DOI:

https://doi.org/10.14483/21450706.21932

Publicado:

2024-11-20

Número:

Vol. 20 Núm. 37 (2025): Enero-junio 2025

Sección:

Sección Central

El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino

The problem of artistic representation and the genocide of the Palestinian people.

O problema da representação artística e o genocídio do povo palestino.

Autores/as

  • Orlando Morillo Santacruz Universidad de Nariño

Palabras clave:

Geosemantica, Fenomenologia, Éxodo, Colonialidad de Poder, Sionismo Cristiano (es).

Palabras clave:

geosemantics, phenomenology, exodus, coloniality of power, christian zionism (en).

Palabras clave:

geossemântica, fenomenologia, Êxodo, colonialidade do poder, Sionismo cristão (pt).

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Cómo citar

APA

Morillo Santacruz, O. (2024). El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino. Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, 20(37), 249–263. https://doi.org/10.14483/21450706.21932

ACM

[1]
Morillo Santacruz, O. 2024. El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino. Calle 14 revista de investigación en el campo del arte. 20, 37 (nov. 2024), 249–263. DOI:https://doi.org/10.14483/21450706.21932.

ACS

(1)
Morillo Santacruz, O. El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino. calle 14 rev. investig. campo arte 2024, 20, 249-263.

ABNT

MORILLO SANTACRUZ, Orlando. El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino. Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, [S. l.], v. 20, n. 37, p. 249–263, 2024. DOI: 10.14483/21450706.21932. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/c14/article/view/21932. Acesso em: 29 mar. 2025.

Chicago

Morillo Santacruz, Orlando. 2024. «El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino». Calle 14 revista de investigación en el campo del arte 20 (37):249-63. https://doi.org/10.14483/21450706.21932.

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Morillo Santacruz, O. (2024) «El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino», Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, 20(37), pp. 249–263. doi: 10.14483/21450706.21932.

IEEE

[1]
O. Morillo Santacruz, «El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino», calle 14 rev. investig. campo arte, vol. 20, n.º 37, pp. 249–263, nov. 2024.

MLA

Morillo Santacruz, Orlando. «El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino». Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, vol. 20, n.º 37, noviembre de 2024, pp. 249-63, doi:10.14483/21450706.21932.

Turabian

Morillo Santacruz, Orlando. «El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino». Calle 14 revista de investigación en el campo del arte 20, no. 37 (noviembre 20, 2024): 249–263. Accedido marzo 29, 2025. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/c14/article/view/21932.

Vancouver

1.
Morillo Santacruz O. El problema de la representación artística y el genocidio del pueblo palestino. calle 14 rev. investig. campo arte [Internet]. 20 de noviembre de 2024 [citado 29 de marzo de 2025];20(37):249-63. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/c14/article/view/21932

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Recibido: 28 de febrero de 2024; Aceptado: 8 de abril de 2024

Resumen

El presente trabajo critico-reflexivo aborda un pronunciamiento y un desafío que surge desde el arte, en respuesta a la pasiva aceptación por parte de las grandes potencias mundiales del holocausto contra el pueblo palestino. El progreso y la civilización han llegado a una crisis irreversible, junto a la fractura y el ocaso de los grandes metarrelatos de la modernidad. Este texto es parte de la expresión estética contra este espectáculo de la muerte y el terror, a partir de la configuración de propuestas artísticas que lleven a generar procesos creativos de resistencia frente al éxodo y escapatoria del capitalismo que, sustentadas en la fenomenología y la geosemantica, permitan validar el territorio como un sistema lingüístico, que convierte al espacio geográfico en significado, cargado de vida y cultura, en lugar de muerte y exterminio.

Palabras clave

Geosemantica, Fenomenologia, Éxodo, Colonialidad de Poder, Sionismo Cristiano.

Abstract

The present critical-reflexive work refers to both a statement and a challenge from art world in response to the great world powers’ passively acceptance of the holocaust against the people of Palestine. An irreversible crisis has arisen from their notions of progress and civilization, and the great metanarratives of modernity are fractured and in decline. This text is part of the an esthetic expression against this spectacle of death and terror, based on theconfiguration of artistic proposals that lead to the generation of creative processes of resistance against the exodus and escape from capitalism, that, supported by phenomenology and geosemantics, allow for the valildation of the territory as a linguistic system which converts geographical space into meaning, loaded with life and culture and not death and eexterminación

Keywords

Geosemantics, Phenomenology, Exodus, Coloniality of Power, Christian Zionism.

La idea de progreso nace en el seno de la conciencia moderna, como fundamento ideológico del proyecto occidental desde el siglo XVIII. El progreso ocupa el primer plano de todo el panorama de la modernidad, implicando una concepción de un tiempo homogéneo, lineal y continuo en la historia. Es el desarrollo económico como prioridad en los controles del mundo antes que la defensa de la vida y la naturaleza; una visión catastrófica que se extendió en los órdenes de la política, la filosofía, la ciencia, la técnica, etc.

La voluntad de progreso en la vida moderna glorifica la racionalización de la vida, lo cual ha penetrado todos los ámbitos de la cultura. Se piensa que el tiempo se mueve en una sola dirección y que no retrocede jamás. Sin embargo, hay que entender claramente que el progreso no es el tiempo y, por tanto, se invalida el principio de crecimiento positivo, infinito, el cual nunca se detiene y sigue un curso lineal. Esta idea del progreso en la actualidad se ha desvanecido, el concepto de tiempo progresivo hace que en actualidad la civilización se reduzca al culto por la innovación de la técnica, el industrialismo, la expansión económica, el descubrimiento científico, la absoluta validación del positivismo y la exclusividad del desarrollo material y económico de la sociedad. Prevalece toda una serie de principios que se han desarrollado en el curso de la modernidad y que en la actualidad atraviesan una aguda crisis.

