DOI:

https://doi.org/10.14483/25909398.15504

Publicado:

2020-01-02 — Actualizado el 2021-05-27

Versiones

Número:

Vol. 7 Núm. 7 (2020): Enero-Diciembre 2020

Sección:

Sección Central

La construcción espacial del sujeto indómito

The Spatial construction from the indomitable subject

A construção do espaço do sujeito indomável

Autores/as

  • Luis Alonso Rojas Herra UNED, San José, Costa Rica

Palabras clave:

territórios, indomável, dissidentes, corpos, cartography (pt).

Palabras clave:

territorios, indómitos, disidentes, cartografía (es).

Palabras clave:

territories, indomitable, dissidents, cartography, bodies (en).

Biografía del autor/a

Luis Alonso Rojas Herra, UNED, San José, Costa Rica

Labora como profesional independiente en consultoría de diseño arquitectónico e investigación del paisaje social en LARH donde ha publicado varios artículos sobre teoría queer y urbanismo, Investigador del Centro de Investigación Cultura y Desarrollo (CICDE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) Costa Rica, Licenciado en Arquitectura de Universidad Veritas, cursa actualmente el posgrado en Paisajismo y Diseño de Sitio de la Universidad de Costa Rica (UCR).

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Cómo citar

APA

Rojas Herra, L. A. . (2021). La construcción espacial del sujeto indómito. Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, 7(7), 31–54. https://doi.org/10.14483/25909398.15504 (Original work published 2 de enero de 2020)

ACM

[1]
Rojas Herra, L.A. 2021. La construcción espacial del sujeto indómito. Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos. 7, 7 (may 2021), 31–54. DOI:https://doi.org/10.14483/25909398.15504.

ACS

(1)
Rojas Herra, L. A. . La construcción espacial del sujeto indómito. corpo graf. 2021, 7, 31-54.

ABNT

ROJAS HERRA, Luis Alonso. La construcción espacial del sujeto indómito. Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, [S. l.], v. 7, n. 7, p. 31–54, 2021. DOI: 10.14483/25909398.15504. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/CORPO/article/view/15504. Acesso em: 5 nov. 2024.

Chicago

Rojas Herra, Luis Alonso. (2020) 2021. «La construcción espacial del sujeto indómito». Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos 7 (7):31-54. https://doi.org/10.14483/25909398.15504.

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Rojas Herra, L. A. . (2021) «La construcción espacial del sujeto indómito», Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, 7(7), pp. 31–54. doi: 10.14483/25909398.15504.

IEEE

[1]
L. A. . Rojas Herra, «La construcción espacial del sujeto indómito», corpo graf., vol. 7, n.º 7, pp. 31–54, may 2021.

MLA

Rojas Herra, Luis Alonso. «La construcción espacial del sujeto indómito». 2020. Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos, vol. 7, n.º 7, mayo de 2021, pp. 31-54, doi:10.14483/25909398.15504.

Turabian

Rojas Herra, Luis Alonso. «La construcción espacial del sujeto indómito». Corpo Grafías Estudios críticos de y desde los cuerpos 7, no. 7 (mayo 27, 2021): 31–54. Accedido noviembre 5, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/CORPO/article/view/15504.

Vancouver

1.
Rojas Herra LA. La construcción espacial del sujeto indómito. corpo graf. [Internet]. 27 de mayo de 2021 [citado 5 de noviembre de 2024];7(7):31-54. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/CORPO/article/view/15504

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La construcción espacial del sujeto indómito 1

La construcción espacial del sujeto indómito 1

The spatial construction of the indomitable subject

A construção espacial do sujeito indomável

La construction spatiale du sujet indomptable

Luis Alonso Rojas Herra 2 2
UNED, San José, Costa Rica

Corpo grafias: Estudios críticos de y desde los cuerpos

Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Colombia

Recepción: 26 Abril 2018

Aprobación: 01 Mayo 2019



Resumen: Reconocer desde la disciplina de la arquitectura y el urbanismo que existe una diversidad de cuerpos invisibles con utilidades muy distintas entre ellos, lo cual genera una diversidad de formas de significación o apropiación del espacio público urbano, todas estas formas de significación son igual de complejas y estructuradas que las formales. En términos académicos, analizar y valorar estos procesos de producción, reproducción y construcción espacial de estos grupos y sujetos invisibles facilitan el entendimiento de la cuidad y permiten visibilizar como estas formas de construcción espacial están vinculadas a la configuración de las ciudades y territorios. Y evidenciar como de diversas maneras se niega la existencia de estos cuerpos constantemente quedando excluidos de las políticas públicas urbanas y negando su derecho a la ciudad. Esta propuesta surge del interés de construir una metodología académica que permita incluir la opinión de estos cuerpos disidentes sobre la ciudad que habitan.

Palabras clave: Cuerpos, territorios, indómitos, disidentes, cartografía.

Abstract: Recognize from the discipline of architecture and urbanism that there is a diversity of invisible bodies with very different utilities among them, which generates a diversity of forms of meaning or appropriation of urban public space, all these forms of meaning are as complex and structured as the formal ones. In academic terms, to analyze and evaluate these processes of production, reproduction and spatial construction of these groups and invisible subjects, which facilitate the understanding of the city and make it possible to visualize how these forms of spatial construction are linked to the configuration of cities and territories. And to demonstrate how in various ways the existence of these bodies is constantly segregated as being excluded from urban public policies and denied their right to the city. This proposal arises from the interest of building an academic methodology that allows to include the opinion of these dissident bo- dies about the city they inhabit.

Keywords: Bodies, territories, indomitable, dissidents, cartography.

Resumo: Reconhecer a partir da disciplina de arquitetura e urbanismo que há uma diversidade de corpos invisíveis com muito diferentes utilidades entre eles, o que cria uma variedade de formas de significação ou apropriação do espaço público urbano, todas essas formas de significado são igualmente complexas e estruturadas do que as formais. Em termos acadêmicos, analisar e avaliar esses processos de produção, reprodução e construção espacial desses grupos e sujeitos invisíveis facilita a compreensão da cidade e permite visualizar como essas formas de construção espacial estão vinculadas à configuração de cidades e territórios. E mostrar como, de várias formas, a existência desses corpos é constan- temente negada, sendo excluída das políticas públicas urbanas e negando seu direito à cidade. Esta proposta surge do interesse de construir uma metodologia acadê- mica que permita incluir a opinião desses corpos dissidentes sobre a cidade onde eles habitam.

Palavras-chave: Corpos, territórios, indomável, dissidentes, cartografia.

Posicionamiento cuir

La producción de pensamiento académico a invisibilizando al sujeto disidente por medio de muchos mecanismos y recursos, como la expresión lingüística, al pensar la expresión de género disidente de manera binaria o dicotómica, pero también imponiendo y utilizando un marco epistemológico que no es propio de la disidencia y que perpetúa la dominación sobre el cuerpo y los afectos de los sujetos disidentes. Si la disidencia no tiene memoria es porque para la academia nunca hemos existido. (Sánchez; Olive; Martín; Macaya, 2017)

En términos de la apropiación de la injuria y con el fin de resignificar este texto propone un primer esfuerzo de una transtorti-epistemología playisima propia de la disidencitica. (Sánchez; Olivé; Martín; Macaya, 2017). Este texto se posiciona desde una ética homosexual playisima militante, al igual que muchas otras decenas de autores de la región latinoamericana lo han hecho (Falconí, 2018).

Con el fin de dar vos a todos esos cuerpos que para un sistema hegemónico de dominación y organización heterosexista y socioeconómico neoliberal (Haraway, 2018) nunca han existido y que deben desaparecer.

Este posicionamiento es urgente en la región latinoamericana; tradicionalmente, se ha pensado al sujeto disidente desde el norte (EE.UU) y desde occidente (Europa) desde una perspectiva colonizadora, dominante y homogeneizadora (Falconí, 2018). Como si a todas las disidencias las hubiera abordado la misma persona y en el mismo lugar.

Desde este lugar, el texto propone la producción de un conocimiento situado, pensado y sentido desde la disidencia, (Gody; San Martín, 2018). Es un primer intento, un conato desde la disciplina de la arquitectura por revindicar las diversas formas que se han pensado estos cuerpos disidentes desde la hegemonía. Un conocimiento que se ha construido por sujetos heterosexuales dominantes y patriarcales (Falconí, 2018) utilizando sus metodologías y técnicas investigativas hegemónicas y coloniales, creyendo que se pueden aplicar de la misma manera para los sujetos disidentes.

Esta propuesta de investigación no pretende ser complaciente con la academia, al contrario, es un manifiesto contestario de sus prácticas de producción de conocimiento hegemónicas y ejercicios de jerarquía que perpetuán una estructura de poder (Cervetto; López, 2017) que por décadas ha silenciado, anulado y invisibilizando a las personas que se consideran disidentes por su identidad de género u orientación sexual no normativa.

La academia ha logrado utilizar por décadas y con éxito herramientas y técnicas de producción de conocimiento que legitiman, regulan, normalizan y controlan los afectos y los cuerpos de las personas disidentes desde una óptica heteronormativa y patriarcal perpetuando su estructura de poder. De esta manera imposibilitando y obstaculizando unos de los grandes objetivos de la disidencia consciente y política: la caída del patriarcado. (Gody; San Martín, 2018).

Por mucho tiempo la academia desde su hegemonía volteó su mirada reguladora, compasiva y al mejor estilo de algunas instituciones públicas, una mirada asistencialista a los cuerpos disidentes reproduciendo un discurso de lástima, sin proponer o generar soluciones estructurales. La academia por lo general observa con desprecio la disidencia desde arriba, desde su lugar de confort.

Por lo que esta propuesta pretende revindicar las prácticas pedagógicas e investigativas hegemónicas y coloniales que durante mucho tiempo han imperado en la academia (Cervetto; López, 2017). Algunas de estas apreciaciones sobre el ejercicio pedagógico y metodológico hegemónico nacen de la experiencia personal en el ejercicio de la docencia en arquitectura, desde una academia patriarcal en Costa Rica.

Y por último, pero no menos importante, esta propuesta no pretende dar solución al violento individualismo que prevalece en una sociedad que promueve y favorece políticas de corte neoliberal (Valencia, 2010). Pero si resignificar en un espacio de poder y jerarquías como el académico con el fin de facilitar el ejercicio dela escucha vinculado a la empatía; valores que actualmente pareciera que están en peligro de extinción. El cuerpo y los afectos son territorio en constante resistencia para estos sujetos disidentes, y sus formas emergentes de producción de espacio no hegemónicas le recuerdan constante- mente al patriarcado que, aunque los quiera como una sociedad dividida, no le será una tarea fácil.

Celebrar y revindicar las prácticas, estrategias y formas de socialización que estos sujetos disidentes de manera individual u organizados vienen desarrollado, permite visibilizar nuevas formas de vincularnos afectivamente, nuevas posibilidades de cooperación y emprendimiento promoviendo valores no asociados al capitalismo. Al contrario, estas formas de producción de espacio no hegemónicas promueven y construyen valores propios pensados y sentidos colectivamente por cada uno de los sujetos que conforman la disidencia.

Introducción

Es poco frecuente escuchar en la academia sobre la utilización de prácticas, hábitos y metodologías basados en una pedagogía afectiva (Cervetto; López, 2017). En la disciplina de la arquitectura se genera una ausencia de metodologías de investigación alternativas que permitan abordar el territorio y los objetos de diseño de manera distinta a las formas tradicionales. Donde los estudiantes y los docentes puedan acceder a trabajar o abordar temas no hegemónicos utilizando propuestas con un conocimiento situado para la arquitectura y el urbanismo.

Con el fin de ampliar estas apreciaciones se va a desarrollar brevemente, algunos conceptos que están vinculados a las metodologías tradicionales que se utilizan para abordar temáticas hegemónicas en la academia de arquitectura.

Por lo general cuando se conciben o diseñan espacios en la arquitectura y el urbanismo, se plantea inicialmente un programa arquitectónico, donde se piensa en la persona que va habitar ese proyecto como un usuario, el cual se incluye dentro del mismo programa arquitectónico de manera muy técnica.

El programa arquitectónico, se puede definir como un conjunto de categorías espaciales, definidas por la persona que proyecta, después de haber realizado un análisis de necesidades espaciales; este conjunto de espacios es el que constituye un proyecto arquitectónico o urbanístico.

Durante el análisis de esas categorías espaciales la persona que proyecta puede definir las jerarquías y relaciones funcionales entre los espacios además de la orientación y la ubicación de los mismos. Según estas categorías de usos, la persona que proyecta también tiene la capacidad de definir el funcionamiento de cada uno de ellos, a partir de estas funciones que se le dotan a cada uno de los espacios, se crean zonas homogéneas por afinidad de función. De esta manera cada proyecto arquitectónico o urbanístico puede tener zonas de usos privadas, zonas de uso públicas, zonas de uso verdes, entre otras.

El programa arquitectónico está pensado desde las formas legitimadas que un grupo hegemónico de personas debe apropiarse; del espacio y los usos correctos que esas personas deben tener en el mismo. El uso y el valor del espacio público está atravesado por una lógica heteronormativa (Rojas, 2018); esto quiere decir que solo se consideran usos y valores adecuados aquellos que pro- muevan valores positivos para una sociedad normada excluyendo cualquier otro uso o valor disidente.

A esto debemos agregar los estereotipos y prejuicios, muchos vinculados a los roles e identidades de género socialmente asignados, que el proyectista reproduce en esta fase de conceptualización del proyecto arquitectónico o urbanístico. No son espacios que han sido pensados para los intereses y necesidades reales de las personas que van habitar el proyecto arquitectónico o urbanístico (Méndez, 2016, p. 72).

Por ejemplo, cuando se diseñan espacios públicos recreativos, la persona que proyecta, categoriza los espacios según el uso que pueden hacer las personas que lo van habitar, pero estos usos están diferenciados por el rol de género asignado socialmente por el sistema heterosexista predominante, esto quiere decir, que las actividades asociadas al cuido van estar pensadas para mujeres, lo mismo no pasaría para las actividades de ocio porque se piensa que la persona que lo va realizar con mayor frecuencia va ser un hombre.

A esto le debemos sumar, que no existe en el proceso un periodo de participación de parte de la persona que proyecta para consultarle a las personas que van a habitar ese proyecto si realmente un espacio público recreativo es lo que necesitan en su comunidad. Se asume que cada propuesta hecha por la persona que proyecta es la ideal, a pesar de que no precisamente conoce el contexto y la comunidad para la que va diseñar lo que genera una propuesta no situada. Como se abordará más adelante en el marco teórico, desde la geografía cultural y bajo la perspectiva de corporeidad los sujetos sociales se apropian del espacio por medio de la capacidad que tienen los cuerpos de generar vínculos emocionales y sentimentales con los espacios que habita, por lo tanto, un sujeto social significa sobre el espacio y de esta manera podemos decir que se apropia.

