DOI:

https://doi.org/10.14483/25009311.15690

Publicado:

2020-01-02

Número:

Vol. 6 Núm. 8 (2020): enero-junio de 2020

Sección:

Sección Central

Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos

Research-Creation and Knowledge from the Field Artistic Studies

Investigação-criação e conhecimento desde os estudos artísticos

Autores/as

  • Pedro Pablo Gómez Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Palabras clave:

Research-creation, creative research, aesthetic decoloniality (en).

Palabras clave:

Investigación-creación, investigación-creador, creación artística (es).

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Gómez, P. P. (2020). Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos. Estudios Artísticos, 6(8), 64–83. https://doi.org/10.14483/25009311.15690

ACM

[1]
Gómez, P.P. 2020. Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos. Estudios Artísticos. 6, 8 (ene. 2020), 64–83. DOI:https://doi.org/10.14483/25009311.15690.

ACS

(1)
Gómez, P. P. Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos. estud. artist. 2020, 6, 64-83.

ABNT

GÓMEZ, Pedro Pablo. Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos. Estudios Artísticos, [S. l.], v. 6, n. 8, p. 64–83, 2020. DOI: 10.14483/25009311.15690. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/estart/article/view/15690. Acesso em: 12 nov. 2024.

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Gómez, Pedro Pablo. 2020. «Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos». Estudios Artísticos 6 (8):64-83. https://doi.org/10.14483/25009311.15690.

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Gómez, P. P. (2020) «Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos», Estudios Artísticos, 6(8), pp. 64–83. doi: 10.14483/25009311.15690.

IEEE

[1]
P. P. Gómez, «Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos», estud. artist., vol. 6, n.º 8, pp. 64–83, ene. 2020.

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Gómez, Pedro Pablo. «Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos». Estudios Artísticos, vol. 6, n.º 8, enero de 2020, pp. 64-83, doi:10.14483/25009311.15690.

Turabian

Gómez, Pedro Pablo. «Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos». Estudios Artísticos 6, no. 8 (enero 2, 2020): 64–83. Accedido noviembre 12, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/estart/article/view/15690.

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1.
Gómez PP. Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos. estud. artist. [Internet]. 2 de enero de 2020 [citado 12 de noviembre de 2024];6(8):64-83. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/estart/article/view/15690

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Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos

Investigación-creación y conocimiento desde los estudios artísticos

Research-Creation and Knowledge from the Field Artistic Studies

Recherche-Création et Connaissance à partir des Etudes Artistiques

Investigação-criação e conhecimento desde os estudos artísticos

Pedro Pablo Gómez Moreno
Universidad Distrital Francisco José de Calda, Colombia

Estudios Artísticos

Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Colombia

ISSN: 2500-6975

ISSN-e: 2500-9311

Periodicidad: Semestral

vol. 6, núm. 8, 2020

revestudiosartisticos.ud@correo.udistrital.edu.co

Recepción: 10 Septiembre 2019

Aprobación: 18 Octubre 2019



Resumen: En este artículo se plantea una idea de lo que significa conocer en el campo emergente de los estudios artísticos. Para tal fin, se propone que la investigación-creación es una configuración relacional-diferencial que nos permite abordar desde las artes la compresión del funcionamiento de la matriz colonial del poder. A su vez, la investigación-creación nos sirve para mostrar que el conocimiento no está restringido a las ciencias o a las artes, abriendo un horizonte, para la creación-investigadora más allá del campo académico, en el espacio ampliado de las prácticas sensibles, muchas de ellas empeñadas en la posibilidad de la reproducción y creación no colonial de la vida.

Palabras clave: Investigación-creación, investigación-creadora, creación artística, aesthesis, decolonialidad estética.

Abstract: We introduce an idea of what it means to "know" in the emerging field of artistic studies. To this end, we propose that research-creation is a relational-di- fferential configuration that allows us to address, from the arts, the operation of the colonial matrix of power. In turn, research-creation helps us to show that knowledge is not restricted to science or the arts, thus opening an horizon for a researching form of creation that goes beyond the academic field. Therefore, in the expanded space of sensory practices, we find a place where creators are determined to make non-colonial modes of reproduction of life a reality.

Keywords: Research-creation, creative research, artistic crea- tion, aesthesis, aesthetic decoloniality.

Résumé: Nous introduisons une idée de ce que signifie "savoir" dans le domaine émergent des études artistiques. À cette fin, nous proposons que la recherche-création est une configuration différentielle-relationnelle qui nous permet d'aborder, du point de vue artistique, le fonctionnement de la matrice de pouvoir coloniale. À son tour, la recherche-création nous aide à montrer que la connaissance ne se limite pas à la science ou aux arts, ouvrant ainsi un horizon à une forme de recherche axée sur la création qui dépasse le domaine académique. Par conséquent, dans l’espace élargi des pratiques sensoriales, nous trouvons un lieu où les créateurs sont déterminés à faire des modes non coloniaux de reproduction de la vie une réalité.

Resumo: Neste artigo, explorase uma ideia do que significa conhecer no campo emergente dos estudos artísticos. Para tal fim, se propõe que a investigação-criação é uma configuração relacional-diferencial que nos permite abordar, desde as artes, a compreensão do funcionamento da matriz colonial do poder. Por sua vez, a investigação-criação nos serve para mostrar que o conhecimento não está restrito às ciências ou às artes, abrindo assim um horizonte para a criação-investigadora que vai além do campo acadêmico. Portanto, no espaço ampliado das práticas sensíveis, encontramos o espaço dos criadores empenhados em tornar realidade modos não coloniais de reprodução da vida.

Palavras-chave: Investigação-criação, investigação-criadora, criação artística, aesthesis, decolonialidade estética.

Estudios artísticos como denominación y como espacio de prácticas

Como lo hemos dicho en otro lado (Gómez, 2018) los estudios artísticos, como denominación, son un espacio de conocimiento, inter y transdisciplinar creado desde el campo de las artes.1 Son el resultado de prácticas del nombrar, epistémica, estética, política y éticamente comprometidas que no se agotan en los espacios académicos de una universidad donde surgen con este nombre, sino que tienen que ver con un modo de responder a cuestiones directamente relacionadas con el significado de la vida en el mundo contemporáneo.

Esas cuestiones tienen que ver, en general, con las condiciones actuales de un mundo en crisis económica, social, cultural, ambiental y epistémica, en el que las posibilidades mismas de reproducción de la vida en el planeta están en riesgo. Crisis que por supuesto atraviesa las prácticas artísticas y culturales en general. Estas cuestiones se han planteado de diversas formas, entre otras, como sociedad del riesgo (Beck, 1998); crisis civilizatoria, ambiental y alimentaria (Lander, 2014); crisis sistémica (Wallerstein, 2008); crisis de capitalismo (pensamiento crítico de izquierda en general); crisis de los monocultivos de la mente (Shiva, 2008); crisis de la modernidad en la disputa por el control de la matriz colonial del poder, el saber, el ser, el sentir y la naturaleza (Red Modernidad/Colonialidad/ Decolonialidad).2 En general, la pregunta que atraviesa el campo de los estudios artísticos tiene que ver con las condiciones de posibilidad para que, desde América Latina, sea posible la emergencia de otros conocimientos, otros mundos posibles, como resultado de otros modos de relación con los otros y con la naturaleza, que den lugar a otros modos de ser, de estar, de indagar, crear y vivir.

Es claro que la complejidad, la historicidad y la urgencia de las cuestiones que nos interpelan, desbordan los campos de acción de las disciplinas modernas con sus objetos de estudios, sus configuraciones discursivas y metodológicas. Y también desbordan los objetos de las artes, con sus poéticas, estéticas y modos de hacer, así como los saberes ancestrales y tradicionales. De ahí, que los proyectos académicos, no académicos, éticos y políticos que pretenden abordar esas cuestiones, tienen la necesidad de ir más allá, de las disciplinas científicas, las artes y los saberes tradicionales, para abrir espacios de convergencia que hagan posible su abordaje como cuestiones complejas de conocimiento, investigación, creación y mediación social desde perspectivas diversas. Y una de las formas que adquieren esos espacios y proyectos son precisamente los estudios, que aquí denominamos estudios artísticos. Pero es desde las prácticas desde donde la denominación gana o pierde sentido, y por lo tanto, desde ahí las preguntas se pueden formular como problemas pensables mediante nociones, conceptos o categorías, a través de los cuales podemos hacer visible lo que entendemos por conocer en el ejercicio de la multiplicidad de acciones que proyectan horizontes de sentido. En este contexto, la investigación-creación nos ayudará a comprender lo que entendemos por conocimiento desde los estudios artísticos y cuáles son retos, así como sus riesgos y distorsiones cuando el decir dice una cosa, pero el hacer concreta otra.

Investigación-creación y conocimiento sensible

Para los estudios artísticos la concepción de conocimiento está directamente relacionada con aquello que se entiende por investigación-creación. Por tal razón, son las prácticas de investigación-creación las que definen las circunstancias y las formas en las que el conocimiento situado se va produciendo como correlato de el accionar de las prácticas.