El progreso en sus inicios se planteó como utopía salvadora de la humanidad. Fue utilizado como medio para liberar al ser humano de sus condiciones de indigencia y salvarlo de sus malestares. En última instancia, se volvió una promesa de felicidad. No obastante, lo que se percibe en su verdadero rostro es el accionar agresivo de la ciencia frente al dominio y control violento de la naturaleza y el territorio. Este hecho indiscutiblemente patentiza su final, el “fin de lo novum”.

En su forma política, es una crisis que afecta todo el proceso de industrialización y desarrollo tecnológico, revelando el oscuro rostro de un mundo carente de valores. En este, no hay un ordenamiento significativamente humano, pues todas las personas están sumidas en un laberinto impenetrable de leyes, normas, objetos y formas impersonales que eliminan lo humano. Con el progreso como revolución tecnológica, se han prohibido todos los valores de uso para imponer los valores de cambio, que se ven apoyados de la muerte, la guerra, el genocidio. De esta manera, se acumulan la pobreza, la miseria, la degradación social y ecológica y los conflictos sociales y militares.

Ese incontrolado y continuo desarrollo material mundial del progreso enmarcado en la producción científico-técnica, económica y militar, refleja el rostro oscuro de los poderosos administradores de las geopolíticas internacionales actuales. Es una imagen apocalíptica de la modernidad en crisis, revestida de sangre y muerte, y apoyada por el imperio de la banca, la industria militar, el petróleo y la economía de la guerra. Su accionar perverso, como se ha visto en el actual conflicto Israel-Palestina, está destinado a la destrucción. Así se define el círculo negativo de la civilización y el progreso, hoy percibidos como precursores del mal.

Guerra Palestina-Israelí

Figura 1: Guerra Palestina-Israelí

Fuente: Imagen tomada de Express.adobe.com, 2024.

En este espectáculo de muerte generado por la guerra contra el pueblo palestino, se violentan todos los principios y protocolos bélicos, intensificándose así los delitos de lesa humanidad. Se hace palpable la visión intolerable del aniquilamiento humano que evoca el exterminio, recordando la forma cruenta del holocausto. Es un accionar de suplicio y martirio que impone terror, miedo y muerte a una sociedad vulnerable, sometida a un campo de concentración. Lo que se evidencia es un reflejo del caos y la violación total de los derechos humanos.

¿Dónde está el orden del mundo supuestamente regido por el poder de la razón? ¿Se ha derrumbado, acaso, la utopía salvadora de la humanidad que las ideas de progreso y civilización prometieron como principios rectores del proyecto occidental? Lo que se vislumbra es su irremediable final, inexorable en su naturaleza. La crisis irreversible en la que se encuentra se confirma; desesperado por su caída, este orden mundial actúa de manera vengativa, brutal y depravada, tanto en el ámbito político como militar. Este accionar minimiza lo humano hasta el extremo y violenta de manera cruenta el ecosistema.

Este es el ultimo coletazo en el claroscuro del final de los grandes metarrelatos de la modernidad (Lyotard, 1996, p. 29).1 Es fundamental entender que la crisis del capitalismo ha dado origen a esta guerra; es una respuesta sangrienta a su decadencia. Se percibe el derrumbe catastrófico del proyecto occidental y su poder colonizador, patriarcal y capitalista. Las condiciones hegemónicas de sobrevivencia bajo este régimen son cada vez más insostenibles y, como represalia feroz, actúa de manera vengativa, psicópata y desesperada contra un pueblo indefenso como el de Palestina. Es debido al desespero de las potenicas que las regiones que han sufrido los fenómenos de imposición hegemónica se convierten en territorios destinados a una explosión salvaje, una barbarie y un holocausto que revive el mito nazi.

Guerra de Gaza-Israel

Figura 2: Guerra de Gaza-Israel

Fuente: Gema Figueroa, 2023. Tomado de: https://www.ondacero.es/noticias/mundo/que-hay- guerra-israel-palestina-claves-origenes-conflicto_202310096523cb6fe

Lo anterior es la patente de una angustia histórica que pulveriza el sueño utópico del progreso. Se ha derrumbado la visión emancipadora del hombre, el supuesto humanismo dirigido a la consecución de una sociedad de bienestar, justicia y libertad, fracturándose y transformándose en un panorama de éxodo y fracaso, de ocaso. Se patentiza la muerte de la historia, ya que su racionalismo que ha minimizado lo humano concluye inevitablemente en el “fin de la modernidad”. Ese gesto depravado, maléfico, es el reflejo del desplome de la razón, es la patente insalvable de los escombros del capital, para lo cual no hay más alternativa que este escarmiento tortuoso de muerte y destrucción.

¿Dónde queda la justicia internacional, la institucionalidad mundial del derecho constitucional moderno? ¿Cuál es el papel de las leyes mundiales frente a los crímenes de guerra y los delitos de lesa humanidad? ¿Qué legitimidad tiene la ONU en la búsqueda de una solución para los conflictos del mundo? ¿Cuál es la posición de las naciones más poderosas para definir los valores básicos de la humanidad?

Estamos atravesando los momentos más oscuros de nuestra existencia en el planeta.

¿De qué sirve el calificativo de “Naciones Unidas”, si no existe una voluntad política que impida este monstruoso genocidio contra el pueblo palestino? No hay justificación alguna para tal atrocidad. Lo que se pone de manifiesto es la incoherencia europea y norteamericana frente a la violación de los derechos humanos. Se vislumbra con claridad la complicidad de las potencias internacionales, la confabulación de los poderosos dueños del mundo material. Es como una fotografía de la maldad en el mundo contemporáneo, que legitima los asesinatos en masa, la más terrible y cruenta condena impuesta a un pueblo inerme. Para colmo, en Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos, se acalla y reprime el repudio y la ira de las manifestaciones sociales de la comunidad internacional, que condena y censura este atroz y salvaje atropello contra la humanidad.