La mayor parte del tiempo, el sujeto social logra formas de apropiación del espacio muy distantes a las que el proyectista le asignó a ese espacio previo a su materialización en el programa arquitectónico. Estas asignaciones que genera el proyectista se consideran, desde la hegemonía, los usos y valores correctos que deben tener las personas en el espacio. Cuando esos usos asignados al espacio no corresponden a los usos que se generan en lo cotidiano por los sujetos sociales se genera un fenómeno al que se le llama desplazamiento del programa arquitectónico. (Rojas, 2016, p. 334)

Por otro lado, nos encontramos en un momento en que la academia de arquitectura en los estudios sobre teoría y urbanismo, voltean su interés sobre la importancia de la comprensión del componente informal del espacio público urbano para entender y reproducir el mismo como elemento creador de equidad, diversidad, identidad y reconocimiento político de la población en general (Gehl, 2017, p. 32).

La mayoría de los espacios públicos urbanos diseñados para las personas, están pensados considerando aspectos de convergencia social del sujeto social dominante o hegemónico (Gehl, 2017, p. 24). Dejando de lado al sujeto disidente de la hegemonía y sus formas de interactuar porque además estas son consideradas informales. Por ejemplo, cuando se diseña en espacio público hegemónico se privilegia a los cuerpos heterosexuales en términos de uso y valor de los que dotan al espacio, el cual, está pensado para sugerir ciertas dinámicas o intercambios que entre heterosexuales están normalizados, pero nunca se diseña pensando en otros cuerpos con orientación sexual diferente.

Es importante, reconocer desde la arquitectura y el urbanismo que existe una diversidad de cuerpos invisibles con utilidades muy distintas entre ellos, lo cual genera una diversidad de formas de significación o apropiación del espacio público urbano, todas estas formas de significación son igual de complejas y estructuradas que las formales.

En términos de investigación, analizar y valorar estos procesos de producción, reproducción y construcción espacial de estos grupos y sujetos invisibles facilitan el entendimiento de la cuidad y permiten visibilizar como estas formas de construcción espacial están vinculadas a la configuración de las ciudades o territorios que de diversas maneras se les niega constantemente quedando excluida de las políticas públicas urbanas, del acceso equitativo a los bines y servicios públicos y a ejercer un verdadero derecho a la ciudad.

Esta propuesta de investigación también propone el desarrollo de una metodología alternativa de investigación para abordar el territorio que trabaje de manera transversal el tema de género (Rojas, 2016, p. 123). El enfoque de género en la metodología sugiere un enfoque más sensible y social del funcionamiento del espacio y menos programático (Méndez, 2016, p.72) como el que hoy se reproduce en la academia de arquitectura y en la vida profesional del proyectista en Costa Rica. Entendiendo el género con las diversas formas de visibilizar estas prácticas sociales y al sujeto social que las ejecuta, respetando sus usos y valores (Rojas, 2016, p. 4).

Se propone una metodología con un enfoque crítico dirigido a la forma en que se conceptualiza el espacio, ya que estos no han sido pensados según las necesidades reales para las personas que los van habitar, pero además se cuestiona, la manera en que se regulan, normalizan y naturalizan las formas correctas de apropiación que esas personas para las que se diseña deberían tener en el espacio (Rojas, 2017, p. 125).

Durante el texto se recurre a aplicar una estrategia pedagógica o de mediación afectiva que consiste en el cambio de uso de cierta terminología, en términos de enunciación y posicionamiento, es significativo promover y utilizar conceptos que promuevan de manera paulatina la erradicación de prácticas pedagógicas y metodológicas hegemónicas. También se va a recurrir al lenguaje inclusivo y diálogos horizontales.

Perspectivas teóricas

(Véase gráfico 1). La geografía cultural nace del intento de unir la cartografía y las ciencias sociales, esta ciencia propone un enfoque más sensible y social del funcionamiento del espacio y menos programático como el que hoy se reproduce en la academia de arquitectura y en la vida profesional del proyectista en Costa Rica. La geografía cultural es una ciencia interdisciplinaria que vincula aspectos prácticos de cartografía y aspectos teóricos de las ciencias sociales.

Gráfico 1. Corporeidad y dinámicas sociales
Gráfico 1. Corporeidad y dinámicas sociales

La geografía cultural comprende que las prácticas sociales son producidas y construidas socialmente. El eje principal de estas prácticas es la persona que las lleva acabo, en otras palabras, teoriza las dinámicas sociales a través del cuerpo; por lo e permite tener un abordaje de estas dinámicas más sensible y pragmático.

Para la geografía cultural las personas somos sujetos sociales, esto quiere decir que somos el resultado de dos grandes componentes el físico o la parte motora y el componente sentimental o afectivo. (Lindón, 2009, p. 2) El primer componente físico/motor (cuerpo-utilidad), es el que permite al sujeto social obtener visibilidad por medio del cuerpo, pero al mismo tiempo, el cuerpo es la herramienta utilitaria para que el sujeto social pue- da obtener acceso y movilidad. La movilidad en términos de arquitectura y urbanísimo y para efectos de esta propuesta de investigación, se refiere a las categorías de desplazamientos, junto con las características que el sujeto social puede realizar en espacios públicos. Esta idea también aplica para el ámbito privado, sin embargo, para el desarrollo de los objetivos de esta investigación no se aborda desde ese ámbito.

Es importante reconocer, desde la disciplina de la arquitectura y el urbanismo, que existe una diversidad de cuerpos visibles e invisibles con utilidades muy distintas entre ellos, lo cual genera una diversidad de formas de desplazamientos, con características propias cada uno, pero igual de complejos y estructurados. El segundo componente es el sentimental/afectivo (cuerpo-sentimiento), esta cualidad humana inherente a todas las personas permite que los sujetos sociales puedan desarrollar un vínculo afectivo con los espacios a los que acceden desde la cotidianidad. Para ampliar esta perspectiva cito las palabras de Alicia Lindón:

En este sentido exploramos una serie de transversalidades e intersecciones analíticas entre el cuerpo, las emociones, la ciudad y la espacialidad. Una de estas transversalidades es lo que se puede denominar la centralidad del sujeto como constructor de lo social. Esta perspectiva intenta superar las concepciones para las cuales el sujeto es una simple expresión de la individualidad. Otra de estas transversalidades es la relación entre lo inmaterial de la vida urbana y la materialidad, lo tangible. (2009, p. 2)

La geografía cultural ha teorizado cómo el sujeto social utilizando su cuerpo genera diferentes formas o maneras de percibir, utilizar y funcionar en los espacios que habita vinculado a los afectos y emociones que en ese sujeto social le están atravesando. A este complejo proceso se le comprende como significación del espacio.

Una característica importante de la significación del espacio es que es mutable y está vinculada a la temporalidad y el uso que le demos al espacio. Por eso se entiende que los espacios están en constante re-significación, ya que los espacios que se habitan tienen múltiples usos en diferentes temporalidades.

Para la geografía cultural es importante comprender que la significación del espacio es producida y reproducida cotidianamente por los sujetos sociales, cada sujeto so- cial tiene un vínculo afectivo directo con el espacio desde la acción que ejecuta por medio de la convergencia social. (Lindón, 2009, p. 6) Desde la arquitectura y el urba- nismo al proceso de significación del espacio se le llama como apropiación del espacio y se aborda en términos programáticos. Dejando de lado, la mayoría del tiempo, el componente afectivo olvidado. Existen dos categorías conceptuales para abordar estos vínculos afectivos y maneras de apropiarnos del espacio, el primero de ellos es la topofobia, que se entiende como aquella porción del territorio donde el sujeto social genera vínculos afectivos considerados negativos como miedos y fobias por diversas razones, algunas de ellas relacionadas con experiencias cotidianas negativas. El segundo de ellos es la topofilia, que se entiende como aquella porción del territorio donde el sujeto social genera vínculos afectivos considerados positivos como confianza y filias por diversas razones, algunas de ellas relacionadas a experiencias cotidianas positivas. (Lindón, 2009, p. 8)

Cada sujeto social desarrolla distintos tipos de topofobias y topofilias en las diferentes porciones del territorio según sus experiencias de vida cotidiana. Una porción del territorio puede representar topofobia para un sujeto social y para otro puede representar topofilia. De la misma manera cada sujeto social tiene la capacidad de resignificar sobre esas porciones del territorio que habita. Todo sujeto social tiene la capacidad de crear nuevas estructuras, incluso a partir de las previas, y transgredir lo antes aceptado para innovar.

Hasta este punto, la geografía cultural permite entender como los sujetos sociales aportan a la construcción de los espacios por medio del vínculo sentimental que ejercen en ellos. Pero también generar el cuestionamiento de si esos aportes son considerados positivos o negativos en función del tipo de corporeidad que genera el vínculo.

Desde esta premisa, la geografía cultural introduce el término de corporalidad, toda dinámica de significación conlleva o se gesta desde una corporeidad. A este con- cepto se le denomina “emboided” (corporeizado), y define o explica como todo el conocimiento del sujeto social se adquiere por las capacidades sensoriales y motoras del cuerpo; a este proceso se le conoce como corporeización. En el momento en que un sujeto social corporeiza en el espacio público está gestando una micro situación. Cito las palabras de Alicia Lindón:

Los espacios exteriores pueden ser analizados desde el ángulo de las microsituaciones que en ellos se hacen, aun cuando sean fugaces y efímeras. Las microsituaciones contienen claves acerca procesos más extensos, como la reproducción y producción socio-espacial de la ciudad. Así, la ciudad se puede estudiar a partir del análisis de las prácticas del actor territorializado en sus múltiples puestas en escena. Toda práctica espacial es posible y se concreta a partir de la corporeidad y la motricidad que le es inherente. Esta forma de concebir las prácticas se puede denominar sujeto cuerpo, y en ella la corporeidad no sólo es constitutiva del actor (y en consecuencia, de su actuar) también es una forma de espacialidad. (Lindón, 2009, p. 8)

Según lo leído podemos sintetizar que, una micro situación es como una biopsia de una dinámica social, esta última es mucho más compleja y se puede entender como el conjunto de micro situaciones generadas por diversos sujetos sociales. En la arquitectura y el urbanismo se entienden las dinámicas sociales como las diversas formas de interactuar o converger de las personas en el espacio público.

Las micro situaciones son de carácter efímero, son fraccionadas o sea que se pueden replicar en toda la cuidad o el territorio, y también se generan en diferentes temporalidades. Según el tipo de micro situación el sujeto social genera una lógica corporal y una lógica espacial. Por ejemplo, el trabajo sexual ejercido por personas transgénero en espacio público es una dinámica considerada informal en nuestra sociedad costarricense. Don- de las personas que se desplazan por el espacio público ofreciendo sus servicios tienen una lógica corporal utilitaria y una lógica espacial territorial con respecto a otras personas que deambulan por los espacios públicos con el mismo fin.

Por lo tanto, no es lo mismo abordar la dinámica del comercio sexual en la zona de plaza Víquez, al sur de la ciudad que en la zona de barrio Amón, al norte de la ciudad.

Cada zona tiene sus particularidades y dependen estrechamente del contexto, la frecuencia y la temporalidad con que se practique la dinámica.

Es así como la geografía cultural propone comprender que las dinámicas sociales son producidas y reproducidas cotidianamente por las micro situaciones que se ges- tan por los sujetos sociales, cada dinámica social tiene un vínculo directo con el conjunto de acciones o micro situaciones, al mismo tiempo, que son significativas de diversas formas para cada sujeto social que la esté gestando.

El valor significativo de estas dinámicas está vinculado a lo que se considera o asigna permitido o no permitido dentro de una sociedad dominante, estos valores se ponen en juego dentro del espacio público donde lo formal está relacionado con lo permitido y lo informal está relacionado con lo no permitido, la mayoría del tiempo. La informalidad es una forma de sobrevivencia y reproducción de muchos órdenes: el social, el cultural, el político y el económico; lo que lo vuelve igual de complejo y estructurado que lo formal.

De esta manera, nace el interés por medio de esta propuesta de investigación de abordar y visibilizar las dinámicas sociales que son producidas por sujetos sociales desde lo informal del espacio público.

Y de alguna manera, lograr un acercamiento más afectivo a los procesos de construcción espacial de estas poblaciones. Sin embargo, antes es importante definir como se entiende la construcción espacial desde la arquitectura y el urbanismo. (Véase gráfico 2). Como se explicó anteriormente, la geografía cultural propone comprender como las dinámicas sociales son producidas y reproducidas cotidianamente desde las micro situaciones y que estas se gestan por sujetos sociales. Desde el punto de vista de la geografía cultural, los sujetos sociales habitan los espacios tanto corporal como emocionalmente.

Sin embargo, los procesos de producción espacial son constantes y mucho más complejos, ya que se debe considerar varios aspectos que son relevantes para en- tender el proceso desde una óptica arquitectónica y urbanística. El arquitecto y teórico, Jan Gehl, clasifica las actividades que se generan en el espacio público en 3 categorías que son: obligatorias, opcionales y sociales; además, trata de establecer cual son las características que ese espacio debe tener para que estas actividades se generen. (Gehl, 2006, p. 10).

De manera que, al sintetizar esas características descritas por Gehl, en su propuesta, se pueden agrupar en dos grandes componentes. Los cuales son esenciales para comprender la construcción espacial de las personas en la ciudad y los lugares intrínsecos en ella.

El primer componente son las amenidades y cualidades espaciales, ambas, características inherentes del espacio público que lo dotan de valor cuantitativo que puede ser positivo o negativo dependiendo de la experiencia afectiva del sujeto social durante el desplazamiento en el espacio público urbano.

Grafico 2. La construcción espacial
Grafico 2. La construcción espacial

Para efectos académicos, se van a desarrollar de manera general las ideas que se refieren a cada una de estas definiciones por separado. Iniciando por las amenidades que se refieren a las capacidades del espacio público de resultar un espacio seguro, agradable y entretenido, al gunas de estas capacidades son:

1. El acceso al espacio público: que está relacionado con la ubicación y el tiempo de desplazamiento que toma llegar a ese espacio. La temporalidad: se refiere a si el espacio público urbano permite la presencia de personas en distintos periodos del año y en diferentes días y horarios.

2.La percepción de seguridad: que está vinculada a la presencia de personas y a la presencia de dispositivos de seguridad. La convergencia social: se refiere a los intercambios con otras personas, algunos de ellos son voluntarios, pero otros pueden ser imprevistos o no deseados por la persona que transita el espacio público urbano. Como es el caso de la persona que enfrenta un robo, una agresión física o verbal o acoso callejero. Existen porciones del territorio y la ciudad donde este tipo de acciones se reproducen constantemente.

La otra definición son las cualidades espaciales que se refieren a esas características propias o adquiridas del espacio público urbano que lo dotan de valor con respecto a otros espacios, algunas de estas características son:

1.La configuración del espacio: se refiere a la disposición de las formas que componen el espacio. Un espacio público puede ser estrecho, estando fuera de él y por esta razón dificulta la visibilidad de las personas desde afuera que tal vez tengan la intensión de ingresar. El estado físico de las vías de circulación peatonal: por ejemplo, que las aceras peatonales se encuentren en buen estado y que tengan las dimensiones apropiadas según el flujo de personas que las transitan.

