DOI:

https://doi.org/10.14483/2322939X.4281

Publicado:

2012-12-02

Número:

Vol. 9 Núm. 2 (2012)

Sección:

Entorno Social

LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA

Autores/as

  • Alfonso Toledo Ballén Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

Palabras clave:

capitalismo, consumo, crítica, hermenéutica, modernidad, posmodernidad, razón. (es).

Biografía del autor/a

Alfonso Toledo Ballén, Universidad Distrital Francisco José de Caldas.

Licenciado en Ciencias Sociales, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. 

Especialista en Gerencia de Proyectos Educativos, Universidad Cooperativa de Colombia.

Magíster en Análisis de Problemas Políticos e Internacionales Contemporáneos, Universidad Externado de Colombia. 

Referencias

E. Zuleta, Sobre la idealización de la vida personal y colectiva y otros ensayos. Bogotá: Procultura, 1985.

M. Trujillo Mendoza, “La lectura y la revolución digital”, Revista Universidad del Valle, No. 16, 1997.

J.-F. Lyotard, La posmodernidad explicada a los niños. Barcelona: Gedisa, 1987.

K. R. Popper, La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos, 1962.

M. Horkheimer, Crítica de la razón instrumental. Madrid: Trotta, 2002.

C. Fajardo, Estética y posmodernidad. Nuevos conceptos y sensibilidades. Quito: Abya-Yala, 2001.

G. Carvajal Barrios, “Lectura y escritura”, Revista Universidad del Valle, No. 17, 1997.

Cómo citar

IEEE

[1]
A. T. Ballén, «LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA», Rev. Vínculos, vol. 9, n.º 2, pp. 207–214, dic. 2012.

ACM

[1]
Ballén, A.T. 2012. LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA. Revista Vínculos. 9, 2 (dic. 2012), 207–214. DOI:https://doi.org/10.14483/2322939X.4281.

ACS

(1)
Ballén, A. T. LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA. Rev. Vínculos 2012, 9, 207-214.

APA

Ballén, A. T. (2012). LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA. Revista Vínculos, 9(2), 207–214. https://doi.org/10.14483/2322939X.4281

ABNT

BALLÉN, Alfonso Toledo. LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA. Revista Vínculos, [S. l.], v. 9, n. 2, p. 207–214, 2012. DOI: 10.14483/2322939X.4281. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/vinculos/article/view/4281. Acesso em: 20 abr. 2024.

Chicago

Ballén, Alfonso Toledo. 2012. «LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA». Revista Vínculos 9 (2):207-14. https://doi.org/10.14483/2322939X.4281.

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Ballén, A. T. (2012) «LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA», Revista Vínculos, 9(2), pp. 207–214. doi: 10.14483/2322939X.4281.

MLA

Ballén, Alfonso Toledo. «LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA». Revista Vínculos, vol. 9, n.º 2, diciembre de 2012, pp. 207-14, doi:10.14483/2322939X.4281.

Turabian

Ballén, Alfonso Toledo. «LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA». Revista Vínculos 9, no. 2 (diciembre 2, 2012): 207–214. Accedido abril 20, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/vinculos/article/view/4281.

Vancouver

1.
Ballén AT. LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA. Rev. Vínculos [Internet]. 2 de diciembre de 2012 [citado 20 de abril de 2024];9(2):207-14. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/vinculos/article/view/4281

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LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA

LA LECTURA: ENTRE LAS CONCEPCIONES DE MODERNIDAD RACIONAL Y POSMODERNIDAD CONSUMISTA

THE READ: BETWEEN CONCEPTIONS OF RATIONAL MODERNITY AND POSTMODERN CONSUMERIST

Fecha de recepción: 14 de septiembre de 2012
Fecha de aceptación: 26 de octubre de 2012

Alfonso Toledo Ballén

Licenciado en Ciencias Sociales, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Especialista en Gerencia de Proyectos Educativos, Universidad Cooperativa de Colombia. Magíster en Análisis de Problemas Políticos e Internacionales Contemporáneos, Universidad Externado de Colombia. Correo electrónico:atoledob@udistrital.edu.co


Resumen

Se presentan las transformaciones que ha tenido la lectura en dos momentos del pensamiento humano: en la sociedad capitalista, por un lado, con la modernidad centrada en el iluminismo y la razón y, por otro lado, en el posmodernismo crítico de la razón ilustrada, pero apologista de lo subjetivo y del consumo.

