DOI:
https://doi.org/10.14483/22486798.11935Publicado:
01-07-2017Número:
Vol. 22 Núm. 2 (2017): Lenguaje, sociedad y escuela (Jul-Dic)Sección:
Artículo de ReflexiónUna poética filosófica en la literatura de ciencia ficción desde la perspectiva heideggeriana
The Approaches of a Philosophical Poetics in the Literature of Science Fiction
Palabras clave:
poética filosófica, sobremodernidad, ciencia ficción, crisis de sentido, antropología social (es).Palabras clave:
philosophical poetics, hypermodernity, science fiction, crisis of sense and social anthropology (en).Descargas
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Artículo de reflexión
Una poética filosófica en la literatura de ciencia ficción desde la perspectiva heideggeriana
The Approaches of a Philosophical Poetics in the Literature of Science Fiction
Yerson Alejandro López Chacón*
Cómo citar este artículo: López Chacón, Y. A. (2017). Una poética filosófica en la literatura de ciencia ficción desde la perspectiva heideggeriana. Enunciación, 22(2), 154-165. DOI: http://doi.org/10.14483/22486798.11935
Artículo recibido: de abril de 2017; aprobado: 21 de octubre de 2017.
* Licenciado en Ciencias Sociales, Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Magíster en Estudios Literarios de la Universidad Santo Tomás. Candidato a doctor en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, Universidad Autónoma de Barcelona, España. Catedrático en la Facultad de Arte, Comunicación y Cultura de la Uniagustiniana; en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad EAN, orienta la formación en escrituras creativas, competencias comunicativas, historia del cine y saber pedagógico. Correo electrónico: yalopez@universidadean.edu.co.
Resumen
El propósito de este artículo es argumentar la existencia de una poética filosófica, bajo el enfoque sociocultural y antropológico, en la literatura de ciencia ficción contemporánea, en particular en la ficción distópica. Para ello, se delimita la configuración de esta poética desde la perspectiva fenomenológica y ontológica heideggeriana, desplegadas en la categoría sobremodernidad, desarrollada por la antropología social. Para tal ejercicio, se aborda la crisis de sentido del hombre actual, bajo el concepto de habitar poético, en la relación construir pensar desde el espacio, el lenguaje y el sujeto, como dimensiones transversales de la investigación. Es fundamental señalar que el diseño metodológico del trabajo está soportado por un principio de organización de los argumentos y sus relaciones entre los distintos autores, fundadas no mediante un estricto orden cronológico, ya que el propositivo de este modelo analítico discursivo consiste en establecer una relación dialógica entre los enfoques que fundamentan, cada uno desde sus propios dominios teóricos y metodológicos, las reflexiones y aportes en la construcción de una poética filosófica, a saber: el enfoque antropológico y sociocultural.
Palabras clave: poética filosófica, sobremodernidad, ciencia ficción, crisis de sentido, antropología social.
Abstract
The purpose of this article is to argue the existence of a philosophical poetry, under the socio-cultural and anthropological, focus on the literature of contemporary science fiction, particularly in dystopian fiction. Therefore defines the configuration of this poetic perspective phenomenological and ontological, deployed in the category of Hypermodernity, developed by social anthropology. For such an exercise, deals with the crisis of meaning of modern man, under the concept of live poetry, relationship build to think from the space, the language and the subject, as transversal dimensions of the research. It is essential to point out that the methodological design of the work is supported by a principle of organization of the arguments and relationships between different authors, founded not by a strict chronological order, since the proactive this discursive analytical model consists of establishing a relationship dialogic among the different approaches that underlie, each from their own theoretical and methodological domains the reflections and contributions in the construction of a philosophical Poetics, namely: the anthropological and sociocultural approach.
Keywords: philosophical poetics, hypermodernity, science fiction, crisis of sense and social anthropology.
Introducción
La poética filosófica en la ciencia ficción: una aproximación del topos al logos
Respecto a la configuración de una poética filosófica en la ciencia ficción (CF), es necesario abordar algunas teorías esenciales de la filosofía analítica contemporánea que corresponden al análisis del espacio literario dentro de este género, relación que se establece para argumentar la existencia, allí, de una poética. Lo anterior permite generar visión crítica frente al objeto de estudio, a saber la literatura de CF, marginada del corpus literario canónico, al considerarla baladí y no esencial, que contiene una propuesta estético- poética en la que el lector se sumerge en la experiencia del habitar poético, concepto teórico clave en Heidegger, que será sustentado en páginas posteriores. Ahora bien, para el desarrollo de esta propuesta teórica es necesario plantear un diálogo con los discursos filosóficos, que demarcan el horizonte interpretativo de la filosofía dentro de la CF.
El punto de partida para la construcción de este horizonte interpretativo es la teoría poética de la CF, que propone Darko Suvin (1984), al integrar las categorías de espacio, lenguaje y sujeto con carácter innovador, radicalmente diferente a otros estudios que desconocían estos elementos. Suvin recalca que al plantear conclusiones de otras propuestas literarias frente al análisis crítico de la CF, se extraen hipótesis que no abarcan el sustrato epistemológico y ontológico que este posee; con ello, el autor expone los errores conceptuales en el abordaje del género y, a partir de allí, inicia su desarrollo teórico. La literatura propone nuevas formas de ver el mundo, deviene órganon de la filosofía, se orienta a recuperar la pregunta por el ser olvidado en las dinámicas de la concreción del mundo1. El propósito no es revalidar la propuesta teórica de Suvin, sino tener en cuenta los puntos de análisis que enriquecen las teorías filosóficas con la categoría de espacio, para plantear una poética contemporánea de la CF que tenga como fundamento la concepción teórica del habitar poético heideggeriano, pilar de una poética pensada desde la filosofía analítica.
