DOI:
https://doi.org/10.14483/21450706.20172Publicado:
2023-09-26Número:
Vol. 19 Núm. 35 (2024): Enero-Junio 2024Sección:
Sección CentralLa danza judía como elemento histórico narrativo en la comunidad judeo-mexicana para preservar su cultura
Jewish dance as a historical narrative element in the Jewish-Mexican community to preserve their culture
A dança judaica como elemento histórico narrativo na comunidade judaico-mexicana para preservar sua cultura
Palabras clave:
Comunidad judía, danza judía, historia, narrativa (es).Palabras clave:
Jewish dance, Jewish communit, history, narrative (en).Palabras clave:
Comunidade judaica, dança judaica, história, narrativa (pt).Descargas
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Recibido: 12 de febrero de 2023; Aceptado: 5 de abril de 2023
Resumen
Esta investigación sostiene que la danza judía tiene como objetivo preservar su cultura a través del análisis de las narrativas históricas a las que se remite. Se utilizan los estudios culturales como enfoque para analizar la manifestación cultural de la danza judía y, a partir de su definición, se estudian las narrativas que se retoman de la memoria histórica colectiva de la cultura judía. Para lograr esto, se examinan diversos ejemplos de danzas creadas en México, buscando comprender cómo la danza judía es coreografiada y cómo se convierte en una herramienta para preservar la cultura, mediante la recuperación y la creación de identidades.
Palabras clave
Comunidad judía, danza judía, historia, narrativa.Abstract
This study argues that Jewish dance aims to preserve Jewish culture by analyzing the historical narratives to which it refers. Through cultural studies, the cultural manifestation of Jewish dance is analyzed and from its definition, the narratives that are taken from Jewish collective historical memory are studied, examining various examples of dance created inMexico in order to understand how Jewish dance is choreographed and how it serves as a tool to preserve the culture by collecting and creating identities.
Keywords
Jewish dance, Jewish community, history, narrative.Resumo
Esta investigação sustenta que a dança judaica visa preservar a sua cultura através da análise das narrativas históricas a que se refere. Os estudos culturais são utilizados como abordagem para analisar a manifestação cultural da dança judaica e, a partir de sua definição, são estudadas as narrativas que desafiam a memória histórica coletiva da cultura judaica. Para tal, são examinados vários exemplos de danças criadas no México, procurando compreender como a dança judaica é coreografada e como se torna uma ferramenta de preservação da cultura, através da reivindicação e criação de identidades.
Palavras-chave
Comunidade judaica, dança judaica, história, narrativa.Introducción
La danza judía permite observar la forma en que esta cultura se conecta con su pasado y sus orígenes. En efecto, la mayoría de las temáticas presentes en estas danzas se basan en narrativas históricas que abordan temas relevantes para la tradición judía. Stuart Hall, sociólogo, teórico de la cultura y uno de los referentes de los estudios culturales, en su texto La cuestión de la identidad cultural (2010) menciona el término “traducción” para describir la formación de una identidad que cruzó fronteras y está integrada en las personas que se han dispersado, pues tiene lazos con sus lugares de origen y sus tradiciones. Esta cultura de hibridez es entendida como el producto de una diáspora en donde cohabitan dos identidades culturales y dos lenguas en un individuo (Hall, 2010).
La danza judía ha sido abordada por varios teóricos y teóricas como Rebeca Rossen en su libro Dancing Jewish (2014) y Judith Brin Ingber en Seeing Israeli and Jewish Dance (2011), quienes son historiadoras de danza, coreógrafas y bailarinas. Asimismo, Raphael Patai etnógrafo, historiador y antropólogo, y Haya Bar-Yitzhak, profesora de literatura y de folclor se han interesado por este tema en su Encyclopedia of Jewish folklore and traditions (2013). En estas investigaciones, los autores resaltan las diferencias entre la variedad de danzas que existen dentro de la cultura judía e intentan definir qué es la danza judía. Por otra parte, el concepto de identidad dentro de la danza judía se ha investigado desde diversas perspectivas, por ello existe información diversa sobre la manera en la que estas prácticas influyen en la construcción de la identidad tanto comunitaria como individual. Sin embargo, hasta el momento las narrativas históricas dentro de esta danza no han sido lo suficientemente investigadas.
