber, de mi propiedad. Pienso que la idea de pertenencia es bidireccional, por lo que es una idea móvil, bipolar: pertenecemos a lo que poseemos, al espacio propio que nos habita, al ser resultado los hábitos de esta doble pertenencia, como bien lo narra Antoine de Saint-Exupéry cuando el zorro le explica al Principito que domesticar es crear vínculos (1999: 71-72). Aunque en este caso la referencia al hogar que conlleva doméstico da una connotación más estable al hecho de habitar: el vín- culo es el espacio donde se vive, la habitación.

 

En inglés es algo diferente, ya que en dwelling no solo está presente la idea de “los que se quedan, los que se asientan”, sino que dwell, en su sentido de ‘inducir a error o engaño’, connota una visión nómada: todo ha de estar en movimiento y nada nos pertenece. El que se detiene es proclive a engañarse (Onions, 1966). El esquema estático que polariza al cuerpo, como algo biofísico, y a la mente, vinculada a la dimensión sociocultural, se disuelve al aceptar que se entretejen en una red de mutuo reconocimiento donde se piensan las relaciones que los integran. Al decir de Tim Ingold, “si las personas son organismos, entonces los principios del pensamiento relacional, lejos de estar restringidos al dominio de la sociabilidad humana, deben ser aplicables en toda la continuidad de la vida orgánica” (2000: 4).

Una concepción del pensamiento relacional se viene desarrollando y podemos es- perar que Morin, Serres, Bateson, Varela, Maturana, Sousa Santos o Dussel ya no sean ex- cepciones. Las relaciones con las flores cambian al establecer una relación fraternal con ellas, cuando el vínculo de parentesco es verificable tras una prueba de ADN. Reaprender a habitar significa modificar los hábitos de pensamiento que nos separan y disocian del me- dio ambiente; de esta manera nuestro cuerpo tendrá la posibilidad de poseer y ser poseído.


Referencias

 

Duque, F. (1986). Filosofía de la técnica de la naturaleza. Madrid: Técnos. Ingold, T. (2000). The Perception of the Environment. Londres: Routledge. Kac, E. (2013). Natural History of the Enigma. KAC. En línea (31-8-2013): www.ekac.org/nat.hist.enig.html

 

Morin, E. (1994). Introducción al pensamiento complejo. Barcelona: Gedisa.

 

Onions, C. T. (1966). The Oxford Dictionary of English Etymology. Nueva York: Oxford University.

 

Saint-Exupéry, A. (1999). Le Petit Prince. París: Gallimard. Sloterdijk, P. (2003). Esferas III. Madrid: Siruela.

 

Tamayo, L. (2010). La locura ecocida. Ecosofía psicoanalítica. México: Fontamara.

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