2. Equipamiento urbano: se refiere a toda la infraestructura y mobiliario urbano que debe existir para generar un bien público y que debe estar en buen estado. En cuanto a la infraestructura, se refiere al sistema de alcantarillado, red de alumbrado público, sistema de agua potable, entre otros. Y el mobiliario urbano que son las bancas, mesas, basureros, entre otros.

3. Presencia de masas vegetales: jardines, espacios de contemplación, espacios verdes para el gozo y disfrute de las personas.

4.Existencia de servicios públicos: teléfonos públicos, zonas de carga eléctrica, zonas de internet inalámbrico.

5.Presencia de artefactos: espejos de agua, esculturas públicas, intervenciones artísticas entre otros.

Para efectos de entender el concepto de manera general se debe considerar las amenidades y cualidades espaciales como un conjunto de características inherentes y que están asociadas o relacionadas entre si, por lo tanto, un espacio público es categorizado como ameno espacialmente porque posee las cualidades espaciales deseables que lo distinguen de esta manera y viceversa (Gehl, 2006, p. 59).

El segundo componente es la función del espacio público o el uso que cada persona le da al espacio público urbano cuando realiza un desplazamiento; en este componente existe una variable importante vinculada al género.

En los últimos años se ha generado un esfuerzo por visibilizar como el uso del espacio público urbano esta diferenciado entre hombres y mujeres. (McDowell, 2000, p. 12).

Esto se debe a algunas características generales de los desplazamientos entre hombre y mujeres y que marcan una diferencia en la experiencia del espacio público urbano entre ambos géneros, según la propuesta de la arquitecta y feminista, Zaida Muxi Martínez, se podrían generalizar estas diferencias de la siguiente manera: (Martínez, 2018, p. 71)

La mayoría de los desplazamientos de los hombres:

1. Son de uso y disfrute propio.

2. Producen configuraciones espaciales más sencillas.

3. Generan mayor presencia masculina en espacios públicos urbanos por la noche.

La mayoría de los desplazamientos de las mujeres:

1.Son de uso y para el cuido de terceros, esto asociado a los roles de género establecidos socialmente.

2.Producen configuraciones espaciales más complejas.

3.Generan mayor presencia femenina en espacios públicos urbanos durante el día.

Por otro lado, la reproducción del espacio es la capacidad o la tendencia del sujeto social a instaurar patrones de comportamiento cotidiano repetitivos durante los desplazamientos en el espacio público. La producción y reproducción espacial están relacionados entre sí.

En síntesis, la construcción espacial se puede entender, en parte, como la sumatoria o el resultado de los aspectos o experiencias de percepción (positivas y negativas) que cada sujeto social genera durante los desplazamientos en el espacio público urbano.

Esas experiencias perceptivas están relacionadas con:

1.El valor significativo que le da el sujeto social.

2.Las amenidades y cualidades espaciales que posee el espacio público urbano.

3.El uso del que cada sujeto social dota al espacio público urbano.

4.La capacidad del sujeto social de producir o reproducir patrones perceptivos durante estas experiencias.

Por otro lado, estas características generales están asociadas mayoritariamente al estudio o la observación de los sujetos sociales legitimados. Creando una ausencia o falta de interés por el estudio de las formas de producir espacio de los sujetos sociales ilegitimados.

Lo cual genera el siguiente cuestionamiento, entender desde un enfoque de género ¿por qué estas formas de construcción espacial informales son consideradas con menor valor significativo para un segmento de la población dominante?

(Véase Gráfico 3). Por su parte el territorio, los paisajes, los lugares, la cultura y el género son el resultado de la construcción social, por lo tanto, una de sus características inherentes es que están dotados de significados y valores propios; características que mutan con el paso del tiempo.

En los espacios públicos urbanos interactúan y se relacionan distintos usos y significados, distintas funciones y cuerpos heterogéneos que evidencian lo complejo de la vida pública cotidiana. Cada uno de estos cuerpos tiene distintas formas de expresión, de converger o convivir, de ocio, recreación, de celebración y de consumo y producción que se alternan con las prácticas ciudadanas en demanda de las reivindicaciones políticas y sociales (Otárola, 2019).

Por lo que es relevante visibilizar el aporte, en términos de construcción espacial, de una diversidad de personas que producen desde lo cotidiano; día a día estas perso- nas viven los espacios desde su vínculo afectivo y desarrollan distintos papeles dentro de los mismos lugares. Por eso hablar, de perspectiva de género en el espacio público es entenderlo desde esa variedad de perspectivas que lo construyen (Rojas, 2018).

Cada cultura define sus prácticas de socialización como apropiadas o inapropiadas. Para la cultura occidental la conducta apropiada se define con base en la heteronormatividad, muchos aspectos de esta normativa tienden a no corresponder a la diversidad total de la sociedad. Los patrones de conducta que promueven la heteronormatividad están en función del hombre, blanco, heterosexual, monógamo.

Clasificar y categorizar es un esfuerzo del Estado por establecer el control social, pero existen normas de comportamiento social que generan cambios severos en la manera que nos reproducimos socialmente. (La repro ducción social en términos de entender la diversidad de formas como las personas interactúan o convergen en el espacio público). Lo cierto es que estas medidas correctivas responden a la homogenización de la sociedad. Es- tas prácticas que conducen la manera correcta en que la mayoría de las personas deben converger en la cuidad.

En el espacio público se actualizan y ponen en juego las nociones culturales de género que se concretan en prácticas, actividades y conductas realizadas cotidianamente ligadas a la cultura y los imaginarios sociales.

Doreen Massey (1994), afirma que los espacios y los lugares así como el vínculo afectivo que generamos en ellos, se estructuran recurrentemente sobre la base del género, en formas que varían de cultura a cultura a lo largo del tiempo.

Actualmente, los espacios públicos de San José, se conciben bajo el modelo de “heteronormatividad” de la organización social como principio rector. Estas formas de convergencia se mezclan en la práctica ciudadana. A esto, se le deben sumar todas esas formas marginales de supervivencia cotidiana y las prácticas que generan temor en la ciudadanía como los robos, el tráfico de drogas, y la violencia extrema (Valencia, 2010).

Por otro lado, el espacio urbano se presenta como el resultado de una sociedad que diferencia entre hombres y mujeres, los primeros son la norma y de acuerdo a ellos se explican los funcionamientos espaciales dentro de la ciudad. Se denominan parámetros de ordenamiento social heteronormativos, la forma física de los espacios contribuye a perpetuar este modelo heteronormativo que se materializa en formas de opresión en la cuidad y en los espacios públicos (Rojas, 2016, p. 332). Cuando el espacio público está en función de la heteronormatividad, no se reconoce la diversidad de expresiones que en ellos se construyen cotidianamente. Las consecuencias generadas por tratar de visibilizar esta diversidad de expresiones son las responsables de las transformaciones políticas, sociales y económicas; de la segregación y las manifestaciones de los diversos géneros e incluso la ausencia de ciertos grupos sociales en determinados lugares (Rojas, 2018).

Ha esta idea se debe agregar el concepto de políticas de puntuación (Rojas, 2016, p. 6), que hace referencia a todas esas características identitarias que se ejercen en los cuerpos pero que en algunas ocasiones no corresponden a la identidad que posee la persona por sí misma.

En relación con la experiencia urbana del sujeto social en el espacio público, las políticas de puntuación interfieren en la manera que se espera que ese sujeto social perciba el espacio público. Por ejemplo, un hombre que se expresa corporalmente de manera afeminada en el ámbito público, se tiende a identificar como homosexual, al mismo tiempo que se le atribuyen una seria de formas de conducta social estereotipadas de cómo ese sujeto debe comportarse en el ámbito público (Rojas, 2016, p. 7).

Gráfico 3. Espacio público con perspectiva de género
Gráfico 3. Espacio público con perspectiva de género

Por lo que las políticas de puntuación le confieren al sujeto social visibilidad a partir de un conjunto de características, prejuiciadas y estereotipadas, de cómo se espera que debe verse y comportarse ese sujeto en el ámbito público.

La heteronormatividad y las políticas de puntuación son regímenes naturalizados en los sujetos sociales que interfieren en el uso y el valor que les dotan a los espacios públicos urbanos. Actualmente el uso y el valor del espacio público está en función de un grupo dominante y homogé- neo de personas que gozan y disfrutan de forma privilegiada del espacio urbano y le asignan un uso heteronormativo implícito e incuestionable (Rojas, 2016, p. 333).

Existe un segmento importante de la población que vive un estilo de vida diferente al pautado por la heteronormatividad que incluye prácticas diversas de reproducción (social y sexual) que son invisibilizadas, en nuestra sociedad estos grupos son silenciados debido a que se perciben y expresan de manera diferente en la realidad en relación con los grupos dominantes (Rojas, 2016, p. 334).

La moralidad dominante de cada época tiene efectos en la reproducción de dinámicas sociales consideradas socialmente como “inmorales”, que atentaban contra las sanas costumbres de los ciudadanos; e

La moralidad dominante de cada época tiene efectos en la reproducción de dinámicas sociales consideradas socialmente como “inmorales”, que atentaban contra las sanas costumbres de los ciudadanos; este efecto, tiene como resultado la reproducción y perpetuación del estigma sobre las personas que representan este tipo de dinámicas. Existen referentes históricos que demuestran cómo estas dinámicas sociales excluidas se vinculan a zonas marginales de la cuidad y al acceso de los servicios públicos, con el fin de mitigar su presencia (Quesada, 2011, p. 287). Pero además estas formas de producción, reproducción y construcción espacial son desconocidas, silenciadas y excluidas por lo que la opinión de las personas que las producen son invisibilizadas en el proceso de desarrollo de políticas públicas urbanas.

Este último enunciado permite el planteamiento de otro importante cuestionamiento, ¿se tienen en cuenta estos procesos de producción de espacio en el desarrollo de políticas públicas urbanas? (Véase Gráfico 4). El término de “derecho a la ciudad” aparece por primera vez a finales de la década de los sesentas y principios de los setentas del siglo pasado dentro de un marco de compresión para el abordaje, en conjunto, de los estudios de lo social, lo urbano y lo espacial (Camargo, 2016, p. 3).

En un inicio se utilizó el término para plantarse de manera contestaría ante la forma que el urbanismo en algunos Estados modernos, de carácter neoliberal, había producido en la sociedad. Para efectos de esta propuesta de investigación se van a mencionar dos de estas características, de manera general, que ese urbanismo moderno produjo (Camargo 2016, 3).

La primera característica de interés se centra en las relaciones de intercambio, los bienes y servicios públicos de la ciudad han estado distribuidos de manera parcial e injusta entre todas las porciones del territorio y las personas que viven en ellos. Con respecto a este tema Pradilla, define de la siguiente manera las ciudades latinoamericanas:

La ciudad latinoamericana es una combinación compleja de múltiples condiciones generales y particulares, estructuras y procesos de producción y reproducción social, caracterizados hoy en día por su desigual distribución social, su penuria para sectores muy importan- tes de la población excluidos de su acceso, su segregación socio territorial en términos de clases y estratos sociales. (2016, p. 168)

La segunda tiene que ver con la restricción y despolitización del espacio público urbano inicialmente planteado por Lefebvre en la década de los noventas. Explica sobre la tendencia a despojar de atractivo y conocimiento los temas de interés general en el espacio público que al mismo tiempo se evidencia en una apatía de parte de una mayoría de la ciudadanía por involucrarse en la opinión y gestión de las ciudades que ellos mismos habitan (Camargo, 2016, p. 3).

A pesar de que actualmente existe mayor crecimiento económico y mejores condiciones tecnológicas para diseñar ciudad, ambas situaciones generan un empobrecimiento de la experiencia urbana y dificultan el acceso equitativo a los bienes y servicios de la cuidad a la mayoría de los habitantes, lo que lleva a cuestionar la idea de si el derecho a la cuidad aplica de la misma forma para todos los ciudadanos, donde los actores excluidos la mayoría del tiempo, son estos cuerpos ilegitimados (Camargo, 2016, p. 4).

A través de los años, varios teóricos como Lefevbre, Harvey, Soja y Alessandri, han expresado sus opiniones críticas sobre la ciudad, proponiendo diversos ejes de trabajo sobre el concepto de derecho a la ciudad, planteando de esta manera varios enfoques sobre el mismo término. De estos enfoques hay 4 que por interés de la investigación se van a desarrollar de manera transversal para el abordaje y aplicación de la metodología, estos son:

Lo urbano como un producto de aspiraciones, necesidades y exigencias de los ciudadanos, que involucre una recuperación del espacio público apropiado del capital financiero, con el fin de mantener la autonomía política y revolucionaria (Lefebvre, 2013).

La participación ciudadana activa que permita una apropiación y participación política espacial de todos los ciudadanos, articulando todas las formas de resistencia (etnia, género, clases social, cultura). Con el fin de construir y pensar la ciudad juntos de manera colectiva y que permia la inclusión de la ciudadanía en los cambios urbanos, que no pretenda erradicar los conflictos sino interpelarlos (Harvey 2013).

Gráfico 4. Derecho a la ciudad
Gráfico 4. Derecho a la ciudad

Visibilizar la diversidad de formas en que los ciudadanos pueden experimentar la ciudad, desde el escenario del espacio público entendiendo que todas estas formas de experimentación están sujetas a normas y regulaciones para el control de los ciudadanos. Reconocer esta diversidad de formas de experimentación, no con la intención de crear rupturas, sino, que permita proponer potenciales alternativas espaciales de carácter hibrido donde puedan converger todos los tipos de ciudadanos (Soja, 2013).

La interseccionalidad, como una variable que transforma y altera la experiencia de la ciudad mediante el reconocimiento del factor temporal y el factor espacial como agentes de cambio de esa experiencia (Carlos, 2014). Por ejemplo: dos mujeres pueden tener la misma lucha social por el acceso equitativo al recurso hídrico, pero cada una de ellas pueden tener características diferentes a nivel espacial y temporal una puede ser de zona rural, tener vivienda propia donde es jefa de familia y estar en la lucha desde hace 10 años, la otra puede vivir en zona urbana estar soltera, tener vivienda de alquiler estar en la lucha desde hace un mes.

A partir de estos enfoques se generan 3 ejes de trabajo para la propuesta de investigación que son de interés visibilizar en el proceso. En especial porque el sujeto de análisis de esta investigación es considerado ilegitimado por lo que la mayoría de sus dinámicas sociales están relacionadas con lo informal del espacio público.

El primero de ellos, es el acceso que está vinculado al enfoque del punto 1 y 2. En este eje de trabajo se trata de entender con qué características dotan los sujetos a la ciudad o a algunas porciones del territorio a partir del vínculo afectivo que los mismos sujetos generan en los espacios; y comprender si esos espacios están sometidos a procesos de marginalización intencionados y cómo se traducen estos procesos en violaciones sistemáticas de sus derechos sociales y como ciudadanos.