Entonces, ¿cuál es la intención de la danza judía al remitirse a narrativas históricas? Como he mencionado anteriormente, su objetivo es preservar la cultura judía a través del análisis y la representación de dichas narrativas. Aquello, sin embargo, no intenta demostrar la “verdad” de un hito histórico, sino representar las distintas maneras en las que se pueden construir los hechos, manteniendo así un lazo con sus orígenes y con el pasado con el que se identifica la misma comunidad.
Por lo tanto, esta investigación resulta pertinente, ya que propone un enfoque novedoso para el estudio de la danza judía al mismo tiempo que presenta una metodología que permite explorar el judaísmo a través de una de sus formas artísticas. El estudio de la danza judía, a partir de las narrativas históricas que aborda, contribuye a comprender cómo se ha construido la identidad de la comunidad, especialmente en el contexto de esta investigación y en relación con la danza judía en México.
A lo largo de este artículo, ofrezco una definición del concepto de danza judía, estableciendo una conexión entre la danza como concepto y las narrativas históricas, con el fin de entender su papel en la preservación de la cultura judía. En este sentido, presento un análisis de las narrativas históricas específicas que la danza judía utiliza para entender cómo contribuyen a preservar la cultura. No obstante, es importante mencionar que este estudio se limita a las danzas judías creadas en México, montadas por coreógrafos y presentadas ante el público. Las danzas ceremoniales, de rezos o de rituales 1 serán materia para futuras investigaciones.
Las danzas judías coreografiadas que se analizan en este artículo se presentaron en el marco del Festival Aviv que organiza la comunidad judeo-mexicana desde hace más de 40 años. A lo largo de una semana, este festival reúne a bailarines de escuelas primarias, secundarias y preparatorias, quienes participan con diversas coreografías representativas de academias y colegios judíos de todo el país. El Festival Aviv es el más importante y representativo de las danzas judías en México, por ello el público en su mayoría se compone de integrantes de la comunidad judeo-mexicana. La primera edición de este festival se celebró en 1975 como una competencia de danza en la cual se presentaban los movimientos y grupos juveniles de la comunidad judía en México. En 1980, las comunidades judías empezaron a organizar sus grupos representativos para participar en el festival que entonces se conocía como “Festival de bailes y cantos de Israel”. Con el paso de los años, se fueron integrando más academias de danza, colegios e instituciones, de manera que el Festival Aviv mejoró.
El aparato metodológico que utilizo para sustentar la presente investigación parte desde los estudios culturales, cuya amplitud e interdisciplinariedad hace que no tengan un método fijo. De acuerdo con Hall, “los estudios culturales tienen múltiples discursos; tienen varias historias diferentes. Es todo un conjunto de formaciones; tienen sus propias coyunturas y momentos diferentes en el pasado. Incluyen muchos tipos de trabajos diferentes. Quiero insistir en ello 2 ” (Hall, 1992, p. 263).