Bombardeo contra la mezquita de Sousi

Figura 3: Bombardeo contra la mezquita de Sousi

Nota. Varias personas evacuan la zona tras un ataque aéreo israelí contra la mezquita de Sousi en la ciudad de Gaza el 9 de octubre de 2023. Foto de MAHMUD HAMS/AFP, vía Getty Images.

Se advierte un intento exasperado por mantener vigente y de manera cruenta, ciega, absurda y perversa, los desvíos, aporías y errores inducidos por el modernismo. Este ha sido catalogado por los grandes estudiosos, como el territorio del cientificismo, el tiempo de la técnica y su dominio, que se nutre de la objetividad. De forma ilógica, ha intentado aniquilar los símbolos del bien, la justicia y la libertad, lo cual arrasa violentamente las raíces del alma y obstruyen la mirada de un horizonte digno para la humanidad.

En el escenario del postmodernismo, se habla de la muerte de la modernidad y la fractura de sus grandes metarrelatos. Es una crisis espantosa y catastrófica, que abarca dimensiones políticas, éticas, sociales, económicas, estéticas, sexuales, etc. De ahí que se pueda decir que la civilización incineró por completo su ideal, convirtiéndose en un estigma de decadencia. Se cuestiona el imperialismo de la industria militar, nuclear, informático, lo cual trae como resultado el estado de incertidumbre e inestabilidad que sufren las grandes potencias internacionales y sus instituciones, tanto norteamericanas como europeas.

Conflicto Israel-Palestina

Figura 4: Conflicto Israel-Palestina

Fuente: gettyimages, fotografía de Anadolu, 2023

Esta crisis civilizatoria irreversible se refleja en el actual conflicto entre Israel y Palestina. Son los últimos estertores del accionar maligno e hipócrita de las potencias globales internacionales y de los postulados del Derecho Internacional Moderno, que han minimizado lo humano, reafirmando así el vacío espiritual latente y la entronización de una deshumanización total. Un accionar torpe y ciego, impositivo y hegemonista que quiere mantener vigente el sentido detestable de una verdad absoluta, positivista y excluyente, sustentada en el racionalismo extremo, radical e inhumano.

Esta es la expresión límite de un acontecimiento monstruoso, el accionar más extremo y violento de la historia provocada por el progreso y la civilización contra el ser humano. Se observa la perspectiva perversa del victimario, la cual reitera la representación de los nuevos campos de concentración y exterminio; la escalofriante versión degenerada de la raza, propiciada por el nacismo de este tiempo. Es el proceder neonazi judío producido por Israel, que legitima al occidente cristiano frente al poder espiritual del oriente excluido. Se revive el mito nazi propiciado por las propias víctimas judías de la Segunda Guerra Mundial, las cuales transforman el nacismo judío en un “Auschwitz contemporáneo”.

Este acontecimientohistórico es monstruoso. Israel actúa de manera psicópata y contradictoria, como si reafirmara un accionar reversivo, constitutivo de una venganza represada por lo acontecido en Auschwitz. Lo hace de manera contradictoria, cruenta y salvaje contra Palestina, un pueblo desarmado que no tiene ejército.

Semejante acontecimiento diabólico se constituye en la perspectiva cruel del victimario. Se revive el mito nazi propiciado por las propias víctimas judías que singularizan una contradicción absurda. El judío es percibido como el bastardo infame de la cultura del capital, del petróleo, la banca y la industria de las armas. En Israel se encarnan todas las fauces del mal, se constituye en el más feroz criminal de la actualidad, el cual personifica la miseria del espíritu, la destrucción y la barbarie. Estos hechos comunican la soberbia de la decadencia y la demencia, la de ser útil a la infamia, aniquilan el poder del lenguaje que es el fundamento de lo humano, para imponer la arbitrariedad de un ejercicio asesino que plantea como única forma de comunicación el terror y la violencia.

Se arrasa por completo la significancia, matando la verdad y la grandeza del espíritu, que socavan las estructuras del bien. Lo más grave es que estos actos diabólicos se sustentan en la ideología judeocristiana de salvación, la cual fue uno de los relatos que legitimaron la modernidad:

Es únicamente la modernidad la que, desarrollando y elaborando en términos puramente terrenales y seculares la herencia judeocristiana (la idea de la historia como historia de la salvación articulada en creación, pecado, redención, en espera del juicio final), confiere dimensión ontológica a la historia. (Vattimo, 1986, p. 11)

Esta idea judeocristiana de salvación se ve reflejada plenamente en la estructura ideológica del sionismo como movimiento político. Desde sus inicios en 1948, el sionismo ha buscado la formación, establecimiento y autodeterminación de un Estado para el pueblo judío en el territorio histórico de Palestina. A este movimiento político se adhiere con apoyo incondicional el llamado sionismo cristiano (Cortellezzi, 2015), 2 el cual apoya al sionismo judío se fundamenta en la promesa bíblica de la “tierra prometida” para el pueblo judío al final de los tiempos.