En consonancia con lo anterior, los estudios artísticos no pueden tener una noción estrecha del conocimiento, como la tienen las disciplinas, sino una concepción ampliada acorde con las múltiples interacciones que propician los campos para la investigación y la creación inter y transdisciplinar. En ese sentido, sin pretender ser definitiva proponemos a continuación una concepción ampliada del conocimiento, que puede servirnos para salir del eurocentrismo de las disciplinas, así como también del binarismo de las ciencias y del racismo epistémico instalado por la colonialidad.

Conocimiento es la pluralidad de formas en las que se hace sensible la creatividad humana en el mundo. Por lo tanto, el conocimiento no puede reducirse a una singularidad exclusiva de un selecto grupo de seres humanos particularmente dotados por la naturaleza o por su cultura para, haciendo uso de sofisticadas tecnologías, llegar a conocer y entender la consistencia de lo real. Por el contrario, si el conocimiento es una pluralidad (resultado de prácticas históricas heterogéneas que tienen lugar en contextos precisos) las formas de esa pluralidad son difícilmente jerarquizables y reductibles a una forma única modélica y ejemplar. Los conocimientos son el resultado, el acontecer del senti-pensar, la interacción, la intercorporalidad, la colaboración, la escucha y la conversación de las personas entre sí y de estas con la naturaleza (su entorno biofísico).

Imagen 1. Hollie Miller (2019). Non Object, acción en vídeo Reino Unido. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.
Imagen 1. Hollie Miller (2019). Non Object, acción en vídeo Reino Unido. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

De acuerdo con lo anterior, no se puede concebir al correlato del sujeto como un objeto. Debemos cambiar los términos de la relación epistemológica moderna, vertical, jerárquica, base de las estructuras de dominación en las que se camufla la colonialidad del poder, por una relación horizontal, ética y creadora, en la que las relaciones no sean señales de peligro, sino la potencia misma para la creación de conocimientos y modos de vida convivenciales. Si es así, la naturaleza dejaría de ser un objeto pasivo, mudo, insensible, domesticable, saqueable, explotable, incendiable, e inagotable fuente de recursos y energía, dispuesto para ser conocido por el hombre. La naturaleza sería concebida siempre de manera positiva, como cuerpo-mundo-sentipensante; substrato fundante y sensible de la vida; condición primera de derechos y sujeto de derechos; madre sintiente que habla, interpela y hace posible que la vida acontezca para, en ese acontecer, revelar sus modos de ser, de aparecer, de estar, de crear y de existir. Esos modos de ser, de aparecer, de estar, de crear y de existir son aprehensibles y expresables en una diversalidad de formas, como conocimientos, que no son otra cosa que la manifestación de las condiciones y avatares mediante los cuales la vida comparece a la existencia, florece y se conserva.

De ahí que, para los estudios artísticos, conocer no sea interrogar, violentar, constreñir o disponer de un objeto como correlato de un sujeto que conoce; conocer son modos no violentos de relación, (fundados en una ética biocéntrica) de creación, de conversación, de escucha, de sanación, de hacer, de estar, de ser, de sentir y de pensar-con, capaces de iluminar la con-vivencialidad social y cultural fundada en la inter-dependencia integrada de los seres humanos en y con la naturaleza.

Ahora bien, esta concepción del conocimiento no es precisamente la que prevalece en el mundo en que se vive, donde la disputa por el conocer y su hegemonía es una señal de disputas más profundas por el control del poder, entre ellas la prerrogativa para la definición y significación del ser y el no-ser de las personas y las cosas. Por lo tanto, esta concepción se convierte en la clave de un horizonte epistemológico distinto, decolonial. Este horizonte se caracteriza, entre otras cosas, por un compro- miso ético que pretende, poco a poco, ayudar a sanar las heridas históricas del ser, ocasionadas por los modos violentos, instrumentales y colonia- les del conocer. Esos modos de conocer, desde hace más de cinco siglos han sido sordos tanto al decir como a los gritos de los sujetos objetivados, violentados, naturalizados, racializados, generizados, sexualizados, clasificados y un largo etcétera, de formas de subordinación y dominación en las que se despliega la colonialidad del poder. No obstante, esos sujetos objetivados históricamente además de resistirse a la imposición de la colonialidad del poder y a la inscripción indeleble de sus marcas en sus cuerpos-pensantes y en sus inteligencias-sintientes, han buscado, sin cesar, maneras de salir de su condición impuesta para ser ellos mismos. Y al hacerlo han ido abriendo los términos y condiciones de un conocer distinto y heterogéneo a través del cual puedan advenir mundos Otros y modos alterativos de estar y existir en esos mundos. En esa ruta histórica y en esa historia de la resistencia los estudios artísticos emergen para potenciarla y en la medida de lo posible hacer un tránsito de la resistencia a la reconstitución de modos no coloniales ni modernos de producción de la vida.

Esta problematización conduce a los planteamientos que siguen a continuación, donde se plantea el carácter diferenciado de la investigación y la investigación creación en el campo de los estudios artísticos. Esa diferenciación se da de acuerdo con las relaciones posibles de la investigación con la formación, la creación y la proyección social en el campo del arte; en un segundo nivel con las relaciones entre estas con las prácticas de conocimiento de otros campos disciplinares y no-disciplinados por la academia.

La creación y sus relaciones con las funciones misionales de la formación la investigación y la extensión

Los estudios artísticos reconocen los legados del pensamiento crítico en general para la construcción de un espacio para la formación, la creación de conocimientos mediante la investigación-creación y la proyección social de los mismos más allá del espacio de la academia y la universidad.

Tabla 1. Diagrama de interrelación de las dimensiones académicas de la Facultad de Artes ASAB. Fuente: Proyecto de Facultad de Artes ASAB.
Tabla 1. Diagrama de interrelación de las dimensiones académicas de la Facultad de Artes ASAB. Fuente: Proyecto de Facultad de Artes ASAB.

En el proyecto de Facultad de Artes ASAB, se elabora un plano de relación, en el que las tres funciones misionales “clásicas” de docencia, investigación y extensión, se encuentran con la creación para formar una cuadratura categorial que hace posible pensar en la diferenciación de prácticas, procesos y proyectos resultado de sus posibles interacciones. En este ejercicio se pone en cuestión la centralidad de alguna de las funciones, para visualizar correlaciones más horizontales y aperturas entre las prácticas de docencia, investigación, creación y proyección social; además propicia “el desarrollo de comunidades académicas y artísticas hacia la realización de prácticas artísticas y culturales, asumidas desde cada una de las funciones universitarias.” (Universidad Distrital, 2005, p. 20).

Como se puede ver en la tabla 1, pensar desde la investigación en relación con la creación, la docencia o la proyección social no será lo mismo que pensar desde estas hacia aquella. De manera que, los posibles proyectos al ser pensados desde la investigación en relación con las demás funciones universitarias serán de: investigación-creación, investigación-pedagógica y formativa, así como de investigación sobre programas y actividades de extensión. Por su parte, desde la creación se plantearán proyectos de creación a partir de la investigación, creación de formas de enseñanza, y proyectos de creación a partir de programas y/o actividades de extensión. Lo mismo sucede si se piensa a partir de la docencia y la extensión. De todas maneras, aquí conviene aclarar que al pensar la relación desde uno de los términos no se está tratando de repetir la estrategia epistemológica colonial en la que el primer término de la estructura subordina al segundo, como sucede en la relación sujeto/objeto, signicado/significante, hombre/mujer, cultura/naturaleza, conocimiento/ saber, blanco/color, occidente/oriente, norte/sur, bien/mal, bello/feo, entre muchas otras. No, aquí se trata de ver lo que significa ver desde distintas perspectivas para enriquecer el sentido de los dos términos de la relación, contrario a una economía de los signos en la que el significado de un término se enriquece a causa del vaciamiento del sentido del otro término, en una relación que podríamos denominar extractivismo semiológico, de manera análoga al extractivismo minero destructivo y a la economía de la desposesión.

Imagen 2. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.
Imagen 2. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Esta diferenciación entre funciones, proyectos y programas ha hecho posible la integración de la Facultad de Artes ASAB al contexto de la universidad, problematizar y enriquecer sus prácticas de creación artística con preguntas de investigación, dialogar con otras comunidades académicas y al mismo tiempo fortalecer los programas de formación en pregrado y proyectar la formación posgradual.

Todo esto, sin olvidar que los problemas de la creación, la investigación, la formación y la proyección social, adquieren un particular “color local” al ser planteados desde el campo del arte, diferenciándose de aquellos que se plantean desde las ciencias sociales o las humanidades. Sin embargo, de esto no se sigue que se esté pensando en el arte como campo cerrado y en las comunidades artísticas a su vez encerradas en el campo. Por el contrario, se trata de reconocer la relacionalidad de los campos, las funciones misionales y las prácticas, como base del campo transdisciplinar de formación que hemos dado en llamar estudios artísticos.

Así, desde este horizonte, vemos la necesidad de apertura de los campos, la cual se hace evidente cuando las preguntas en virtud de su complejidad y dimensiones traspasan los límites de una disciplina o de un campo determinado. En el caso del arte, cuando las preguntas van más allá de los límites de la estética, la historia, la teoría o la filosofía del arte, la potencia misma de la interrogación y la complejidad de las demandas sociales que implican, se transforma en una exigencia de apertura del campo del arte a otros campos de relación posibles. Y esta potencia nos hace ver la necesidad de franquear y volver porosos sus márgenes. Y esta es una de las tareas de la formación investigativa de los estudios artísticos: configurar un campo transdisciplinar desde el arte, pero más allá del arte, capaz de dar cuenta de la crisis en la que entran las artes particulares (que es análoga a la crisis de las disciplinas científicas) cuando se enfrentan a problemas complejos con dimensiones sociales, éticas, políticas y epistémicas que desbordan a las artes particulares.