Palabras Clave:

capitalismo, consumo, crítica, hermenéutica, modernidad, posmodernidad, razón.


Abstract

This article aims to present the transformations that has had reading in two moments of human thinking to the interior of the capitalist society, one side with focus on the enlightenment and the reason modernity and another side with critical postmodernism of enlightened reason, but apologist of the subjective and consumption.

Keywords:

Capitalism, consumption, criticism, hermeneutics, modernity, post-modernity, reason.


1. Introducción

La lectura ha sido una actividad característica del hombre desde cuando hizo uso de la facultad de la razón que lo separó de los demás animales terrestres. En ella se evidencian las diversas concepciones del mundo producto del momento histórico en que vivieron y viven los seres humanos; la mayoría de ellas resultaron ancladas a la cultura, las creencias, las costumbres, el tipo de organización social, los miedos, las ideas acerca de la muerte y de la vida, así como al sentido de trascendentalidad, inspirados en un ser o seres superiores capaces de guiar los destinos de la humanidad.

2. La transformación de la lectura a través de la historia

Desde los pictogramas realizados por los seres humanos durante la prehistoria, pasando por los papiros del antiguo Egipto a los códices elaborados durante el imperio romano, continuando con los libros escritos a mano sobre papel en la Edad Media de la Europa Occidental y que se convirtieron en textos impresos con ayuda de los tipos móviles mediante la creación de la imprenta en el siglo XV, la lectura ha consistido en un proceso en el cual se plasman una serie de significados a través de unos códigos elaborados por los individuos que escriben con el fin de recoger una suerte de informaciones, conocimientos, sensibilidades, ideas que requieren ser interpretadas con el fin de ampliar los procesos de enseñanza-aprendizaje consustanciales del género humano como parte del ser cultural que lo identifica.

En dicho sentido, la lectura no es solamente una mera actividad, es un proceso en el cual se despliegan la creación, imaginación, interpretación, análisis, el arte, particularidades complejas, las cuales han ido cambiando con el devenir de las épocas.

Teniendo en cuenta el factor histórico, el presente escrito retoma dos periodizaciones pensadas desde la filosofía y la historia de Occidente, denominadas modernidad y posmodernidad, fracciones temporales en las cuales la lectura ha presentado y presenta una serie de transformaciones cualitativas que merecen ser objeto de reflexión.

3. La lectura pensada desde la racionalidad capitalista

La hipótesis rectora que guía el tejido de ideas aquí plasmadas es el siguiente: durante el periodo de la modernidad en Europa Occidental la lectura estuvo encaminada a fortalecer el desarrollo de la lógica y la razón como facultades mentales que condujeron a la interpretación del mundo de un proyecto burgués para establecer un modelo societal con fines de universalidad –por lo menos para el planeta Tierra– basado en el desarrollo del método científico que contribuyó a la expansión del capitalismo. En tanto con el advenimiento de la posmodernidad, si bien aquí no se pierde el sentido de racionalidad y logicidad de la lectura, esta sufre cambios importantes con la tercera revolución industrial, ya que la informática y la internet imponen nuevas maneras de leer convirtiéndola en un objeto de consumo y en un mero instrumento utilitario sobre el cual se han trazado las competencias para potenciar la formación de capital humano necesarias para la actual globalización de la economía.

4. La modernidad, la lectura y el libro

Desde la perspectiva filosófica, la modernidad en términos del pensamiento se construyó con el movimiento cultural de la Ilustración durante los siglos XVII y XVIII, en un contexto histórico marcado en términos de lo político por la Revolución Francesa ocurrida en 1789, acontecimiento que permitió por primera vez en la historia mundial el ascenso de la burguesía al poder político.

La Ilustración, entendida como sinónimo de “dar luz”, se inclinó por el desarrollo de la razón y la lógica, instrumentos mentales que facultaban a la humanidad para apartarse de la oscuridad de los dogmas católicos teoLa Ilustración, entendida como sinónimo de “dar luz”, se inclinó por el desarrollo de la razón y la lógica, instrumentos mentales que facultaban a la humanidad para apartarse de la oscuridad de los dogmas católicos teocéntricos del Medioevo que les impedían a los individuos servirse de su propia voluntad para actuar moralmente, ampliar fronteras geográficas, buscar las leyes que regían la naturaleza y construir instrumentos mentales que llevasen al desarrollo del método científico.

