Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor

Re-evaluating listening: trees as subjects of pain

Recalibrar a escuta: das árvores como sujeitos de dor

Autores/as

Palabras clave:

Naturaleza, sufrimiento, sonido, comisión de verdad, Colombia (es).

Palabras clave:

Nature, suffering, sound, Truth Commission, Colombian art (en).

Palabras clave:

Natureza, som, comissão da verdade, Colômbia (pt).

Referencias

Castillejo-Cuéllar, A. (2009). The Invisible Corner: Essays on Violence and Memory in Post-Apartheid South Africa. Akademikerverlag.

Castillejo-Cuéllar, A. (2014). La Localización del daño: etnografía, espacio y confesión en el escenario transicional colombiano. Horizontes Antropológicos (Porto Alegre, Brasil), 20(43), 213-236.

Castillejo-Cuéllar, A. (2016). “La domesticación del testimonio: audibilidad, performance y la descolonización de la palabra”. En Víctimas, Memoria y Justicia: Aproximaciones latinoamericanas al Proceso Transicional Colombiano. (pp. 111-125). Universidad Nacional de Colombia.

Castillejo-Cuéllar, A. (2020a). Herida, nación y narración: cómo acoger los testimonios en la Comisión de la Verdad. Documento de Discusión Público. Archivo de esclarecimiento Comisión de la Verdad

Castillejo Cuéllar, A. (2020b). De las Grafías a las Fonías: la voz, lo (in)audible y los espacios de la desaparición. Fractal Revista Cuatrimestral (Ciudad de México) (90). https://www.mxfractal.org/articulos/RevistaFractal90Castillejo.php

Castillejo Cuéllar, A. (2020c). Remendar lo social: espíritus testimoniantes, árboles dolidos y otras epistemologías del dolor en Colombia. Ciencia Nueva: Revista de Historia y Política 4(2), 102-123. https://revistas.utp.edu.co/index.php/historia/article/view/24450

Castillejo-Cuéllar, A. (2020d). De ruinas y otras devastaciones en Colombia: de la memoria

en tiempos de virus. En Pensar la Pandemia. Observatorio Social del Corina Virus. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. CLACSO https://www.clacso.org/deruinasyotrasdevastaciones-en-colombia-de-la-memoria-en-tiempos-del-virus

Castillejo-Cuéllar, A. (2021). El Dispositivo Transicional: de las Administraciones de la Incertidumbre a las Socialidades Emergentes. Papeles del CEIC (Universidad del País Vasco, España) https://ojs.ehu.eus/index.php/papelesCEIC/article/view/21624

Couto, M. (1996). A varanda do Frangipani. Caminho

Elliott, R. (2018). The Sound of nonsense. Bloomsbury

Feldman, A. (s.f.). Traumatizing the Truth Commission: Amnesty, Performativity, Intentionalist Teleology and the Event. E-misférica (7)2.

https://hemisphericinstitute.org/es/emisferica-72/7-2-essays/

Holbraad, M. & Pedersen, M. A. (2017). The Ontological Turn. An Anthropological Exposition. Cambridge University Press. https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/5527970/mod_resource/content/1/%5BNew%20Departures%20in%20 Anthropology%5D%20Martin%20Holbraad%2C%20 Morten%20Axel%20Pedersen%20-%20The%20Ontological%20Turn_%20An%20Ant-hropological%20Exposition%20%282017%2C%20 Cambridge%20University%20P.pdf

Kayser, H. (1970). Akróasis: A Theory of Harmonics. (Translation by Robert Lilienfield). Plowshare Press

Lipari, L. (2014). Listening, Thinking, Being: Towards an Ethics of Attunement. University Park, Pennsylvania State University

Mackenzie, C.; Rogers, W. & Dodds, S. (editors).

(2014). Vulnerability: New Essays in Ethics and feminist Philosophy. Oxford University Press

McBride, D. (2001). Impossible Witnesses. Truth, Abolitionism, and Slave testimony. University of New York Press.

Merleau-Ponty, M. (1968). The Visible and the Invisible. Northwestern University;

Povinelli, E. (2011). Economies of Abandonment: Social Being and Endurance in Late Liberalism. Durham & London: Duke University Press.

Rose, D.; van Dooren, T. & Chrulew, M. (2017). Extinction Studies. Stories of Time, Death, and Generations. Columbia University Press.

Wurzer, W. (2002). Panorama: Philosophies of the Invisible. Continuum.

Cómo citar

APA

Castillejo Cuéllar, A. (2024). Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor. Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, 19(36), 228–239. https://doi.org/10.14483/21450706.20922

ACM

[1]
Castillejo Cuéllar, A. 2024. Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor. Calle 14 revista de investigación en el campo del arte. 19, 36 (may 2024), 228–239. DOI:https://doi.org/10.14483/21450706.20922.

ACS

(1)
Castillejo Cuéllar, A. Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor. calle 14 rev. investig. campo arte 2024, 19, 228-239.

ABNT

CASTILLEJO CUÉLLAR, Alejandro. Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor. Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, [S. l.], v. 19, n. 36, p. 228–239, 2024. DOI: 10.14483/21450706.20922. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/c14/article/view/20922. Acesso em: 26 dic. 2024.

Chicago

Castillejo Cuéllar, Alejandro. 2024. «Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor». Calle 14 revista de investigación en el campo del arte 19 (36):228-39. https://doi.org/10.14483/21450706.20922.

Harvard

Castillejo Cuéllar, A. (2024) «Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor», Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, 19(36), pp. 228–239. doi: 10.14483/21450706.20922.

IEEE

[1]
A. Castillejo Cuéllar, «Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor», calle 14 rev. investig. campo arte, vol. 19, n.º 36, pp. 228–239, may 2024.