Los estudios culturales permiten enfocar la investigación en la manifestación cultural de la danza judía, tomando como punto de partida las prácticas y las experiencias de las personas judías para entender las cargas simbólicas que tienen estas danzas en la formación de identidades dentro de la comunidad. De esta manera, se toma como referente a Norbert Elias quien en su obra La sociedad de los individuos (1987) pone de manifiesto que no se puede desligar al individuo de la sociedad y la cultura en la que se desenvuelve. Así, en el judaísmo la comunidad tiene un valor muy importante, pues los individuos generan un sentido de pertenencia en ella. Paralelamente, se trae a colación el concepto ‘cultura de hibridez’ (Hall, 2010) para explicar la doble identidad que experimentan los judíos de la diáspora, en quienes conviven y cohabitan dos o más culturas. Por otro lado, las apreciaciones de Mijaíl Bajtín sobre el lenguaje en La cultura popular en la Edad Media y en el Renacimiento (1987), en relación con cómo el lenguaje crea imágenes y recupera el pasado, permiten comprender que la danza judía también construye imágenes y recupera el pasado con las narrativas que retoma. El elemento histórico narrativo lo refiero desde la perspectiva de Hayden White, no como una cuestión de la representación de la versión “verdadera” de los hechos, sino como la posibilidad de representar posibles construcciones de lo que han sido los hechos. El elemento ideológico en las narrativas históricas es el punto transformador para que no se quede en una crónica de eventos. La narrativa histórica es una herramienta que transforma el saber en el decir, pues funciona como un metacódigo que permite que se transmitan mensajes transculturales de una misma naturaleza compartida (White, 1987, p. 1).
Una Definición: La Danza Judía
Ingber (2011) y Rossen (2014) presentaron una aproximación a la definición de lo que se entiende por danza judía, logrando transmitir la complejidad que implica explicar o establecer una definición precisa. Por un lado, Rossen menciona que el judaísmo es muy amplio tanto en el aspecto religioso como en su contexto cultural; además realiza una distinción entre dos conceptos, Jewish dance y dancing Jewish, de la siguiente manera:
La danza judía (Jewish dance) es un sustantivo que implica un género y un estilo específicos y sugiere algo estático o fijo. En cambio, bailar judío (dancing Jewish) es una acción o un proceso que abarca la fluidez y la complejidad de la identidad judía”. 3 (Rossen, 2014, p. 3)
Esta separación de conceptos es bastante valiosa porque permite captar la profundidad de la identidad judía y de su danza, entendiendo así que no es una danza estática.
Por otro lado, Ingber resalta que la danza judía es un tema bastante amplio, cuyo abordaje debe considerar que en la misma religión y cultura judías se baila por celebración, los rituales y rezos, pero también existen creaciones dancísticas hechas por coreógrafos y coreógrafas que retoma varios temas del judaísmo.
Con todo, considero que las definiciones anteriores no profundizan lo suficiente en un concepto integral de lo que es la danza judía y se limitan a resaltar su amplitud y algunas de sus características. Aunque la falta de información sobre las danzas judías dificulta proponer una definición que las abarque en su totalidad, desde mi perspectiva como bailarina de este género durante quince años y como coreógrafa en los últimos tres, sostengo que la danza judía que establece un montaje coreográfico nuevo puede ser denominada “danza judía montada”. En esta forma de danza, los movimientos y desplazamientos rítmicos retoman temas culturales de la historia del judaísmo, incluyendo tanto temas bíblicos históricos como contemporáneos. Por ejemplo, se pueden apreciar coreografías de temas históricos como la salida de los hebreos de Egipto, la matanza de atletas israelíes en las olimpiadas de Munich de 1972, la creación del Estado de Israel o, incluso, hasta la Shoa (holocausto), por mencionar algunos.
Dentro de la danza judía se encuentran varios estilos, entendidos como los distintos tipos y géneros de danzas que existen. Los más sobresalientes son el jasídico, el yemenita, el hora, el oriental y el baile contemporáneo. Estos estilos han emergido a consecuencia de la diáspora y la movilidad de las comunidades judías hacia diversos contextos diferentes a Israel, en los que desarrollan una cultura de hibridez, en donde hay dos configuraciones culturales de idiomas, tradiciones y de la misma identidad.
La danza judía, independientemente del estilo que se utilice para representar el tema, siempre retoma motivos que son significativos para la comunidad. Lo importante en estas representaciones artísticas es la manera en la que se aborda las cuestiones que le importan al coreógrafo. En este sentido, para configurar la representación el coreógrafo se apoya en la música, en el vestuario y en el estilo del baile. Por ejemplo, si se hace una danza sobre la manera en la que vivían los judíos en Rusia en los Shtetl 4 a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, el coreógrafo tendría que escoger música de la región y de la época (en este caso sería la música Klezmer) al igual que el vestuario. Todo debe tener coherencia y congruencia entre sí para poder representar adecuadamente lo que se quiere mostrar.