El segundo, es la visibilidad que trabaja desde el enfoque 2 y 3. En este eje se trabaja la participación y apropiación activa ciudadana, que involucra no solo el derecho al activismo político, sino también derecho al descanso, al esparcimiento, al juego y a la participación en la vida artística y cultural de la ciudad que se habita desde la corporeidad a la que se pertenece sea legitimada o ilegitimada.

El tercero seria la movilidad que se vincula al enfoque 4 en términos de temporalidad, se refiere al a la frecuencia y el horario con la que se usa el espacio urbano y espacialidad en términos del estado físico del equipamiento urbano. Estos tres ejes de trabajo, representan aspectos básicos que cualquier persona independientemente de su etnia, género, clase social, entre otros debe desarrollar en su ejercicio de ciudadano de manera equitativa y afectiva. Esto quiere decir que cualquier ciudadano que, por alguna de las razones mencionadas anteriormente, no puede ejercer su derecho al acceso, la visibilidad o la movilidad, se le está negando su derecho a la ciudad.

Si la respuesta a este interrogante fuera negativa, surge otro cuestionamiento ¿De qué manera se puede incluir la opinión de estos sujetos sociales ilegitimados sobre la cuidad que habitan?

Como se abordó en el marco teórico se sabe que existen actualmente diversas dinámicas sociales que son invisibilizadas o silenciadas en la esfera pública. Entendiendo dinámicas sociales desde el urbanismo y la arquitectura como la diversidad de formas en las que las personas convergen o interactúan en los espacios, para esta propuesta de técnica metodológica, en particular, se trabaja el espacio del ámbito público.

Estas prácticas de convergencia o interacción social se producen y reproducen en todos los sujetos sociales. Pero no se reconoce o visibiliza la diversidad de cuerpos que gestionan esta forma de construir o gestionar los espacios. Como es el caso de los sujetos sociales que son considerados minorías vulnerabilizadas, que para esta investigación y como unidad de análisis llamaremos sujeto indómito. El sujeto indómito hace referencia a los cuerpos en resistencia o disidencia de la norma dominante. Todos ellos atravesados por prejuicios y estereotipos derivados de un estigma que les prevalece (Aliaga; Navarrete, 2015).

El sujeto indómito se refiere a aquellas corporeidades que por estar permeadas de estereotipos y prejuicios (estigmas), ejecutan prácticas o dinámicas de interacción social que son consideradas de menor valor significativo en los procesos de producción espacial. (Aliaga; Navarrete, 2015). Los cuerpos indómitos producen espacialidad de maneras muy complejas y estructuradas, pero al estar permeados del estigma en muchas ocasiones no se consideran estos procesos de producción de espacio como formales.

Si se conceptualiza el territorio como una extensión del cuerpo, se entiende que estos procesos de producción de espacio se reproducen en territorios categorizados generalmente en resistencia o disidencia de la norma dominante. Este concepto junto con el de territorio indómito se ampliarán durante el proceso de investigación. Estas prácticas o dinámicas de interacción social al no ser entendidas por un grupo dominante de personas y estar permeadas de estereotipos y prejuicios, son considera- das como prácticas negativas para la sociedad dominante y con un valor significativo menor para dicha sociedad.

Esto repercute y perpetúa tanto los procesos de segregación y discriminación territorial como el estigma de los sujetos sociales disidentes de la hegemonía que las ejercen. Las opiniones de estos sujetos desde sus corporeidades disidentes nunca son tomadas en consideración en los distintos procesos de gestión urbana, de manera que se les niega su derecho a la cuidad

Si bien es cierto, que la invisibilidad de estos sujetos sociales indómitos en los diversos espacios de la cuidad está relacionada con su nula participación en los espacios de arquitectura y urbanismo destinados a los procesos de planificación urbana; también existe una ausencia sobre estrategias y metodologías académicas que permitan al abordaje de estos temas de investigación y el acercamiento más afectivo a estos sujetos disidentes.

Para poder incluir estos sujetos sociales disidentes, primero se ocupa una estrategia de investigación que permita conocer cómo se producen y reproducen estas prácticas y dinámicas de interacción en los espacios públicos de la ciudad desde sus corporeidades.

De manera paralela al desarrollo de la metodología alternativa de investigación se pretende trabajar con dos poblaciones para mostrar la efectividad de la propuesta. Estas dos poblaciones son personas trans (hombres y mujeres) y personas que viven con diagnóstico de VIH positivo (hombres y mujeres).

El fin de la metodología participativa será visibilizar las formas de producción, reproducción y construcción espacial de estos sujetos indómitos, con el fin de conocer su relación con los procesos de configuración espacial de las ciudades. Y luego de conocer estas relaciones se podrá entender si estos procesos están relacionados con diversas formas de control y regulación de los sujetos indómitos en los espacios urbanos especialmente el público.

El uso de la técnica de la cartografía propuesta permite ubicar geopolíticamente e identificar cuales porciones del territorio tienen mayores amenidades y cualidades espaciales que permiten la representatividad y la participación activa de estos sujetos en los temas de urbanidad. Esto me permite generar un listado de evidencias que se pueden utilizar para proponer políticas públicas urbanas contestarías con el fin de incluir a estos sujetos indómitos en los procesos de urbanidad. Utilizando la metodología propuesta en este texto se construyó un primer juego de cartografías que se denomina de manera injuriosa: Tortigrafía Playotica, que es el resultado de la combinación de varias palabras que se utilizan de manera popular en Costa Rica para ofender a la población homosexual y lesbiana.

Este juego de 4 cartografías se ha expuesto en diferentes espacios artísticos como la Galería Arte Actual en Ecuador para la residencia artística “Mapear no es Habitar” en el 2016, luego en el museo de Arte Contemporáneo de Quito, Ecuador para la exposición “Soy Paisaje” como parte de las actividades del museo para la celebración del mes de la diversidad en el 2017 y en la galería Teorética como parte de la exposición histórica de los movimientos políticos LGBTI que se llamó “Vamos a Besarnos” en el 2017 en San José, Costa Rica.

Los resultados y el proceso de la construcción de estos 4 mapas se sintetizaron en una publicación académica denominada “Aprender a correr en tacones: reflexiones sobre la producción espacial de personas homosexuales y lesbianas en San José, Costa Rica”. Esta propuesta se publicó el segundo semestre del 2018 en la revista de Estudios urbanos y ciencias sociales (URBS) de la Universidad de Almería, España.

Esta primera etapa de investigación abrió la posibilidad de una segunda, en la cual, utilizando la misma metodología se están construyendo 8 nuevos mapas correspondientes a la población transgénero y a la población VIH positiva; proceso que se está llevando a cabo en el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) en Costa Rica. El proyecto se denomina: “Cuerpos y territorios indómitos, cartografía disidente Josefina”, cuyo objetivo general es, entender las diversas prácticas de convergencia y significación que se generan en los espacios públicos urbanos de la ciudad de San José, desde un grupo de corporeidades disidentes a la dominante (sujetos indómitos), bajo el abordaje de geografía cultural; con el fin de ubicar geopolíticamente y evidenciar formas alternativas de gestionar el espacio en la ciudad de San José.

Gráfico 5. Variables de acceso. Elaboración propia.
Gráfico 5. Variables de acceso. Elaboración propia.

Y tiene como objetivos específicos:

1. Comprender los procesos de producción y reproducción espacial que llevan a cabo los sujetos indómitos en la ciudad de San José Costa Rica, con el fin de visibilizar su aporte en los procesos no hegemónicos de la configuración de la ciudad.

2. Cartografiar las prácticas de producción y reproducción espacial en el ámbito público urbano, que los sujetos indómitos gestionan desde 3 ejes de análisis: acceso, visibilidad y movilidad.

Este método consiste en aplicar una serie de talleres participativos de consulta para los sujetos indómitos, cada sección consiste en la construcción de una cartografía sentimental donde las personas que participan del taller pueden manipular y modificar el mapa según sus experiencias y relatos de vida personal en el espacio público.

La cartografía sentimental es un instrumento de mapeo no institucional, con el que se pretende visibilizar dinámicas sociales silenciadas y demostrar que existe un uso discriminatorio del espacio público por parte de estos sujetos indómitos. La cartografía me permite proyectar los datos captados en el espacio urbano. Esta técnica se apoya en describir de forma visual y creativa, eventos, hechos, personas, situaciones, comportamientos e interacciones que se observan mediante un mapa o cartografía; y además anexa tales experiencias, pensamientos, actitudes, creencias entre otras, que los participantes del taller experimentan o manifiestan.

La geografía cultural permite un acercamiento más naturalista del urbanismo y menos programático, como el que se desarrolla en la mayoría de las escuelas de arquitectura de Costa Rica. Dentro de esta óptica se implementan las cartografías sentimentales, que corresponden a aquellos mapas que estudian la relación entre la geografía y los vínculos afectivos que las personas construyen en esa porción del territorio (Lindón, 2009). El desarrollo de estas cartografías, faculta un entendimiento más sensible y social de la configuración de las ciudades.

Ahora bien, para esta investigación se presenta dos sujetos de estudio que evidencian la relación entre la geografía y el género.

Para esta técnica cartográfica el territorio es un constructo social, está impregnado de símbolos e imaginarios que acompañan los diversos significados que los sujetos sociales ejercen en ellos, por lo tanto, cargados de gran valor.

Desde el ordenamiento territorial, estas cartografías se pueden trabajar por ejes temáticos vinculados al derecho a la ciudad, como se abordó en el marco teórico, que son acceso, visibilidad, movilidad; la sumatoria de estos tres ejes da como resultado un último eje de acción que es el de configuración espacial. El objetivo de la cartografía es entender de una manera más natural y menos programática la complejidad de dinámicas que se desarrollan en el espacio público. De esta manera visibilizar bajo estos ejes de acción, cómo el género y la diversidad influyen de diversas formas en la percepción a través del uso, valor que los sujetos indómitos le dan al espacio público.

Al mismo tiempo, el investigador/observador puede valerse del carácter semántico de las cartografías y adjuntar a ellas narrativas visuales, fotografías o gráficos con información pertinente acerca de las practicas sociales, incluyendo los imaginarios urbanos alrededor de la mis- mas. Y de esta manera, según la intención del investigador/observador, poder significar o re-significar sobre ellas aludiendo al carácter interpretativo de la técnica.

Para realizar este taller de mapeo participativo, se realiza primero una convocatoria ya que la participación es voluntaria, para cada sesión se recomienda tener entre 10 a 15 participantes de los sujetos indómitos.

Sobre un lienzo de lona de nueve metros cuadrados (3 metros de largo por 3 metros de ancho) con el mapa impreso, se invita a los participantes a ingresar sobre el lienzo y recorrer la lona, una vez que los participantes se ubiquen espacialmente en el mapa dentro de la zona que se va trabajar, se procede a colocar las variables sobre el mapa por ejes de acción. Todas las variables serán entregadas en papeles adhesivos e iconográficos para utilizar un lenguaje más ameno. (Véase gráfico 5). En la escala de valores del espacio público ¿en qué lugar está situado la presencia de los sujetos indómitos? (Miralles, 2011). Estás primeras variables pretende precisamente responder esa pregunta. A partir del taller se genera una primera lista de espacios a los que tenían acceso estos sujetos indómitos desde su vínculo afectivo.

Entendiendo el acceso como todos los lugares en los que el sujeto indómito desarrolla un vínculo afectivo con el espacio que menciona, ya sea por una buena o mala experiencia en ese lugar. Una característica relevante para este apartado es que estos espacios son donde significan, pero además permiten la re-significación en diversas temporalidades.

Esta cartografía se acompaña además de algunos de los imaginarios urbanos vinculados a otras dinámicas sociales similares a las categorías de acceso, pero desde otras poblaciones legitimadas y ilegitimadas que interactúan de manera permanente alrededor en el mismo territorio. Para el cumplimiento de este último objetivo se puede desarrollar con narrativa.

(Véase gráfico 6). Los participantes del taller pueden elegir cuales son los espacios donde pueden ser visibles desde la corporeidad a la que pertenecen sin necesidad de silenciar o invisibilizar su estigma por medio de tres subvariables:

La percepción: Se refiere a la sumatoria o resultado perceptual que se genera a partir de dos variables, la primera de ellas es el estado afectivo o sentimental del sujeto social y el segundo se refiere a todas aquellas situaciones cotidianas resultado de la convergencia con otros sujetos sociales.

Para este último apartado se van a utilizar variables de aquellas situaciones que generan disconformidad y muchas veces pueden causar una percepción negativa del espacio, como los robos, accidentes y agresiones físicas o verbales.

Los usos: Se refiere al uso del que cada sujeto indómito dota al desplazamiento que ejecuta, está en función de los roles que cada sujeto adquiere, estos usos pueden ser de cuido, gozo y disfrute propio, gozo y disfrute a terceros, entre otros.

La seguridad: Se refiere a la percepción de seguridad que cada sujeto genera según los siguientes factores, la presencia policial, presencia de personas, presencia de dispositivos de seguridad móvil y fijos, alumbrado público y acceso a información pública para reconocer los bienes de la ciudad. Se utilizan globos para narrativas personales.

Variables de Movilidad

Gráfico 6. Variable de visibilidad.
Gráfico 6. Variable de visibilidad.

La legibilidad3, contribuye a hacer clara la forma de desplazamiento para las personas en la ciudad. La legibilidad de la cuidad y sus partes aumenta en la medida en que los elementos urbanos de imagen (sendas, nodos, borde, hitos, remates visuales) se refuerzan. Hasta este apartado las variables que se desarrollaron estaban relacionada a los hitos.

Los hitos son puntos de referencia, constituyen lugares cuya ubicación es conocida y por lo tanto son elementos importantes en la orientación de los transeúntes. En el caso de esta investigación se consideran hitos todos los espacios reconocidos en el primer ejercicio del taller (el de las variables de acceso). Y tienen como particularidad un bajo nivel de visibilidad, a diferencia de los hitos hegemónicos de la cuidad que son altamente visibles.

Una vez ubicados los hitos en el primer ejercicio de la cartografía sentimental se plantean los posibles desplazamientos que los sujetos indómitos tuvieron que realizar para llegar a los espacios de acceso del primer ejercicio de cartografía utilizando las rutas de las redes viales. Esto con el fin de re-construir las posibles conexiones entre esos ámbitos por medio de la red vial de San José, Costa Rica. Ya que bajo cualquier modalidad de desplazamiento existente sea peatonal, alternativo, transporte público masivo o privado las personas deben movilizarse por esta red para acceder a los espacios mencionados.

Para trazar los desplazamientos se utilizan cuerdas de colores de diversos grosores para trabajar las jerarquías y el valor.

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Soja, E. (2013). Posmoderm geographies. The reassertion of space in critical social theory. New York: Verso.

Valencia, S. (2010). Capitalismo Gore. España: Melusina.