Imagen 3. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.
Imagen 3. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Y es precisamente en este contexto donde se abren otras posibilidades de relación un despliegue del pensar para abordar, entre otros, los siguientes problemas complejos: a) el diálogo entre-artes; b) interdisciplinariedad, como diálogo de las artes con las ciencias, entendidas las artes y las ciencias como saberes académicos disciplinados y disciplinares; c) transdisciplinariedad, como el diálogo horizontal entre saberes académicos disciplinares y saberes y conocimientos indisciplinados y no-disciplinares que se producen fuera de la academia en el amplio campo de lo social; d) Interculturalidad, diálogo entre culturas que abre un amplio horizonte político de intervención en realidades sociales.

La investigación-creación clave relacional-diferencial de los estudios artísticos

Para los estudios artísticos la investigación-creación es una categoría relacional y diferencial por excelencia. Del equilibrio que sugiere el carácter relacional-diferencial depende no solo de la investigación creación sino también de todas las categorías relacionales, pues no olvidamos que el poder no es otra cosa que un espacio de relaciones como bien los expresa el pensador decolonial Aníbal Quijano:

Tal como lo conocemos históricamente, a escala societal el poder es un espacio y una malla de relaciones sociales de explotación/dominación/conflicto articuladas, básicamente, en función y en torno de la disputa por el control de los siguientes ámbitos de existencia social: (1) el trabajo y sus productos; (2) en dependencia del anterior, la “naturaleza” y sus recursos de producción; (3) el sexo, sus productos y la reproducción de la especie; (4) la subjetividad y sus productos, materiales e intersubjetivos, incluido el conocimiento; (5) la autoridad y sus instrumentos, de coerción en particular, para asegurar la reproducción de ese patrón de relaciones sociales y regular sus cambios. (Quijano, 2000, p. 345)

La concepción del poder para Quijano, no es solamente una conceptualización más del poder a secas sino la concepción de la colonialidad del poder; del poder como una categoría relacional. Dicho de otro modo, al conceptualizar de esta forma la colonialidad del poder, Quijano plantea el reto para conceptualizar la posibilidad de la decolonialidad del poder. Así, la colonialidad atraviesa todos los ámbitos de la existencia entre ellos la subjetividad, la intersubjetividad, y el conocimiento.3 Una forma de hacerlo es desde el conocimiento que es parte del ámbito de la subjetividad un producto de la misma. El conocimiento con sus estrategías de clasificación y sub-ordinación ha sido un instrumento efectivo para facilitar relaciones de dominación en primer término y, en segundo término, como consecuencia de la subordinación, la explotación de los y lo subordinado, con pleno derecho del superior sobre el inferior.

De esto surge una alerta sobre las categorías puramente relacionales que ocultan la dimensión diferencial de toda relación, ocultamiento que hacer posible la naturalización de los vínculos tejidos por la colonialidad, para hacerlos permanentes, sólidos e inflexibles.

Como relacional hace posible los encuentros de los agentes y las prácticas de la investigación con sus correspondientes de la creación. En los contextos académicos hace posible los diálogos de las comunidades e instituciones de las artes y las ciencias, dando lugar a la posibilidad de formación universitaria de alto nivel de investigadores-creadores, inter y transdisciplinares. Como categoría diferencial hace posible la afirmación de los espacios, prácticas, agentes e instituciones que se ponen en relación sin confinarlos a continentes aislados; antes bien, su fuerza relacional alerta para que la afirmación, antes que ser el resultado de prácticas de esencialización, aislamiento y atomización, sea el resultado de los intercambios y la colaboración creadora.

La investigación-creación como categoría relacional no tiene la forma de una dicotomía en la que el primer término subordina al segundo; es una categoría dinámica que facilita relaciones horizontales antes que jerarquizaciones. Cuando estas últimas aparecen es clave tanto para su visibilización como para el análisis de las formas de poder que entran en juego y para el trabajo teórico y práctico de la disolución jerarquizadora.

Como consecuencia de lo anterior, en los estudios artísticos, en la investigación-creación no se subordina la creación a la investigación, como tiende a hacerlo una cierta tendencia académica que instala en el campo de las artes las metodologías, las lógicas y demás aspectos heurísticos de la investigación científica que determinan las prácticas artísticas, que no obstante deben desembocar en la creación de obras de arte. Por el contrario, en los estudios artísticos, es posible incorporar, sin subordinar, la investigación a las prácticas de creación. Y si el resultado es una obra, esta no será un adjetivo de la investigación, sino la forma particular de manifestación del pensamiento y el conocimiento sensibles. De acuerdo con esta lógica, el proceso de una tesis de los estudios artísticos, como resultado de investigación-creación, puede adquirir la forma de una tesis escrita o de una obra práctico-teórica, con la correspondiente sustentación escrita de su concepción, proceso de indagación, diálogos entre modos de hacer y metodologías, así como el montaje e inserción contextual y discursiva en el campo fronterizo de los estudios artísticos.

Además, la investigación creación se despliega en varias direcciones. Por una parte, entra en relación con la formación y hace posible la configuración de una diversidad de espacios para su abordaje en los diversos niveles de la formación. Por otra parte, si se proyecta más allá de los espacios de las ciencias y las artes y sus espacios propios (universidades, academias e institutos de investigación), la investigación-creación es clave para abrir las posibilidades de la transdisciplinariedad. Esta última, implica el reconocimiento de territorios más amplios de producción de conocimientos más allá de los de las artes y las ciencias; al mismo tiempo demanda el reconocimiento de la capacidad de indagar y crear como capacidad humana, que no está restringida a los especialistas y académicos.

Carácter formativo de la investigación-creación

El campo de los estudios artísticos es un espacio donde es posible la creación y generación heterogénea de conocimientos, como resultado del encuentro de las artes, las ciencias, los conocimientos y los saberes culturales. En ese campo, la investigación-creación despliega su dimensión formativa, para indagar por las diversas formas en que los conocimientos se crean, se enseñan, circulan, se aprenden, se apropian y se conjugan para abordar los interrogantes más profundos de la existencia humana. Dada la complejidad y urgencia de los embates actuales de la realidad, no son suficientes las respuestas disciplinares. Tampoco son suficientes las perspectivas puramente interdisciplinares que si bien ponen en cuestión la fragmentación y limitación de las disciplinas, que muchas veces restringen el espacio dialógico a una conversación entre expertos. Estos pares académicos provenientes de diversas disciplinas, estratégicamente se encuentran para resolver los problemas de sus disciplinas y frecuentemente proponen soluciones a los problemas sociales en términos de más ciencia y más tecnología, sin escuchar otras alternativas provenientes de conocimientos y experiencias culturales y sociales que están más allá de la academia.

En consecuencia, queda claro que en y desde el campo de los estudios artísticos la formación investigativa adquiere un carácter complejo y diferenciado. En ese sentido, se interroga tanto por el carácter formativo de toda investigación su aprehensibilidad, su enseñabilidad (investigación-formativa), como por la formulación de proyectos de investigación enfocados en problemas pedagógicos y formativos (formación investigativa). Por tanto, la formación investigativa, así como las prácticas de investigación, creación y proyección social con sus múltiples interrelaciones, deben ser pensadas bajo la guía de unos principios orientadores de carácter ético, epistémico, político y estético. Lo anterior es necesario porque los conocimientos pueden ser utilizados para la reproducción no-colonial de la vida, la decolonialidad del conocimiento, el poder, el ser y la naturaleza, pero también pueden ser capturados como instrumentos para mantener las jerarquías sociales, la subordinación histórica y la producción de sujetos subalternos y coloniales.

Imagen 4. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.
Imagen 4. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Retos de la investigación-creación

La investigación-creación abre horizontes amplios y al mismo tiempo plantea retos para los investigadores-creadores en el campo de los estudios artísticos y en las artes en general. Algunos de ellos, son: repensar la creación artística más allá de la estética y el campo del arte moderno; reconocer la creación aesthésica, expandiendo el campo de creación y el reconocimiento de los creadores más allá del campo del arte; descolonizar las artes del logos de las ciencias y del control del mercado.

La creación artística

Para los estudios artísticos, la creación artística es una forma legítima de conocer y pensar, que desde lo particular se constituye en determinante de lo universal. Es pensamiento en forma sensible, acumulado de sensaciones, que se articulan por lógicas no-conceptuales y “lenguajes” simbólicos particulares, resultado de modos de hacer irruptivos que en su acontecer escapan a regularidades, regulaciones y metodologías repetitivas. La creación artística da cuenta de los procesos históricos de las comunidades del denominado campo del arte, que se han ocupado de la construcción de un territorio propio de prácticas, experiencias sensibles, conceptuales y existenciales, diferenciadas respecto de otros campos constitutivos de la sociedad y la cultura, como la ciencia, la filosofía o la política. Además, debido al carácter no acumulativo del arte, cuyos despliegues no dejan obsoletos los agenciamientos anteriores ni formas otras de creación, con sus respectivas poéticas, normativas y estéticas, la creación artística se asume como una multiplicidad de procesos que actualizan permanentemente los modos de hacer, la elaboración objetual y la creación de significantes y significados; todos ellos como mediaciones para la proyección de horizontes de sentido para la existencia humana.