Narrativa y Danza Judía
Narrar hechos es un impulso que resulta natural al humano, pues es la manera en la que transmitimos saberes. Para Hayden White, la narrativa es una herramienta para llegar a comprender a culturas que son ajenas, “puede que no seamos capaces de comprender plenamente los patrones de pensamiento específicos de otra cultura, pero nos cuesta relativamente menos entender una historia procedente de otra cultura, por muy exótica que nos parezca 5 ” (White, 1987, p. 1.). En este sentido, a través de la danza, las personas que son lejanas a la cultura judía pueden llegar a entender la historia y me atrevo a decir que también la identidad judía, ya que en la misma representación artística se desarrollan distintas visiones históricas traídas al presente.
La danza judía es un juego con el tiempo. Los bailarines representan el pasado a través del cuerpo y varios hechos históricos que han marcado identidades, tanto la comunitaria como la de cada individuo. Las narrativas que retoman estas danzas varían, ya que no son estáticas, sino móviles. Un mismo tema puede abordarse desde distintos ángulos, ya que no se busca representar la verdad (como concepto absoluto) ni una misma historia. Lo anterior puede demostrarse al observar distintas danzas que han planteado el tema de la Shoá.
Como primer ejemplo, en la más reciente edición del Festival Aviv (2022) se presentó una coreografía titulada Desde las profundidades del espejo- Elie Wiesel6 (Figura 1) del grupo Sameaj, en la cual se representó la experiencia de una sobreviviente de la Shoa que no había visto su reflejo desde que estaba en el gueto y cuando volvió a verse, no se reconoció. Esta danza se inspiró en el texto Trilogía de la noche (2008) de Elie Wiesel en el cual señala: “Un día pude levantarme, después de reunir todas mis fuerzas. Quise verme en el espejo que estaba colgado en la pared de enfrente. Desde el gueto no había visto mi cara. En el fondo del espejo, un cadáver me contemplaba. Su mirada en mis ojos no me abandona más”. (Wiesel, 2008, p. 129)
Esta representación entre la danza y la dramaturgia de la escena se ejecuta en medio de una escenografía sencilla, con un espejo como utilería que se vincula con lo mencionado en el texto de Elie Wiesel cuando el personaje se ve en el espejo. Desde un primer momento, las bailarinas utilizan el espejo y constantemente vuelven a él. Es interesante observar que los vestuarios de las dos son idénticos y muchos movimientos de los que ejecutan toman lugar también en espejo. Ellas hacen los mismos movimientos a distintos lados haciendo creer que una bailarina es reflejo de la otra. Este es un ejemplo de cómo se puede abordar un tema desde la danza, en este caso la Shoá, en donde el recuerdo de estos acontecimientos son gran parte de la memoria histórica colectiva judía, pues al interior de esta comunidad se han ido formando estas memorias que tienen importancia para la misma cultura (Halbwachs, 1968, p. 211).
Por otro lado, en la danza judía también se abordan temas bíblicos que igualmente son entendidos como narrativas históricas. Por ejemplo, en el año 2019, el grupo Joshej presentó la danza llamada 40 Días7 (Figura 2) que representa a Moisés cuando permaneció 40 días en el Monte Sinaí para recibir las Tablas de la Ley, en las cuales se consignaron los 10 mandamientos que son la base de la ley religiosa y moral judía, y a su vez dentro de esta narrativa religiosa, el pueblo creó un becerro de oro para idolatrarlo. Este acontecimiento se menciona en el libro de Éxodo 32.