Notas

1 Artículo de investigación: El presente artículo deriva de la investigación realizada por el autor, bajo la orientación del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE), durante el año 2017, a la actualidad. El proyecto se encuentra inscrito y activo en la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) en San José, Costa Rica.
2 Labora como profesional independiente en consultoría de diseño arquitectónico e investigación del paisaje social en LARH donde ha publicado varios artículos sobre teoría queer y urbanismo, Investigador del Centro de Investigación Cultura y Desarrollo (CICDE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) Costa Rica, Licenciado en Arquitectura de Universidad Veritas, cursa actualmente el posgrado en Paisajismo y Diseño de Sitio de la Universidad de Costa Rica (UCR).
3 En urbanismo un concepto directriz, es una idea abstracta que sirve de orientación al diseñador arquitecto o urbanista para formular pautas de diseño urbano en espacio público. (Gehl, 2013). Se utilizan durante el proceso de diseño de anteproyecto antes de realizar la intervención en el espacio. Para efectos de este apartado de movilidad se utilizó el concepto directriz de legibilidad con el fin de poder ver y comprender plenamente el potencial de un territorio en relación entre la forma física y la habilidad de leer formas de los grupos ilegitimados, esto, particularmente importante en el caso de los cuerpos no normados que comprenden la cuidad de manera diferente. La legibilidad se entiende como una serie de elementos urbanos (sendas, nodos, borde, hitos, remates visuales) que en conjunto nos ayudan a comprender y leer la ciudad. (Gehl, 2013). De esta manera facilitar la compresión de las personas sobre la organización espacial de las ciudades donde habita. Una estructura de ciudad legible permite a las personas formar imágenes claras y precisas de un entorno.

Notas de autor

2 Labora como profesional independiente en consultoría de diseño arquitectónico e investigación del paisaje social en LARH donde ha publicado varios artículos sobre teoría queer y urbanismo, Investigador del Centro de Investigación Cultura y Desarrollo (CICDE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) Costa Rica, Licenciado en Arquitectura de Universidad Veritas, cursa actualmente el posgrado en Paisajismo y Diseño de Sitio de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Recibido: 26 de abril de 2018; Aceptado: 1 de mayo de 2019

Resumen

Reconocer desde la disciplina de la arquitectura y el urbanismo que existe una diversidad de cuerpos invisibles con utilidades muy distintas entre ellos, lo cual genera una diversidad de formas de significación o apropiación del espacio público urbano, todas estas formas de significación son igual de complejas y estructuradas que las formales. En términos académicos, analizar y valorar estos procesos de producción, reproducción y construcción espacial de estos grupos y sujetos invisibles facilitan el entendimiento de la cuidad y permiten visibilizar como estas formas de construcción espacial están vinculadas a la configuración de las ciudades y territorios. Y evidenciar como de diversas maneras se niega la existencia de estos cuerpos constantemente quedando excluidos de las políticas públicas urbanas y negando su derecho a la ciudad. Esta propuesta surge del interés de construir una metodología académica que permita incluir la opinión de estos cuerpos disidentes sobre la ciudad que habitan.

Palabras clave

Cuerpos, territorios, indómitos, disidentes, cartografía.

Abstract

Recognize from the discipline of architecture and urbanism that there is a diversity of invisible bodies with very different utilities among them, which generates a diversity of forms of meaning or appropriation of urban public space, all these forms of meaning are as complex and structured as the formal ones. In academic terms, to analyze and evaluate these processes of production, reproduction and spatial construction of these groups and invisible subjects, which facilitate the understanding of the city and make it possible to visualize how these forms of spatial construction are linked to the configuration of cities and territories. And to demonstrate how in various ways the existence of these bodies is constantly segregated as being excluded from urban public policies and denied their right to the city. This proposal arises from the interest of building an academic methodology that allows to include the opinion of these dissident bo- dies about the city they inhabit.

Keywords

Bodies, territories, indomitable, dissidents, cartography.

Resumo

Reconhecer a partir da disciplina de arquitetura e urbanismo que há uma diversidade de corpos invisíveis com muito diferentes utilidades entre eles, o que cria uma variedade de formas de significação ou apropriação do espaço público urbano, todas essas formas de signifi- cado são igualmente complexas e estruturadas do que as formais. Em termos acadêmicos, analisar e avaliar esses processos de produção, reprodução e construção espacial desses grupos e sujeitos invisíveis facilita a compreensão da cidade e permite visualizar como essas formas de construção espacial estão vinculadas à configuração de cidades e territórios. E mostrar como, de várias formas, a existência desses corpos é constan- temente negada, sendo excluída das políticas públicas urbanas e negando seu direito à cidade. Esta proposta surge do interesse de construir uma metodologia acadê- mica que permita incluir a opinião desses corpos dissidentes sobre a cidade onde eles habitam.

Palavras-chave

Corpos, territórios, indomável, dissidentes, cartografia.

Posicionamiento cuir

La producción de pensamiento académico a invisibilizando al sujeto disidente por medio de muchos mecanismos y recursos, como la expresión lingüística, al pensar la expresión de género disidente de manera binaria o dicotómica, pero también imponiendo y utilizando un marco epistemológico que no es propio de la disidencia y que perpetúa la dominación sobre el cuerpo y los afectos de los sujetos disidentes. Si la disidencia no tiene memoria es porque para la academia nunca hemos existido. (Sánchez; Olive; Martín; Macaya, 2017)

En términos de la apropiación de la injuria y con el fin de resignificar este texto propone un primer esfuerzo de una transtorti-epistemología playisima propia de la disidencitica. (Sánchez; Olivé; Martín; Macaya, 2017). Este texto se posiciona desde una ética homosexual playisima militante, al igual que muchas otras decenas de autores de la región latinoamericana lo han hecho (Falconí, 2018).

Con el fin de dar vos a todos esos cuerpos que para un sistema hegemónico de dominación y organización heterosexista y socioeconómico neoliberal (Haraway, 2018) nunca han existido y que deben desaparecer.

Este posicionamiento es urgente en la región latinoamericana; tradicionalmente, se ha pensado al sujeto disidente desde el norte (EE.UU) y desde occidente (Europa) desde una perspectiva colonizadora, dominante y homogeneizadora (Falconí, 2018). Como si a todas las disidencias las hubiera abordado la misma persona y en el mismo lugar.

Desde este lugar, el texto propone la producción de un conocimiento situado, pensado y sentido desde la disidencia, (Gody; San Martín, 2018). Es un primer intento, un conato desde la disciplina de la arquitectura por revindicar las diversas formas que se han pensado estos cuerpos disidentes desde la hegemonía. Un conocimiento que se ha construido por sujetos heterosexuales dominantes y patriarcales (Falconí, 2018) utilizando sus metodologías y técnicas investigativas hegemónicas y coloniales, creyendo que se pueden aplicar de la misma manera para los sujetos disidentes.

Esta propuesta de investigación no pretende ser complaciente con la academia, al contrario, es un manifiesto contestario de sus prácticas de producción de conocimiento hegemónicas y ejercicios de jerarquía que perpetuán una estructura de poder (Cervetto; López, 2017) que por décadas ha silenciado, anulado y invisibilizando a las personas que se consideran disidentes por su identidad de género u orientación sexual no normativa.

La academia ha logrado utilizar por décadas y con éxito herramientas y técnicas de producción de conocimiento que legitiman, regulan, normalizan y controlan los afectos y los cuerpos de las personas disidentes desde una óptica heteronormativa y patriarcal perpetuando su estructura de poder. De esta manera imposibilitando y obstaculizando unos de los grandes objetivos de la disidencia consciente y política: la caída del patriarcado. (Gody; San Martín, 2018).

Por mucho tiempo la academia desde su hegemonía volteó su mirada reguladora, compasiva y al mejor estilo de algunas instituciones públicas, una mirada asistencialista a los cuerpos disidentes reproduciendo un discurso de lástima, sin proponer o generar soluciones estructurales. La academia por lo general observa con desprecio la disidencia desde arriba, desde su lugar de confort.

Por lo que esta propuesta pretende revindicar las prácticas pedagógicas e investigativas hegemónicas y coloniales que durante mucho tiempo han imperado en la academia (Cervetto; López, 2017). Algunas de estas apreciaciones sobre el ejercicio pedagógico y metodológico hegemónico nacen de la experiencia personal en el ejercicio de la docencia en arquitectura, desde una academia patriarcal en Costa Rica.

Y por último, pero no menos importante, esta propuesta no pretende dar solución al violento individualismo que prevalece en una sociedad que promueve y favorece políticas de corte neoliberal (Valencia, 2010). Pero si resignificar en un espacio de poder y jerarquías como el académico con el fin de facilitar el ejercicio dela escucha vinculado a la empatía; valores que actualmente pareciera que están en peligro de extinción. El cuerpo y los afectos son territorio en constante resistencia para estos sujetos disidentes, y sus formas emergentes de producción de espacio no hegemónicas le recuerdan constante- mente al patriarcado que, aunque los quiera como una sociedad dividida, no le será una tarea fácil.

Celebrar y revindicar las prácticas, estrategias y formas de socialización que estos sujetos disidentes de manera individual u organizados vienen desarrollado, permite visibilizar nuevas formas de vincularnos afectivamente, nuevas posibilidades de cooperación y emprendimiento promoviendo valores no asociados al capitalismo. Al contrario, estas formas de producción de espacio no hegemónicas promueven y construyen valores propios pensados y sentidos colectivamente por cada uno de los sujetos que conforman la disidencia.

Introducción

Es poco frecuente escuchar en la academia sobre la utilización de prácticas, hábitos y metodologías basados en una pedagogía afectiva (Cervetto; López, 2017). En la disciplina de la arquitectura se genera una ausencia de metodologías de investigación alternativas que permitan abordar el territorio y los objetos de diseño de manera distinta a las formas tradicionales. Donde los estudiantes y los docentes puedan acceder a trabajar o abordar temas no hegemónicos utilizando propuestas con un conocimiento situado para la arquitectura y el urbanismo.

Con el fin de ampliar estas apreciaciones se va a desarrollar brevemente, algunos conceptos que están vinculados a las metodologías tradicionales que se utilizan para abordar temáticas hegemónicas en la academia de arquitectura.

Por lo general cuando se conciben o diseñan espacios en la arquitectura y el urbanismo, se plantea inicialmente un programa arquitectónico, donde se piensa en la persona que va habitar ese proyecto como un usuario, el cual se incluye dentro del mismo programa arquitectónico de manera muy técnica.

El programa arquitectónico, se puede definir como un conjunto de categorías espaciales, definidas por la persona que proyecta, después de haber realizado un análisis de necesidades espaciales; este conjunto de espacios es el que constituye un proyecto arquitectónico o urbanístico.

Durante el análisis de esas categorías espaciales la persona que proyecta puede definir las jerarquías y relaciones funcionales entre los espacios además de la orientación y la ubicación de los mismos. Según estas categorías de usos, la persona que proyecta también tiene la capacidad de definir el funcionamiento de cada uno de ellos, a partir de estas funciones que se le dotan a cada uno de los espacios, se crean zonas homogéneas por afinidad de función. De esta manera cada proyecto arquitectónico o urbanístico puede tener zonas de usos privadas, zonas de uso públicas, zonas de uso verdes, entre otras.

El programa arquitectónico está pensado desde las formas legitimadas que un grupo hegemónico de personas debe apropiarse; del espacio y los usos correctos que esas personas deben tener en el mismo. El uso y el valor del espacio público está atravesado por una lógica heteronormativa (Rojas, 2018); esto quiere decir que solo se consideran usos y valores adecuados aquellos que pro- muevan valores positivos para una sociedad normada excluyendo cualquier otro uso o valor disidente.

A esto debemos agregar los estereotipos y prejuicios, muchos vinculados a los roles e identidades de género socialmente asignados, que el proyectista reproduce en esta fase de conceptualización del proyecto arquitectónico o urbanístico. No son espacios que han sido pensados para los intereses y necesidades reales de las personas que van habitar el proyecto arquitectónico o urbanístico (Méndez, 2016, p. 72).

Por ejemplo, cuando se diseñan espacios públicos recreativos, la persona que proyecta, categoriza los espacios según el uso que pueden hacer las personas que lo van habitar, pero estos usos están diferenciados por el rol de género asignado socialmente por el sistema heterosexista predominante, esto quiere decir, que las actividades asociadas al cuido van estar pensadas para mujeres, lo mismo no pasaría para las actividades de ocio porque se piensa que la persona que lo va realizar con mayor frecuencia va ser un hombre.

A esto le debemos sumar, que no existe en el proceso un periodo de participación de parte de la persona que proyecta para consultarle a las personas que van a habitar ese proyecto si realmente un espacio público recreativo es lo que necesitan en su comunidad. Se asume que cada propuesta hecha por la persona que proyecta es la ideal, a pesar de que no precisamente conoce el contexto y la comunidad para la que va diseñar lo que genera una propuesta no situada. Como se abordará más adelante en el marco teórico, desde la geografía cultural y bajo la perspectiva de corporeidad los sujetos sociales se apropian del espacio por medio de la capacidad que tienen los cuerpos de generar vínculos emocionales y sentimentales con los espacios que habita, por lo tanto, un sujeto social significa sobre el espacio y de esta manera podemos decir que se apropia.

La mayor parte del tiempo, el sujeto social logra formas de apropiación del espacio muy distantes a las que el proyectista le asignó a ese espacio previo a su materialización en el programa arquitectónico. Estas asignaciones que genera el proyectista se consideran, desde la hegemonía, los usos y valores correctos que deben tener las personas en el espacio. Cuando esos usos asignados al espacio no corresponden a los usos que se generan en lo cotidiano por los sujetos sociales se genera un fenómeno al que se le llama desplazamiento del programa arquitectónico. (Rojas, 2016, p. 334)

Por otro lado, nos encontramos en un momento en que la academia de arquitectura en los estudios sobre teoría y urbanismo, voltean su interés sobre la importancia de la comprensión del componente informal del espacio público urbano para entender y reproducir el mismo como elemento creador de equidad, diversidad, identidad y reconocimiento político de la población en general (Gehl, 2017, p. 32).

La mayoría de los espacios públicos urbanos diseñados para las personas, están pensados considerando aspectos de convergencia social del sujeto social dominante o hegemónico (Gehl, 2017, p. 24). Dejando de lado al sujeto disidente de la hegemonía y sus formas de interactuar porque además estas son consideradas informales. Por ejemplo, cuando se diseña en espacio público hegemónico se privilegia a los cuerpos heterosexuales en términos de uso y valor de los que dotan al espacio, el cual, está pensado para sugerir ciertas dinámicas o intercambios que entre heterosexuales están normalizados, pero nunca se diseña pensando en otros cuerpos con orientación sexual diferente.

Es importante, reconocer desde la arquitectura y el urbanismo que existe una diversidad de cuerpos invisibles con utilidades muy distintas entre ellos, lo cual genera una diversidad de formas de significación o apropiación del espacio público urbano, todas estas formas de significación son igual de complejas y estructuradas que las formales.