Imagen 5. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.
Imagen 5. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Ahora bien, quizá se podría decir que la creación artística es al arte lo que la investigación científica a las ciencias. Esta especie de pertenencia categorial a un determinado campo puede ser útil si se trata de establecer especificidades, territorios y dominios específicos. Tal diferenciación es posible desde una particular concepción de la modernidad cultural como “la separación de la razón sustantiva, expresada en la religión y la metafísica, en tres esferas autónomas: ciencia, moralidad y arte, que se diferenciaron porque las visiones del mundo unificadas de la religión y la metafísica se escindieron” (Habermas, 1989, pp. 137-138). En la que el arte –en tanto modo de conocimiento sensible– quedó subordinado a la ciencia como conocimiento racional; pero a su vez el arte, como poiesis especial subordinó la poiesis general estableciendo barreras con respecto a la artesanía y a la producción mecánica industrial. Desde nuestra perspectiva, esa diferenciación y jerarquización histórica es el resultado del accionar de la matriz colonial del poder (Quijano, 2000, p. 345). De ahí la necesidad de descolonización del conocimiento en todas sus dimensiones, entre ellas, la creación artística para que no quede acotada o reducida a la noción occidental de arte.

La creación aesthésica

Uno de los retos de los estudios artísticos, consiste en ampliar el reconocimiento de la capacidad creadora de los seres humanos, más allá de los campos de la ciencia y el arte. Esto es otro despliegue de la investigación-creación, mediante el diálogo entre artistas científicos y creadores artesanos. Para tal fin, se debe tener en cuenta que la matriz colonial del poder en la modernidad, se reproduce espacial y temporalmente en una serie de jerarquías, que juntas conforman la heterarquía de la colonialidad del poder, en la que la ciencia es colonizada históricamente por el poder imperial, el poder estatal y finalmente por el poder empresarial y el neoliberalismo económicos. A su vez, el conocimiento científico, como capacidad creadora de la ciencia, coloniza al arte (como subordinación de la estética a la epistemología, de la poiesis a la objetividad, del sentimiento a la razón) facilitando su control por parte de la colonialidad del conocimiento; dicho de otro modo, la creación científica (en tanto investigación) coloniza a la creación artística (en tanto creación no-científica). En un siguiente nivel, el arte coloniza las artesanías, (o en su diferenciación las constituye como tales) como los haceres y sentires no-artísticos que se realizan en el campo de la cultura no-letrada, en la “ciudad real”, en términos de Rama (1998), como subordinación del hacer repetitivo al hacer original, auspiciado por la estética, reducida a filosofía del arte moderno occidental. Huelga decir que ese despliegue de la matriz colonial del poder implica, al mismo tiempo, la clasificación social y jerarquización de las personas que ejercen cada una de las actividades nombradas, en una operación en la que la división internacional del trabajo se complementa con la colonialidad del conocimiento, del ser y el sentir, la subjetividad y la autoridad. Lo que queremos señala aquí, es que el potencial de la creación aesthésica es enorme, pues al descolonizar el mundo de lo vivo, lo sensible y lo sintiente, se libera la capacidad creadora de la naturaleza de la opresión del antropocentrismo para que la vida pueda florecer de otros modos.

Descolonizar las artes

La investigación-creación es clave para abordar el problema de la descolonización de las artes, que puede ser pensada desde una perspectiva global o desde un lugar preciso como Colombia. El filósofo y genealogista colombiano Santiago Castro-Gómez (2014), explica cómo las artes han sido colonizadas históricamente en nuestro país.

Organizadas en el trívium y cuadrivium, las artes fueron colonizadas en la universidad colonial de la Nueva Granada por la teología; en el Siglo XVIII, ya en una universidad sometida al control del Estado Imperial y sus objetivos de desarrollo económico, las artes liberales ceden el lugar a los oficios mecánicos que son colonizados a su vez por la ciencia físico-matemática; a finales del siglo XIX, ahora no como artes y oficios, sino como bellas artes, las artes configuran una de las Facultades de la Universidad Nacional, como instrumento de un proyecto civilizador. En la actualidad, insertas en la institución universitaria, las artes están subordinadas con respecto de las ciencias “duras”, impelidas a considerar las ciencias como modelos del arte, a investigar y a ser rentables como estas en el contexto de la denominada “sociedad del conocimiento”.Vigiladas además por una “razón de Estado” que parece sucumbir ante la lógica del mercado, en clara actitud re-occidentalizante,entendida como el intento de mantener la verdad de occidente, el neoliberalismo y el euro(USA)centrismo, como único criterio de validez universal– que mantiene técnicas neoliberales de gobierno, de las que forman parte los programas de desarrollo que enmarcan, a su vez, algunos programas estatales de ciencia, tecnología e innovación.

La descolonización de las artes, pasa por el diálogo, por así decirlo, entre las artes colonizadas con las ciencias sociales, también colonizadas por el logos de las ciencias naturales, y las prácticas artísticas culturales, también colonizadas, por la estética de las artes. Estos diálogos, si son horizontales harán visible que la vigilancia por parte de un Estado soberano, garante de la verdad, sobre las ciencias, las artes y la producción simbólica y cultural es contradictoria con el carácter democrático del Estado mismo. Por el contrario, la diversalidad de la investigación, y la decolonialidad de unos conocimientos sobre otros no es otra cosa que democratización efectiva, de una sociedad en las que no hay una única forma de responder a las necesidades sociales y tampoco una única forma de entender cuáles son los conocimientos que ella debe producir, enseñar y aprender.

De la investigación-creación a la investigación-creadora

Al interrogarnos por el papel del arte, como conocimiento, en el entramado problemático de la sociedad del siglo XXI, nos damos cuenta que la lucha por el control del conocimiento es clave en la época actual, de globalización de la economía, de crisis ontológicas, ecológicas, epistémicas, sistémicas y civilizatorias, pero al mismo tiempo de retos mundiales. En ese horizonte, los encuentros que se proponen en los estudios artísticos, como apertura del campo del arte, y los conocimientos que allí emergen son parte de las respuestas con las que las comunidades académicas y no-académicas pueden dar frente a las formas contemporáneas del control del conocimiento que atraviesan las artes, las ciencias y a la universidad como institución.

La investigación-creadora, se realiza dentro y fuera de la universidad, y entiende la creatividad como clave para la reproducción no colonial de la vida, en un horizonte más amplio que el de la lógica del capitalismo, del Estado y del mercado. Recupera la dimensión crítica de la ciencia humana, (subordinadas también por las ciencias “duras”) pero no su eurocentrismo, para ponerlas en diálogo con otras rutas y proyectos del pensamiento e investigación creadoras que realizan críticas no internas a la modernidad desde las fronteras, epistémicas y ontológicas producidas por la colonialidad del conocimiento euro(USA)céntrico. La investigación creadora, no renuncia a las dimensiones éticas, críticas, sociales, e imaginativas del conocimiento; por el contrario, las potencia para, además de desenmascarar y denunciar a las ciencias y artes neoliberales, promover respuestas a la necesidad de este tiempo y proyectar horizontes comunales de vida, desprendidos de las lógicas del desarrollo, la organización corporativa y el pensamiento único. Esto, debido a que en el siglo XXI el mundo no puede ser proyectado de manera unilateral y el conocimiento experto debe reconocer sus limitaciones y “puntos ciegos” para dialogar con otros sujetos cognoscentes a los que históricamente consideró ignorantes, pero no obstante conservaron un diversalidad de conocimientos que son clave para pensar en soluciones a las demandas epocales mediante los diálogos transdisciplinarios que aquí estamos pensando.

La investigación-creadora, a su vez, será clave para pensar en las regulaciones de la universidad en el siglo XXI y para desde allí proponer regulaciones al Estado y al mercado, para descolonizarlos.

En este horizonte, la investigación-creadora puede ser vista como complementaria de la creación-investigadora, (cuya perspectiva se proyecta desde las artes y lo sensible) para ampliar el campo de sentido, las perspectivas y posibilidades de creación de mundos. Esto también permite proyectar el horizonte de las artes-creadoras, más allá de las bellas artes. Las artes-creadoras están geográfica, aiesthésica y epistémicamente localizadas, fundadas éticamente y sus enfoques son críticos y decoloniales; su proyección es social, pluriversal y comunal. Así, la investigación-creadora y la creación-investigadora de la que se habló antes, no son reductibles a las bellas artes, producidas por unos sujetos especiales y reconocidos por la modernidad occidental en su campo restringido de producción, para la alta cultura y como medio para la distinción social.