Para dar validez a lo anterior es vital abordar el concepto de espacio, desde autores como: Marc Auge con su análisis contemporáneo antropológico social, y el análisis ontológico fundacional de un habitar poético del ser en Martin Heidegger, propuestas que dialogan con el análisis del espacio literario en la CF. La organización expuesta anteriormente no es arbitraria, tiene sentido en la medida que se parte de la noción de un universo semiótico como referente y componente clave del hombre, para comprender su relación con el ser ahí, el existir. Estos planteamientos teóricos son el punto de partida para sustentar la propuesta de la investigación, al sostener que la CF propone una poética filosófica como argumento clave de su discurso literario.
Esta poética filosófica dentro de la CF enriquece la experiencia vital del hombre, al dotar de sentido su propia realidad para criticar las lógicas más profundas del sistema social, donde el ser se halla inmerso. Comprender en toda su complejidad la CF conlleva a un repensar del hombre en su postura frente al mundo. Este género literario visto como emancipación, expresión de la libertad y anhelo del hombre de la sobremodernidad2, es una postura novedosa, que critica la concepción clásica en la que el género es reducido dentro de la tradición occidental. En consecuencia, desde este sustrato racional de la teoría literaria se conceptualizó el género como un subgénero evanescente, escapista y no desde su base filosófica, que hoy permite conformar un pensamiento crítico y analítico desde una perspectiva literaria, poético filosófica.
Este universo de la CF plantea unas coordenadas y referentes espaciales, que no son estáticos; por el contrario, sugiere un carácter dinámico que muestra las tensiones y problemáticas del hombre actual. Esto sustenta la afirmación, respecto al género como trascendencia del mundo. Esto es, no desde la visión mecánica de la realidad marcada por unas lógicas dominantes capitalistas, totalizantes y estigmatizadoras, sino mediante la resignificación del logos, el cual parte de un nuevo topos, donde el lenguaje cumple un papel esencial como mecanismo por el cual se revitaliza la experiencia del hombre. Así se resignifican las relaciones y se reorganiza la vida a través de todo un entramado de conexiones.
Esto no significa pensar la CF como salvación del hombre, sino como apertura de su propia experiencia, lo que conduce a una toma de conciencia sobre aspectos de la cultura, desestabilizar los cuadros de referencia, situarlo todo en un nuevo marco. Es así como el lector de CF descubre progresivamente las imágenes que proyectan los universos semióticos representados o recreados, que a su vez definen un nuevo topos reconfigurado mediante los recursos lingüísticos y narratológicos, el cual contiene códigos de nuevas conexiones semánticas que articulan todo este universo de sentido. Frente a la crisis general de los sistemas de representación funcionales a la expresión artística que supone el fracaso de la modernidad, se hace necesaria la construcción de una realidad simbólica, a partir del universo ficcional deslastrado de los determinismos propios del logos dominante, orientado a la representación de las nuevas crisis que afectan a la humanidad.
Así, los datos inciertos, las frases aparentemente absurdas, los espacios extraños, las circunstancias artificiales y las palabras desconocidas son la génesis del texto de CF, pero no el sustrato fundamental. La articulación de tales recursos estéticos expresivos supone intencionalidades, que van más allá de formular denuncias, porque permiten innovar al sugerir contenidos y ejes temáticos nuevos, que aún desconocidos proyectan una realidad. Es decir, se desvirtúan los dogmatismos difundidos a través de los discursos hegemónicos; ya que su apuesta implica una dimensión filosófica para desarrollar una toma de posición.
En concordancia con la dimensión filosófica, el topos de la CF está elaborado en un logos, el cual se evidencia en el desencanto, lo efímero, el caos y la angustia en la que se halla el hombre actual sobremoderno. Donde las relaciones simbólicas presentan alteraciones frente a la realidad cultural definida como una civilización del espectáculo, donde el escenario mediático desacraliza las concepciones clásicas del hombre como ser histórico y social. Así, la CF se expresa en una alegoría literaria a partir de las inquietudes antropológicas y ontológicas de la humanidad. En términos de Debord (2003), la sociedad del espectáculo se entiende por:
El espectáculo se muestra a la vez como la sociedad misma, como una parte de la sociedad y como instrumento de unificación. En tanto que parte de la sociedad, es expresamente el sector que concentra todas las miradas y toda la conciencia. Precisamente porque este sector está separado es el lugar de la mirada engañada y de la falsa conciencia; y la unificación que lleva a cabo no es sino un lenguaje oficial de la separación generalizada. (p. 22)
Frente a esta postura de la sociedad del espectáculo y su falsa conciencia, la CF desempeña un papel fundamental en la reorientación de la vida del hombre, al posibilitar la construcción de una nueva conciencia libre de la homogenización pretendida por la sociedad de consumo y sus relaciones mediáticas. De esta manera las prácticas sociales y culturales que se han visto devastadas por la superficialidad, son replanteadas por los lectores de CF ya que una de las intenciones del género es buscar salidas al exterior frente a la sociedad descrita para examinar y cuestionar todas las problemáticas sociales que están íntimamente vinculadas con su existencia. Esta serie de reflexiones demandan un nuevo tipo de lector, capaz de ver la CF no solo como un género literario sino como un estilo de vida crítico frente al statu quo que lo constriñe, así el hombre al imaginar y comprender otros mundos posibles hará de su existencia algo menos banal y además podrá encontrar una salida frente al absurdo.