En la actualidad, este sistema político se fundamenta en la exclusividad étnica judía, otorgando derechos preferenciales a los judíos mientras se los niega a los palestinos. El sionismo cristiano se ha convertido en una forma de racismo y apartheid. Su principal mensaje es “todos los actos adoptados por Israel están orquestados por Dios y deben ser tolerados, apoyados e incluso ensalzados por el resto de nosotros” (Cortellezzi, 2015, s.p.). Más de 100.000.000 de estadounidenses son devotos del sionismo cristiano, con su número de simpatizantes creciendo en números e influencia. El sionismo cristiano es un fanatismo religioso de derecha, el cual considera que los judíos son un “pueblo elegido” de Dios:

Los judíos—el «pueblo elegido» de Dios—habían regresado a la tierra prometida en 1948. Aparentemente, el reloj profético se había echado a andar. En 1967, Dios había vuelto a liberarlos otorgándoles una milagrosa victoria sobre el enemigo árabe. Jerusalén, la eterna capital judía, se encontraba una vez más bajo su soberanía, y el Templo habría de ser reconstruido en breve. Los signos proféticos se hacían realidad en las portadas de nuestros periódicos. El mundo parecía dirigirse raudamente hacia su final catastrófico en la gran batalla de Armagedón. (Sizer, 2010, s.p). 3

El sionismo cristiano surgió en el seno de la cristiandad principalmente evangélica.4

Apoya la idea de un hogar nacional para los judíos desde 1948 y continúa apoyando y defendiendo la existencia del Estado de Israel. El sionismo cristiano históricamente ha jugado un papel importante en la creación del Estado de Israel. Su defensa y expansionismo territorial se ha reforzado y apoyado de diversas formastanto en las altas esferas de la administración estadounidense como en contribución sobre el terreno a las políticas de limpieza étnica y expansionismo israelíes. En definitiva, para atender en gran medida porque la paz y la justicia parecen aún inalcanzables en el oriente próximo. (Sizer, 2010, s.p)En la actual guerra israelí, se manifiesta una complicidad entre la evangelización y misión civilizadora, lo que implica reconocer que históricamente el cristianismo ha impuesto formas de pensar. Con la creación de monasterios y las labores de evangelización también surgieron universidades que impartían conocimiento; en un principio era medieval y posteriormente renacentista. Así, la ciencia y el capitalismo emergieron en el Renacimiento, constituyéndose en una forma de pensamiento que se ha impuesto a lo largo de los siglos hasta el presente.

El cristianismo se convirtió en el motor ideológico de expansión colonial, actuando como cómplice ideológico de la extensión del capital. Sobre estas bases, se impone el discurso eurocéntrico de la mano de las órdenes religiosas. El despojo de tierras y propiedades de los indígenas en Latinoamérica, la explotación de las riquezas americanas, la barbarie y la expansión de la cristiandad estuvieron fuertemente ligadas. Siempre se mantuvo la complicidad del cristianismo en la imposición del discurso hegemónico científico, racional y capitalista como presupuestos del pensamiento occidental. En consecuencia, se evidencia la complicidad entre cristianismo y capitalismo del cual se derivan las acciones violentas de la religión (Bottasso, 2011). 5 Estas sin duda se evidencian en las políticas hegemónicas israelíes actuales, en las que se consolida una coalición de religión y capitalismo.

Víctimas del conflicot Istrael-Palestina

Figura 5: Víctimas del conflicot Istrael-Palestina

En el conflicto Israel-Palestina se plantea una idea de historia como salvación, que implica la imposición armada de una colonialidad de poder (Quijano, 2014, p. 777). 6

Se justifica la estrategia adoptada como necesaria para la destrucción del mal, encarnado en el saber árabe y el islam. Una vez removido el mal, se espera imponer el mercado total del capitalismo. En consecuencia, se intenta someter, controlar y dominar la naturaleza a las necesidades inhumanas de la civilización. En otras palabras, se vislumbra un cristianismo del terror. En seis meses de guerra, más de 36.916 personas han sido asesinadas, de las cuales 13.800 víctimas son niños inocentes indefensos. Estas cifras irán en aumento a medida que se prolongue el conflicto. Este cristianismo pretende mitigar el terror a través del sufrimiento y la tortura de un pueblo arraigado históricamente en su territorio. Esto lo hace siguiendo una idea de un cristianismo que no defiende la vida, sino que impone la muerte, el terror y el sufrimiento que, como religión, alienta el conformismo y la resignación.

Se acentúa la creencia cristiana en un creador omnipotente que implantó la convicción de que el universo es racional, supeditado a los presupuestos de la ciencia y el historicismo. Así, el Estado moderno puede interpretarse como sucesor y heredero del poder de la iglesia, que presenta la historia y el progreso como formas de salvación y asume la existencia de un Dios: un legado divino de orden cósmico y racional que permite desarrollarse a través de las leyes de la naturaleza. Este Dios, fundamento y origen, crea al hombre a su imagen y semejanza, un Dios creador que, a partir del ideal platónico, hace de la razón lo más puro como el alma, contraria al cuerpo que es corrupto y contaminado.

Esta interconexión directa entre cristianismo y capitalismo en lo que se puede percibir en este genocidio contra el pueblo palestino. Se encarna el ideal político-religioso de fundamento cristiano. ¿Dónde quedan los principios y valores morales, éticos y religiosos de la iglesia frente al holocausto palestino? El cristianismo se convierte en política que, con su doble moral, despliega la barbarie y utiliza la imagen de Cristo de manera sacrílega y blasfema para imponer la monstruosa hegemonía del poder material del mundo.

Se reafirma la enloquecida y obsesiva ansia mercantilista que orienta con su avaricia y, mediante una óptica mecanicista, la torpe visión del progreso y civilización que, como reflejo de su decadencia, revierten su crisis tota, al actuar de manera bestial contra el pueblo palestino. Todo su rostro se ha diluido por la miseria espiritual y el olvido de la memoria a la que han llegado. Un remordimiento agudo acentúa su angustia y melancolía, hasta resecar sus viseras por haber abandonado sus dioses, por acribillar al débil y configurar circos de crueldad. Lo que se configura son razonamientos de dolor y sangre alimentadas por las lógicas del capital; se rompen los límites de la violencia en el intento cruento de apropiación de un territorio que es vida, ser humano y significado.

Frente a estos acontecimientos, surge las preguntas de la estética: ¿Es posible representar en el campo del arte estos terribles acontecimientos? ¿Se puede legitimar la representación del Auschwitz contemporáneo? ¿Es factible reproducir la identificación mítica del nazismo en imágenes artísticas? ¿Se puede hablar de una “representación prohibida” cuando se habla de presentar las imágenes del exterminio y la destrucción de un pueblo?