Antes bien, son las que, al igual que las ciencias, se desprenden de su euro(USA)centrismo para reconocer que el arte occidental es, como su nombre lo indica, solo una de las manifestaciones posibles de la creatividad humana, la configuración de una perspectiva cultural válida pero no universal. En consecuencia, las artes creadoras son las manifestaciones creativas, aesthésicas, de los seres humanos de todos los tiempos y lugares, cuyas rutas históricas diferenciadas, con lugares de originación distintos, coinciden en general en su comprensión del mundo de lo sensible y sus prácticas (no necesariamente denominadas como arte) el gusto, el placer, el hacer, el pensar y el creer como dimensiones inseparables de la vida, de su diversalidad y variedad, pero no como instrumentos para la jerarquización. Cuando esto último ocurre, es que la creatividad ha sido capturada y puesta al servicio de políticas de dominación o de la colonialidad del poder. En suma, las artes creadoras, tienen una noción pleroma, amplia, de la creatividad humana y antes que construir un único mundo, son creadoras de condiciones de posibilidad de un pluri-verso, un mundo en el que caben muchos mundos, una pluriversidad en la que quepan muchos modos de conocer-haciendo y de hacer-conociendo.

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Notas

1 En Colombia, precisamente corresponden a las denominadas Bellas Artes, en las que se inscriben tanto la Maestría como el Proyecto de Doctorado en Estudios Artísticos de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, en cuya elaboración participa quien escribe estas líneas.
2 El grupo, red y programa de investigación Modernidad/Colonialidad/Decolonialidad en general, que aborda la problemática de la crisis de la matriz colonial del poder desde diferentes experiencias e historias locales.
3 Será necesario, en otro lugar, ampliar las consecuencias de la concepción del poder, de la colonialidad del poder de Quijano como categoría relacional, que funda relaciones de explotación, dominación, conflicto.

Recibido: 10 de septiembre de 2019; Aceptado: 18 de octubre de 2019

Resumen

En este artículo se plantea una idea de lo que significa conocer en el campo emergente de los estudios artísticos. Para tal fin, se propone que la investigación-creación es una configuración relacional-diferencial que nos permite abordar desde las artes la compresión del funcionamiento de la matriz colonial del poder. A su vez, la investigación-creación nos sirve para mostrar que el conocimiento no está restringido a las ciencias o a las artes, abriendo un horizonte, para la creación-investigadora más allá del campo académico, en el espacio ampliado de las prácticas sensibles, muchas de ellas empeñadas en la posibilidad de la reproducción y creación no colonial de la vida.

Palabras clave

Investigación-creación, investigación-creadora, creación artística, aesthesis, decolonialidad estética.

Abstract

We introduce an idea of what it means to "know" in the emerging field of artistic studies. To this end, we propose that research-creation is a relational-di- fferential configuration that allows us to address, from the arts, the operation of the colonial matrix of power. In turn, research-creation helps us to show that knowledge is not restricted to science or the arts, thus opening an horizon for a researching form of creation that goes beyond the academic field. Therefore, in the expanded space of sensory practices, we find a place where creators are determined to make non-colonial modes of reproduction of life a reality.

Keywords

Research-creation, creative research, artistic crea- tion, aesthesis, aesthetic decoloniality.

Résumé

Nous introduisons une idée de ce que signifie "savoir" dans le domaine émergent des études artistiques. À cette fin, nous proposons que la recherche-création est une configuration différentielle-relationnelle qui nous permet d'aborder, du point de vue artistique, le fonctionnement de la matrice de pouvoir coloniale. À son tour, la recherche-création nous aide à montrer que la connaissance ne se limite pas à la science ou aux arts, ouvrant ainsi un horizon à une forme de recherche axée sur la création qui dépasse le domaine académique. Par conséquent, dans l’espace élargi des pratiques sensoriales, nous trouvons un lieu où les créateurs sont déterminés à faire des modes non coloniaux de reproduction de la vie une réalité.

Resumo

Neste artigo, explorase uma ideia do que significa conhecer no campo emergente dos estudos artísticos. Para tal fim, se propõe que a investigação-criação é uma configuração relacional-diferencial que nos permite abordar, desde as artes, a compreensão do funcionamento da matriz colonial do poder. Por sua vez, a investigação-criação nos serve para mostrar que o conhecimento não está restrito às ciências ou às artes, abrindo assim um horizonte para a criação-investigadora que vai além do campo acadêmico. Portanto, no espaço ampliado das práticas sensíveis, encontramos o espaço dos criadores empenhados em tornar realidade modos não coloniais de reprodução da vida.

Palavras-chave

Investigação-criação, investigação-criadora, criação artística, aesthesis, decolonialidade estética.

Estudios artísticos como denominación y como espacio de prácticas

Como lo hemos dicho en otro lado (Gómez, 2018) los estudios artísticos, como denominación, son un espacio de conocimiento, inter y transdisciplinar creado desde el campo de las artes. 1 Son el resultado de prácticas del nombrar, epistémica, estética, política y éticamente comprometidas que no se agotan en los espacios académicos de una universidad donde surgen con este nombre, sino que tienen que ver con un modo de responder a cuestiones directamente relacionadas con el significado de la vida en el mundo contemporáneo.

Esas cuestiones tienen que ver, en general, con las condiciones actuales de un mundo en crisis económica, social, cultural, ambiental y epistémica, en el que las posibilidades mismas de reproducción de la vida en el planeta están en riesgo. Crisis que por supuesto atraviesa las prácticas artísticas y culturales en general. Estas cuestiones se han planteado de diversas formas, entre otras, como sociedad del riesgo (Beck, 1998); crisis civilizatoria, ambiental y alimentaria (Lander, 2014); crisis sistémica (Wallerstein, 2008); crisis de capitalismo (pensamiento crítico de izquierda en general); crisis de los monocultivos de la mente (Shiva, 2008); crisis de la modernidad en la disputa por el control de la matriz colonial del poder, el saber, el ser, el sentir y la naturaleza (Red Modernidad/Colonialidad/ Decolonialidad). 2 En general, la pregunta que atraviesa el campo de los estudios artísticos tiene que ver con las condiciones de posibilidad para que, desde América Latina, sea posible la emergencia de otros conocimientos, otros mundos posibles, como resultado de otros modos de relación con los otros y con la naturaleza, que den lugar a otros modos de ser, de estar, de indagar, crear y vivir.

Es claro que la complejidad, la historicidad y la urgencia de las cuestiones que nos interpelan, desbordan los campos de acción de las disciplinas modernas con sus objetos de estudios, sus configuraciones discursivas y metodológicas. Y también desbordan los objetos de las artes, con sus poéticas, estéticas y modos de hacer, así como los saberes ancestrales y tradicionales. De ahí, que los proyectos académicos, no académicos, éticos y políticos que pretenden abordar esas cuestiones, tienen la necesidad de ir más allá, de las disciplinas científicas, las artes y los saberes tradicionales, para abrir espacios de convergencia que hagan posible su abordaje como cuestiones complejas de conocimiento, investigación, creación y mediación social desde perspectivas diversas. Y una de las formas que adquieren esos espacios y proyectos son precisamente los estudios, que aquí denominamos estudios artísticos. Pero es desde las prácticas desde donde la denominación gana o pierde sentido, y por lo tanto, desde ahí las preguntas se pueden formular como problemas pensables mediante nociones, conceptos o categorías, a través de los cuales podemos hacer visible lo que entendemos por conocer en el ejercicio de la multiplicidad de acciones que proyectan horizontes de sentido. En este contexto, la investigación-creación nos ayudará a comprender lo que entendemos por conocimiento desde los estudios artísticos y cuáles son retos, así como sus riesgos y distorsiones cuando el decir dice una cosa, pero el hacer concreta otra.

Investigación-creación y conocimiento sensible

Para los estudios artísticos la concepción de conocimiento está directamente relacionada con aquello que se entiende por investigación-creación. Por tal razón, son las prácticas de investigación-creación las que definen las circunstancias y las formas en las que el conocimiento situado se va produciendo como correlato de el accionar de las prácticas.

En consonancia con lo anterior, los estudios artísticos no pueden tener una noción estrecha del conocimiento, como la tienen las disciplinas, sino una concepción ampliada acorde con las múltiples interacciones que propician los campos para la investigación y la creación inter y transdisciplinar. En ese sentido, sin pretender ser definitiva proponemos a continuación una concepción ampliada del conocimiento, que puede servirnos para salir del eurocentrismo de las disciplinas, así como también del binarismo de las ciencias y del racismo epistémico instalado por la colonialidad.

Conocimiento es la pluralidad de formas en las que se hace sensible la creatividad humana en el mundo. Por lo tanto, el conocimiento no puede reducirse a una singularidad exclusiva de un selecto grupo de seres humanos particularmente dotados por la naturaleza o por su cultura para, haciendo uso de sofisticadas tecnologías, llegar a conocer y entender la consistencia de lo real. Por el contrario, si el conocimiento es una pluralidad (resultado de prácticas históricas heterogéneas que tienen lugar en contextos precisos) las formas de esa pluralidad son difícilmente jerarquizables y reductibles a una forma única modélica y ejemplar. Los conocimientos son el resultado, el acontecer del senti-pensar, la interacción, la intercorporalidad, la colaboración, la escucha y la conversación de las personas entre sí y de estas con la naturaleza (su entorno biofísico).