Este nuevo estatuto de la lectura requiere, además de esfuerzo y voluntad, un lector maduro dispuesto a la complicidad, capaz de entrar en el juego, salir de sus prejuicios, ver desde afuera y extrapolar las inquietudes socioculturales del ser humano inmersas en la historia, la cual estaría condenada a morir dentro de los límites de un grupo de privilegiados si no existiera la posibilidad de tratar temas universales, que pueden generar nexos con un número infinito de lectores, dispuestos a empeñar toda su energía en pensar qué hay más allá de aquellas páginas. La posibilidad de contemplar las mentalidades mutantes, extraterrestres, incluso las robóticas, permite desarrollar propuestas impensables en otros géneros literarios, experimentar mediante una construcción poética incita el asombro y el quiebre de los marcos de referencia frente al modo en que opera la literatura tradicional.
Construir mundos complejos implica para el autor un proceso de creación difícil por la falta de referencias cognitivas y espaciales que conecten al lector, ya que no es comprensible para las mentes ancladas en la tradición el percibir la realidad tecnológica en la que se hallan inmersos. Explorar este nuevo universo implica una madurez lectora, puesto que la capacidad de extrapolación e interpretación requerida no está al alcance de la mayoría, que exhorta a un esfuerzo poco habitual que algunos abandonan; por ello, el lector de CF es un tipo de lector genuino, más intuitivo que racional. Esta apertura de horizontes son pruebas incuestionables del aporte de la CF al renovar la posibilidad que brinda este género a todos los campos del conocimiento. En este sentido, los universos propuestos por la CF forman parte de la realidad del hombre contemporáneo y configuran su propia vida cultural.
En concordancia con la introducción, en este artículo se presentan las teorías que respaldan la construcción de una poética filosófica, soportada en la apuesta particular de los autores ya mencionados, es así como se puede establecer la relación dialógica de este género literario con la filosofía contemporánea de orientación fenomenológica y ontológica.
Metodología
Luego de plantear los intereses, motivaciones y la respectiva orientación investigativa en la presente introducción, es clave señalar que el diseño metodológico del trabajo está soportado por un principio de organización de los argumentos y sus relaciones entre los distintos autores, fundadas no mediante un estricto orden cronológico, ya que el propositivo de este modelo analítico discursivo consiste en desarrollar una relación dialógica entre los distintos enfoques que fundamentan, cada uno desde sus propios dominios teóricos y metodológicos, las reflexiones y aportes en la construcción de una poética filosófica, a saber: el enfoque sociocultural y antropológico. Este último se entiende como el análisis de la condición humana, en la relación tiempo y espacio dentro de una determinada realidad, donde el hombre debe ser el objeto final de toda pregunta filosófica.
Este modelo se constituye desde un orden diacrónico inductivo, en el cual los postulados desarrollados por cada autor se complementan, en la medida que se potencializan discursos y se entrecruzan miradas para precisar las características de un horizonte interpretativo que integre las categorías de espacio, sujeto y lenguaje, al sostener un diálogo entre el discurso literario y el filosófico. En consecuencia, el modelo analítico discursivo presentado busca examinar el significado cultural del discurso literario de CF y comprender cómo las formas del lenguaje subyacentes constituyen una poética filosófica.
La poética filosófica en la ficción distópica bajo el enfoque ontológico fenomenológico
La literatura de CF rompe con los esquemas de la literatura tradicional, puesto que esta posibilita una reflexión filosófica y política, que se aparta de la simple narración, en la que solo se cuentan sucesos fantásticos, maravillosos y fabulados. Mientras que la CF abre mundos y certidumbres a hechos premonitorios y de anticipación, ya que su carácter introspectivo transciende la conciencia del hombre, de tal modo que surge el concepto de ficción distópica3, la cual permite cambiar el rumbo de los acontecimientos narrados. Este último concepto surge de la disyunción constituida del optimismo ensoñador de una sociedad equilibrada, frente a un presente deshumanizado, marcado por una realidad alienante, donde el ser está sujeto a la multiplicidad de expresiones y discursos que se entrecruzan, creando un escepticismo frente a la ausencia de metarrelatos, donde no hay en qué creer, mientras que el Estado y el sistema intentan dominar y oprimir mediante todas las formas posibles al individuo, entre ellas los medios de comunicación, para garantizar la estabilidad de un mundo capitalista.
De allí surge una constante tensión que se manifiesta en una ficción distópica (entiéndase esta desde la postura heideggeriana del habitar poético, que se desarrollará más adelante), ya que el hombre necesita, de alguna manera, comprender y comprenderse desde los más simples y complejos pactos ficcionales, que le permiten desde afuera entender el interior y repensar su propia realidad. Como emancipación es capaz de expresar lo más abyecto de su propia humanidad en un mundo posible distópico, apocalíptico, que al final del túnel de su propia exterminación como especie, pueda hallar una salida a su propia angustia y una respuesta contundente que dé cuenta del destino prospectivo del hombre, es decir que al construir distopías estará en constante lucha para encontrar sentido y alcanzar sus utopías, ya no solo posibles en la literatura, y así demostrar que en el mundo fáctico, de la desesperanza, del hombre contemporáneo, existe una oportunidad para repensar el porvenir, con las historias de los posibles futuros catastróficos que existirán si se continua en este ritmo frenético y abrumador, que experimenta el hombre de la sobremodernidad4.