MLA

Castillejo Cuéllar, Alejandro. «Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor». Calle 14 revista de investigación en el campo del arte, vol. 19, n.º 36, mayo de 2024, pp. 228-39, doi:10.14483/21450706.20922.

Turabian

Castillejo Cuéllar, Alejandro. «Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor». Calle 14 revista de investigación en el campo del arte 19, no. 36 (mayo 20, 2024): 228–239. Accedido diciembre 26, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/c14/article/view/20922.

Vancouver

1.
Castillejo Cuéllar A. Recalibrar la escucha: los árboles como sujetos del dolor. calle 14 rev. investig. campo arte [Internet]. 20 de mayo de 2024 [citado 26 de diciembre de 2024];19(36):228-39. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/c14/article/view/20922

Descargar cita

Visitas

296

Dimensions


PlumX


Descargas

Los datos de descargas todavía no están disponibles.

Recibido: 30 de mayo de 2023; Aceptado: 10 de septiembre de 2023

Resumen

El objetivo de este texto es abrir un espacio de conversación y escucha profundas entre las ciencias sociales y las artes sonoras sobre dos cuestiones relacionadas con un conjunto de mensajes que los pueblos indígenas y afrocolombianos han expresado a lo largo del tiempo: sobre “las violencias” y los “daños históricos”, sobre el “dolor de la selva” y sobre su visión de la “reparación” y la “paz”. El texto es producto de mi trabajo como Comisionado de la Comisión de la Verdad y fundamenta una pieza sonora y la plataforma general del volumen testimonial del Informe Final de la Comisión de la Verdad. Busca simultáneamente introducir la idea del territorio como sujeto de dolor, como “ser” o como conjunto de “seres” sintientes. No como “sujeto de derecho” (que es el lenguaje del Estado), sino como sujeto capaz de testimoniar. Acudo a una reflexión sobre el tránsito del mundo de la grafía al mundo de la fonía. La experiencia de la “violencia” adquiere ahí un significado distinto. Esta es la pregunta central que se busca explorar: ¿cómo testimonia su dolor?, ¿cómo nos refiere su sufrimiento? ¿Cómo podemos ver ese daño enel paisaje? ¿Cómo testimonia la Amazonía y sus devastaciones, que no son sólo del conflicto armado, sino más profundas en el tiempo?

Palabras clave

Naturaleza, sufrimiento, sonido, comisión de verdad, Colombia.

Abstract

The aim of this text is to open up a space for a deeper conversation between the social sciences and the sound arts on two issues related to a set of messages that indigenous and Afro-Colombian people have expressed over time: on "violence" and the "historical damage", about the "pain of the rain forest" and about their vision of "reparations" and "peace". The text is the product of my work as Commissioner of Colombia’s Truth Commission and is the basis of a sound piece and the general platform of the testimonial volume of the Final Report of the Truth Commission. It simultaneously seeks to introduce the idea of the territory as a subject of pain, as a "being" or as a set of sentient "beings". Not as a "subject of law" (which is the language of the State) but as a subject capable of testifying or bearing witness. I reflect on the transition from the world of grafism to the world of phonism. The experience of "violence" acquires a different meaning there. This is the central question that I seek to explore: how does “nature” bear witness?, how is suffering refer to us? How can we see that pain?

Keywords

nature, suffering, sound, truth commission, Colombia.

Résumé

L’objectif de ce texte est d’ouvrir un espace de conversation et d’écoute profondes entre les sciences sociales et les arts sonores sur des questions liées à un ensemble de messages que les peuples autochtones et afro- colombiens ont exprimé au cours du temps: sur “les violences” et les “dommages historiques” sur la “douleur de la forêt” et sur leur vision de la “réparation” et la “paix”. Le texte est le résultat de mon travail en tant que membre de la Commission pour la Vérité et pose comme fondement un élément sonore et la plateforme générale du volume testimonial du Rapport Final de la Commission pour le Vérité. Il cherche à introduire simultanément l’idée du territoire comme sujet de douleur, comme “être” ou ensemble d’ “êtres” sensibles. Pas comme “sujet de droit” (qui est le langage de l’Etat) mais comme sujet capable de témoigner. Je fais appel à une réflexion sur le passage du monde de la graphie au monde de la phonie. L’expérience de la “violence” acquiert ici un sens différent. Il s’agit de la question centrale que l’on cherche à explorer: comment témoigne leurdouleur? Comment nous transmettent-ils leur souffrance? Comment peut-on voir ces dommages dans le paysage? Comment témoignent l’Amazonie et ses dévastations, qui ne sont pas seulement liées au conflit armé, mais aussi plus profondes dans le temps?Mots clés

Mots clés

Nature, souffrance, son, commission pour la vérité, Colombie.

Resumo

O objetivo deste texto é abrir um espaço de conversa e escuta profunda entre as ciências sociais e as artes sonoras sobre duas questões relacionadas com um conjunto de mensagens que os povos indígenas e afro- colombianos têm expressado ao longo do tempo: sobre"as violências" e "os danos históricos", sobre a "dor da floresta" e sobre a sua visão de "reparação" e de "paz". O texto é fruto do meu trabalho como Comissionado da Comissão da Verdade e vem de uma peça sonora e da plataforma geral de depoimentos do Relatório Final da Comissão da Verdade. O objetivo é simultaneamente introduzir a ideia do território como sujeito de dor, como um "ser" ou como um conjunto de "seres" que sentem. Não como um "sujeito de direito" (que é a linguagem do Estado), mas sim como um sujeito capaz de testemunhar. Chego a uma reflexão sobre a transição do mundo da escrita para o mundo do som. A experiência da "violência" assume um significado diferente. Esta é a pergunta central a ser explorada: como ela testemunha a sua dor, como ela nos conta o seu sofrimento? Como podemos ver esse dano na paisagem? Como testemunha a Amazônia suas devastações, que não se devem apenas ao conflito armado, mas também são mais profundas no tempo?

