Metáforas del Cuerpo y el Poder

Abstract (es)

Este texto busca reflexionar sobre la relación entre el cuerpo y el poder, indagando acerca de las representaciones de la violencia sobre el cuerpo en el arte y la literatura colombianas, en aras de evidenciar cómo la tortura aprovecha el temor del ser humano a la fragmentación y la ausencia como representación de la presencia, causada por las desapariciones forzadas y los asesinatos. El cuerpo es una metáfora, una construcción simbólica sobre la que recaen todas las formas de poder. El cuerpo ha sido disciplinado, controlado y programado para mantener el status quo y, sobre todo, se ejerce sobre él la violencia simbólica. El imaginario social sobre el cuerpo ha cambiado, pero nuestros cuerpos siguen siendo tan frágiles como en la prehistoria.

Queremos hacer énfasis en el cuerpo femenino como dispositivo de mediación de un poder hegemónico y patriarcal, el cual lo ha cosificado como estrategia de dominación y lo ha usado como trofeo de guerra. También nos queremos detener en la potencia transformadora de los cuerpos para resistir ante los abusos de poder, en las silenciosas y escandalosas formas de resistencia que los cuerpos ejercen en sus múltiples dimensiones e identidades, en las calles, en la vida social e individual.

Aproximarse a una mirada armónica de la experiencia corporal es una forma de habitar poéticamente la tierra. Sentir el dolor de los demás en el propio cuerpo es una manera de ratificar nuestra pertenencia a un cuerpo social. El cuerpo no miente, habla, guarda silencio y, cuando la palabra o la imagen emergen, el cuerpo se extiende.

Abstract (en)

This text seeks to reflect on the relationship between the body and power, exploring representations of violence against the body in Colombian art and literature. It aims to highlight how torture exploits the human fear of fragmentation and how absence becomes a representation of presence, as seen in forced disappearances and assassinations. The body is a metaphor, a symbolic construction upon which all forms of power are imposed. It has been disciplined, controlled, and programmed to maintain the status quo, and, above all, subjected to symbolic violence. While social imaginaries of the body have evolved, our bodies remain as fragile as they were in prehistoric times.

We emphasize the female body as a site of mediation for hegemonic and patriarchal power, which has objectified it as a strategy of domination and used it as a war trophy. At the same time, we explore the transformative power of bodies to resist abuses of power—the silent yet scandalous forms of resistance bodies enact across their multiple dimensions and identities, in the streets, in social and individual life. Approaching a harmonious view of bodily experience is a way of poetically inhabiting the earth. Feeling the pain of others in one’s own body reaffirms our belonging to a collective body. The body does not lie; it speaks, it remains silent, and when words or images emerge, the body expands.

To embrace a harmonious perspective on corporeal experience is to poetically inhabit the earth. Feeling the pain of others within one’s own body is a profound reaffirmation of our shared belonging to a collective social body. The body does not lie, it speaks, it remains silent, and when words or images emerge, the body unfolds its truths