En términos de investigación, analizar y valorar estos procesos de producción, reproducción y construcción espacial de estos grupos y sujetos invisibles facilitan el entendimiento de la cuidad y permiten visibilizar como estas formas de construcción espacial están vinculadas a la configuración de las ciudades o territorios que de diversas maneras se les niega constantemente quedando excluida de las políticas públicas urbanas, del acceso equitativo a los bines y servicios públicos y a ejercer un verdadero derecho a la ciudad.

Esta propuesta de investigación también propone el desarrollo de una metodología alternativa de investigación para abordar el territorio que trabaje de manera transversal el tema de género (Rojas, 2016, p. 123). El enfoque de género en la metodología sugiere un enfoque más sensible y social del funcionamiento del espacio y menos programático (Méndez, 2016, p.72) como el que hoy se reproduce en la academia de arquitectura y en la vida profesional del proyectista en Costa Rica. Entendiendo el género con las diversas formas de visibilizar estas prácticas sociales y al sujeto social que las ejecuta, respetando sus usos y valores (Rojas, 2016, p. 4).

Se propone una metodología con un enfoque crítico dirigido a la forma en que se conceptualiza el espacio, ya que estos no han sido pensados según las necesidades reales para las personas que los van habitar, pero además se cuestiona, la manera en que se regulan, normalizan y naturalizan las formas correctas de apropiación que esas personas para las que se diseña deberían tener en el espacio (Rojas, 2017, p. 125).

Durante el texto se recurre a aplicar una estrategia pedagógica o de mediación afectiva que consiste en el cambio de uso de cierta terminología, en términos de enunciación y posicionamiento, es significativo promover y utilizar conceptos que promuevan de manera paulatina la erradicación de prácticas pedagógicas y metodológicas hegemónicas. También se va a recurrir al lenguaje inclusivo y diálogos horizontales.

Perspectivas teóricas

(Véase gráfico 1). La geografía cultural nace del intento de unir la cartografía y las ciencias sociales, esta ciencia propone un enfoque más sensible y social del funcionamiento del espacio y menos programático como el que hoy se reproduce en la academia de arquitectura y en la vida profesional del proyectista en Costa Rica. La geografía cultural es una ciencia interdisciplinaria que vincula aspectos prácticos de cartografía y aspectos teóricos de las ciencias sociales.

Gráfico 1. Corporeidad y dinámicas sociales

Gráfico 1. Corporeidad y dinámicas sociales

La geografía cultural comprende que las prácticas sociales son producidas y construidas socialmente. El eje principal de estas prácticas es la persona que las lleva acabo, en otras palabras, teoriza las dinámicas sociales a través del cuerpo; por lo e permite tener un abordaje de estas dinámicas más sensible y pragmático.

Para la geografía cultural las personas somos sujetos sociales, esto quiere decir que somos el resultado de dos grandes componentes el físico o la parte motora y el componente sentimental o afectivo. (Lindón, 2009, p. 2) El primer componente físico/motor (cuerpo-utilidad), es el que permite al sujeto social obtener visibilidad por medio del cuerpo, pero al mismo tiempo, el cuerpo es la herramienta utilitaria para que el sujeto social pue- da obtener acceso y movilidad. La movilidad en términos de arquitectura y urbanísimo y para efectos de esta propuesta de investigación, se refiere a las categorías de desplazamientos, junto con las características que el sujeto social puede realizar en espacios públicos. Esta idea también aplica para el ámbito privado, sin embargo, para el desarrollo de los objetivos de esta investigación no se aborda desde ese ámbito.

Es importante reconocer, desde la disciplina de la arquitectura y el urbanismo, que existe una diversidad de cuerpos visibles e invisibles con utilidades muy distintas entre ellos, lo cual genera una diversidad de formas de desplazamientos, con características propias cada uno, pero igual de complejos y estructurados. El segundo componente es el sentimental/afectivo (cuerpo-sentimiento), esta cualidad humana inherente a todas las personas permite que los sujetos sociales puedan desarrollar un vínculo afectivo con los espacios a los que acceden desde la cotidianidad. Para ampliar esta perspectiva cito las palabras de Alicia Lindón:

En este sentido exploramos una serie de transversalidades e intersecciones analíticas entre el cuerpo, las emociones, la ciudad y la espacialidad. Una de estas transversalidades es lo que se puede denominar la centralidad del sujeto como constructor de lo social. Esta perspectiva intenta superar las concepciones para las cuales el sujeto es una simple expresión de la individualidad. Otra de estas transversalidades es la relación entre lo inmaterial de la vida urbana y la materialidad, lo tangible. (2009, p. 2)

La geografía cultural ha teorizado cómo el sujeto social utilizando su cuerpo genera diferentes formas o maneras de percibir, utilizar y funcionar en los espacios que habita vinculado a los afectos y emociones que en ese sujeto social le están atravesando. A este complejo proceso se le comprende como significación del espacio.

Una característica importante de la significación del espacio es que es mutable y está vinculada a la temporalidad y el uso que le demos al espacio. Por eso se entiende que los espacios están en constante re-significación, ya que los espacios que se habitan tienen múltiples usos en diferentes temporalidades.

Para la geografía cultural es importante comprender que la significación del espacio es producida y reproducida cotidianamente por los sujetos sociales, cada sujeto so- cial tiene un vínculo afectivo directo con el espacio desde la acción que ejecuta por medio de la convergencia social. (Lindón, 2009, p. 6) Desde la arquitectura y el urba- nismo al proceso de significación del espacio se le llama como apropiación del espacio y se aborda en términos programáticos. Dejando de lado, la mayoría del tiempo, el componente afectivo olvidado. Existen dos categorías conceptuales para abordar estos vínculos afectivos y maneras de apropiarnos del espacio, el primero de ellos es la topofobia, que se entiende como aquella porción del territorio donde el sujeto social genera vínculos afectivos considerados negativos como miedos y fobias por diversas razones, algunas de ellas relacionadas con experiencias cotidianas negativas. El segundo de ellos es la topofilia, que se entiende como aquella porción del territorio donde el sujeto social genera vínculos afectivos considerados positivos como confianza y filias por diversas razones, algunas de ellas relacionadas a experiencias cotidianas positivas. (Lindón, 2009, p. 8)

Cada sujeto social desarrolla distintos tipos de topofobias y topofilias en las diferentes porciones del territorio según sus experiencias de vida cotidiana. Una porción del territorio puede representar topofobia para un sujeto social y para otro puede representar topofilia. De la misma manera cada sujeto social tiene la capacidad de resignificar sobre esas porciones del territorio que habita. Todo sujeto social tiene la capacidad de crear nuevas estructuras, incluso a partir de las previas, y transgredir lo antes aceptado para innovar.

Hasta este punto, la geografía cultural permite entender como los sujetos sociales aportan a la construcción de los espacios por medio del vínculo sentimental que ejercen en ellos. Pero también generar el cuestionamiento de si esos aportes son considerados positivos o negativos en función del tipo de corporeidad que genera el vínculo.

Desde esta premisa, la geografía cultural introduce el término de corporalidad, toda dinámica de significación conlleva o se gesta desde una corporeidad. A este con- cepto se le denomina “emboided” (corporeizado), y define o explica como todo el conocimiento del sujeto social se adquiere por las capacidades sensoriales y motoras del cuerpo; a este proceso se le conoce como corporeización. En el momento en que un sujeto social corporeiza en el espacio público está gestando una micro situación. Cito las palabras de Alicia Lindón:

Los espacios exteriores pueden ser analizados desde el ángulo de las microsituaciones que en ellos se hacen, aun cuando sean fugaces y efímeras. Las microsituaciones contienen claves acerca procesos más extensos, como la reproducción y producción socio-espacial de la ciudad. Así, la ciudad se puede estudiar a partir del análisis de las prácticas del actor territorializado en sus múltiples puestas en escena. Toda práctica espacial es posible y se concreta a partir de la corporeidad y la motricidad que le es inherente. Esta forma de concebir las prácticas se puede denominar sujeto cuerpo, y en ella la corporeidad no sólo es constitutiva del actor (y en consecuencia, de su actuar) también es una forma de espacialidad. (Lindón, 2009, p. 8)

Según lo leído podemos sintetizar que, una micro situación es como una biopsia de una dinámica social, esta última es mucho más compleja y se puede entender como el conjunto de micro situaciones generadas por diversos sujetos sociales. En la arquitectura y el urbanismo se entienden las dinámicas sociales como las diversas formas de interactuar o converger de las personas en el espacio público.

Las micro situaciones son de carácter efímero, son fraccionadas o sea que se pueden replicar en toda la cuidad o el territorio, y también se generan en diferentes temporalidades. Según el tipo de micro situación el sujeto social genera una lógica corporal y una lógica espacial. Por ejemplo, el trabajo sexual ejercido por personas transgénero en espacio público es una dinámica considerada informal en nuestra sociedad costarricense. Don- de las personas que se desplazan por el espacio público ofreciendo sus servicios tienen una lógica corporal utilitaria y una lógica espacial territorial con respecto a otras personas que deambulan por los espacios públicos con el mismo fin.

Por lo tanto, no es lo mismo abordar la dinámica del comercio sexual en la zona de plaza Víquez, al sur de la ciudad que en la zona de barrio Amón, al norte de la ciudad.

Cada zona tiene sus particularidades y dependen estrechamente del contexto, la frecuencia y la temporalidad con que se practique la dinámica.

Es así como la geografía cultural propone comprender que las dinámicas sociales son producidas y reproducidas cotidianamente por las micro situaciones que se ges- tan por los sujetos sociales, cada dinámica social tiene un vínculo directo con el conjunto de acciones o micro situaciones, al mismo tiempo, que son significativas de diversas formas para cada sujeto social que la esté gestando.

El valor significativo de estas dinámicas está vinculado a lo que se considera o asigna permitido o no permitido dentro de una sociedad dominante, estos valores se ponen en juego dentro del espacio público donde lo formal está relacionado con lo permitido y lo informal está relacionado con lo no permitido, la mayoría del tiempo. La informalidad es una forma de sobrevivencia y reproducción de muchos órdenes: el social, el cultural, el político y el económico; lo que lo vuelve igual de complejo y estructurado que lo formal.

De esta manera, nace el interés por medio de esta propuesta de investigación de abordar y visibilizar las dinámicas sociales que son producidas por sujetos sociales desde lo informal del espacio público.

Y de alguna manera, lograr un acercamiento más afectivo a los procesos de construcción espacial de estas poblaciones. Sin embargo, antes es importante definir como se entiende la construcción espacial desde la arquitectura y el urbanismo. (Véase gráfico 2). Como se explicó anteriormente, la geografía cultural propone comprender como las dinámicas sociales son producidas y reproducidas cotidianamente desde las micro situaciones y que estas se gestan por sujetos sociales. Desde el punto de vista de la geografía cultural, los sujetos sociales habitan los espacios tanto corporal como emocionalmente.

Sin embargo, los procesos de producción espacial son constantes y mucho más complejos, ya que se debe considerar varios aspectos que son relevantes para en- tender el proceso desde una óptica arquitectónica y urbanística. El arquitecto y teórico, Jan Gehl, clasifica las actividades que se generan en el espacio público en 3 categorías que son: obligatorias, opcionales y sociales; además, trata de establecer cual son las características que ese espacio debe tener para que estas actividades se generen. (Gehl, 2006, p. 10).

De manera que, al sintetizar esas características descritas por Gehl, en su propuesta, se pueden agrupar en dos grandes componentes. Los cuales son esenciales para comprender la construcción espacial de las personas en la ciudad y los lugares intrínsecos en ella.

El primer componente son las amenidades y cualidades espaciales, ambas, características inherentes del espacio público que lo dotan de valor cuantitativo que puede ser positivo o negativo dependiendo de la experiencia afectiva del sujeto social durante el desplazamiento en el espacio público urbano.

Grafico 2. La construcción espacial

Grafico 2. La construcción espacial

Para efectos académicos, se van a desarrollar de manera general las ideas que se refieren a cada una de estas definiciones por separado. Iniciando por las amenidades que se refieren a las capacidades del espacio público de resultar un espacio seguro, agradable y entretenido, al gunas de estas capacidades son:

1. El acceso al espacio público: que está relacionado con la ubicación y el tiempo de desplazamiento que toma llegar a ese espacio. La temporalidad: se refiere a si el espacio público urbano permite la presencia de personas en distintos periodos del año y en diferentes días y horarios.

2.La percepción de seguridad: que está vinculada a la presencia de personas y a la presencia de dispositivos de seguridad. La convergencia social: se refiere a los intercambios con otras personas, algunos de ellos son voluntarios, pero otros pueden ser imprevistos o no deseados por la persona que transita el espacio público urbano. Como es el caso de la persona que enfrenta un robo, una agresión física o verbal o acoso callejero. Existen porciones del territorio y la ciudad donde este tipo de acciones se reproducen constantemente.

La otra definición son las cualidades espaciales que se refieren a esas características propias o adquiridas del espacio público urbano que lo dotan de valor con respecto a otros espacios, algunas de estas características son:

1.La configuración del espacio: se refiere a la disposición de las formas que componen el espacio. Un espacio público puede ser estrecho, estando fuera de él y por esta razón dificulta la visibilidad de las personas desde afuera que tal vez tengan la intensión de ingresar. El estado físico de las vías de circulación peatonal: por ejemplo, que las aceras peatonales se encuentren en buen estado y que tengan las dimensiones apropiadas según el flujo de personas que las transitan.

2. Equipamiento urbano: se refiere a toda la infraestructura y mobiliario urbano que debe existir para generar un bien público y que debe estar en buen estado. En cuanto a la infraestructura, se refiere al sistema de alcantarillado, red de alumbrado público, sistema de agua potable, entre otros. Y el mobiliario urbano que son las bancas, mesas, basureros, entre otros.

3. Presencia de masas vegetales: jardines, espacios de contemplación, espacios verdes para el gozo y disfrute de las personas.

4.Existencia de servicios públicos: teléfonos públicos, zonas de carga eléctrica, zonas de internet inalámbrico.

5.Presencia de artefactos: espejos de agua, esculturas públicas, intervenciones artísticas entre otros.

Para efectos de entender el concepto de manera general se debe considerar las amenidades y cualidades espaciales como un conjunto de características inherentes y que están asociadas o relacionadas entre si, por lo tanto, un espacio público es categorizado como ameno espacialmente porque posee las cualidades espaciales deseables que lo distinguen de esta manera y viceversa (Gehl, 2006, p. 59).

El segundo componente es la función del espacio público o el uso que cada persona le da al espacio público urbano cuando realiza un desplazamiento; en este componente existe una variable importante vinculada al género.

En los últimos años se ha generado un esfuerzo por visibilizar como el uso del espacio público urbano esta diferenciado entre hombres y mujeres. (McDowell, 2000, p. 12).