Palavras-chave

Natureza, sofrimento, som, comissão da verdade, Colômbia.

Introducción

“Murmullos I, o la Herida de la Naturaleza”, la pieza sonora que este texto fundamenta, nace de una reflexión inevitable en el seno de mi trabajo como comisionado y editor en jefe del Tomo Testimonial, Cuando los Pájaros no Cantaban: Historias del Conflicto Armado en Colombia (2022) 1 , del Informe

Final de la Comisión de la Verdad. Es el producto de una pregunta que aunque nace del trabajo académico anterior, se sitúa más bien en el campo intermedio entre la documentación de violaciones graves a los Derechos Humanos e infracciones al Derecho Internacional Humanitario propia de una Comisión y la creación de otros lenguajes para hablar de la violencia: es decir, se sitúa en la indagación de lo que llamo otras epistemologías del daño y, en este sentido, en el espacio político que define la zona porosa entre lo audible y lo inaudible. En otras palabras, me interesan las condiciones de audibilidad del sufrimiento no humano.

“Murmullos I, o la Herida de la Naturaleza” es una pieza de 16 minutos construida sobre los conceptos y métodos que a continuación voy a desarrollar 2 . Parte de un principio, ajeno quizás al mundo de las ciencias sociales de donde provengo: cuando se habla de lo testimonial hay una tendencia a acentuar más la relevancia del lugar semántico, del significado, de las relaciones entre la incomprensión y la comprensión asociada a lo dicho y lo no dicho. De las entrevistas que grabamos para nuestros libros nos quedan lo que dicen las personas a través de la transcripción, en el fondo una materialización del poder narratorial de académico. Lo que las rodea sensorialmente desaparece. Por eso afirmo que una transcripción es una abstracción de la palabra, carece de su contexto de enunciación, le hacemos incluso profilaxis.

La obra es pues una exploración de esa zona limítrofe entre el sentido y el sinsentido, como significado y como sonido. Los murmullos son las “voces” (en el sentido biológico de la palabra) que apenas son perceptibles como humanas. Fue producto de extensos viajes y conversaciones con mayores y sabedoras de una gran cantidad de pueblos en Colombia; elaborada para ocho canales recoge sonidos de sociedades amazónicas reunidas en el Araracuara-Amazonas, de sus vidas cotidianas, de las conversaciones sobre la coca y la ley de origen en la penumbra de la noche. Mayores de los pueblos Andoques, Muina-Murui (antiguamente llamados Huitotos), y Nonuyas, entre otros. Incluso de pueblos cuyas lenguas están en extinción, como el makaguaje en el Caquetá. Este archipiélago de capas sonoras se parece a lo que Richard Elliot decía de la literatura del sinsentido: “the nonsense moment is a borderline experience, sited between other realms of sense-making; the very nature of “understanding”

or not is part of the nonsense process” (Elliot, 2018) 3 . Los relatos y espacios sonoros de los ríos y palafitos del Pacífico y el mundo afrodescendiente, de las montañas y los desiertos del Caribe, entre organizaciones campesinas y étnicas en la cordillera y la Sierra Nevada, fueron también el escenario de una metodología peripatética que llamo “itinerarios de sentido”. Murmullos es una obra íntima que se desarrolla más a profundidad en otras versiones en la medida que explora las dimensiones atenazadas de la devastación, adquiriendo la forma de un organismo vivo en permanente cambio 4 . La obra ha sido, además, parte de las Lecturas Rituales, una metodología itinerante que el Tomo Testimonial inventó para socializarlo y que incluyó la creación de espacios pensados en penumbras y el uso del relato como parte del tejido afectivo que buscaba instaurar la palabra en los lugares donde habitó la muerte 5 .

La Aporía

Hago esta pregunta, juntando varios textos, desde la pura y simple ignorancia, mirando quizás si hay un eco, una reverberación, en días de pandemia y devastación inducida (Castillejo-Cuéllar, 2020a). Siento una profunda insatisfacción cuando se habla de las “afectaciones” del “conflicto armado” al “medio ambiente”. Para comenzar, a veces las palabras “medio ambiente”, “naturaleza”, o incluso “ecosistema” evocan un espacio, un contenedor complejo de acciones de seres humanos; una reducción ontológica de la complejidad. En el mejor de los casos, es un contenedor de los dolores de las personas. En segundo lugar, con el uso de la palabra “conflicto armado” inmediatamente se cae en la convencional cartografía conceptual que subdivide la guerra en función de los “actores armados” en contienda ideológica. En algunas visiones más “sistémicas” de la violencia, como aquella que la entiende como una apropiación multiforme e histórica de “lo natural”, pueden ser el motivo mismo del conflicto: hablar de naturaleza es hablar de “recursos” o “propiedad”. Hablar de una post-violencia en Colombia sin anudar este asunto a fondo es casi una falacia. Este fue uno de los varios “olvidos estructurales”, para usar el término de Allen Feldman, de la Comisión en Colombia 6 . En todo caso, la “naturaleza” es “afectada” en medio de

En todo caso, la "naturaleza" es "afectada" en medio de la confrontación armada; es otra baja más, por decirlo así, otra víctima. La palabra “medio ambiente” o “naturaleza” evoca pues una cierta distancia panorámica desde un sujeto que observa. Se presume una exterioridad, a pesar de las constantes referencias a la interconectividad entre mundos de vida humanos y no humanos.

Quizás lo más problemático de estas formas de hablar es que las “afectaciones” son frecuentemente articuladas en lenguajes económicos, en intrincadas tabulaciones de las pérdidas y de lo que se ha dejado de “producir”. Eventualmente, todo se monetiza o sufre una transmutación. La “naturaleza” es legible a través de estos términos, se le “domestica”, por decirlo así 7 .