Estas preguntas incitan diversas reflexiones sobre la búsqueda de salidas estéticas frente al problema de la representación artística en el actual extermino palestino. La representación del Auschwitz para algunos filósofos, como el caso de Adorno, platea la “crisis última de la representación”. Es posible repetir la identificación misma del mito nazi en la actualidad, resolviendo el postulado planteado por Adorno sobre la condena de la representación estética del genocidio propiciado por el régimen nazi. Adorno contextualiza esta afirmación diciendo que ya no puede hacerse arte (en referencia a la poesía) de la misma forma en que se hacía antes del Auswichtz. ¿Es posible anunciar el cuestionamiento estético en referencia al holocausto propiciado por Israel contra Palestina?

Según Adorno, la representación del Auschwitz debe ser proscripta y condenada. Pero si se piensa que el conflicto Israel-Palestina plantea la necesidad histórica de representar este accidente monstruoso como una denuncia, entonces poner en tela de juicio ese imperativo terrorífico de la ideología del nazismo que se repite en el mundo contemporáneo es indispensable. Entonces, no debe pensarse que esta representación está prohibida, que está negada la producción artística de imágenes con escenas sangrientas en los campos de exterminio y de la destrucción causada por el pueblo judío que refleja el espectáculo de aniquilamiento de un pueblo.

El exterminio provocado por el nacismo israelí en la actualidad puede constituirse en una visión intolerable que es factible representarse. ¿Será entonces posible realizar la representación estética de una verdad sobre el holocausto nazi provocado por Israel al pueblo palestino? Para ello, es conveniente entender que el arte puede hacer presente la ausencia, es decir, traer lo ausente a la presencia, mediante el trazo de líneas representativas, comprendiendo que el prefijo ‘re’ no es repetitivo, sino intensivo o frecuentativo, afirma Nancy: la representación no es la repetición de una representación, sino una presencia presentada, expuesta, o exhibida sacada de su inmediatez (…) De este modo, toda representación presenta lo que está ausente de la pura presencia. (Fleisner, 2012, p. 69)

Se puede hablar de una representación que está en relación con la ausencia, donde toda presencia se vacía, se sostiene y, finalmente, se manifiesta. Paula Fleisner, siguiendo a Jean-Luc Ponty, sugiere que, en el caso del Auswichtz, se podría considerar una “representación prohibida” que resulta no solo posible, sino también necesaria, paradenunciar el espectáculo del aniquilamiento. Es fundamental, entonces, comprender que la "representación prohibida" se refiere a lo siguiente:

con la realidad y con la verdad más firmes que el arte mismo, es decir, también y en última instancia, con la vedad de la propia representación, (…) no solo es posible y licita, sino que de hecho es necesaria e imperativa, a condición de que la idea de representación sea comprendida en sentido estricto que le debe ser propio. (…) Los campos de exterminio son una empresa de suprarepresentación, en la cual una voluntad de presencia integral se da el espectáculo de aniquilamiento de la posibilidad de representación misma”. (Nancy, s.f, p. 20).

Entonces, es necesario considerar que, para representar este genocidio producido en los campos de concentración de la Franja de Gaza, en el arte se manifiesta un imperativo que pone cuestiona y repudia este espectáculo de aniquilamiento. El exterminio catalogado como acción criminal no puede rechazar la representación artística, debido a que pone en evidencia la verdad del arte en imágenes orientadas al despertar de una conciencia crítica sobre el genocidio y el sacrificio de los muertos y moribundos en los campos de concentración de palestinos exterminados. No es posible dejar de representar en el arte esta cruenta realidad, ya que se debe dejar en claro que las obras de arte, despojadas de la apariencia mimética e ilustrada, van en búsqueda de la verdad de una representación que puede ser lícita y posible. La verdad del arte, desde el mundo fenomenológico (Merleau-Ponty, 1993), puede lograse a partir de la interconexión del lenguaje, la percepción y el cuerpo. Una verdad que puede lograrse en la medida que exista un espacio intersubjetivo. Así, es necesario mostrar la genealogía del lenguaje que, como fundamento de lo humano, nos permite comprender que es posible que la existencia se haga presente en “la comunicación con los otros a través de los otros gestos, enfermedades, ciencias, palabras, versos, entre otros, que (corroboran) laverdad del mundo” (Renaud, 2005, s.p).

En consecuencia, se hace necesaria e imperativa la representación de esa verdad que produce el arte respecto de los sucesos producidos en el genocidio del pueblo palestino. Se permite la voluntad representativa de esa presencia para ser proscrita y posibilitar así el despertar una conciencia humanizadora que condene el espectáculo del aniquilamiento judío patrocinado por el accionar globalizante del capitalismo. No se debe permitir que ese espectáculo de la muerte se repita, mediante una representación que se vuelva parte de la resistencia: “Nancy proclama que solo un arte que plantee una resistencia al “representar” oa “hacer obra” puede dejar abierta la verdad, sin caer en la tentación de la suturación total, para que sea verdad” (Fleisner, 2012, p. 72).

Reproducir esa verdad debe estar fundamentado en la obligación de poner en evidencia de manera crítica esa visión de lo intolerable, para intentar “presentar” la memoria. De esta manera, es necesario hacer presente la ausencia para que lo imposible del decir no rechace su testimonio y que, como tarea artística primordial, atienda como compromiso estético, la concepción heideggeriana de la obra de arte como verdad (Heidegger, 1995, p. 61) 7 . Entonces, se debe generar la representación de la verdad como presentación critica de una ausencia que se hace presente en “la tarea mínima de testimoniar, y en su negatividad, el poema (la obra de arte) podría dar cuenta” (Fleisner, 2012, p. 73).