Para la ejecución de la danza 40 Días, se utilizaron plataformas de madera al fondo del escenario para enaltecer al becerro, representado por una bailarina, para recrear visualmente la ascensión de la idolatría del pueblo judío hacia el animal. El baile tiene varias escenas coreográficas: en un principio vemos al bailarín que representa a Moisés en las plataformas, antes de subir al Monte Sinaí por las Tablas de la Ley, debajo de ellas están las bailarinas que representan al pueblo; posteriormente, aparece en escena el becerro de oro con varios movimientos coreográficos que muestran cómo el pueblo lo idolatra; finalmente, la danza concluye con movimientos que representan la purificación del pueblo por sus pecados.
Por otra parte, la danza Lej Leja 8 (Figura 3) del grupo Maspik es otro ejemplo de un tema bíblico, en donde las bailarinas representan a Abraham cuando destruye las estatuas de su padre para terminar con la idolatría, de acuerdo con lo narrado en el libro de Jaser, versículo 11.En el montaje, las bailarinas son las que están representando a las estatuas mediante el uso de un vestuario blanco y diferentes poses que hacen durante la coreografía. Durante la mayoría de la danza, se muestran escenas sobre la manera en la que Abraham lucha con las estatuas. Inicialmente, las bailarinas, que representan a las estatuas realizando distintas poses estáticas, son observadas por Abraham quien se muestra inquieto observándolas. Luego, en el desenlace de la danza, se observa cómo Abraham resiste ante las estatuas hasta lograr destruirlas, lo cual es representado por la mayoría de bailarinas que ahora están postradas al suelo. Finalmente, en escena permanecen solamente Abraham y la estatua en pie hasta que es destruida por él.
Las danzas 40 Días y Lej Leja se crearon desde el imaginario de los coreógrafos. Ya que no existe evidencia visual de estos eventos bíblicos, los vestuarios, escenografía y música seleccionada se basan en la perspectiva y en la forma de ver el pasado del coreógrafo. Esto es posible en la danza judía montada, ya que permite otras narrativas y perspectivas de representación. El lenguaje de la danza permite recuperar el pasado y crear imágenes a partir de este (Bajtín, 1987).
La diáspora en la comunidad judía es un tema de gran relevancia, pues la manera en la que se ha desplazado el pueblo judío por varios países es un tema valioso para regresar a los orígenes individuales. En este sentido, en el año 2017 el grupo Nefesh presentó la danza titulada La historia de un amor… Justo Sierra 9 (Figura 4]). Esta danza representa la historia de la comunidad judía cuando emigró de Siria a México y el momento en el que, al establecerse en el país, se alojaron en la calle de Justo Sierra del Centro Histórico de la Ciudad de México, en donde fundaron la primera sinagoga en el país.
Es importante mencionar que esta danza muestra aspectos de lo que se piensa que es el folclor, de las construcciones del imaginario del folclor tanto mexicano como árabe. Durante esta danza hay dos escenas claves para entender la narrativa que retomaron los coreógrafos. Al inicio están los bailarines danzando de una manera que representa lo mexicano, un zapateado que va al son del ritmo de la música (esta manera de bailar ha sido reconocida como parte de la identidad mexicana). Luego, las bailarinas entran al escenario danzando con un estilo que se cree, por parte de los coreógrafos, oriental árabe y es el primer encuentro entre esas dos culturas. Asimismo, la escena que marca el final de la danza es relevante, pues es el momento en donde se funda la sinagoga de Justo Sierra y se establecen en ella. Esto es representado cuando introducen al escenario la silla con la estrella de David. Los bailarines tienen como vestuario el Talit, un accesorio religioso que utilizan los hombres en el templo al momento de rezar, y las mujeres enseguida entran al escenario con faldas largas.
La música es la canción Bésame mucho de la compositora Consuelo Velázquez, escrita en 1932, pero con una fusión árabe que la reinterpreta Les Orientales. En toda esta danza, se observa la mezcla de culturas desde los movimientos, la música y el vestuario para entender cómo se forma la cultura de hibridez de la comunidad judía mexicana.