Quisiera hacer esta, la única generalización que estoy dispuesto a mantener, en beneficio de mi pregunta: toda sociedad requiere de teodiceas seculares o religiosas, es decir, teorías o lenguajes del dolor que expliquen la naturaleza del sufrimiento humano. Hay instituciones sociales que se encargan de eso, como las religiones. Basado en esta idea, podría afirmar que, en momentos de transiciones políticas, el Estado se apropia del dolor social a través de los lenguajes del derecho y de lo traumático, nuestras teodiceas seculares y teologías políticas. Eso es lo que hace una Comisión de la Verdad: instaura modos de enunciar y administra la incertidumbre (Castillejo-Cuéllar, 2021). Las palabras “daño” o “reparación”, por ejemplo, hacen parte de estos universos discursivos, parte del evangelio global del perdón y la reconciliación. En estos contextos, “la naturaleza” es legible a través de un cierto lenguaje económico. Esta lectura, si bien útil en algunos contextos y con unos fines, restringe la idea de “violencia” a un conjunto de tiempos, espacios, sujetos y acciones. Al preguntarle a la selva o al bosque qué es la violencia, por retórica que parezca esta pregunta, su testimonio sería largo y no estaría sólo circunscrito a eso que llamamos “conflicto armado”. En otras palabras, nuestras teodiceas seculares (y sobraría decir que la Comisión es la promesa de una a medio camino entre el confesionario y el diván) no dan razón de ese dolor no-humano, no lo reconocen 8.

El sesgo es ontológico: la justicia transicional es esencialmente un conjunto de mecanismos que descansan sobre una visión antropocéntrica del dolor que gira en torno a lo humano como locus del sufrimiento.

Necesitaríamos recalibrar la escucha y crear otras condiciones de audibilidad para preguntarnos por el dolor de un río, si aceptáramos tal posibilidad (Castillejo-Cuéllar, 2016): ¿Cómo podríamos entonces realizar una indagación más profunda sobre las relaciones entre la “violencia”, el “medio ambiente” y el “dolor”, que estén más allá de la representación de la transformación del paisaje? ¿Qué términos o que lenguajes tendríamos que usar para hablar de esa relación? ¿Quién puede testimoniarla y cómo? No estaríamos ante otra ontología del dolor (Holbraad & Pedersen, 2017).

Quisiera volver a un par de artículos para tratar de rehacer la pregunta. El primero lleva por título “Remendar lo social: espíritus testimoniantes, árboles dolidos y otras epistemologías del dolor en Colombia” (Castillejo Cuéllar, 2020c). el segundo, “De las grafías a las fonías: la voz, lo (in)audible y los lugares de la desaparición” (Castillejo-Cuéllar, 2020b); ambos son ensayos muy distintos, pero íntimamente ligados; el primero recapitula una experiencia de “retorno”, hace algunos años, de una comunidad campesina desplazada forzadamente por paramilitares. Nada más complejo que “volver” al lugar donde se fue violentado.

El retorno, un acto administrativo y existencial al mismo tiempo, fue posible a través de la incorporación de un proceso ritual de diálogo con los antepasados que un mayor indígena de la Sierra Nevada de Santa Marta en el Caribe realizó a través de un árbol9. El árbol, como en la obra del escritor mozambiqueño Mia Cuoto, estaba cicatrizado con heridas de machete que habían quedado de la época de la violencia: en cierta forma, a través del “pagamento” y la escucha de la voz de “los anteriores” que facilitaba el árbol como centro cósmico, se restituía (o “reparaba”, según el lenguaje institucional) el equilibrio que la violencia había fracturado (Couto, 1996).

De las Grafías a las Fonías, por otro lado, vertebra y propone igualmente una reflexión, incluso un método, en torno a las dimensiones sonoras del acto de testimoniar de los “antepasados” en clave de un área de investigación que llamaría “etnofónica”, en lugar de “etnográfica”. De aquí surgen una serie de preguntas que alimentan, indirectamente, “Murmullos I, o La Herida de la Naturaleza”: ¿Qué pasaría con el “conocimiento etnográfico” si lo situamos no en el ámbito de la inscripción-textual sino en el ámbito de lo sonoro, de la auralidad? ¿Qué pasaría con el concepto de “conocimiento” en ese caso?

¿Cuáles serían sus lenguajes, sus gramáticas, sus modos de argumentación, su concepto de “dato”, si es que esas palabras aún tienen algún significado? ¿Tendría sentido la palabra “escribir”? o ¿cómo sería su difuminación en el mundo vibracional? ¿En qué tipo de derivas materiales se convertiría la idea de “libro” o de “documento”? ¿No estaríamos hablando entonces de una dimensión radical de la escucha, un tejido afectivo bio-eco-social, una akróasis, una escucha integrativa con el cuerpo entero, con múltiples modulaciones? 10 ¿Qué pasa con la frontera entre la “documentación” de la violencia (de graves violaciones a los derechos humanos) y el acto creativo de producir otros lenguajes entretejidos con esas mismas violencias como una forma de transmisión? No hablo de un acto de “traducción”: no son otros lenguajes de los derechos humanos, sino cómo articular la “experiencia” de la violencia en otros sistemas de referencias.

Entre la ignominiosa Pozolería en Tijuana, La Maison des Esclaves en Dakar (La Casa de los Esclavos), el cementerio Prestwich de esclavos traídos de Ceilán a Sudáfrica y las historias de fosas comunes en el Caribe Colombiano, el texto recoge algunos momentos de más de una década de trabajo de campo en escenarios de escucha donde quien hablaba, a través de encarnaciones, médiums, montadas, caracoles o fantasmas, son desaparecidos históricos 11 . Un documento experimental que teje una trenza con imágenes propias, archivos de sonidos grabados a lo lago de los años y textos narrativos. En este contexto, la imagen irregular, la “pixelación”, la interferencia sonora y el zumbido electrónico son parte de la historia de un testimonio acaso imposible (McBride, 2001).