La Ilustración sirvió de piedra angular para que en la Europa Occidental de los siglos XVIII y XIX se construyera la ideología del progreso, la cual se consolidó con los avances de las máquinas durante la primera revolución industrial, puesto que los nuevos inventos abrían, por lo menos en prospectiva, la idea de obtener nuevas conquistas tecnológicas, cada vez más amplias y mejores, imponiéndose a los diversos climas, doblegando a la naturaleza, bajo la concepción de haber encontrado las leyes que regían la naturaleza.

La ideología del progreso impacta a su vez a la lectura, convirtiéndola en instrumento del progreso mismo, por lo tanto, resulta necesaria la compilación rápida de los conocimientos con fines de masificarlos para que pudieran ser digeridos y contribuyeran a esa carrera loca que imponía el maquinismo

Estanislao Zuleta, pensador autodidacta colombiano, analiza este fenómeno acerca de cuan comprometida resulta la lectura en la época de la modernidad; por ello realiza un pormenorizado análisis citando en una de sus conferencias pronunciadas en la Universidad de Medellín, en 1974, al filósofo Friedrich Nietzsche, particularmente el prefacio de la Genealogía de la moral publicada en 1887.

En ella, Nietzsche subraya cómo el estilo de escritura de sus propias obras tiene como objetivo “no escribir de otra cosa, más que de aquello que podría desesperar a los hombres que se apresuran” [1, p. 84]. Aquí Nietzsche, un asiduo crítico de la modernidad, pone en cuestión el “afán del hombre moderno” al que se le debería oponer una lectura “lenta, cuidadosa y rumiante” –asevera Estanislao Zuleta–; era la intención del pensador alemán.

El gran mérito de Nietzsche fue el haber colocado la hermenéutica o interpretación de los textos como la base sobre la cual se erige el proceso de leer; por ello recalca Zuleta: “leer no es recibir, consumir, adquirir. Leer es trabajar” [1, p. 84].

La hermenéutica literaria es la fuente de la cual bebe el pensamiento crítico que se opone a lo que quiere imponer la ideología dominante. Por ello toda ideología que posa de “objetiva”, “neutral” o “inocente” es en realidad una interpretación [1, p. 85].

En el análisis de la lectura a comienzos de la modernidad, Estanislao Zuleta retoma a Marx (figura 1); recalca cómo este pensador alemán llama la atención acerca del hecho por el cual cada texto produce su propio código, sin el cual tanto el receptor como el emisor no le pueden asignar un mismo sentido; mediante la lectura de un buen escrito, de lo que se trata es de descifrar dicho código.

Por ejemplo, respecto a la Crítica al programa de Gotha, el mencionado programa partía del supuesto falso acerca de cómo la riqueza procede del trabajo; no obstante, Marx advierte que la riqueza no proviene únicamente del trabajo, también procede de la naturaleza y lo que constituye la mercancía son las “relaciones sociales de producción que llevan en sí el poder sobre el trabajo” [1, p. 86].

Además de los elementos de la interpretación y el código manifiesto en una buena lectura, Zuleta subraya la importancia de cómo el código transgrede incluso la misma intencionalidad del escritor, ya que, en términos del psicoanálisis, escribir es una especie de desalojo. La lectura tiene el mérito de que, al permanecer en un libro, puede ser abordada en momentos de vida distintos por las personas que la leen; así, arroja cada vez múltiples significados.

Así mismo, Zuleta también hace hincapié en que para realizar una buena lectura hay que tener una buena disposición inquisitiva para aprender cosas nuevas, por lo cual es necesario leer desde alguna perspectiva, fundamentalmente sobre la premisa de una pregunta no contestada; se llega a la conclusión de que realmente solo lee el individuo que escribe, convirtiendo la lectura en una movimiento activo y no pasivo, cuestión por lo demás negativa para el sistema capitalista, tal y como la vislumbró Nietzsche al aseverar que “un siglo más de lectores y el espíritu mismo olerá mal” [1, p. 94].

La modernidad con su auge industrializador permitió que los textos escritos se reprodujeran más fácilmente por intermedio de las imprentas mecánicas; la lectura llegó a mayor cantidad de población y el libro se constituyó en el objeto que la contenía. Debido a esto es que se torna muy difícil no relacionar la lectura con el libro, a sabiendas de la existencia de otras maneras de leer como las imágenes plasmadas en pinturas o esculturas u otra serie de iconografías

La mente del hombre moderno se resiste a la idea de sustraer la lectura de un objeto físico, de un libro o liber como señala etimológicamente la profesora María Trujillo Mendoza, que era la corteza de un árbol, cuyo tejido iba hacia afuera [2, p. 56].

