DOI:
https://doi.org/10.14483/2322939X.8005Publicado:
2014-12-17Número:
Vol. 11 Núm. 1 (2014)Sección:
EditorialA propósito de las “basuras”
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A propósito de las “basuras”
La conciencia medioambiental de la que todo el mundo habla, me ha llevado a reflexionar sobre el impacto de este problema en la vida cotidiana. La historia se ha encargado a través de los tiempos de contarnos cómo el “problemita”, del que se habla actualmente, y que a la gran mayoría nos hace despertar del letargo que nos produce una realidad que en momentos parece “virtual o mágica”, como la bautizó algún conspicuo personaje; y que, al parecer, se trata de la misma realidad, que a pesar del paso de los tiempos, de los Díaz, de los López, de los Uribe y hasta de los Santos inocentes, aún hoy vivimos y padecemos.
El problema es tan crónico, que el mal olor que producen las basuras ya se ha percibido en los palacios presidenciales, afectando a todo tipo de mascotas, como son los elefantes, los delfines y toda clase de reptiles que en tan extraño hábitat se encuentran. Con tanta confusión que se ha creado alrededor de “que bolsa verde para (…), que bolsa roja para(…), que bolsa gris para (…)”; tanto así, que el congreso es uno de los principales perjudicados; de tanta basura ya no se sabe a ciencia cierta a que bolsa pertenece, yo diría que a la roja, que es con la que más afinidad tienen “residuos altamente peligrosos”, take care, soyez prudent
El desorden ha llegado a tal punto, que ha afectado el olfato de las asustadurías, como lo es el de la Procuraduría, de la Fiscalía, de la Contraloría, de la Personería y hasta de la policía en todas sus manifestaciones. Al parecer, “the garbage”, afecta no solo el medio ambiente, sino también la mente, la conducta, la conciencia y es altamente nociva para los principios y la ética.
Y en cuestiones de fe, ni hablar. Por todos los dioses, que ahí sí que hay problemas, con la diversificación y globalización los problemas ahora son de orden global, y de todos los pelambres pedofilia, malos manejos, segregación, discriminación, cierto que aquí también hay “contamination”.
¿Y en nuestra querida educación qué?, será que la ciencia y la calidad de la academia son inmunes a todos estos malos olores, San Petro (no Saint Pierre): —ayúdanos, pues con las reformas, con la construcción de las nuevas sedes o con la recuperación de las existentes, pues no va alcanzar ni para “giz”, con tanta calidad instantánea promulgada mediante leyes y decretos, seguro que vamos a aumentar el ingreso “bruto” en un tanto por cien.
Como ven, tenemos que utilizar el coco, y reciclar… y reciclar… y reciclar, hasta que se blanqueen todas nuestras culpas, o se indulten todos nuestros dolos, o en realidad aprendamos que en ciertas cuestiones debemos:
Cultivar la Fe en lo posible sin intermediarios, Cuidar la salud en lo posible sin médicos ni medicinas Cultivar el intelecto principalmente de forma autónoma Ser uno mismo el administrador financiero de los ingresos, para De esta forma evitar ser la mosca en la telaraña.
Por si de pronto, a alguien le parece que el problema no es tan grave, dejamos temas pendientes; como el de la salud, el del transporte, el de las vías, el de los bancos, el de los impuestos, el de la justicia, entre otros. Lo irónico de la historia, es que estamos convencidos de que todos nuestros males se los debemos a los narcotraficantes, paramilitares y guerrilleros; o incluso a la falta de pulcritud durante unas cuantas horas.
Con la obtención de la reindexación en categoría C en Colciencias, nos sentimos comprometidos a seguir adelante e intentar concebir un mañana con unas condiciones más favorables para todos.
En el presente número, se compendian artículos de diversas áreas, que esperamos sean de su interés.
Mientras tanto, sigamos trabajando arduamente para que cada día establezcamos una relación más íntima con el conocimiento.
Héctor Julio Fúquene Ardila
Director