Lo importante es lo que los conecta: la intención de pensar las epistemologías del dolor atravesadas por las violencias de larga temporalidad, además obviamente el silencio y el terror. También la posibilidad de entender qué significa rehabitar el mundo desde el abismo y en qué consiste la pendulación entre los ámbitos de lo sensible (lo que sentimos con los sentidos) y de lo inteligible (lo que significamos). En ambas situaciones relatadas, la restitución del equilibrio (entre el mundo de los vivos y de los muertos) implicó la restitución de una voz y la reinstauración de un diálogo con los antepasados, sujetos actuantes en el mundo inmediato. Es así como la reflexión sobre la dimensión de lo sensible se convirtió en un tránsito, en un ejercicio de exploración de las reverberaciones sonoras de la guerra y la memoria, y en ese sentido en un abandono. En su momento, comencé a explorar las biografías sonoras de los ríos, del Atrato en el pacífico colombiano en particular (o debería llamarles más bien “biofonías”, de biografía); como el árbol, me pregunté cómo podría hacer audible sus cicatrices, más que “visibles” (Merleau-Ponty, 1968; Wurzer, 2002).

A veces, durante mis propias expediciones sonoras, me preguntaba ¿cómo habría cambiado sónicamente el mundo con las violencias? o ¿cómo había cambiado “la naturaleza”, con sus devastaciones tanto microscópicas como macroscópicas? Una pregunta que la bio-acústica se hace nostálgica y permanentemente: ¿Qué quiere decir habitar esa herida, ese gran silencio, poniendo en cuestión el principio básico de la “reparación” en tanto “retorno” al momento anterior de la violación a los derechos humanos, a la sustracción de derechos? Cuando nos preguntamos por los parajes existenciales de los humanos, estas preguntas adquieren complejidad metodológica, por decir lo menos. Repito, ¿pueden los árboles ser sujetos de dolor? El testimonio, en este texto, hace referencia a “una articulación de la experiencia” indistintamente si dicha “articulación” (que evoca la palabra “articulado” como un gesto de comprensión a la vez que un gesto de conexión) se realiza sonora, corporal, textual, oral, visual o incluso a través del performance (Castillejo-Cuéllar, 2009). Esto nos lleva a la posibilidad de una escucha akroática que conecta la escucha con la enunciación de manera interdependiente.

Una “interescucha”, como diría Liseth Lipari: polifónica, policrónica, polimodal (Lipari, 2014). Estas inquietudes conducen a las prácticas de creación, a los embriones creativos y la colaboración, e incluso a las llamadas artes. Por eso nace “Murmullos I, o La Herida de la Naturaleza”. Más que una pieza de arte sonoro, que sí lo es, es una indagación del sujeto testimonial que llamamos árbol o bosque.

Se me ocurrió entonces un gesto metodológico, volviendo a los “efectos” del conflicto sobre el “medio ambiente”, una especie de concurrencia que estructuró los Diálogos con la Naturaleza, la sección del Tomo Testimonial que se dedica a esta cuestión: preguntar por la muerte violenta de un taita, un curaca, o un mamo, una de esas sabedoras y sabedores centrales que intermedian con lo sagrado.

Digámoslo así: es el lazo sacramental lo que me inquieta. En sociedades amazónicas, algunos de ellos constituyen el vínculo con las entidades paralelas que habitan la selva hecha de zonificaciones “mágicas” cuyos flujos, relaciones y movimientos están tramados (como en un tejido) con estas presencias. La moral, los prejuicios, el destino, el futuro, la enfermedad, la salud son leídos desde esas interconexiones. Cómo caminamos, por dónde caminamos y cuándo caminamos por la selva está relacionado con esas presencias. El asesinato de un curaca, de un taita, o de un mamo (entre muchos otros), significa la fractura de ese vínculo con el mundo que está más allá del territorio (en sentido genérico), ese diálogo entre el mundo de los vivos y los muertos. De hecho, como ya dije, las palabras “ecología” o “ecosistema”, “medio ambiente” o “naturaleza” son una simplificación técnica de esa complejidad, en donde el silbido que produce el viento al surcar algunos árboles, los sonidos de los pájaros y los antepasados son entidades vivientes que interactúan, que tienen agencia en el mundo de lo inmediato. Son también sujetos de dolor, más que sujetos de derecho. En este mundo, los árboles también duelen, también se hieren, también sangran y también testifican.

Aquí quisiera tomar un atajo explicativo: yo entiendo la violencia como sucesión estratigráfica de capas históricamente situadas de devastación, donde el conflicto es un capítulo multiforme, pero parte de una continuidad espaciotemporal, si es contado por el río o por el árbol. Por ejemplo, hay una íntima relación entre las caucherías de la familia Arana, el Congo Belga a finales de siglo XIX y las grandes extensiones de la agroindustria en África y América Latina contemporáneas. En últimas, no hay documento de la civilización que no sea un documento de la barbarie, escribió Walter Benjamín en su Tesis para una Filosofía de la Historia. Como toda devastación de formas de vida, humanas y no humanas, estas dejan marcas, rastros, escombros, huellas y ruinas que constituyen nudos de largas temporalidades.