Imagen 1. Hollie Miller (2019). Non Object, acción en vídeo Reino Unido. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Imagen 1. Hollie Miller (2019). Non Object, acción en vídeo Reino Unido. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

De acuerdo con lo anterior, no se puede concebir al correlato del sujeto como un objeto. Debemos cambiar los términos de la relación epistemológica moderna, vertical, jerárquica, base de las estructuras de dominación en las que se camufla la colonialidad del poder, por una relación horizontal, ética y creadora, en la que las relaciones no sean señales de peligro, sino la potencia misma para la creación de conocimientos y modos de vida convivenciales. Si es así, la naturaleza dejaría de ser un objeto pasivo, mudo, insensible, domesticable, saqueable, explotable, incendiable, e inagotable fuente de recursos y energía, dispuesto para ser conocido por el hombre. La naturaleza sería concebida siempre de manera positiva, como cuerpo-mundo-sentipensante; substrato fundante y sensible de la vida; condición primera de derechos y sujeto de derechos; madre sintiente que habla, interpela y hace posible que la vida acontezca para, en ese acontecer, revelar sus modos de ser, de aparecer, de estar, de crear y de existir. Esos modos de ser, de aparecer, de estar, de crear y de existir son aprehensibles y expresables en una diversalidad de formas, como conocimientos, que no son otra cosa que la manifestación de las condiciones y avatares mediante los cuales la vida comparece a la existencia, florece y se conserva.

De ahí que, para los estudios artísticos, conocer no sea interrogar, violentar, constreñir o disponer de un objeto como correlato de un sujeto que conoce; conocer son modos no violentos de relación, (fundados en una ética biocéntrica) de creación, de conversación, de escucha, de sanación, de hacer, de estar, de ser, de sentir y de pensar-con, capaces de iluminar la con-vivencialidad social y cultural fundada en la inter-dependencia integrada de los seres humanos en y con la naturaleza.

Ahora bien, esta concepción del conocimiento no es precisamente la que prevalece en el mundo en que se vive, donde la disputa por el conocer y su hegemonía es una señal de disputas más profundas por el control del poder, entre ellas la prerrogativa para la definición y significación del ser y el no-ser de las personas y las cosas. Por lo tanto, esta concepción se convierte en la clave de un horizonte epistemológico distinto, decolonial. Este horizonte se caracteriza, entre otras cosas, por un compro- miso ético que pretende, poco a poco, ayudar a sanar las heridas históricas del ser, ocasionadas por los modos violentos, instrumentales y colonia- les del conocer. Esos modos de conocer, desde hace más de cinco siglos han sido sordos tanto al decir como a los gritos de los sujetos objetivados, violentados, naturalizados, racializados, generizados, sexualizados, clasificados y un largo etcétera, de formas de subordinación y dominación en las que se despliega la colonialidad del poder. No obstante, esos sujetos objetivados históricamente además de resistirse a la imposición de la colonialidad del poder y a la inscripción indeleble de sus marcas en sus cuerpos-pensantes y en sus inteligencias-sintientes, han buscado, sin cesar, maneras de salir de su condición impuesta para ser ellos mismos. Y al hacerlo han ido abriendo los términos y condiciones de un conocer distinto y heterogéneo a través del cual puedan advenir mundos Otros y modos alterativos de estar y existir en esos mundos. En esa ruta histórica y en esa historia de la resistencia los estudios artísticos emergen para potenciarla y en la medida de lo posible hacer un tránsito de la resistencia a la reconstitución de modos no coloniales ni modernos de producción de la vida.

Esta problematización conduce a los planteamientos que siguen a continuación, donde se plantea el carácter diferenciado de la investigación y la investigación creación en el campo de los estudios artísticos. Esa diferenciación se da de acuerdo con las relaciones posibles de la investigación con la formación, la creación y la proyección social en el campo del arte; en un segundo nivel con las relaciones entre estas con las prácticas de conocimiento de otros campos disciplinares y no-disciplinados por la academia.

La creación y sus relaciones con las funciones misionales de la formación la investigación y la extensión

Los estudios artísticos reconocen los legados del pensamiento crítico en general para la construcción de un espacio para la formación, la creación de conocimientos mediante la investigación-creación y la proyección social de los mismos más allá del espacio de la academia y la universidad.

Tabla 1. Diagrama de interrelación de las dimensiones académicas de la Facultad de Artes ASAB. Fuente: Proyecto de Facultad de Artes ASAB.

Tabla 1. Diagrama de interrelación de las dimensiones académicas de la Facultad de Artes ASAB. Fuente: Proyecto de Facultad de Artes ASAB.

En el proyecto de Facultad de Artes ASAB, se elabora un plano de relación, en el que las tres funciones misionales “clásicas” de docencia, investigación y extensión, se encuentran con la creación para formar una cuadratura categorial que hace posible pensar en la diferenciación de prácticas, procesos y proyectos resultado de sus posibles interacciones. En este ejercicio se pone en cuestión la centralidad de alguna de las funciones, para visualizar correlaciones más horizontales y aperturas entre las prácticas de docencia, investigación, creación y proyección social; además propicia “el desarrollo de comunidades académicas y artísticas hacia la realización de prácticas artísticas y culturales, asumidas desde cada una de las funciones universitarias.” (Universidad Distrital, 2005, p. 20).

Como se puede ver en la tabla 1, pensar desde la investigación en relación con la creación, la docencia o la proyección social no será lo mismo que pensar desde estas hacia aquella. De manera que, los posibles proyectos al ser pensados desde la investigación en relación con las demás funciones universitarias serán de: investigación-creación, investigación-pedagógica y formativa, así como de investigación sobre programas y actividades de extensión. Por su parte, desde la creación se plantearán proyectos de creación a partir de la investigación, creación de formas de enseñanza, y proyectos de creación a partir de programas y/o actividades de extensión. Lo mismo sucede si se piensa a partir de la docencia y la extensión. De todas maneras, aquí conviene aclarar que al pensar la relación desde uno de los términos no se está tratando de repetir la estrategia epistemológica colonial en la que el primer término de la estructura subordina al segundo, como sucede en la relación sujeto/objeto, signicado/significante, hombre/mujer, cultura/naturaleza, conocimiento/ saber, blanco/color, occidente/oriente, norte/sur, bien/mal, bello/feo, entre muchas otras. No, aquí se trata de ver lo que significa ver desde distintas perspectivas para enriquecer el sentido de los dos términos de la relación, contrario a una economía de los signos en la que el significado de un término se enriquece a causa del vaciamiento del sentido del otro término, en una relación que podríamos denominar extractivismo semiológico, de manera análoga al extractivismo minero destructivo y a la economía de la desposesión.

Imagen 2. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Imagen 2. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Esta diferenciación entre funciones, proyectos y programas ha hecho posible la integración de la Facultad de Artes ASAB al contexto de la universidad, problematizar y enriquecer sus prácticas de creación artística con preguntas de investigación, dialogar con otras comunidades académicas y al mismo tiempo fortalecer los programas de formación en pregrado y proyectar la formación posgradual.

Todo esto, sin olvidar que los problemas de la creación, la investigación, la formación y la proyección social, adquieren un particular “color local” al ser planteados desde el campo del arte, diferenciándose de aquellos que se plantean desde las ciencias sociales o las humanidades. Sin embargo, de esto no se sigue que se esté pensando en el arte como campo cerrado y en las comunidades artísticas a su vez encerradas en el campo. Por el contrario, se trata de reconocer la relacionalidad de los campos, las funciones misionales y las prácticas, como base del campo transdisciplinar de formación que hemos dado en llamar estudios artísticos.

Así, desde este horizonte, vemos la necesidad de apertura de los campos, la cual se hace evidente cuando las preguntas en virtud de su complejidad y dimensiones traspasan los límites de una disciplina o de un campo determinado. En el caso del arte, cuando las preguntas van más allá de los límites de la estética, la historia, la teoría o la filosofía del arte, la potencia misma de la interrogación y la complejidad de las demandas sociales que implican, se transforma en una exigencia de apertura del campo del arte a otros campos de relación posibles. Y esta potencia nos hace ver la necesidad de franquear y volver porosos sus márgenes. Y esta es una de las tareas de la formación investigativa de los estudios artísticos: configurar un campo transdisciplinar desde el arte, pero más allá del arte, capaz de dar cuenta de la crisis en la que entran las artes particulares (que es análoga a la crisis de las disciplinas científicas) cuando se enfrentan a problemas complejos con dimensiones sociales, éticas, políticas y epistémicas que desbordan a las artes particulares.

Imagen 3. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Imagen 3. Manu mojito (2019). Construcciones Performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Y es precisamente en este contexto donde se abren otras posibilidades de relación un despliegue del pensar para abordar, entre otros, los siguientes problemas complejos: a) el diálogo entre-artes; b) interdisciplinariedad, como diálogo de las artes con las ciencias, entendidas las artes y las ciencias como saberes académicos disciplinados y disciplinares; c) transdisciplinariedad, como el diálogo horizontal entre saberes académicos disciplinares y saberes y conocimientos indisciplinados y no-disciplinares que se producen fuera de la academia en el amplio campo de lo social; d) Interculturalidad, diálogo entre culturas que abre un amplio horizonte político de intervención en realidades sociales.