Esto se debe a algunas características generales de los desplazamientos entre hombre y mujeres y que marcan una diferencia en la experiencia del espacio público urbano entre ambos géneros, según la propuesta de la arquitecta y feminista, Zaida Muxi Martínez, se podrían generalizar estas diferencias de la siguiente manera: (Martínez, 2018, p. 71)

La mayoría de los desplazamientos de los hombres:

1. Son de uso y disfrute propio.

2. Producen configuraciones espaciales más sencillas.

3. Generan mayor presencia masculina en espacios públicos urbanos por la noche.

La mayoría de los desplazamientos de las mujeres:

1.Son de uso y para el cuido de terceros, esto asociado a los roles de género establecidos socialmente.

2.Producen configuraciones espaciales más complejas.

3.Generan mayor presencia femenina en espacios públicos urbanos durante el día.

Por otro lado, la reproducción del espacio es la capacidad o la tendencia del sujeto social a instaurar patrones de comportamiento cotidiano repetitivos durante los desplazamientos en el espacio público. La producción y reproducción espacial están relacionados entre sí.

En síntesis, la construcción espacial se puede entender, en parte, como la sumatoria o el resultado de los aspectos o experiencias de percepción (positivas y negativas) que cada sujeto social genera durante los desplazamientos en el espacio público urbano.

Esas experiencias perceptivas están relacionadas con:

1.El valor significativo que le da el sujeto social.

2.Las amenidades y cualidades espaciales que posee el espacio público urbano.

3.El uso del que cada sujeto social dota al espacio público urbano.

4.La capacidad del sujeto social de producir o reproducir patrones perceptivos durante estas experiencias.

Por otro lado, estas características generales están asociadas mayoritariamente al estudio o la observación de los sujetos sociales legitimados. Creando una ausencia o falta de interés por el estudio de las formas de producir espacio de los sujetos sociales ilegitimados.

Lo cual genera el siguiente cuestionamiento, entender desde un enfoque de género ¿por qué estas formas de construcción espacial informales son consideradas con menor valor significativo para un segmento de la población dominante?

(Véase Gráfico 3). Por su parte el territorio, los paisajes, los lugares, la cultura y el género son el resultado de la construcción social, por lo tanto, una de sus características inherentes es que están dotados de significados y valores propios; características que mutan con el paso del tiempo.

En los espacios públicos urbanos interactúan y se relacionan distintos usos y significados, distintas funciones y cuerpos heterogéneos que evidencian lo complejo de la vida pública cotidiana. Cada uno de estos cuerpos tiene distintas formas de expresión, de converger o convivir, de ocio, recreación, de celebración y de consumo y producción que se alternan con las prácticas ciudadanas en demanda de las reivindicaciones políticas y sociales (Otárola, 2019).

Por lo que es relevante visibilizar el aporte, en términos de construcción espacial, de una diversidad de personas que producen desde lo cotidiano; día a día estas perso- nas viven los espacios desde su vínculo afectivo y desarrollan distintos papeles dentro de los mismos lugares. Por eso hablar, de perspectiva de género en el espacio público es entenderlo desde esa variedad de perspectivas que lo construyen (Rojas, 2018).

Cada cultura define sus prácticas de socialización como apropiadas o inapropiadas. Para la cultura occidental la conducta apropiada se define con base en la heteronormatividad, muchos aspectos de esta normativa tienden a no corresponder a la diversidad total de la sociedad. Los patrones de conducta que promueven la heteronormatividad están en función del hombre, blanco, heterosexual, monógamo.

Clasificar y categorizar es un esfuerzo del Estado por establecer el control social, pero existen normas de comportamiento social que generan cambios severos en la manera que nos reproducimos socialmente. (La repro ducción social en términos de entender la diversidad de formas como las personas interactúan o convergen en el espacio público). Lo cierto es que estas medidas correctivas responden a la homogenización de la sociedad. Es- tas prácticas que conducen la manera correcta en que la mayoría de las personas deben converger en la cuidad.

En el espacio público se actualizan y ponen en juego las nociones culturales de género que se concretan en prácticas, actividades y conductas realizadas cotidianamente ligadas a la cultura y los imaginarios sociales.

Doreen Massey (1994), afirma que los espacios y los lugares así como el vínculo afectivo que generamos en ellos, se estructuran recurrentemente sobre la base del género, en formas que varían de cultura a cultura a lo largo del tiempo.

Actualmente, los espacios públicos de San José, se conciben bajo el modelo de “heteronormatividad” de la organización social como principio rector. Estas formas de convergencia se mezclan en la práctica ciudadana. A esto, se le deben sumar todas esas formas marginales de supervivencia cotidiana y las prácticas que generan temor en la ciudadanía como los robos, el tráfico de drogas, y la violencia extrema (Valencia, 2010).

Por otro lado, el espacio urbano se presenta como el resultado de una sociedad que diferencia entre hombres y mujeres, los primeros son la norma y de acuerdo a ellos se explican los funcionamientos espaciales dentro de la ciudad. Se denominan parámetros de ordenamiento social heteronormativos, la forma física de los espacios contribuye a perpetuar este modelo heteronormativo que se materializa en formas de opresión en la cuidad y en los espacios públicos (Rojas, 2016, p. 332). Cuando el espacio público está en función de la heteronormatividad, no se reconoce la diversidad de expresiones que en ellos se construyen cotidianamente. Las consecuencias generadas por tratar de visibilizar esta diversidad de expresiones son las responsables de las transformaciones políticas, sociales y económicas; de la segregación y las manifestaciones de los diversos géneros e incluso la ausencia de ciertos grupos sociales en determinados lugares (Rojas, 2018).

Ha esta idea se debe agregar el concepto de políticas de puntuación (Rojas, 2016, p. 6), que hace referencia a todas esas características identitarias que se ejercen en los cuerpos pero que en algunas ocasiones no corresponden a la identidad que posee la persona por sí misma.

En relación con la experiencia urbana del sujeto social en el espacio público, las políticas de puntuación interfieren en la manera que se espera que ese sujeto social perciba el espacio público. Por ejemplo, un hombre que se expresa corporalmente de manera afeminada en el ámbito público, se tiende a identificar como homosexual, al mismo tiempo que se le atribuyen una seria de formas de conducta social estereotipadas de cómo ese sujeto debe comportarse en el ámbito público (Rojas, 2016, p. 7).

Gráfico 3. Espacio público con perspectiva de género

Gráfico 3. Espacio público con perspectiva de género

Por lo que las políticas de puntuación le confieren al sujeto social visibilidad a partir de un conjunto de características, prejuiciadas y estereotipadas, de cómo se espera que debe verse y comportarse ese sujeto en el ámbito público.

La heteronormatividad y las políticas de puntuación son regímenes naturalizados en los sujetos sociales que interfieren en el uso y el valor que les dotan a los espacios públicos urbanos. Actualmente el uso y el valor del espacio público está en función de un grupo dominante y homogé- neo de personas que gozan y disfrutan de forma privilegiada del espacio urbano y le asignan un uso heteronormativo implícito e incuestionable (Rojas, 2016, p. 333).

Existe un segmento importante de la población que vive un estilo de vida diferente al pautado por la heteronormatividad que incluye prácticas diversas de reproducción (social y sexual) que son invisibilizadas, en nuestra sociedad estos grupos son silenciados debido a que se perciben y expresan de manera diferente en la realidad en relación con los grupos dominantes (Rojas, 2016, p. 334).

La moralidad dominante de cada época tiene efectos en la reproducción de dinámicas sociales consideradas socialmente como “inmorales”, que atentaban contra las sanas costumbres de los ciudadanos; e

La moralidad dominante de cada época tiene efectos en la reproducción de dinámicas sociales consideradas socialmente como “inmorales”, que atentaban contra las sanas costumbres de los ciudadanos; este efecto, tiene como resultado la reproducción y perpetuación del estigma sobre las personas que representan este tipo de dinámicas. Existen referentes históricos que demuestran cómo estas dinámicas sociales excluidas se vinculan a zonas marginales de la cuidad y al acceso de los servicios públicos, con el fin de mitigar su presencia (Quesada, 2011, p. 287). Pero además estas formas de producción, reproducción y construcción espacial son desconocidas, silenciadas y excluidas por lo que la opinión de las personas que las producen son invisibilizadas en el proceso de desarrollo de políticas públicas urbanas.

Este último enunciado permite el planteamiento de otro importante cuestionamiento, ¿se tienen en cuenta estos procesos de producción de espacio en el desarrollo de políticas públicas urbanas? (Véase Gráfico 4). El término de “derecho a la ciudad” aparece por primera vez a finales de la década de los sesentas y principios de los setentas del siglo pasado dentro de un marco de compresión para el abordaje, en conjunto, de los estudios de lo social, lo urbano y lo espacial (Camargo, 2016, p. 3).

En un inicio se utilizó el término para plantarse de manera contestaría ante la forma que el urbanismo en algunos Estados modernos, de carácter neoliberal, había producido en la sociedad. Para efectos de esta propuesta de investigación se van a mencionar dos de estas características, de manera general, que ese urbanismo moderno produjo (Camargo 2016, 3).

La primera característica de interés se centra en las relaciones de intercambio, los bienes y servicios públicos de la ciudad han estado distribuidos de manera parcial e injusta entre todas las porciones del territorio y las personas que viven en ellos. Con respecto a este tema Pradilla, define de la siguiente manera las ciudades latinoamericanas:

La ciudad latinoamericana es una combinación compleja de múltiples condiciones generales y particulares, estructuras y procesos de producción y reproducción social, caracterizados hoy en día por su desigual distribución social, su penuria para sectores muy importan- tes de la población excluidos de su acceso, su segregación socio territorial en términos de clases y estratos sociales. (2016, p. 168)

La segunda tiene que ver con la restricción y despolitización del espacio público urbano inicialmente planteado por Lefebvre en la década de los noventas. Explica sobre la tendencia a despojar de atractivo y conocimiento los temas de interés general en el espacio público que al mismo tiempo se evidencia en una apatía de parte de una mayoría de la ciudadanía por involucrarse en la opinión y gestión de las ciudades que ellos mismos habitan (Camargo, 2016, p. 3).

A pesar de que actualmente existe mayor crecimiento económico y mejores condiciones tecnológicas para diseñar ciudad, ambas situaciones generan un empobrecimiento de la experiencia urbana y dificultan el acceso equitativo a los bienes y servicios de la cuidad a la mayoría de los habitantes, lo que lleva a cuestionar la idea de si el derecho a la cuidad aplica de la misma forma para todos los ciudadanos, donde los actores excluidos la mayoría del tiempo, son estos cuerpos ilegitimados (Camargo, 2016, p. 4).

A través de los años, varios teóricos como Lefevbre, Harvey, Soja y Alessandri, han expresado sus opiniones críticas sobre la ciudad, proponiendo diversos ejes de trabajo sobre el concepto de derecho a la ciudad, planteando de esta manera varios enfoques sobre el mismo término. De estos enfoques hay 4 que por interés de la investigación se van a desarrollar de manera transversal para el abordaje y aplicación de la metodología, estos son:

Lo urbano como un producto de aspiraciones, necesidades y exigencias de los ciudadanos, que involucre una recuperación del espacio público apropiado del capital financiero, con el fin de mantener la autonomía política y revolucionaria (Lefebvre, 2013).

La participación ciudadana activa que permita una apropiación y participación política espacial de todos los ciudadanos, articulando todas las formas de resistencia (etnia, género, clases social, cultura). Con el fin de construir y pensar la ciudad juntos de manera colectiva y que permia la inclusión de la ciudadanía en los cambios urbanos, que no pretenda erradicar los conflictos sino interpelarlos (Harvey 2013).

Gráfico 4. Derecho a la ciudad

Gráfico 4. Derecho a la ciudad

Visibilizar la diversidad de formas en que los ciudadanos pueden experimentar la ciudad, desde el escenario del espacio público entendiendo que todas estas formas de experimentación están sujetas a normas y regulaciones para el control de los ciudadanos. Reconocer esta diversidad de formas de experimentación, no con la intención de crear rupturas, sino, que permita proponer potenciales alternativas espaciales de carácter hibrido donde puedan converger todos los tipos de ciudadanos (Soja, 2013).

La interseccionalidad, como una variable que transforma y altera la experiencia de la ciudad mediante el reconocimiento del factor temporal y el factor espacial como agentes de cambio de esa experiencia (Carlos, 2014). Por ejemplo: dos mujeres pueden tener la misma lucha social por el acceso equitativo al recurso hídrico, pero cada una de ellas pueden tener características diferentes a nivel espacial y temporal una puede ser de zona rural, tener vivienda propia donde es jefa de familia y estar en la lucha desde hace 10 años, la otra puede vivir en zona urbana estar soltera, tener vivienda de alquiler estar en la lucha desde hace un mes.

A partir de estos enfoques se generan 3 ejes de trabajo para la propuesta de investigación que son de interés visibilizar en el proceso. En especial porque el sujeto de análisis de esta investigación es considerado ilegitimado por lo que la mayoría de sus dinámicas sociales están relacionadas con lo informal del espacio público.

El primero de ellos, es el acceso que está vinculado al enfoque del punto 1 y 2. En este eje de trabajo se trata de entender con qué características dotan los sujetos a la ciudad o a algunas porciones del territorio a partir del vínculo afectivo que los mismos sujetos generan en los espacios; y comprender si esos espacios están sometidos a procesos de marginalización intencionados y cómo se traducen estos procesos en violaciones sistemáticas de sus derechos sociales y como ciudadanos.

El segundo, es la visibilidad que trabaja desde el enfoque 2 y 3. En este eje se trabaja la participación y apropiación activa ciudadana, que involucra no solo el derecho al activismo político, sino también derecho al descanso, al esparcimiento, al juego y a la participación en la vida artística y cultural de la ciudad que se habita desde la corporeidad a la que se pertenece sea legitimada o ilegitimada.

El tercero seria la movilidad que se vincula al enfoque 4 en términos de temporalidad, se refiere al a la frecuencia y el horario con la que se usa el espacio urbano y espacialidad en términos del estado físico del equipamiento urbano. Estos tres ejes de trabajo, representan aspectos básicos que cualquier persona independientemente de su etnia, género, clase social, entre otros debe desarrollar en su ejercicio de ciudadano de manera equitativa y afectiva. Esto quiere decir que cualquier ciudadano que, por alguna de las razones mencionadas anteriormente, no puede ejercer su derecho al acceso, la visibilidad o la movilidad, se le está negando su derecho a la ciudad.

Si la respuesta a este interrogante fuera negativa, surge otro cuestionamiento ¿De qué manera se puede incluir la opinión de estos sujetos sociales ilegitimados sobre la cuidad que habitan?

Como se abordó en el marco teórico se sabe que existen actualmente diversas dinámicas sociales que son invisibilizadas o silenciadas en la esfera pública. Entendiendo dinámicas sociales desde el urbanismo y la arquitectura como la diversidad de formas en las que las personas convergen o interactúan en los espacios, para esta propuesta de técnica metodológica, en particular, se trabaja el espacio del ámbito público.