De la devastación de la guerra (que se da en diversas escalas, desde la “vida íntima” hasta el “ecosistema”) quedan ruinas de lo social, vidas y lazos ruinados (¿o se dirá arruinados?) enforma de un “proceso de pérdida sistémica” de relaciones (Rose et al., 2017). La devastación no solamente hace referencia a una imagen de tierra arrasada, inhóspita, sino también implica, como lo acabo de sugerir, atender a las formas que toma, a la metamorfosis que se suscita sobre las fragmentaciones, silenciamientos y ausencias naturalizadas que se presentan como parte de la religión del progreso. Aquí me acerco a críticas de la modernidad, donde la razón técnica no es un antídoto contra “la violencia” sino que la constituye. Auschwitz es la ilustración más obvia.

Derivas

En esa vía, las críticas a la modernidad también implican la posibilidad de mundos de vida: no reconstruir la vida anterior (al trauma o la sustracción del derecho), sino construirla desde la herida, sin la intención de retornar a ese momento originario cuando la violencia que es legible para una comisión de verdad bifurca la vida de las personas; para demostrar que los “efectos de la guerra al medio ambiente” van más allá de un lenguaje que lo cuantifica, o lo inserta como mercancía, como materia prima para la acumulación. La sección Diálogos con la Naturaleza explora varias cosas aparentemente desconectadas para llegar a la noción de la selva como “sujeto de dolor”: por ejemplo, explorar la ruptura de esos lazos sistémicos humanos-no humanos indagando lo que sucede cuando la vida de un curador o una curadora, encargados de administrar la integralidad de lo sagrado y el diálogo con otros seres (antepasados, invisibles, anteriores, espíritus, entidades, etc.) son asesinados. Más allá de una estadística de muertes “en personas protegidas”, como nos dice el derecho, lo que nos plantea son muchas inquietudes y caminos de aventura: ¿qué universos se pierden o se exterminan indefectiblemente? ¿Qué lazos cósmicos se fisuran? ¿Qué “conversaciones” subrepticias quedan en el vacío? Todas estas preguntas son las que la pieza “Murmullos I, o La Herida de la Naturaleza” (pero sobre todo el proceso de investigación) explora en forma de capas de experiencia sónica 12 .

Ante las obvias limitaciones epistemológicas y ontológicas, decidimos llevar la metáfora de la escucha a su extremo radical, como he dicho: una comisión de verdad es un dispositivo de escucha, una sonosfera que hace audible ciertas formas de violencia. Esto me llevó al segundo punto: el otro camino de indagación nos llevó a las historias de las transformaciones del paisaje, ¿o quizás de los parajes?, que la guerra había producido: no todos de devastación como las trincheras, los bombazos. En algunas partes del país, la selva “prístina” era parte de los lugares de la confrontación. Estos son los dos temas generales que emergen en la investigación de la Comisión, y que en el Tomo se profundizan

.En conclusión, la pieza sonora “Murmullos I, o la Herida de la Naturaleza”, y este texto curatorial que la acompaña, nace con la sección Diálogos con la Naturaleza, e interpela la pregunta por la localización del dolor y de la herida (Castillejo-Cuéllar, 2014). Ante la imposibilidad de plantear la pregunta por la subjetividad del árbol, por los encuadres discursivos de la verdad revelada de una comisión, lo que nos quedó fue radicalizar el concepto de escucha al ámbito de lo sonoro, desprendiéndonos de una noción cuasi-jurídica del esclarecimiento. Ahí me pregunto ¿Cómo las artes o las prácticas artísticas a manos de colectividades e individuos pueden ayudarnos a amplificar esta preocupación, no sólo en Colombia sino globalmente? Quizás a través de un trabajo mancomunado podríamos poner el mundo a resonar profundamente y a concebir la paz en pequeña escala como un fenómeno co-vibracional.

Referencias

Castillejo-Cuéllar, A. (2009). The Invisible Corner: Essays on Violence and Memory in Post-Apartheid South Africa. Akademikerverlag.

Castillejo-Cuéllar, A. (2014). La Localización del daño: etnografía, espacio y confesión en el escenario transicional colombiano. Horizontes Antropológicos (Porto Alegre, Brasil), 20(43), 213-236.

Castillejo-Cuéllar, A. (2016). “La domesticación del testimonio: audibilidad, performance y la descolonización de la palabra.. En Víctimas, Memoria y Justicia: Aproximaciones latinoamericanas al Proceso Transicional Colombiano. (pp. 111-125). Universidad Nacional de Colombia.

Castillejo-Cuéllar, A. (2020a). Herida, nación y narración: cómo acoger los testimonios en la Comisión de la Verdad. Documento de Discusión Público. Archivo de esclarecimiento Comisión de la Verdad

Castillejo Cuéllar, A. (2020b). De las Grafías a las Fonías: la voz, lo (in)audible y los espacios de la desaparición. Fractal Revista Cuatrimestral (Ciudad de México) (90). https://www.mxfractal.org/articulos/RevistaFractal90Castillejo.php [Link]

Castillejo Cuéllar, A. (2020c). Remendar lo social: espíritus testimoniantes, árboles dolidos y otras epistemologías del dolor en Colombia. Ciencia Nueva: Revista de Historia y Política 4(2), 102-123. https://revistas.utp.edu.co/index.php/historia/article/view/24450

Castillejo-Cuéllar, A. (2020d). De ruinas y otras devastaciones en Colombia: de la memoria en tiempos de virus. En Pensar la Pandemia. Observatorio Social del Corina Virus. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. CLACSO https://www.clacso.org/de-ruinas-y-otras- devastaciones-en-colombia-de-la-memoria-en-tiempos-del-virus[Link]

Castillejo-Cuéllar, A. (2021). El Dispositivo Transicional: de las Administraciones de la Incertidumbre a las Socialidades Emergentes. Papeles del CEIC (Universidad del País Vasco, España) https://ojs.ehu.eus/index.php/papelesCEIC/article/view/21624 [Link]

Couto, M. (1996). A varanda do Frangipani. Caminho Elliott, R. (2018). The Sound of nonsense. Bloomsbury

Feldman, A. (s.f.). Traumatizing the Truth Commission: Amnesty, Performativity, IntentionalistTeleology and the Event. E-misférica (7)2.