Las narrativas a las que se remiten las danzas judías son diversas, como se evidencia en los ejemplos anteriores. Pueden ser historias que han trascendido en el tiempo, como los relatos de la Biblia, o acontecimientos más contemporáneos. La diversidad narrativa de la que habla White es posible en el judaísmo, ya que permite varias perspectivas y visiones de una misma historia. Los sabios del judaísmo mencionan que la Torá o el Pentateuco 10 tiene setenta caras y que un versículo de la Biblia puede tener diversas interpretaciones y explicaciones (Enlace Judío, 2016). Consecuentemente, en la danza se representan varias visiones, no necesariamente reales, pero que tienen a la verosimilitud (Rojas Mix, 2006).
Miguel Rojas Mix, escritor e historiador en su libro El Imaginario. Civilización y Cultura del Siglo XXI (2006) menciona un aspecto relevante sobre la imagen en su relación con la danza: La imagen condensa realidades sociales, lo que la convierte en un documento precioso para los estudios de la época. Y no solo eso, capta aspectos del hecho histórico que un documento escrito no revela: aspectos emotivos o como el hecho es apreciado por la opinión pública. (Rojas Mix, 2006, p. 23)
La danza también puede ser ese documento visual que resguarda en sí aspectos que se omiten. De esta manera, la danza judía cuando retoma de documentos las distinta narrativas del pasado y presente judío integra elementos significativos de la misma comunidad. Retomando el ejemplo de la Shoá, muy fácilmente se podría relatar el hecho histórico, pero lo que es interesante es que se le agrega una presencia de emociones y significados importantes para la misma comunidad en la danza.
Consideraciones finales
El judaísmo tiene una historia y un legado muy amplio. Durante varios años, a causa de los distintos exilios y genocidios que han padecido, se ha visto con la necesidad y responsabilidad de no perder su cultura ni su religión. Una herramienta que les resulta relevante para este fin es la danza judía, ya que esta se remite a las narrativas históricas para retomar valores fundamentales del judaísmo para que no sean olvidados. Estos valores son justamente los que dan continuidad a la misma cultura, este es el caso del valor de la comunidad. Como explica Norbet Elias, el ser humano no puede vivir aislado de la sociedad, no existe el individuo fuera de la sociedad ni cultura. En efecto, la sociedad y la cultura forman una malla contextual que no puede deshacerse, pues no existe el individuo sin su relación con la otredad (Elias, 1987). Así, la comunidad es aquello que permite crear un sentido de pertenencia en los individuos.
Conservar la memoria histórica y cultural del judaísmo es uno de los objetivos principales de la misma religión y cultura. “El judaísmo experimenta la proximidad con Dios, su cercanía y relación, a través de la memoria, memoria de proximidad que se erige como la piedra fundamental mediante la cual se afirma y mantiene su identidad histórica, cultural y religiosa” (Bornapé, 2019). Es decir, al momento en el que nos aproximamos a la memoria histórica, recuperamos la identidad judía. Esto es justamente lo que representa la danza judía montada: el uso de la memoria histórica para recuperar y crear identidad.
Las narrativas que retoma la danza judía son varias: recupera historias desde los tiempos bíblicos, hasta lo más contemporáneos que forman parte en la conformación de identidad y de la misma cultura. Con los ejemplos que se analizaron en este texto, también he demostrado que se pueden retomar de distintas perspectivas narrativas, no hay una verdad absoluta ni la manera correcta en representar y replantear la historia. Los coreógrafos reproducen sus danzas con distintos puntos de vista, pues ellos son los que otorgan distintas ventanas al pasado.
A parte de mantener vigente el judaísmo, la danza también es un gran elemento para que otras personas que no son parte de la misma comunidad entiendan la identidad de la cultura ajena. Así pues, permite que se compartan historias que contienen valores fundamentales en la cosmovisión del judaísmo.
Finalmente, es importante seguir nutriendo a este movimiento para que siga trascendiendo durante generaciones. La danza judía montada es una manifestación cultural que mantiene en contacto con los orígenes y con la memoria histórica colectiva.
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