La investigación-creación clave relacional-diferencial de los estudios artísticos

Para los estudios artísticos la investigación-creación es una categoría relacional y diferencial por excelencia. Del equilibrio que sugiere el carácter relacional-diferencial depende no solo de la investigación creación sino también de todas las categorías relacionales, pues no olvidamos que el poder no es otra cosa que un espacio de relaciones como bien los expresa el pensador decolonial Aníbal Quijano:

Tal como lo conocemos históricamente, a escala societal el poder es un espacio y una malla de relaciones sociales de explotación/dominación/conflicto articuladas, básicamente, en función y en torno de la disputa por el control de los siguientes ámbitos de existencia social: (1) el trabajo y sus productos; (2) en dependencia del anterior, la “naturaleza” y sus recursos de producción; (3) el sexo, sus productos y la reproducción de la especie; (4) la subjetividad y sus productos, materiales e intersubjetivos, incluido el conocimiento; (5) la autoridad y sus instrumentos, de coerción en particular, para asegurar la reproducción de ese patrón de relaciones sociales y regular sus cambios. (Quijano, 2000, p. 345)

La concepción del poder para Quijano, no es solamente una conceptualización más del poder a secas sino la concepción de la colonialidad del poder; del poder como una categoría relacional. Dicho de otro modo, al conceptualizar de esta forma la colonialidad del poder, Quijano plantea el reto para conceptualizar la posibilidad de la decolonialidad del poder. Así, la colonialidad atraviesa todos los ámbitos de la existencia entre ellos la subjetividad, la intersubjetividad, y el conocimiento.3 Una forma de hacerlo es desde el conocimiento que es parte del ámbito de la subjetividad un producto de la misma. El conocimiento con sus estrategías de clasificación y sub-ordinación ha sido un instrumento efectivo para facilitar relaciones de dominación en primer término y, en segundo término, como consecuencia de la subordinación, la explotación de los y lo subordinado, con pleno derecho del superior sobre el inferior.

De esto surge una alerta sobre las categorías puramente relacionales que ocultan la dimensión diferencial de toda relación, ocultamiento que hacer posible la naturalización de los vínculos tejidos por la colonialidad, para hacerlos permanentes, sólidos e inflexibles.

Como relacional hace posible los encuentros de los agentes y las prácticas de la investigación con sus correspondientes de la creación. En los contextos académicos hace posible los diálogos de las comunidades e instituciones de las artes y las ciencias, dando lugar a la posibilidad de formación universitaria de alto nivel de investigadores-creadores, inter y transdisciplinares. Como categoría diferencial hace posible la afirmación de los espacios, prácticas, agentes e instituciones que se ponen en relación sin confinarlos a continentes aislados; antes bien, su fuerza relacional alerta para que la afirmación, antes que ser el resultado de prácticas de esencialización, aislamiento y atomización, sea el resultado de los intercambios y la colaboración creadora.

La investigación-creación como categoría relacional no tiene la forma de una dicotomía en la que el primer término subordina al segundo; es una categoría dinámica que facilita relaciones horizontales antes que jerarquizaciones. Cuando estas últimas aparecen es clave tanto para su visibilización como para el análisis de las formas de poder que entran en juego y para el trabajo teórico y práctico de la disolución jerarquizadora.

Como consecuencia de lo anterior, en los estudios artísticos, en la investigación-creación no se subordina la creación a la investigación, como tiende a hacerlo una cierta tendencia académica que instala en el campo de las artes las metodologías, las lógicas y demás aspectos heurísticos de la investigación científica que determinan las prácticas artísticas, que no obstante deben desembocar en la creación de obras de arte. Por el contrario, en los estudios artísticos, es posible incorporar, sin subordinar, la investigación a las prácticas de creación. Y si el resultado es una obra, esta no será un adjetivo de la investigación, sino la forma particular de manifestación del pensamiento y el conocimiento sensibles. De acuerdo con esta lógica, el proceso de una tesis de los estudios artísticos, como resultado de investigación-creación, puede adquirir la forma de una tesis escrita o de una obra práctico-teórica, con la correspondiente sustentación escrita de su concepción, proceso de indagación, diálogos entre modos de hacer y metodologías, así como el montaje e inserción contextual y discursiva en el campo fronterizo de los estudios artísticos.

Además, la investigación creación se despliega en varias direcciones. Por una parte, entra en relación con la formación y hace posible la configuración de una diversidad de espacios para su abordaje en los diversos niveles de la formación. Por otra parte, si se proyecta más allá de los espacios de las ciencias y las artes y sus espacios propios (universidades, academias e institutos de investigación), la investigación-creación es clave para abrir las posibilidades de la transdisciplinariedad. Esta última, implica el reconocimiento de territorios más amplios de producción de conocimientos más allá de los de las artes y las ciencias; al mismo tiempo demanda el reconocimiento de la capacidad de indagar y crear como capacidad humana, que no está restringida a los especialistas y académicos.

Carácter formativo de la investigación-creación

El campo de los estudios artísticos es un espacio donde es posible la creación y generación heterogénea de conocimientos, como resultado del encuentro de las artes, las ciencias, los conocimientos y los saberes culturales. En ese campo, la investigación-creación despliega su dimensión formativa, para indagar por las diversas formas en que los conocimientos se crean, se enseñan, circulan, se aprenden, se apropian y se conjugan para abordar los interrogantes más profundos de la existencia humana. Dada la complejidad y urgencia de los embates actuales de la realidad, no son suficientes las respuestas disciplinares. Tampoco son suficientes las perspectivas puramente interdisciplinares que si bien ponen en cuestión la fragmentación y limitación de las disciplinas, que muchas veces restringen el espacio dialógico a una conversación entre expertos. Estos pares académicos provenientes de diversas disciplinas, estratégicamente se encuentran para resolver los problemas de sus disciplinas y frecuentemente proponen soluciones a los problemas sociales en términos de más ciencia y más tecnología, sin escuchar otras alternativas provenientes de conocimientos y experiencias culturales y sociales que están más allá de la academia.

En consecuencia, queda claro que en y desde el campo de los estudios artísticos la formación investigativa adquiere un carácter complejo y diferenciado. En ese sentido, se interroga tanto por el carácter formativo de toda investigación su aprehensibilidad, su enseñabilidad (investigación-formativa), como por la formulación de proyectos de investigación enfocados en problemas pedagógicos y formativos (formación investigativa). Por tanto, la formación investigativa, así como las prácticas de investigación, creación y proyección social con sus múltiples interrelaciones, deben ser pensadas bajo la guía de unos principios orientadores de carácter ético, epistémico, político y estético. Lo anterior es necesario porque los conocimientos pueden ser utilizados para la reproducción no-colonial de la vida, la decolonialidad del conocimiento, el poder, el ser y la naturaleza, pero también pueden ser capturados como instrumentos para mantener las jerarquías sociales, la subordinación histórica y la producción de sujetos subalternos y coloniales.

Imagen 4. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Imagen 4. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Retos de la investigación-creación

La investigación-creación abre horizontes amplios y al mismo tiempo plantea retos para los investigadores-creadores en el campo de los estudios artísticos y en las artes en general. Algunos de ellos, son: repensar la creación artística más allá de la estética y el campo del arte moderno; reconocer la creación aesthésica, expandiendo el campo de creación y el reconocimiento de los creadores más allá del campo del arte; descolonizar las artes del logos de las ciencias y del control del mercado.

La creación artística

Para los estudios artísticos, la creación artística es una forma legítima de conocer y pensar, que desde lo particular se constituye en determinante de lo universal. Es pensamiento en forma sensible, acumulado de sensaciones, que se articulan por lógicas no-conceptuales y “lenguajes” simbólicos particulares, resultado de modos de hacer irruptivos que en su acontecer escapan a regularidades, regulaciones y metodologías repetitivas. La creación artística da cuenta de los procesos históricos de las comunidades del denominado campo del arte, que se han ocupado de la construcción de un territorio propio de prácticas, experiencias sensibles, conceptuales y existenciales, diferenciadas respecto de otros campos constitutivos de la sociedad y la cultura, como la ciencia, la filosofía o la política. Además, debido al carácter no acumulativo del arte, cuyos despliegues no dejan obsoletos los agenciamientos anteriores ni formas otras de creación, con sus respectivas poéticas, normativas y estéticas, la creación artística se asume como una multiplicidad de procesos que actualizan permanentemente los modos de hacer, la elaboración objetual y la creación de significantes y significados; todos ellos como mediaciones para la proyección de horizontes de sentido para la existencia humana.

Imagen 5. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Imagen 5. Laura Troncoso (2019). Sin modales, performance Colombia. En Perfoarnet, Sala ASAB. Fotografía: archivo Sala de Exposiciones ASAB.

Ahora bien, quizá se podría decir que la creación artística es al arte lo que la investigación científica a las ciencias. Esta especie de pertenencia categorial a un determinado campo puede ser útil si se trata de establecer especificidades, territorios y dominios específicos. Tal diferenciación es posible desde una particular concepción de la modernidad cultural como “la separación de la razón sustantiva, expresada en la religión y la metafísica, en tres esferas autónomas: ciencia, moralidad y arte, que se diferenciaron porque las visiones del mundo unificadas de la religión y la metafísica se escindieron” (Habermas, 1989, pp. 137-138). En la que el arte –en tanto modo de conocimiento sensible– quedó subordinado a la ciencia como conocimiento racional; pero a su vez el arte, como poiesis especial subordinó la poiesis general estableciendo barreras con respecto a la artesanía y a la producción mecánica industrial. Desde nuestra perspectiva, esa diferenciación y jerarquización histórica es el resultado del accionar de la matriz colonial del poder (Quijano, 2000, p. 345). De ahí la necesidad de descolonización del conocimiento en todas sus dimensiones, entre ellas, la creación artística para que no quede acotada o reducida a la noción occidental de arte.