Holbraad, M. & Pedersen, M. A. (2017). The Ontological Turn. An Anthropological Exposition.Cambridge University Press. https://edisciplinas.usp.br/pluginfile.php/5527970/mod_resource/content/1/%5BNew%20Depart ures%20in%20Anthropology%5D%20Martin%20Holbraad%2C%20Morten%20Axel%20Peders en%20-%20The%20Ontological%20Turn_%20An%20Anthropological%20Exposition%20%282017%2 C%20Cambridge%20University%20P.pdf

Kayser, H. (1970). Akróasis: A Theory of Harmonics. (Translation by Robert Lilienfield). Plowshare Press

Lipari, L. (2014). Listening, Thinking, Being: Towards an Ethics of Attunement. University Park, Pennsylvania State University

Mackenzie, C.; Rogers, W. & Dodds, S. (editors). (2014). Vulnerability: New Essays in Ethics and feminist Philosophy. Oxford University Press

McBride, D. (2001). Impossible Witnesses. Truth, Abolitionism, and Slave testimony. University of New York Press.

Merleau-Ponty, M. (1968). The Visible and the Invisible. Northwestern University;

Povinelli, E. (2011). Economies of Abandonment: Social Being and Endurance in Late Liberalism.

Rose, D.; van Dooren, T. & Chrulew, M. (2017). Extinction Studies. Stories of Time, Death, and Generations. Columbia University Press.

Wurzer, W. (2002). Panorama: Philosophies of the Invisible. Continuum.