El concepto distópico protesta contra ciertos sistemas de gobierno o ideales sociales propios del presente en sociedades cerradas, que oprimen al sujeto y determinan sus relaciones sociales, culturales, políticas y económicas; este concepto describe una antiutopía, o una sociedad indeseable en sí misma, la homogenización pretendida por un sistema único de pensamiento. Por consiguiente, las distopías, como críticas mordaces, son el elemento fundacional de un habitar poético, un reencuentro del hombre con su realidad.
La propuesta del habitar poético, como esencia del espacio en la CF, implica una adopción de la tradición filosófica heideggeriana, que en síntesis, consiste en situar al ser dentro de un lugar en el universo, en ocupar un espacio acondicionado dentro de la existencia. Todo está en relación con la realidad, la cual debe poetizarse desde la misma existencia, como en la obra: Ser y tiempo, en Heidegger (1998), (Dasein) ser ahí, el cual fundamenta y sustenta el existir del ser dentro de los parámetros ontológicos, los metafísicos del individuo y los entes que los rodean; de la misma manera confluye la manifestación de la verdad y la realidad del mundo, a partir de lo estético, lo artístico y lo poético desde el lenguaje.
Heidegger, filósofo alemán, representa la apertura del pensamiento filosófico moderno, quien dio paso a la intervención de otras voces frente a la tradición filosófica occidental, su teoría de enfoque existencialista nace en Europa de la reflexión y la crítica frente a la existencia de una única voz en la civilización moderna, pensada desde los parámetros de la civilidad europea. Era necesario abrir el espacio a otras formas de discurso, donde lo fundamental fuera retomar la pregunta clásica respecto al ser en toda su complejidad. El aporte esencial de Heidegger (1998), fue desarrollar la categoría del ser en su universalidad, el ser ejecutándose y realizándose en el hacer, situación que representó el abandono de la moderna razón fundamentadora, y así sustentar una pretensión antitrascendental del conocimiento, que permitió una salida fenomenológica en el sentido último de la posibilidad de verdad.
A la luz de esta reflexión, se hace necesario articular los elementos esenciales del pensamiento heideggeriano vitales para configurar una poética filosófica de la CF. Es conveniente aclarar que la propuesta filosófica heideggeriana abarca múltiples categorías de análisis, que no son el objeto fundamental de esta investigación, se desarrollarán estrictamente los conceptos que tienen una relación introspectiva con el género de la CF. De esta manera, la categoría central de la propuesta teórica del filósofo alemán radica en la reflexión del habitar poético, configurado a partir de una serie de relaciones entre: el construir, el habitar y el pensar, estos fundamentados a su vez en una fenomenología ontológica, como categoría abarcadora de la esencia poética heideggeriana.
Ahora bien, lo anterior permite establecer la relación entre una hermenéutica filosófica heideggeriana y la propuesta literaria de la CF, ya que convergen en una interpretación del presente para alcanzar una ficción prospectiva y con ello comprender el curso de los acontecimientos de la historia humana. El carácter ominoso del ser a lo largo de esta historia evidencia que su verdadera condición se halla en el no pensar su acontecer; en consecuencia, se ha reducido a sobrevivir en medio de un entorno babélico, lo que genera innumerables dificultades para construir y llegar a un habitar. Desde la CF, la premisa consiste en hacer de su existencia más que un acontecer un habitar poético del propio espacio. Así, comprender el presente en la relación construir, habitar, pensar,implica comprender poética y filosóficamente la existencia. El filósofo plantea que la actividad humana más alta y profunda es el arte, aquella hace posible develar su esencia para así responder al interrogante más complejo que enfrenta el hombre: ¿Dónde reside su propio ser? Interrogante sustancial en la construcción de su apuesta estética.
La filosofía es una ontología fenomenológica universal, que tiene su punto de partida en la hermenéutica del Dasein, la cual, como analítica de la existencia, ha fijado el término del hilo conductor de todo cuestionamiento filosófico en el punto de donde este surge y en el que, a su vez, repercute. (Heidegger, 2005, p. 47)
De allí que, la literatura de CF aporte en la construcción de algunas dimensiones, como la antropológica, fenomenológica y axiológica, desde una forma de estar y reinventar el universo, a través de mundos posibles, seres inacabados y lugares extraordinarios, los cuales enriquecen la experiencia y el sentido de vida del ser humano. Estas dimensiones se integran en una postura más compleja, que integra el espacio, el tiempo y las respectivas relaciones que el hombre construye en lo que él denomina la totalidad de una cultura. De esta manera, desde un enfoque fenomenológico, basado en la experiencia del hombre, es posible definir una poética filosófica. Esta se transforma en experiencia poética, al poseer intrínsecamente el contenido, el material y la forma; entonces como escenario de transformación social, el cronotopo determinado lleva a que dentro de ese espacio se reconozcan las ideas, las acciones y los discursos de los personajes; dichos discursos están expresados en una toma de posición del autor y su visión de mundo, por ello conforman un conjunto dialógico que atienden todas la voces en el contexto de una novela o producción literaria.