Con el arte y el poder de la imaginación, se debe acentuar el éxodo del capitalismo y llevar a la configuración de nuevos sujetos, otros lenguajes, horizontes y fundamentos que aplaquen los imperativos idealistas del racionalismo. Se deben imaginar otras formas de poder que destituyan los modelos políticos hegemonistas brutales, sustentados en la guerra como única alternativa de comunicación. De esta manera, se debe priorizar el camino de la imaginación por encima del político, entendiendo que es el fundamento para construir el futuro de la sociedad con base en el poder del lenguaje. Es necesario entender que el territorio de Palestina se concibe como significado que describe el sentido del lugar; el rincón del mundo, su “primer universo” que le da fundamento a su existencia, que potencia el sentimiento de apego al territorio (topofilia), que le otorga un lugar en la tierra. Se debe entonces irrumpir contra estos presupuestos es dejar al individuo a la deriva.

Pensar el territorio como constructor social que estructura el desarrollo y la filiación cultural (Murillo, 2008: 36) 8 implica comprender que perder la tierra es perder la identidad, pues sin ella el ser humano sería un ser disperso, sin expresión. El hecho más violento que le puede suceder a una cultura es cuando se le aniquila, la palabra, la voz, su lenguaje.

Por ello, es importante comprender el territorio como un espacio geográfico como un lugar “productorde sentido” y significancia, que incluye los acontecimientos históricos, sociales, políticos y culturales; entender el territorio como un cuerpo vivo que representa lo humano; pensar que es con el cuerpo, que podemos percibir la realidad y con ello dar fundamento al pensamiento. “No es el pensar el fundamento de percibir, sino que el percibir fundamenta el pensar” (Touron del Pie, 1961, s.p). A partir de la incidencia de los sentidos, con el cuerpo se puede leer y percibir el mundo, ya que permite el dialogo del sujeto con la experiencia significante del universo simbólico.

solo a partir del cuerpo propio, es decir de una subjetividad encarnada en un cuerpo vivo, resulta posible acceder al mundo y a los otros cuerpos vivos, y esto de forma preliminar a la intervención de la conciencia reflexiva volcada a pensar el mundo (Firenze, 2016, p. 99-108).

El cuerpo es un espacio de experiencia con la realidad que nos permite significar y dar sentido. Percibir con el cuerpo a través de los sentidos y la totalidad del ser hace del sujeto significado y, por tanto, productor de una verdad que es la palabra derivada de su conciencia. Es la fenomenología del cuerpo que percibe y produce una verdad a partir del lenguaje; la interconexión cuerpo, percepción y lenguaje producen la idea de una verdad.

Se debe comprender, por tanto, que el espacio geográfico es significado porque está ocupado por una acción social comunitaria, y por tanto ser visto como noción de “lugar” y “sentido” que incluye los acontecimientos históricos, sociales, políticos y culturales. Desde esta óptica,el territorio produce significación: un espacio que posibilita interpretarse y percibirse a través de los sentidos, como un cuerpo vivo que representa al ser.

Conflicto Israel-Palestina

Figura 6: Conflicto Israel-Palestina

Fuente: Anadolu, 2023.

Al destruir el territorio se aniquilan los cuerpos como sucede en este genocidio contra el pueblo de Palestina. Se está en consecuencia destruyendo el poder de la palabra, el valor del lenguaje. Un espectáculo de la muerte donde se vulneran todos los principios, protocolos bélicos e intensifican los delitos de lesa humanidad. Lo que se advierte en esta guerra son componentes de aniquilación, de exterminio de ser y su territorio, la fractura del significado y por tanto la destrucción del lenguaje y su verdad. Este gesto depravado, maléfico y ruin, es el reflejo del desplome de la razón, de las ruinas del progreso y la civilización. Son los escombros morales de las lógicas del capital que, como respuesta desesperada a su decadencia, generan este escarmiento tortuoso, donde no hay más alternativa que la muerte y la destrucción.

Le corresponde entonces a la estética y al arte, adentrarse en la representación del holocausto palestino, conceptualizando en la geografía humana sobre territorio, siempre pensando en la quiebra de los principios de la representación moderna, la fractura y condena

de las imágenes miméticas clásicas e ilustradas que, como dicen los estudiosos, se producen en abundancia y de manera complaciente en la civilización, para promover el desarrollo hegemónico del iluminismo artístico que va en correspondencia con el positivismo lógico. Se puede condenar la mimesis como sospecha de la recaída de las imágenes que, por su apariencia, artificio, extrema objetividad y monosemia, han minimizado lo humano y potenciado el objeto. Es conveniente, por tanto, apartarse de la estética clásica de la belleza y de la ilustración estética, que han estado sustentadas por el logos racionalizante a lo largo de la historia del arte occidental desde el Renacimiento. Lo conveniente es adentrarse en el desarrollo de los potenciales estéticos del conceptualismo que fractura de manera critico- teórica y pluralista los fundamentos artísticos de la modernidad.

Con este accionar bélico, deshumanizante de Israel contra Palestina, se intenta acentuar la visión física del espacio territorial, que sustenta lecturas utilitarias, funcionales, militaristas de muerte. Actitudes propias del pragmatismo mecanicista, impersonal y deshumanizante del sistema lógico capitalista, que violenta el territorio, su significancia y hace desaparecer lo humano. Es imprescindible, generar procesos de semantización del territorio, apropiarse de la tierra para darle sentido a la vida, comprender la tierra como un sistema lingüístico (Cárdenas, 2016, p. s.p) “que permite extraer signos que representan lo humano y social. El territorio visto como enunciado textual de imagen significante, que dé cuenta de la geografía como un mapa encarnado y de resonancias históricas”:

Ya se han hecho los mapas visuales, y también los palpables; faltaría el mapa de las resonancias (históricas), que volviese una tierra “escuchable”. La cosa vendrá, y no muy tarde; se recogerá el entreveramiento de los estruendos y los ruidos de una región (…), se nos entregará verídico como una máscara impalpable y afectivo el doble sonoro, el cuerpo sinfónico de una raza que trabaja, padece y batalla. (Mistral, 1961, s.p).