El Tomo 6 o Testimonial está dividido en tres partes https://www.comisiondelaverdad.co/cuando-los-pajaros-no-cantaban. La primera, “El Libro de las Anticipaciones”, se dedica a explorar narrativamente la manera como la gente siente la anticipación de la violencia. El segundo es “El Libro de las Devastaciones y la Vida”, y se concentra en relatar las fracturas del espacio social, del tiempo y de los cuerpos en la vida cotidiana. Finalmente, el tercero, el “Libro del Porvenir”, es una reflexión sobre lo que llamo la imaginación social del porvenir y los recursos sociales y culturales que comunidades concretas tienen a la mano para construir un sentido de futuro. El volumen constituye una apuesta en torno a la “memoria histórica”, inusualmente situada en una Comisión de Verdad, que se aleja de las estéticas de lo grotesco que han caracterizado los estudios de la memoria en Colombia, centrados en la violencia literal y maltrato corporal.
Esta obra es una coproducción con el artista sonoro Andrés Torres y en la grabadora de campo Félix Corredor. Estrada en Documenta Fifteen, Kassel, junio del 2022.
“El momento sin sentido es una experiencia límite, situada entre otros ámbitos de la creación de sentido; La naturaleza misma de "entender" o no es parte del proceso sin sentido” (Elliot, 2018)3.
Es una pieza para ocho canales con una versión mezclada para dos parlantes, más versátil y transportable. Es una especie de pie de página autorreflexivo que acompaña, de manera independiente y por fuera de la institución comisional, la plataforma Sonido y Memoria del Tomo Testimonial del Informe Final: una comisión para el esclarecimiento de la verdad en sonidos https://www.comisiondelaverdad.co/volumen-testimonial
Sobre las lecturas rituales: https://www.youtube.com/watch?v=9qwTdAjI3EI
El Tomo Testimonial del Informe Final recoge, de manera casi subrepticia y decolonial, historias contadas en una clave tradicional del asunto, a la vez que al hacer la pregunta por la voz y los espíritus testimoniantes, se aleja de las lógicas de nombrarla confrontación armada; es otra baja más, por decirlo así, otra víctima. La palabra “medio ambiente” o “naturaleza” evoca pues una cierta distancia panorámica desde un sujeto que observa. Se presume una exterioridad, a pesar de las constantes referencias a la interconectividad entre mundos de vida humanos y no humanos esa “herida”: en general, el daño contra el medioambiente se hace inteligible narrativamente a través de las figuras de la transformación del paisaje o del “territorio”, como dicen los sobrevivientes y víctimas, y la violencia contra los cuidadores de la vida en general. Esto es lo que las epistemologías de las Comisiones de Verdad hacen visible. Este texto-sonido indaga por el espacio vacío entre el paisaje y el sujeto del “abandono” creando la zona limítrofe que es Murmullos (Feldman, s.f.; Povinelli. 2011; Mackenzie et al., 2014).
The verb “to domesticate,” has a double Latin etymology. Not only does it conjure up the idea of “bringing under control” (or “converting animals to domestic use”) by overpowering them, but also “to accustom to home life”, “to adapt to an environment”. The term evokes the possibility of rendering familiar, of bringing home into the private sphere that which is perceived as otherness. Power, control, and homeliness inhabit this term (domus, house (Latin), doma (Greek)). To domesticate is to render familiar. Collins English Dictionary - Complete & Unabridged 10th Edition 2009, William Collins Sons & Co. Ltd. 1979, 1986, HarperCollins (Highlights are mine). One of the underlying arguments in this text is that, broadly speaking, the testimony of the “victims of violence” and “nature” is brought — by way of different mechanisms —into the “familiar” world, but also into domesticity. In other words, “unspeakable” (experiences) —and this is the paradox I would like to stress — are rendered intelligible by the workings of (institutional) language as power. One way to bring them into, and confine them to, the realm of “domesticity” is to install an epistemological “silence” around certain forms of violence that play out in particular ways in specific historical experiences. It is a radical argument, left as a kernel in the middle of a book dedicated to human suffering, to imagine the possibility of trees, forests and spirits as testifying witnesses, as subjects of pain, not subjects of the law. Is nature’s testimony radically unspeakable? The spirits of the forest certainly constitute an affective fabric that dwells the everyday life of communities.El verbo "domesticar" tiene una doble etimología latina. No sólo evoca la idea de "poner bajo control" (o "convertir a los animales para uso doméstico") dominándolos, sino también "acostumbrarse a la vida hogareña", "adaptarse a un entorno". El término evoca la posibilidad de familiarizar, de llevar a la esfera privada lo que se percibe como alteridad. El poder, el control y el hogar habitan este término (domus, casa (latín), doma (griego)). Domesticar es hacer familiar. Collins English Dictionary - Complete & Unabridged 10th Edition 2009, William Collins Sons & Co. Ltd. 1979, 1986, HarperCollins (Los aspectos más destacados son míos). Uno de los argumentos que subyacen en este texto es que, a grandes rasgos, el testimonio de las "víctimas de la violencia" y de la "naturaleza" es llevado —a través de diferentes mecanismos— al mundo "familiar", pero también a la domesticidad. En otras palabras, las (experiencias) "indecibles" —y esta es la paradoja que me gustaría subrayar— se hacen inteligibles por el funcionamiento del lenguaje (institucional) como poder. Una forma de llevarlos al ámbito de la "domesticidad" y confinarlos en él es instalar un "silencio" epistemológico en torno a ciertas formas de violencia que se manifiestan de manera particular en experiencias históricas específicas. Es un argumento radical, dejado como un núcleo en medio de un libro dedicado al sufrimiento humano, imaginar la posibilidad de que los árboles, los bosques y los espíritus sean testigos declarantes, como sujetos de dolor, no sujetos de la ley. ¿Es radicalmente indecible el testimonio de la naturaleza?Ciertamente, los espíritus del bosque constituyen un tejido afectivo que habita en la vida cotidiana de las comunidades.
Se habla mucho del “territorio como víctima” asociado a la naturaleza-territorio como “sujeto de derecho”. Hablar de dolor como experiencia implica situarse en otras epistemologías, más allá del derecho, más allá de los derechos.
Los “anteriores” hace referencia a quienes pasaron por este mundo primero y murieron. No son muertos en estricto sentido, porque son “espíritus incorpóreos que se relacionan con el mundo de los vivos. “Pagamento” es un proceso ritual, un acto de agradecimiento y reconocimiento de la ley de origen, que diversas sociedades indígenas realizan antes de cualquier intervención.
Aquí me pregunto, pragmáticamente, por el tránsito de una aesthesis (ver o percibir) a una Akróasis (escuchar), al hablar no del “punto de vista” o la “visón del mundo”, sino de “punto de audición” o “audición del mundo” (Kayser, 1970).
Leer los caracoles y experimentar montadas de espíritus en el propio cuerpo del sacerdote hace referencia a los rituales y procedimientos propios de las religiones afrocubanas en Colombia. Esto atestigua las inmensas posibilidades culturales asociadas a los diálogos con los antepasados y los muertos, a las dimensiones morales de la salud, la enfermedad y la muerte.
“Itinerarios de sentido”, as a methodology developed around my fieldwork in South Africa, Colombia, and Mexico. It speaks of the ways in which people understand the junctures between personal experiences and larger political processes. The word ‘sense’ in fact evokes three layers of experience. On the one hand, “sense” is linked to the sensory organs - ‘the senses’ - and how they are used to perceive and capture the world around and with us. This idea is translated into a research phase we call sensory-sonic phase: we listen and hunt the sounds encrypted in the narratives and the testimonies of people. Secondly, ‘sense as meaning’ is also associated with the narrative possibility of signification and understanding: in other words, victims tell their stories in their own terms. This is is a narrative phase. The integration of the sensory world with the world of understanding is what constitutes the experience of ‘dwelling’. Finally, sense has a cartographic-bodily dimension that speaks to the spatial location and movement of the human being: corporality, movement and spatiality integrate themselves into a form of peripatetic form of memorialisation, knowledge-production-in-movement. To summarize, ‘itineraries of the senses’ is a methodology through which we explored experiences of the war and survival in specifically situated historical contexts. This was the process at the center of Dialogues with Nature.

##plugins.generic.pfl.publicationFactsTitle##

Metric
##plugins.generic.pfl.thisArticle##
##plugins.generic.pfl.otherArticles##
##plugins.generic.pfl.peerReviewers## 
2.4 promedio

##plugins.generic.pfl.reviewerProfiles##  N/D

##plugins.generic.pfl.authorStatements##

##plugins.generic.pfl.authorStatements##
##plugins.generic.pfl.thisArticle##
##plugins.generic.pfl.otherArticles##
##plugins.generic.pfl.dataAvailability## 
##plugins.generic.pfl.dataAvailability.unsupported##
##plugins.generic.pfl.averagePercentYes##
##plugins.generic.pfl.funders## 
##plugins.generic.pfl.funders.no##
32% con financiadores
##plugins.generic.pfl.competingInterests## 
Conflicto de intereses: No
##plugins.generic.pfl.averagePercentYes##
Metric
Para esta revista
##plugins.generic.pfl.otherJournals##
##plugins.generic.pfl.articlesAccepted## 
Artículos aceptados: 0%
33% aceptado
##plugins.generic.pfl.daysToPublication## 
##plugins.generic.pfl.numDaysToPublication##
145

Indexado: {$indexList}

    ##plugins.generic.pfl.indexedList##
##plugins.generic.pfl.editorAndBoard##
##plugins.generic.pfl.profiles##
##plugins.generic.pfl.academicSociety## 
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Loading...