Para conceptualizar el denominado giro hermenéutico, como aporte de Heidegger en la construcción de una poética filosófica de la CF, se aborda su concepción fenomenológica expresada en su obra Ser y tiempo (1998), al mostrar la relevancia de plantear un diálogo del pensador con el poeta para llegar a comprender al ser en su transformación: ello significa dar un paso desde la fenomenología trascendental hacia la filosofía hermenéutica. Por tal razón, la fenomenología es algo más que una forma de conocimiento del mundo, consiste en un método de interpretación del pensamiento del hombre, en cuanto apertura del ser, desde esta perspectiva se propone un acercamiento hacia la CF a partir de los criterios heideggerianos desde el espacio y lo poético en relación con el ser. La perspectiva fenomenológica, desarrollada por Heidegger como una teoría ontológica, se distancia de la fenomenología husserliana en la medida en que no es una fenomenología trascendental, pues para Husserl el hombre es un ser pensante el cual busca la trascendentalidad del ser, mientras que para Heidegger el hombre es Dasein (ser ahí), el cual interpreta su realidad, interesado en abarcar la supremacía del ser en el mundo, más allá del ente por el ente, que completa el ser del hombre. La fenomenología, desde la postura heideggeriana, se entiende como
[...] el modo de acceso y de determinación evidenciante de lo que debe constituir el tema de la ontología. La ontología solo es posible como fenomenología. El concepto fenomenológico de fenómeno entiende como aquello que se muestra el ser del ente, su sentido, sus modificaciones y derivados. Y este mostrarse no es un mostrarse cualquiera, ni tampoco algo así como un manifestarse [Erscheinen]. El ser del ente es lo que menos puede ser concebido como algo –detrás de lo cual aún habría otra cosa que no aparece. Detrás de los fenómenos de la fenomenología, por esencia no hay ninguna otra cosa; en cambio, es posible que permanezca oculto lo que debe convertirse en fenómeno. (Heidegger, 1998, p. 45)
El hombre ha olvidado al ser del ente, es decir su propia existencia, por ende el ser del hombre no es un simple ente de las cosas, es entonces el Dasein, un ser ahí que está arrojado al mundo para hacer su distinción frente al ente de las cosas. Heidegger no arroja de forma pretenciosa al ser del hombre como un fenómeno presente en el mundo, sino que por el contrario aporta la categoría de ser en un estado activo del propio sujeto, lo cual solo puede acontecer y ser acaecido por el ser del hombre. Así, los fenómenos no están dados de manera inmediata y regularmente, el ser es olvidado, los fenómenos llegan hasta tal punto que lo ocultan. Aquí la idea central es repensar el ser de los acontecimientos del mundo fenoménico y, la ontología es el camino para mostrar lo que es verdaderamente el ser.
Según lo expuesto, es posible afirmar que los aportes de Heidegger en el campo filosófico son comparables a la apuesta estética literaria configurada en la literatura de CF. Mediante su poética filosófica hace posible la apertura al ser, de la misma forma el escritor construye con sus personajes un universo ficcional, al romper con la disposición e imposición sobre sí mismo, que reprime al hombre contemporáneo de la sobremodernidad, pues el ser, como acontecimiento en la tierra, ya no existe en medio de un paraíso de progreso y felicidad, sino en un infierno de ruido y confusión.
Con esta visión reveladora de la ficción distópica, es posible enriquecer el análisis de la CF, entendida no como un ejercicio contemplativo, sino como la posibilidad de comprender el mundo desde la forma más pura, inédita y concreta posible. Lo anterior conduce al hombre a inventar y reinventar su mundo para fabularlo, lo que lleva a completar así su propio ser. Un ser que de forma innata ha tenido la vocación más pura de imaginar. El hombre como ser creador, debe adaptarse a la sociedad y a un sistema que constriñe su posibilidad de ser, el cual se ve abocado a una adaptación de carácter forzoso, que se haya enmarcado en los valores sociales, los cuales deban desarrollar la imaginación y la creación para resignificar su propia existencia. Imaginar debe servir como función para trascender hacia el dato sensible; esto es la fuente de conocimiento objetivo en la creación artística.
Por ello, la CF se instala dentro de un marco de referencia, llamado un mundo posible, lo que brinda una infinidad de posibilidades al ser para imaginar, reinventar y crear nuevas contingencias de apertura: social, política, tecnológica, estética y cultural desde estos nuevos ejes espaciales. En consecuencia, el aporte significativo del enfoque heideggeriano para comprender la CF implica entender el espacio desde todas las experiencias del ser que imagina, por ende al hablar de CF se reconoce una base epistemológica y ontológica de la imaginación, que brinda una legitimidad y un estatus de igualdad, no de marginalidad, entre la razón y la imaginación.
Las ficciones distópicas plantean reflexiones muy profundas de una sociedad tecnificada, que ha perdido la sensibilidad frente a los detalles más simples de la vida cotidiana y desean de forma reiterativa complicar sus vidas, de tal modo, se sumerge en el consumo, depende excesivamente de la máquina, con ello tecnifica la vida, a tal punto que se convierten en existencias mecánicas y vacías, donde no existe la posibilidad de afincarse en un lugar, para darle vitalidad a esos espacios y así hacer más poético su habitar. Por tanto, todas estas condiciones de la CF, en una época marcada por la relación de la tecnología y la información en la vida del hombre contemporáneo, se expresan con claridad en la sobremodernidad.
La ciencia ficción como expresión de la sobremodernidad y los espacios practicados: enfoque sociocultural y antropológico
Ahora bien, dentro del desarrollo teórico de este artículo, frente a las perspectivas anteriores, la intención es ubicarlas dentro de un contexto sociocultural determinado, y coligar la producción literaria de la CF contemporánea a un enfoque antropológico social denominado sobremodernidad, el cual enriquece la noción de la categoría de espacio y permite repensar este género en el entorno vigente; así para Auge:
El espacio es un lugar practicado, un cruce de elementos en movimiento: los caminantes son los que transforman en espacio la calle geométricamente definida como lugar por el urbanismo. A este paralelo entre lugar como conjunto de elementos que coexisten en un cierto orden y el espacio como animación de estos lugares, por el desplazamiento de un elemento móvil, le corresponden varias referencias que los mismo términos precisan. (Auge, 1993, p. 85)
Bajo este enfoque es pertinente anclar la propuesta de una poética de la CF, donde el autor plasma en su obra toda esta serie de relaciones espaciales híbridas y en crisis, retratando las inquietudes más complejas del hombre. Por ende, en medio de una época aferrada a la técnica y a las relaciones basadas en el capital, la CF es apertura y resignificación de los propios lugares habitados por el ser, extraviado en la maraña de redes y espacios no practicados, que usa de forma automática, sin desarrollar una relación auténtica que le permita reafirmar su propia humanidad y la esencia del lugar, para rescatar su capacidad crítica frente al propio sistema de referencia, situado, ahora, frente a mundos posibles, en los textos de ciencia ficción, donde se alteran todos los órdenes de relación social, cultural, económica y política.