La industrialización del libro impacta sobre la lectura puesto que una parte de esta pierde valor con relación a su expresión estética y se convierte en un acto pasivo, una acción de consumo, en el sentido en que se lee pasivamente por información, por opinión, por diversión, pero sin generar esa actitud de rumiante, de trabajo arduo, de crítica, que lleve hacia una actividad fructífera, verdaderamente intelectual.

La modernidad hereda el proceso de la escritura y la lectura como una actividad del pensar, del discernir, del interpretar críticamente de forma dialéctica, construyendo en los ciudadanos las ideas de democracia, igualdad, libertad, fraternidad, uso de razón, obrar sobre la base de la voluntad propia, mayoría de edad, en términos de lo político y en términos de lo filosófico, pero, en términos de lo productivo, el capitalismo industrial también sembró las bases de ideales como el confort, el consumo, de lo banal y lo superfluo de la lectura como una mercancía más; esto resultó más evidente con la posmodernidad.

5. La lectura en la posmodernidad consumista

Para filósofos como Jean-François Lyotard [3, p. 29] la condición posmoderna se explica desde el punto de vista del pensamiento como una quiebra al paradigma centrado en la razón y en la lógica de cuya fuente bebía ávidamente el mundo de Occidente que se vanagloriaba por predecir los fenómenos más inesperados de la naturaleza, por pretender hacer del caos un cosmos, por positivizar lo cualitativo, construyendo universos cerrados desde la teoría de sistemas y desde la noción de circuitos económicos, ignorando la naturaleza de la cual provienen los recursos existentes que transforma la industria, pero cuya matematización no da respuesta a problemas tan evidentes como solucionar el hambre y la pobreza.

Lyotard retoma el pensamiento de Karl Popper [4, p. 75], quien planteó que era necesaria la falsación de lo que era considerado dogmáticamente como verdad, por ejemplo el marxismo y el psicoanálisis como ideologías a priori, en el sentido de que, lo que no era sometido a juicios lógicos de falsación y pasado por el tamiz de la experiencia, constituía nada más ni nada menos que una metafísica; de ese modo sepultó ideologías consideradas verdaderas, como el marxismo y el liberalismo, y develó también esquemas metafísicos en la ciencia.

Lyotard también fue influenciado por Max Horkheimer [5, p. 149], quien había advertido una quiebra en la razón occidental al considerar que la ciencia, la máxima destilación producida por la razón y la lógica del iluminismo, era utilizada para producir armas de destrucción masiva que atentaban contra la misma humanidad; esto lo denunció mediante su crítica de la razón instrumental.

Lyotard y la “condición posmoderna” surgen en una coyuntura de debilitamiento del “socialismo real” de la Unión Soviética y la “utopía del comunismo”, lo que parecía confirmar el hecho de la quiebra de las ideologías (marxismo y liberalismo), consideradas por Lyotard como los grandes metarrelatos; se abrió de esa manera el abanico a nuevas posibilidades sobre las cuales recae el pensamiento filosófico, entre ellas están los particularismos, el esoterismo, el repliegue a los estudios del sujeto, produciendo ese “desencanto posmoderno” y ese “eterno retorno” propio de la “globalización”.

Tal y como lo señala el profesor Carlos Fajardo, la filosofía pasa “del sujeto soberano moderno al individuo descentrado; del sujeto histórico al individuo atemporal. Por eso se debe entender la posmodernidad como una nueva sensibilidad que se resiste a creer en la vigencia de la razón occidental” [6, p. 107].

Además del cambio en el pensar, el capitalismo de fines del decenio de los setenta había entrado en una nueva fase de regulación, cuyo resultado fue el apoderamiento del comercio mundial por las trasnacionales; se impuso hegemónicamente el capital financiero, el cual necesitaba reproducirse rápidamente trasladando grandes sumas de dinero de un lado al otro del planeta, por lo cual resultó necesaria una nueva revolución industrial. Esa nueva revolución industrial desarrolla la electrónica, microelectrónica, robótica e informática; con esta última aparecen las bases de datos digitales, las cuales desplazan a las bibliotecas con textos de papel, como las fuentes principales contenedoras de información y de consulta de saberes. figura 2

Este cambio tecnológico, principalmente el de la informática, ocasiona unos cambios fundamentales en la lectura porque desplaza paulatinamente al libro como el instrumento que contenía información, saberes y otra serie de manifestaciones culturales consideradas como preciosas para ser legadas intergeneracionalmente.