Estas prácticas de convergencia o interacción social se producen y reproducen en todos los sujetos sociales. Pero no se reconoce o visibiliza la diversidad de cuerpos que gestionan esta forma de construir o gestionar los espacios. Como es el caso de los sujetos sociales que son considerados minorías vulnerabilizadas, que para esta investigación y como unidad de análisis llamaremos sujeto indómito. El sujeto indómito hace referencia a los cuerpos en resistencia o disidencia de la norma dominante. Todos ellos atravesados por prejuicios y estereotipos derivados de un estigma que les prevalece (Aliaga; Navarrete, 2015).

El sujeto indómito se refiere a aquellas corporeidades que por estar permeadas de estereotipos y prejuicios (estigmas), ejecutan prácticas o dinámicas de interacción social que son consideradas de menor valor significativo en los procesos de producción espacial. (Aliaga; Navarrete, 2015). Los cuerpos indómitos producen espacialidad de maneras muy complejas y estructuradas, pero al estar permeados del estigma en muchas ocasiones no se consideran estos procesos de producción de espacio como formales.

Si se conceptualiza el territorio como una extensión del cuerpo, se entiende que estos procesos de producción de espacio se reproducen en territorios categorizados generalmente en resistencia o disidencia de la norma dominante. Este concepto junto con el de territorio indómito se ampliarán durante el proceso de investigación. Estas prácticas o dinámicas de interacción social al no ser entendidas por un grupo dominante de personas y estar permeadas de estereotipos y prejuicios, son considera- das como prácticas negativas para la sociedad dominante y con un valor significativo menor para dicha sociedad.

Esto repercute y perpetúa tanto los procesos de segregación y discriminación territorial como el estigma de los sujetos sociales disidentes de la hegemonía que las ejercen. Las opiniones de estos sujetos desde sus corporeidades disidentes nunca son tomadas en consideración en los distintos procesos de gestión urbana, de manera que se les niega su derecho a la cuidad

Si bien es cierto, que la invisibilidad de estos sujetos sociales indómitos en los diversos espacios de la cuidad está relacionada con su nula participación en los espacios de arquitectura y urbanismo destinados a los procesos de planificación urbana; también existe una ausencia sobre estrategias y metodologías académicas que permitan al abordaje de estos temas de investigación y el acercamiento más afectivo a estos sujetos disidentes.

Para poder incluir estos sujetos sociales disidentes, primero se ocupa una estrategia de investigación que permita conocer cómo se producen y reproducen estas prácticas y dinámicas de interacción en los espacios públicos de la ciudad desde sus corporeidades.

De manera paralela al desarrollo de la metodología alternativa de investigación se pretende trabajar con dos poblaciones para mostrar la efectividad de la propuesta. Estas dos poblaciones son personas trans (hombres y mujeres) y personas que viven con diagnóstico de VIH positivo (hombres y mujeres).

El fin de la metodología participativa será visibilizar las formas de producción, reproducción y construcción espacial de estos sujetos indómitos, con el fin de conocer su relación con los procesos de configuración espacial de las ciudades. Y luego de conocer estas relaciones se podrá entender si estos procesos están relacionados con diversas formas de control y regulación de los sujetos indómitos en los espacios urbanos especialmente el público.

El uso de la técnica de la cartografía propuesta permite ubicar geopolíticamente e identificar cuales porciones del territorio tienen mayores amenidades y cualidades espaciales que permiten la representatividad y la participación activa de estos sujetos en los temas de urbanidad. Esto me permite generar un listado de evidencias que se pueden utilizar para proponer políticas públicas urbanas contestarías con el fin de incluir a estos sujetos indómitos en los procesos de urbanidad. Utilizando la metodología propuesta en este texto se construyó un primer juego de cartografías que se denomina de manera injuriosa: Tortigrafía Playotica, que es el resultado de la combinación de varias palabras que se utilizan de manera popular en Costa Rica para ofender a la población homosexual y lesbiana.

Este juego de 4 cartografías se ha expuesto en diferentes espacios artísticos como la Galería Arte Actual en Ecuador para la residencia artística “Mapear no es Habitar” en el 2016, luego en el museo de Arte Contemporáneo de Quito, Ecuador para la exposición “Soy Paisaje” como parte de las actividades del museo para la celebración del mes de la diversidad en el 2017 y en la galería Teorética como parte de la exposición histórica de los movimientos políticos LGBTI que se llamó “Vamos a Besarnos” en el 2017 en San José, Costa Rica.

Los resultados y el proceso de la construcción de estos 4 mapas se sintetizaron en una publicación académica denominada “Aprender a correr en tacones: reflexiones sobre la producción espacial de personas homosexuales y lesbianas en San José, Costa Rica”. Esta propuesta se publicó el segundo semestre del 2018 en la revista de Estudios urbanos y ciencias sociales (URBS) de la Universidad de Almería, España.

Esta primera etapa de investigación abrió la posibilidad de una segunda, en la cual, utilizando la misma metodología se están construyendo 8 nuevos mapas correspondientes a la población transgénero y a la población VIH positiva; proceso que se está llevando a cabo en el Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) en Costa Rica. El proyecto se denomina: “Cuerpos y territorios indómitos, cartografía disidente Josefina”, cuyo objetivo general es, entender las diversas prácticas de convergencia y significación que se generan en los espacios públicos urbanos de la ciudad de San José, desde un grupo de corporeidades disidentes a la dominante (sujetos indómitos), bajo el abordaje de geografía cultural; con el fin de ubicar geopolíticamente y evidenciar formas alternativas de gestionar el espacio en la ciudad de San José.

Gráfico 5. Variables de acceso. Elaboración propia.

Gráfico 5. Variables de acceso. Elaboración propia.

Y tiene como objetivos específicos:

1. Comprender los procesos de producción y reproducción espacial que llevan a cabo los sujetos indómitos en la ciudad de San José Costa Rica, con el fin de visibilizar su aporte en los procesos no hegemónicos de la configuración de la ciudad.

2. Cartografiar las prácticas de producción y reproducción espacial en el ámbito público urbano, que los sujetos indómitos gestionan desde 3 ejes de análisis: acceso, visibilidad y movilidad.

Este método consiste en aplicar una serie de talleres participativos de consulta para los sujetos indómitos, cada sección consiste en la construcción de una cartografía sentimental donde las personas que participan del taller pueden manipular y modificar el mapa según sus experiencias y relatos de vida personal en el espacio público.

La cartografía sentimental es un instrumento de mapeo no institucional, con el que se pretende visibilizar dinámicas sociales silenciadas y demostrar que existe un uso discriminatorio del espacio público por parte de estos sujetos indómitos. La cartografía me permite proyectar los datos captados en el espacio urbano. Esta técnica se apoya en describir de forma visual y creativa, eventos, hechos, personas, situaciones, comportamientos e interacciones que se observan mediante un mapa o cartografía; y además anexa tales experiencias, pensamientos, actitudes, creencias entre otras, que los participantes del taller experimentan o manifiestan.

La geografía cultural permite un acercamiento más naturalista del urbanismo y menos programático, como el que se desarrolla en la mayoría de las escuelas de arquitectura de Costa Rica. Dentro de esta óptica se implementan las cartografías sentimentales, que corresponden a aquellos mapas que estudian la relación entre la geografía y los vínculos afectivos que las personas construyen en esa porción del territorio (Lindón, 2009). El desarrollo de estas cartografías, faculta un entendimiento más sensible y social de la configuración de las ciudades.

Gráfico 6. Variable de visibilidad

Gráfico 6. Variable de visibilidad

Ahora bien, para esta investigación se presenta dos sujetos de estudio que evidencian la relación entre la geografía y el género.

Para esta técnica cartográfica el territorio es un constructo social, está impregnado de símbolos e imaginarios que acompañan los diversos significados que los sujetos sociales ejercen en ellos, por lo tanto, cargados de gran valor.

Desde el ordenamiento territorial, estas cartografías se pueden trabajar por ejes temáticos vinculados al derecho a la ciudad, como se abordó en el marco teórico, que son acceso, visibilidad, movilidad; la sumatoria de estos tres ejes da como resultado un último eje de acción que es el de configuración espacial. El objetivo de la cartografía es entender de una manera más natural y menos programática la complejidad de dinámicas que se desarrollan en el espacio público. De esta manera visibilizar bajo estos ejes de acción, cómo el género y la diversidad influyen de diversas formas en la percepción a través del uso, valor que los sujetos indómitos le dan al espacio público.

Al mismo tiempo, el investigador/observador puede valerse del carácter semántico de las cartografías y adjuntar a ellas narrativas visuales, fotografías o gráficos con información pertinente acerca de las practicas sociales, incluyendo los imaginarios urbanos alrededor de la mis- mas. Y de esta manera, según la intención del investigador/observador, poder significar o re-significar sobre ellas aludiendo al carácter interpretativo de la técnica.

Para realizar este taller de mapeo participativo, se realiza primero una convocatoria ya que la participación es voluntaria, para cada sesión se recomienda tener entre 10 a 15 participantes de los sujetos indómitos.

Sobre un lienzo de lona de nueve metros cuadrados (3 metros de largo por 3 metros de ancho) con el mapa impreso, se invita a los participantes a ingresar sobre el lienzo y recorrer la lona, una vez que los participantes se ubiquen espacialmente en el mapa dentro de la zona que se va trabajar, se procede a colocar las variables sobre el mapa por ejes de acción. Todas las variables serán entregadas en papeles adhesivos e iconográficos para utilizar un lenguaje más ameno. (Véase gráfico 5). En la escala de valores del espacio público ¿en qué lugar está situado la presencia de los sujetos indómitos? (Miralles, 2011). Estás primeras variables pretende precisamente responder esa pregunta. A partir del taller se genera una primera lista de espacios a los que tenían acceso estos sujetos indómitos desde su vínculo afectivo.

Entendiendo el acceso como todos los lugares en los que el sujeto indómito desarrolla un vínculo afectivo con el espacio que menciona, ya sea por una buena o mala experiencia en ese lugar. Una característica relevante para este apartado es que estos espacios son donde significan, pero además permiten la re-significación en diversas temporalidades.

Esta cartografía se acompaña además de algunos de los imaginarios urbanos vinculados a otras dinámicas sociales similares a las categorías de acceso, pero desde otras poblaciones legitimadas y ilegitimadas que interactúan de manera permanente alrededor en el mismo territorio. Para el cumplimiento de este último objetivo se puede desarrollar con narrativa.

(Véase gráfico 6). Los participantes del taller pueden elegir cuales son los espacios donde pueden ser visibles desde la corporeidad a la que pertenecen sin necesidad de silenciar o invisibilizar su estigma por medio de tres subvariables:

La percepción: Se refiere a la sumatoria o resultado perceptual que se genera a partir de dos variables, la primera de ellas es el estado afectivo o sentimental del sujeto social y el segundo se refiere a todas aquellas situaciones cotidianas resultado de la convergencia con otros sujetos sociales.

Para este último apartado se van a utilizar variables de aquellas situaciones que generan disconformidad y muchas veces pueden causar una percepción negativa del espacio, como los robos, accidentes y agresiones físicas o verbales.

Los usos: Se refiere al uso del que cada sujeto indómito dota al desplazamiento que ejecuta, está en función de los roles que cada sujeto adquiere, estos usos pueden ser de cuido, gozo y disfrute propio, gozo y disfrute a terceros, entre otros.

La seguridad: Se refiere a la percepción de seguridad que cada sujeto genera según los siguientes factores, la presencia policial, presencia de personas, presencia de dispositivos de seguridad móvil y fijos, alumbrado público y acceso a información pública para reconocer los bienes de la ciudad. Se utilizan globos para narrativas personales.

Variables de Movilidad

Gráfico 6. Variable de visibilidad.

Gráfico 6. Variable de visibilidad.

La legibilidad 3 , contribuye a hacer clara la forma de desplazamiento para las personas en la ciudad. La legibilidad de la cuidad y sus partes aumenta en la medida en que los elementos urbanos de imagen (sendas, nodos, borde, hitos, remates visuales) se refuerzan. Hasta este apartado las variables que se desarrollaron estaban relacionada a los hitos.

Los hitos son puntos de referencia, constituyen lugares cuya ubicación es conocida y por lo tanto son elementos importantes en la orientación de los transeúntes. En el caso de esta investigación se consideran hitos todos los espacios reconocidos en el primer ejercicio del taller (el de las variables de acceso). Y tienen como particularidad un bajo nivel de visibilidad, a diferencia de los hitos hegemónicos de la cuidad que son altamente visibles.

Una vez ubicados los hitos en el primer ejercicio de la cartografía sentimental se plantean los posibles desplazamientos que los sujetos indómitos tuvieron que realizar para llegar a los espacios de acceso del primer ejercicio de cartografía utilizando las rutas de las redes viales. Esto con el fin de re-construir las posibles conexiones entre esos ámbitos por medio de la red vial de San José, Costa Rica. Ya que bajo cualquier modalidad de desplazamiento existente sea peatonal, alternativo, transporte público masivo o privado las personas deben movilizarse por esta red para acceder a los espacios mencionados.

Para trazar los desplazamientos se utilizan cuerdas de colores de diversos grosores para trabajar las jerarquías y el valor.

Referencias

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Notas

Artículo de investigación: El presente artículo deriva de la investigación realizada por el autor, bajo la orientación del Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo (CICDE), durante el año 2017, a la actualidad. El proyecto se encuentra inscrito y activo en la Vicerrectoría de Investigación de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) en San José, Costa Rica.
Labora como profesional independiente en consultoría de diseño arquitectónico e investigación del paisaje social en LARH donde ha publicado varios artículos sobre teoría queer y urbanismo, Investigador del Centro de Investigación Cultura y Desarrollo (CICDE) de la Universidad Estatal a Distancia (UNED) Costa Rica, Licenciado en Arquitectura de Universidad Veritas, cursa actualmente el posgrado en Paisajismo y Diseño de Sitio de la Universidad de Costa Rica (UCR).
En urbanismo un concepto directriz, es una idea abstracta que sirve de orientación al diseñador arquitecto o urbanista para formular pautas de diseño urbano en espacio público. (Gehl, 2013). Se utilizan durante el proceso de diseño de anteproyecto antes de realizar la intervención en el espacio. Para efectos de este apartado de movilidad se utilizó el concepto directriz de legibilidad con el fin de poder ver y comprender plenamente el potencial de un territorio en relación entre la forma física y la habilidad de leer formas de los grupos ilegitimados, esto, particularmente importante en el caso de los cuerpos no normados que comprenden la cuidad de manera diferente. La legibilidad se entiende como una serie de elementos urbanos (sendas, nodos, borde, hitos, remates visuales) que en conjunto nos ayudan a comprender y leer la ciudad. (Gehl, 2013). De esta manera facilitar la compresión de las personas sobre la organización espacial de las ciudades donde habita. Una estructura de ciudad legible permite a las personas formar imágenes claras y precisas de un entorno.
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