Es el hombre de la sobremodernidad el que recae en los no lugares, frente a un mundo que le resulta extraño y frecuente en el exceso, es el hombre que no espera nada, sumergido en la desesperanza, angustiado por la imposibilidad de trascender, es aquel que necesita la afirmación y no la negación frente a la vida. En consecuencia, este busca recrear otros lugares, otros mundos para identificarse, ya no en la banalidad o en lo efímero, sino en el lugar que le permite comprenderse a sí mismo y a los demás. Así lo expresa claramente en el arte, en particular con la literatura de CF.
Esta insoportable realidad, de la cual el hombre necesita desembarazarse, lo conduce a orientar su vida hacia los laberintos de la sobremodernidad, de la información y el exceso, el ser angustiado solo encuentra sentido en la oposición del otro, en la individualidad, en la satisfacción de sus propios placeres, en el ir y venir de un lugar al otro, sin afianzar sus relaciones en un mismo espacio, es aquel hombre transeúnte, perdido en su propia soledad, donde cada calle es la señal de su propio vacío. La sustentación crítica que realiza el autor al mundo presente, donde ya no existe una identidad única e incuestionable, ni la sola visión del mundo, valida e inconmensurable, es solo la imagen que se tiene, es una imagen deformada de un ser humano frente a un espejo roto, donde cada fragmento refleja una parte de su propio ser. Como un experimento fractal, donde cada parte del espejo roto refleja su rostro de forma completa y sin fracciones, en medio de la abundancia, proliferación y bombardeo de imágenes. Esto es la sobremodernidad, con su respectiva dificultad para pensar el espacio, el lenguaje y el sujeto, es una categoría que se expresa en la CF, a partir de su construcción filosófica y literaria, como expresión de los espacios practicados.
Esta crisis de sentido en el mundo contemporáneo genera cuestionamientos existenciales que dificultan el análisis de la categoría de espacio, en estas condiciones, todas las relaciones se hacen inminentes, rápidas, definidas como superabundancia de acontecimientos, donde a diferencia del hombre moderno, el sujeto social sobremoderno está reducido a un aislamiento social en medio de una sociedad saturada, que lo arrastra a su condición actual, a su crisis de sentido en todos los niveles, para prevalecer en el mundo y poder habitar en medio de los no lugares, todo ello en medio del exceso y la confusión.
En este habitar carente de sentido y significación, marcado por la desproporción y la saturación, surge la propuesta poética de la CF, donde los sujetos son capaces de apropiarse de sus lugares, a través de una nueva concepción del espacio, en diálogo con esos mundos posibles, que muestran las condiciones absurdas de su propia existencia. Estas situaciones de la sobremodernidad son el terreno más fértil para la creación de literatura de CF, ya que las circunstancias históricas, como nunca antes, presentan cantidad de imágenes, multiplicidad de representaciones y acontecimientos, que es posible crear todo tipo de ficciones, que no tendrían ningún sentido, si no son capaces de reflejar las condiciones sociopolíticas de su tiempo, y así plantear posibles alternativas de transformación social y crítica frente a las posturas de sujetos alienados por el sistema.
El hombre moderno sedentario, que creía firmemente en el progreso, del que se preocupaba la antropología clásica, ahora es un trashumante en permanente movimiento, nómadas que no poseen un asentamiento fijo, ni estacional, ya que sus relaciones y vínculos sociales son utilitaristas y mercantilistas, para satisfacer la necesidad o demanda. Estas características se enmarcan en el no lugar, complemento esencial, desde la concepción de los espacios basuras, término acuñado por el arquitecto holandés, Rem Koolhaas:
Si se llama basura espacial a los desechos humanos que ensucian el universo, el espacio basura es el residuo que el ser humano deja sobre el planeta. El producto construido por la modernización no es la arquitectura moderna sino el espacio basura. El espacio basura es lo que permanece después de que la modernización haya seguido su curso, o más concretamente, lo que coagula durante el proceso de la modernización, sus consecuencias. La modernización tenía un programa racional: compartir las bendiciones de la ciencia universalmente. El espacio basura es la apoteosis de este programa, o su fundición. (Koolhaas, 2014, p. 2)
Este arquitecto y pensador Holandés expresa de forma descarnada los residuos de la llamada civilización; sus propias creaciones se ubican como un abandono del movimiento moderno, su arquitectura es la crítica radical hacia la sobremodernidad, que coincide con los planteamientos de Marc Auge (1993). Pensar al hombre desde el no lugar es lo que confiere actualidad y fuerza crítica a las dos propuestas, tal como lo expresado por Koolhaas (2014): “La identidad es la nueva comida basura para los desposeídos, el pienso con que la globalización alimenta a los desfranquiciados” (p. 44).