La creación aesthésica

Uno de los retos de los estudios artísticos, consiste en ampliar el reconocimiento de la capacidad creadora de los seres humanos, más allá de los campos de la ciencia y el arte. Esto es otro despliegue de la investigación-creación, mediante el diálogo entre artistas científicos y creadores artesanos. Para tal fin, se debe tener en cuenta que la matriz colonial del poder en la modernidad, se reproduce espacial y temporalmente en una serie de jerarquías, que juntas conforman la heterarquía de la colonialidad del poder, en la que la ciencia es colonizada históricamente por el poder imperial, el poder estatal y finalmente por el poder empresarial y el neoliberalismo económicos. A su vez, el conocimiento científico, como capacidad creadora de la ciencia, coloniza al arte (como subordinación de la estética a la epistemología, de la poiesis a la objetividad, del sentimiento a la razón) facilitando su control por parte de la colonialidad del conocimiento; dicho de otro modo, la creación científica (en tanto investigación) coloniza a la creación artística (en tanto creación no-científica). En un siguiente nivel, el arte coloniza las artesanías, (o en su diferenciación las constituye como tales) como los haceres y sentires no-artísticos que se realizan en el campo de la cultura no-letrada, en la “ciudad real”, en términos de Rama (1998), como subordinación del hacer repetitivo al hacer original, auspiciado por la estética, reducida a filosofía del arte moderno occidental. Huelga decir que ese despliegue de la matriz colonial del poder implica, al mismo tiempo, la clasificación social y jerarquización de las personas que ejercen cada una de las actividades nombradas, en una operación en la que la división internacional del trabajo se complementa con la colonialidad del conocimiento, del ser y el sentir, la subjetividad y la autoridad. Lo que queremos señala aquí, es que el potencial de la creación aesthésica es enorme, pues al descolonizar el mundo de lo vivo, lo sensible y lo sintiente, se libera la capacidad creadora de la naturaleza de la opresión del antropocentrismo para que la vida pueda florecer de otros modos.

Descolonizar las artes

La investigación-creación es clave para abordar el problema de la descolonización de las artes, que puede ser pensada desde una perspectiva global o desde un lugar preciso como Colombia. El filósofo y genealogista colombiano Santiago Castro-Gómez (2014), explica cómo las artes han sido colonizadas históricamente en nuestro país.

Organizadas en el trívium y cuadrivium, las artes fueron colonizadas en la universidad colonial de la Nueva Granada por la teología; en el Siglo XVIII, ya en una universidad sometida al control del Estado Imperial y sus objetivos de desarrollo económico, las artes liberales ceden el lugar a los oficios mecánicos que son colonizados a su vez por la ciencia físico-matemática; a finales del siglo XIX, ahora no como artes y oficios, sino como bellas artes, las artes configuran una de las Facultades de la Universidad Nacional, como instrumento de un proyecto civilizador. En la actualidad, insertas en la institución universitaria, las artes están subordinadas con respecto de las ciencias “duras”, impelidas a considerar las ciencias como modelos del arte, a investigar y a ser rentables como estas en el contexto de la denominada “sociedad del conocimiento”.Vigiladas además por una “razón de Estado” que parece sucumbir ante la lógica del mercado, en clara actitud re-occidentalizante,entendida como el intento de mantener la verdad de occidente, el neoliberalismo y el euro(USA)centrismo, como único criterio de validez universal– que mantiene técnicas neoliberales de gobierno, de las que forman parte los programas de desarrollo que enmarcan, a su vez, algunos programas estatales de ciencia, tecnología e innovación.

La descolonización de las artes, pasa por el diálogo, por así decirlo, entre las artes colonizadas con las ciencias sociales, también colonizadas por el logos de las ciencias naturales, y las prácticas artísticas culturales, también colonizadas, por la estética de las artes. Estos diálogos, si son horizontales harán visible que la vigilancia por parte de un Estado soberano, garante de la verdad, sobre las ciencias, las artes y la producción simbólica y cultural es contradictoria con el carácter democrático del Estado mismo. Por el contrario, la diversalidad de la investigación, y la decolonialidad de unos conocimientos sobre otros no es otra cosa que democratización efectiva, de una sociedad en las que no hay una única forma de responder a las necesidades sociales y tampoco una única forma de entender cuáles son los conocimientos que ella debe producir, enseñar y aprender.

De la investigación-creación a la investigación-creadora

Al interrogarnos por el papel del arte, como conocimiento, en el entramado problemático de la sociedad del siglo XXI, nos damos cuenta que la lucha por el control del conocimiento es clave en la época actual, de globalización de la economía, de crisis ontológicas, ecológicas, epistémicas, sistémicas y civilizatorias, pero al mismo tiempo de retos mundiales. En ese horizonte, los encuentros que se proponen en los estudios artísticos, como apertura del campo del arte, y los conocimientos que allí emergen son parte de las respuestas con las que las comunidades académicas y no-académicas pueden dar frente a las formas contemporáneas del control del conocimiento que atraviesan las artes, las ciencias y a la universidad como institución.

La investigación-creadora, se realiza dentro y fuera de la universidad, y entiende la creatividad como clave para la reproducción no colonial de la vida, en un horizonte más amplio que el de la lógica del capitalismo, del Estado y del mercado. Recupera la dimensión crítica de la ciencia humana, (subordinadas también por las ciencias “duras”) pero no su eurocentrismo, para ponerlas en diálogo con otras rutas y proyectos del pensamiento e investigación creadoras que realizan críticas no internas a la modernidad desde las fronteras, epistémicas y ontológicas producidas por la colonialidad del conocimiento euro(USA)céntrico. La investigación creadora, no renuncia a las dimensiones éticas, críticas, sociales, e imaginativas del conocimiento; por el contrario, las potencia para, además de desenmascarar y denunciar a las ciencias y artes neoliberales, promover respuestas a la necesidad de este tiempo y proyectar horizontes comunales de vida, desprendidos de las lógicas del desarrollo, la organización corporativa y el pensamiento único. Esto, debido a que en el siglo XXI el mundo no puede ser proyectado de manera unilateral y el conocimiento experto debe reconocer sus limitaciones y “puntos ciegos” para dialogar con otros sujetos cognoscentes a los que históricamente consideró ignorantes, pero no obstante conservaron un diversalidad de conocimientos que son clave para pensar en soluciones a las demandas epocales mediante los diálogos transdisciplinarios que aquí estamos pensando.

La investigación-creadora, a su vez, será clave para pensar en las regulaciones de la universidad en el siglo XXI y para desde allí proponer regulaciones al Estado y al mercado, para descolonizarlos.

En este horizonte, la investigación-creadora puede ser vista como complementaria de la creación-investigadora, (cuya perspectiva se proyecta desde las artes y lo sensible) para ampliar el campo de sentido, las perspectivas y posibilidades de creación de mundos. Esto también permite proyectar el horizonte de las artes-creadoras, más allá de las bellas artes. Las artes-creadoras están geográfica, aiesthésica y epistémicamente localizadas, fundadas éticamente y sus enfoques son críticos y decoloniales; su proyección es social, pluriversal y comunal. Así, la investigación-creadora y la creación-investigadora de la que se habló antes, no son reductibles a las bellas artes, producidas por unos sujetos especiales y reconocidos por la modernidad occidental en su campo restringido de producción, para la alta cultura y como medio para la distinción social.

Antes bien, son las que, al igual que las ciencias, se desprenden de su euro(USA)centrismo para reconocer que el arte occidental es, como su nombre lo indica, solo una de las manifestaciones posibles de la creatividad humana, la configuración de una perspectiva cultural válida pero no universal. En consecuencia, las artes creadoras son las manifestaciones creativas, aesthésicas, de los seres humanos de todos los tiempos y lugares, cuyas rutas históricas diferenciadas, con lugares de originación distintos, coinciden en general en su comprensión del mundo de lo sensible y sus prácticas (no necesariamente denominadas como arte) el gusto, el placer, el hacer, el pensar y el creer como dimensiones inseparables de la vida, de su diversalidad y variedad, pero no como instrumentos para la jerarquización. Cuando esto último ocurre, es que la creatividad ha sido capturada y puesta al servicio de políticas de dominación o de la colonialidad del poder. En suma, las artes creadoras, tienen una noción pleroma, amplia, de la creatividad humana y antes que construir un único mundo, son creadoras de condiciones de posibilidad de un pluri-verso, un mundo en el que caben muchos mundos, una pluriversidad en la que quepan muchos modos de conocer-haciendo y de hacer-conociendo.

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Notas

En Colombia, precisamente corresponden a las denominadas Bellas Artes, en las que se inscriben tanto la Maestría como el Proyecto de Doctorado en Estudios Artísticos de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas, en cuya elaboración participa quien escribe estas líneas.
El grupo, red y programa de investigación Modernidad/Colonialidad/Decolonialidad en general, que aborda la problemática de la crisis de la matriz colonial del poder desde diferentes experiencias e historias locales.
Será necesario, en otro lugar, ampliar las consecuencias de la concepción del poder, de la colonialidad del poder de Quijano como categoría relacional, que funda relaciones de explotación, dominación, conflicto.
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