Es la visión semiótica del territorio la que permite generar señales de comunicación y entendimiento, para orientar acciones de transformación y emancipación social, no intervenciones de guerra y muerte, Se deriva, entonces, la comprensión del territorio como significado, para configurar la imagen de una nueva cultura; la creación de un paisaje cultural que implica conectar las complejas conexiones indispensables entre producción simbólica, ecosistema y cambio social. Hecho que deriva en la conformación de una conciencia ecológica, hoy destruida por el accionar destructor de las guerras.

Se plantea la formalización imperativa de una óptica sustentada en la geografía humana, la tierra concebida como imagen signo para entender y formular sentido. Se plantea en este sentido, con base en las categorías de lenguaje, un accionar emancipador liberado del atomismo racionalizante propiciado por el salvaje y nocivo determinismo geográfico impuesto por Israel contra Palestina. Ante estos acontecimientos, se hace urgente e indispensable plantear un desafío, a la noción, física, funcional, mecanicista y militarista de apropiación del espacio geográfico. Pensar el territorio como constructor de capital social y cultural humanizante. Que el espacio y el lugar se constituyan en soportes de actividades lúdico-simbólico-creativas; territorios cargados de vida y cultura no de muerte y genocidio.

Es necesario, entonces, pensar en el éxodo como un mecanismo de salida de los hegemonismos modernos; entender el éxodo como una nueva gramática, que lleve al encuentro de otros significados, en el intento de dignificar la naturaleza humana. Hacer del éxodo un contenido estético en la producción artística que, como imagen representativa, con idea de verdad, deje en claro la salida y escapatoria del capitalismo.

Se debe comprender que el éxodo del capitalismo como encarnación de la muerte, oriente la estructura de una nueva sociedad, y que, a partir de ahí, se derive la realización posible de propuestas artísticas capaces de despertar una conciencia crítica comunitaria que erradique los rasgos de injusticia, inequidad que actualidad se viven en el planeta. Pensar de esta manera, desde una perspectiva estética-critica, pueda señalar el futuro del pueblo palestino liberado del determinismo geográfico militar israelí.

Figura 6

Figura 6

Importar imagenFuente: MAHMUD HAMS

Conclusiones

Todos estos terribles acontecimientos históricos no pueden quedarse reducidos al imperativo de la óptica hegemónica de los vencedores, quienes imponen las tenebrosas geopolíticas de la muerte, mediante un sistema de guerra en el mundo. Es necesario comprender plenamente que el mundo está en llamas producto de los desbordes del capitalismo en crisis, que no hay capacidad para insertar el dialogo y la significancia y que el valor de la palabra se fractura. No existe opinión para aniquilar la guerra, pero sí criterios para legitimar el negocio de las armas. Toda la comunidad europea y norteamericana con su posición cómplice y pasiva plantea que la solución al conflicto bélico es prolongar la guerra. Se trata de la brutalidad antihumanista más cruenta de la historia del mundo. Se patentiza el espectáculo sostenido de la guerra en el que se vulneran todos los principios y protocolos de las acciones bélicas intensificando los delitos de lesa humanidad. Se palpa la visión intolerable del aniquilamiento humano que proyecta el exterminio; el espectáculo de la muerte.

La forma cruenta del holocausto macabro contra un pueblo indefenso e inocente. Un accionar que desacredita, por medio del suplicio y el martirio, los destinos de un mundo digno y honesto. Lo que se impone en cambio, es el terror, el miedo, el sufrimiento y la muerte, a una sociedad vulnerable que está sometida a un campo de concentración. Son tiempos de incertidumbre e inestabilidad, que hablan del reflejo del caos y de la perdida por completo de los valores de la justicia y de los derechos humanos en el mundo contemporáneo. La supuesta utopía salvadora de la humanidad impuesta por el progreso y la civilización con el poder de la razón como principio rector del proyecto occidental se ha derrumbado; entender que enfrentan una innegable crisis que es imparable e irreversible. Lo que se vislumbra es su irremediable final inexorable que, como desespero por su caída, actúa de manera vengativa, brutal y depravada, tanto política como militar. Minimiza lo humano hasta el extremo y violenta de manera cruenta el ecosistema.

Es el ultimo coletazo capitalista en el claroscuro de un final agresivo. Lo que se percibe es la respuesta sangrienta producida por Israel que, como fiel seguidor de los principios racionalistas extremos ha minimizado lo humano, destruye brutalmente el intento de un pueblo que se resiste a desaparecer; que ha sido ultrajado y violentado históricamente, convertido en victima por la más cruenta agresión del capitalismo con complicidad directa del cristianismo. Este sistema de muerte es un ejemplo de lo que sucederá en el mundo hacia el futuro, sino no hay cambio de las políticas entre el norte y el sur globales. Se aproximan movimientos extremos de las comunidades excluidas, las grandes migraciones, penurias energéticas, escases alimentaria; la guerra se convierte en el medio más eficaz para contenerlas.

Ante estos fenómenos de nuestro tiempo que no son cuestionados o puestos en tela de juicio por el poder constitucional mundial, se hace indispensable la respuesta del arte que, desde una óptica critico-pluralista, promueve la validez de la resistencia artística; la “verdad del arte” como una crítica de la estética frente a la barbarie impuesta por las hegemonías capitalistas. Es a partir de la visión del arte como lenguaje, que se mira el territorio como significado, en el intento de despertar una conciencia emancipadora que acentúe el ocaso y el éxodo del capitalismo.

Referencias

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Vattimo, G. (1986). El fin de la modernidad. Ed. Gedisa, Barcelona.