Las ciudades contemporáneas son preocupación e inquietud para Auge (1995), tanto como para este artista, que concibe el espacio como determinante de las prácticas sociales y la manifestación de la condición humana, las sociedades burguesas enunciadas en sus esplendorosas viviendas, gigantes monumentos, mansiones exuberantes, y asimismo en suburbios y viviendas precarias, marcadas por la pobreza extrema; esto es el hombre sobremoderno, extraviado en sus propios laberintos. Esta configuración espacial y arquitectónica está reflejada en la composición narrativa del lenguaje poético de la CF, al intentar mostrar que el mundo habitado por el hombre queda en total abandono y precariedad, por el mismo ritmo frenético de devastación del ser frente a la naturaleza, lo que convierte al mundo en un territorio hostil y estéril, comparado con la riqueza y la exuberancia del cosmos; es así como la literatura de CF brinda infinitas alternativas de mundos distópicos cargados de reflexiones.
Entonces, el vehemente seguidor de mundos ficcionales crea una resistencia frente a la crítica que subvalora la producción del género mencionado, esa crítica incapaz de imaginar otros mundos posibles y de ver la riqueza que hay en la propuesta analítica de la poética filosófica. Dentro de esta poética es pertinente la reflexión de Rem Koolhaas (2006), que se articula con la propuesta de Marc Auge (1995). La esencia de la sobremodernidad son los espacios basura, donde ser felices se convierte en una teleología dentro de una realidad insoportable, en medio de la sociedad de consumo, que exige una imagen de lo que es la felicidad, la cual está impuesta, dentro de una denominada sociedad decadente. Por ende, la felicidad resulta un privilegio para aquellos que ocupan una posición alta en la jerarquía social y una esperanza que le queda al resto del mundo quien lo ha perdido todo, incluso hasta la fe en sí mismo.
La paradoja de todo esto es que mientras el hombre avanza en la ciencia, retrocede en sus experiencias colectivas, lo que transforma al mundo en una red de experiencias individuales, que se originan desde la relación lugar y no lugar, lo que trae consigo un desequilibrio entre los términos acuñados en las ciencias sociales actuales, como: lo histórico, lo contemporáneo y lo identitario. Este desequilibrio de los términos y la red de experiencias colectivas, conllevan a desestabilizar los cánones de la CF, la edad de oro de este género en los años cincuenta se caracterizó por ser una ficción dura, donde cada elemento debía tener una explicación científica, para que incluso los lectores se sintieran retados a descubrir los errores en las obras.
En esta relación de expansión y contracción, de ensanchamiento y encogimiento, el hombre se ve abocado a incorporar en sus prácticas sociales la transformación, la reubicación, la desaparición, la fragilidad y la liviandad, tal como lo plantea Peter Sloterdijk (2008), filósofo y ensayista alemán contemporáneo, quien se encuentra ubicado en la misma línea de pensamiento de Marc Auge, desmarcado de la racionalidad del proyecto moderno y orientado fundamentalmente hacia un pensamiento de la complejidad con orientación fenomenológica; esto hace que el escritor de CF analice temas del presente desde la globalización en los medios y la sociedad de la información con una mirada crítica volcada sobre la experiencia misma del hombre en estos contextos. Dentro de sus investigaciones este autor desarrolla una categoría filosófica denominada la implosión de las esferas, la cual se ocupa de analizar la forma en que se da la interacción social dentro del espacio de la vida humana; esta misma, caracterizada por la expansión de conocimientos y el desarrollo de la tecnología, muestra que los seres humanos están cada vez más lejos de sí mismos, lo que dota a su existencia de un carácter paradójico, ya que les cuesta convivir en sociedad, convirtiéndolos en seres autómatas, marcados por la técnica.
Las espumas son procesos y en el interior del caos de múltiples celdas se producen constantemente saltos, transformaciones y cambios de formato no se organizan en relación con un punto central, no existe una de esas celdas que sea punto de llegada del resto. (Sloterdijk, 2006, p. 44)
Estos procesos reconocidos como espumas, se identifican con la teoría de lugares y no lugares, ya que ambas plantean la aceleración, el exceso, la saturación, como características de la contemporaneidad; las cuales hacen que el hombre pierda su mundo, su horizonte, su punto de referencia, en una esfera que ha estallado (modernidad) y se ha convertido en un caos, entre lo líquido y lo gaseoso, entre lo que permanece y lo que desaparece. Sloterdijk (2008) sustenta que la espuma representa el devenir del hombre y su constante desconcierto frente al mundo, los otros y el mismo. Adhiriéndose a lo propuesto anteriormente por Mar Auge (1995), al comprender el espacio humano como una suma de paradojas entre lugares y no lugares, que convergen en múltiples celdillas frágiles y aisladas, tal como lo expuso el autor alemán.
Esta propuesta teórica, forma de vida y organización humana, muestra cómo la comunicación es más difícil y compleja en el mundo sobremoderno, ya no es una imagen esférica de la totalidad como lo planteó el estructuralismo. Al igual que Auge, este autor plantea la falta de conexión y fragilidad de las relaciones sociales, en las cuales se vislumbra el deterioro de la cultura y el mismo espacio humano, con su respectiva enajenación de la historia, la desorientación y el desequilibrio del hombre frente a su entorno, es así como la literatura de CF participa en este análisis, al contar historias de carácter apocalíptico y distópico donde se vislumbra la decadencia del mundo y la destrucción de la cultura, como reacción al progreso y a las fracturas de la totalidad de los metarrelatos. Las ficciones distópicas al referirse a los hombres, dentro del mundo dominado por las máquinas, muestran las consecuencias de una vida en burbujas, de un futuro sometidos a la dictadura de los no lugares.