De las hojas de papel se pasó a las pantallas de los ordenadores, de los tipos móviles se pasó a los pixeles, de los cuadros al óleo se pasó a los animes digitales, por medio del desarrollo de la informática y las superautopistas de la información, lo que transgredió el proceso de la lectura puesto que con el nacimiento del hipertexto se modifica el papel del escritor y el lector.

El lector ya no es un sujeto pasivo que sigue el camino del escritor, es un sujeto activo… su camino se denomina navegación en la red. El lector se vuelve exigente… el material hipermedia debe contener imágenes, animaciones, sonidos, textos, mapas sensitivos y enlaces agradablemente diseñados que permitan consultar la información de interés [2, p. 57].

Con la tecnología de la informática y el desarrollo de las herramientas computacionales en el marco de una globalización neoliberal centrada en el consumo y en el individualismo, la lectura pierde en parte el sentido de ente socializador para convertirse en una adicción privada, consumidora de imágenes, textos fragmentados, toda suerte de logotipos que invitan cada vez más a la mercantilización de la vida, al facilismo; esto produce mediocridad intelectual, carencia de interpretación y sentido crítico frente a las ideologías dominantes.

Como bien lo anota el profesor Fajardo, estamos en presencia de una nueva concepción de la estética y en una nueva concepción de la lectura como proceso; en la persona que lee se producen comportamientos como los de dar saltos permanentes en el ejercicio de leer usando el ordenador, denominados zapping, que se constituyen en una práctica común o en el “deber del lector electrónico”.

Se abre entonces con la informática la “gran posibilidad para escoger diversos caminos, rompiendo con la estructura cerrada del libro y fomentando estilos inéditos de narrar y de referir” [6, p. 115].

La diferencia entre el libro dotado de páginas de papel y los nuevos libros ofrecidos por las nuevas tecnologías de la información y la comunicación radica en que los primeros fueron considerados como objetos de acumulación de conocimientos, información, saberes, mientras que los segundos son considerados como bases de datos cuya lógica es la de almacenamiento de información práctica que permita resolver o dar luces a la solución de problemas planteados en su gran mayoría por la economía de mercado. “El uso de los bancos de datos es ante todo operacional: obtener información más confiable, lo más rápido posible para tomar la mejor decisión” [7, p. 60].

6. Conclusión

Podemos señalar como conclusión que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación abren nuevas formas para transmitir y difundir el conocimiento, oculto y desconocido por cuestiones de índole estructural –por ejemplo, por falta de presupuesto para la dotación de bibliotecas o desconocimiento de su existencia debido al ocultamiento monopólico del conocimiento de los países del norte respecto a los países del sur–; se amplían así las posibilidades lectoras y se logra llegar hasta los confines más remotos del planeta, lo cual se constituye en uno de los aspectos positivos del cambio tecnológico.

Sin embargo, la ideología del consumo se vuelve el gran dogma del hombre posmoderno e impacta a la vez a la lectura puesto que esta pierde la rigurosidad de la que nos habló Nietzsche en el sentido de ser abordada como un trabajo intelectual para individuos rumiantes, adquisidores de la herramienta de interpretación frente a los textos, para formar espíritus críticos respecto a la dominación, enfrentados al proceso del leer con el arma de la interrogación para resolver problemas y para potenciar escritores-lectores que se aparten del leer los aspectos fútiles, banales, las modas imperantes creadas por las estrategias del mercadeo, las técnicas de lectura rápida y los best sellers propios del neoliberalismo globalizador.

7. Referencias

[1] E. Zuleta, Sobre la idealización de la vida personal y colectiva y otros ensayos. Bogotá: Procultura, 1985.

[2] M. Trujillo Mendoza, “La lectura y la revolución digital”, Revista Universidad del Valle, No. 16, 1997.

[3] J.-F. Lyotard, La posmodernidad explicada a los niños. Barcelona: Gedisa, 1987.

[4] K. R. Popper, La lógica de la investigación científica. Madrid: Tecnos, 1962.

[5] M. Horkheimer, Crítica de la razón instrumental. Madrid: Trotta, 2002.

[6] C. Fajardo, Estética y posmodernidad. Nuevos conceptos y sensibilidades. Quito: Abya-Yala, 2001.

[7] G. Carvajal Barrios, “Lectura y escritura”, Revista Universidad del Valle, No. 17,1997.

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