Es conveniente considerara lo que J.F Lyotard plantea en relación con el sentido de los metarrelatos y la condición postmoderna: Son aquellos que han marcado la modernidad: emancipación progresiva de la razón y de la libertad, emancipación progresiva o catastrófica del trabajo (fuente de valor alienado en el capitalismo), enriquecimiento de toda la humanidad a través del progreso de la tecnociencia capitalista, e incluso, si se cuenta al cristianismo dentro de la modernidad (opuesto, por lo tanto, al clasicismo antiguo), salvación de las creaturas por medio de la conversión de las almas vía el relato crístico del amor mártir (1987).Fuente: Gema Figueroa, 2023. Tomado de: https://www.ondacero.es/noticias/mundo/que-hay- guerra-israel-palestina-claves-origenes-conflicto_202310096523cb6fe
Para conocer algunas de las acciones en la actualidad del sionismo cristiano, es conveniente conocer el libro de Luigi Cortellezzi El Sionismo Cristiano: La Nueva Herejía que hunde a los Estados Unidos. [El sionismo cristiano] está compuesto por estadounidenses de clase media-alta que dan millones de dólares cada semana a los evangelistas de la televisión que exponen los fundamentos de la secta (…) quienes difunden un objetivo “ayudar a la mano de Dios para flotar hasta el cielo libre de todos los problemas donde verán el Armagedón y la destrucción del planeta tierra.
La batalla de Armagedon se describe en el texto de Stepen Sizer El Sionismo Cristiano ¿Hoja de Ruta del Armagedon?: Existe una implicación directa del sionismo cristiano en las políticas del Estado de Israel. Son protestantes evangélicos (o evangelistas)‌cuya particular lectura de las profecías bíblicas los ha convencido de que Dios tiene para los judíos un plan distinto del que tiene para el resto de la humanidad cuando llegue el fin de los tiempos. Un plan que incluye una segunda venida de cristo al mundo y un reino de este en mil años. De acuerdo con este sistema interpretativo (…) como el fin del mundo se acerca, Israel se expandirá hasta incorporar las tierras supuestamente prometidas a Abraham, a Isaac y a Jacob y su semilla, desde el Eufrates hasta el rio Egipto.
Es evidente que en la contemporaneidad se puede percibir claramente la interconexión entre religión y violencia, esto como lo dice Juan Bottasso, resulta evidente que en la actualidad “muchos de los conflictos, que ensangrientan el planeta, tienen un trasfondo religioso. El que aparece casi a diario en los noticieros es el que contrapone israelíes y palestinos (judíos contra musulmanes), pero con enorme frecuencia se habla también de actos terroristas llevados a cabo por fanáticos religiosos que no dudan en masacrar a civiles inocentes, en nombre de la divinidad”. Es una realidad que también se puede comprender en un artículo de la revista de libros en el que se plantea el “pensamiento débil” ante el cristianismo, (…) se manifiesta que “Las religiones (…) han sacralizado la violencia inherente a toda sociedad construida sobre la «mímesis» (imitación y emulación), que conducen al rechazo y eliminación final de alguien. Para descargar las tensiones se busca una víctima expiatoria que, descargando la sociedad, la pacífica. Esa víctima habría sido sacralizada, celebrada y adorada como liberadora, cuando en realidad era fruto de la violencia, y al ser rememorada (idea de sacrificio) se convertía en engendradora y perduradora de violencia. La novedad del cristianismo originario consistió en cortar con esa comprensión sacrificial de la religión. Cristo fue no violento y rompió la cadena de la violencia. Su muerte no fue un sacrificio, ni ofrecido al Padre ni exigido por el Padre. Esta teoría del cristianismo, propuesta por Girard, que no analizamos en su intuición valiosa ni en sus desnaturalizaciones, está en la base de la propuesta de Vattimo (Cfr. O. González de Cardenal, Cuatro poetas desde la otra ladera. Prolegómenos a la cristología. Madrid: Trotta 1996).”
Es importante comprender el sentido de la colonialidad de poder que vive en el actual conflicto Israel- Palestina que es propiciado por el capitalismo colonial como poder mundial moderno eurocentrado. Es un tema tratado por Anibal Quijano en referencia a la colonización producido en esta era de la globalización que se puede percibir en el genocidio contra el pueblo palestino . Quijano, en la obra Colonialidad de poder, manifiesta que: La globalización en curso es, en primer término, la culminación de un proceso que comenzó con la constitución (…) del capitalismo colonial / moderno y eurocentrado como un nuevo patrón de poder mundial. Uno de los ejes fundamentales de ese patrón de poder es la clasificación social de la población mundial sobre la idea de raza, una construcción mental que expresa la experiencia básica de la dominación colonial y que desde entonces permea las dimensiones más importantes del poder mundial, incluyendo su racionalidad específica, el eurocentrismo.
Martin Heidegger. Caminos del Bosque , (1995), Ed. Alianza , Madrid, p. 61. Siguiendo a Heidegger se comprende el acontecimiento de la verdad en la obra de arte, la esencia de la verdad como una desocultación del ente: “En la obra el acontecimiento de la verdad (…). En consecuencia hemos determinado previamente la esencia del arte como ese poner a la obra de la verdad (…). Esto ocurre en el crear como aquel traer delante el desocultamiento de lo ente”.
La noción de identidad cultural debe comprenderse a partir de la valoración del territorio desde una óptica simbólica, tal como lo plantea Murillo Flores en la Revista Opera N° 7 en donde manifiesta que: “El territorio surge, (…) como resultado de una acción social que, de forma concreta y abstracta, se apropia de un espacio (tanto física como simbólicamente). De ahí la denominación de un proceso de construcción social. En un sentido antropológico, territorio es un “ambiente de vida, de acción, pensamiento de una comunidad, asociado a procesos de construcción de identidad”.

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