Corpus, ficciones distópicas representativas
Frente a la referenciación de obras representativas en esta apuesta teórica, desde un punto de vista ontológico y fenomenológico, se deben destacar los experimentos literarios a partir de la construcción de situaciones ficcionales en mundos de pesadilla, en las que las convenciones morales y sociales quedan en suspenso y se disecciona la condición humana en toda su crudeza. Priorizo,en este caso, el género apocalíptico, y, en concreto, tres obras maestras: The Death of Grass, de John Christopher; Greener than You Think, de Ward Moore, y The Day of the Triffids, de John Wyndham. Por cierto, todas estas obras pertenecen a lo que se ha llamado ficción distópica, y evidencian la preocupación por el medio ambiente, la depredación humana de la naturaleza, la lucha por sobrevivir, y temas afines que podrían tratarse desde una perspectiva heideggeriana. Estas obras forman parte de la tradición anglosajona de la literatura ficcional y constituyen el punto de partida de lo que fue considerado la nueva ola de la CF, que buscó revolucionar el género con propuestas más filosóficas que científicas, y de esta manera logró influir en distintos países para consolidar una renovada narrativa en este género literario. Para los interesados en la temática un buen comienzo sería un estudio clásico: New Maps of Hell, de Kingsley Amis.
Conclusiones
El modelo analítico presentado establece, desde una perspectiva sociocultural amplia, la existencia de una poética filosófica dentro del género literario de la ciencia ficción, bajo un horizonte interpretativo que integra las reflexiones frente al espacio, el lenguaje y el sujeto; apuesta teórica compleja que se desarrolló a profundidad en la tesis de grado, punto de partida del presente artículo de reflexión. Así, para sustentar esta propuesta se hizo necesario recurrir a autores esenciales en el abordaje poético del género literario en las críticas a la sociedad de consumo, su posterior deshumanización y cosificación, en medio de la era de la técnica y el progreso durante el siglo XX, por ello se abordó la postura fenomenológica heideggeriana con los conceptos: habitar, construir, pensar; coligadas a un determinado contexto histórico, denominado sobremodernidad. Ello arroja como resultado una premisa sustancial, el subgénero de esta apuesta literaria, donde más se evidencia los planteamientos de una poética filosófica es el de la ficción distópica.
De esta manera, se ubica la propuesta literaria de las ficciones distópicas como expresión de la sobremodernidad y la crisis de sentido del hombre actual, época de caos y ruptura de los vínculos sociales, en medio de la sociedad del espectáculo. Incluso, se expuso como la literatura de ciencia ficción se convierte en un género trasgresor, en la medida que critica los avances de la ciencia y la razón instrumental en la relación del hombre con el mundo y la naturaleza, al plantear interrogantes claves para comprender el presente y reflexionar frente al futuro. Por tanto, esta apuesta investigativa hace posible analizar los aspectos centrales de la literatura de ciencia ficción, en referencia al espacio, el lenguaje y el sujeto, para evidenciar el humanismo como elemento concatenante de su escritura. Ello constituye solo una breve aproximación a una compleja red de significaciones entre el discurso literario de la ciencia ficción y la filosofía de orientación fenomenológica y ontológica.
Reconocimientos
El presente artículo de reflexión surge de la tesis de grado, titulada “Distopías poéticas de la sobremodernidad: Stanislaw Lem y su propuesta en fábulas de robots”, como resultado final de investigación para obtener el título de Máster en Estudios Literarios, en la Universidad Santo Tomás, sede Bogotá. La propuesta fue reconocida por los jurados como “Laureada” y se encuentra inscrita en la línea de investigación: “Teoría y crítica literaria: Grupo de investigación Antón de Montesinos”.
Notas al pie
1 Esta postura coincide con lo expuesto en El arte de la novela, donde se argumenta cómo el interés por repensar la pregunta sobre el ser sugiere la participación, en primer momento, de Husserl; posteriormente es Heidegger quien se encarga de poner en perspectiva la relación ser y tiempo en aras de recuperar para la filosofía, y a su vez para la literatura, el tema del hombre y su existencia (Kundera, 2000).
2 Concepto desarrollado por el antropólogo francés Marc Auge, para describir “la aceleración de todos los factores constitutivos de la modernidad del siglo XVIII al XX” (1995, p.88), también llamada hipermodernidad.
3 Entiéndase como subgénero de literatura actual de ciencia ficción, conocido también como literatura apocalíptica. Esta expresa, como apuesta estética, una sociedad indeseable en sí misma, que se autodestruye en un mundo profundamente dislocado frente a complejas problemáticas socioculturales y de toda índole.
4 Desde esta perspectiva, el sujeto está determinado a partir de una nueva concepción de la identidad ya no como algo autocontenido, sino entendido desde una hibridación cultural que sustenta todos los procesos identitarios actuales. Procesos que conforman nuevas relaciones entre los seres humanos, donde el espacio se interpreta desde la práctica de los lugares y los no lugares, estos últimos entendidos como aquellos instantes donde el hombre hace uso de un lugar sin desarrollar una pertenencia, al mostrar un mundo en caos y en crisis con relaciones espaciales impredecibles. Es, entonces, cuando los intersticios entre el individuo y la relación con su entorno construyen una serie de redes que orientan las acciones hacia una sobremodernidad en el desarrollo discursivo de la propuesta augeana, donde en esencia lo social se construye como un territorio de relaciones espaciales en cada producción cultural, y el escritor de CF actúa como un etnógrafo que retrata la soledad de la condición humana.
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