Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt

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  • Jaime Bernal Leongómez Instituto Caro Y cuervo

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Bernal Leongómez, J. (2001). Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt. Enunciación, 6(1), 24–28. https://doi.org/10.14483/22486798.2439

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Bernal Leongómez, J. 2001. Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt. Enunciación. 6, 1 (ene. 2001), 24–28. DOI:https://doi.org/10.14483/22486798.2439.

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(1)
Bernal Leongómez, J. Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt. Enunciación 2001, 6, 24-28.

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BERNAL LEONGÓMEZ, Jaime. Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt. Enunciación, [S. l.], v. 6, n. 1, p. 24–28, 2001. DOI: 10.14483/22486798.2439. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/2439. Acesso em: 28 mar. 2024.

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Bernal Leongómez, Jaime. 2001. «Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt». Enunciación 6 (1):24-28. https://doi.org/10.14483/22486798.2439.

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Bernal Leongómez, J. (2001) «Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt», Enunciación, 6(1), pp. 24–28. doi: 10.14483/22486798.2439.

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J. Bernal Leongómez, «Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt», Enunciación, vol. 6, n.º 1, pp. 24–28, ene. 2001.

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Bernal Leongómez, Jaime. «Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt». Enunciación, vol. 6, n.º 1, enero de 2001, pp. 24-28, doi:10.14483/22486798.2439.

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Bernal Leongómez, Jaime. «Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt». Enunciación 6, no. 1 (enero 1, 2001): 24–28. Accedido marzo 28, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/2439.

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1.
Bernal Leongómez J. Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt. Enunciación [Internet]. 1 de enero de 2001 [citado 28 de marzo de 2024];6(1):24-8. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/2439

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Enunciación, 2001-00-00 nro:6 pág:24-28

Casi doscientos años después, empezamos a comprender a Guillermo de Humboldt.

Jaime Bernal Leongómez

Investigador Instituto Caro y Cuervo


Tarea asaz difícil tratar de bosquejar la vida y la trascendencia de la obra de quien ha sido considerado como "el más poderoso pensamiento lingüístico de la historia occidental"[1] Difícil por la complejidad de su obra publicada la mayoría de ella postumamente; difícil porque el pensamiento humboldtiano es abstruso en ciertos casos y, finalmente, porque sus postulados esenciales permanecieron en hibernación durante mucho tiempo.

Es cierto, de una parte, que la extensa obra de Humboldt ha sido vertida al español sólo en mínima parte. De los cuarenta y dos ensayos sobre filosofía del lenguaje y lingüística, por ejemplo, cinco de ellos se tradujeron en la colección Escritos sobre el lenguaje y dos en Lecturas en lingüística. A más de ello la obra humboldtiana comprende treinta y dos ensayos más que versan sobre filosofía, historia y antropología. De nuevo, sólo cinco de ellos fueron traducidos en una antología denominada Escritos de filosofía de la historia.[2]

En justicia el padre de la lingüística moderna debería ser el prusiano de Potsdam y no el suizo de Ginebra a quien la crítica, un poco apresurada, le confirió el honor tan pronto como dos de sus discípulos -Charles Bally y Albert Sechehaye- dieron a conocer la compilación de la obra de Saussure denominada Curso de lingüística general, tres años después de su deceso acaecido en 1913.

Algunos historiadores de la lingüística testifican el aserto anterior [3] y más de uno ha reconocido que el rumbo de la lingüística hubiese sido diferente si se hubiesen seguido las directrices de Guillermo de Humboldt.[4]

Los temas que se esbozan a continuación, constituyen valedera prueba para demostrar que fue Humboldt el verdadero fundador de la lingüística moderna. Nociones como la dicotomía energeia-ergon (energía y producto), la lengua como portadora de la visión del mundo, la innerform (forma interna); conceptos como los de tiplogía y estructura, oposiciones como forma y substancia, postulados como el uso infinito de medios finitos y los campos semánticos son algunas de las aportaciones de Humboldt y que sólo a partir del siglo XX fueron "descubiertos" merced, eso sí, al trabajo de resurrección practicado por los que denomino posthumboldtianos, como Sapir, Whorf, Coseriu, Weisgerber, Trier, Portzig y Chomsky.

El presente trabajo intenta mostrar, en consecuencia, facetas de la vida y de la obra del pensador alemán ubicándolo en el entorno que lo cobijó en los sesenta y ocho años de su periplo vital. Se estudiarán asimismo sus contribuciones a la lingüística y las causas que pudieron incidir para que su doctrina permaneciera opacada por más de cien años.

1. BIOGRAFIA DE HUMBOLDT

Nace en Potsdam en 1767. Poco después lo haría su hermano Alejandro, célebre naturalista de renombre mundial que paseó su sapiencia por Europa y América.[5] Sin ser de la realeza, los padres pertenecen a la alta burguesía en razón a extensas propiedades que fueron acrecentadas luego por su hijo Guillermo. Centro importante de la familia es un palacete -que todavía se conserva- a orillas del lago Tegel en las inmediaciones de Berlín. El padre Alexander Georg muere cuando Guillermo cuenta con escasos doce años. Pero para esa época, la educación impartida por preceptores universitarios es excelente. Marcadamente humanista, la lectura de los clásicos griegos y latinos fue tarea obligada así como las matemáticas, ciencias naturales, filosofía, geografía e historia, a más del aprendizaje de lenguas como el francés, el griego, el latín y el inglés.

Cuentan sus biógrafos que su paso por la universidad fue muy efímero: un semestre en la Universidad de Frankfurt y tres en la de Gotinga. [6]Su enorme saber deriva entonces de las enseñanzas de sus preceptores, de la multitud de viajes por toda Europa y de la amistad que sostuvo siempre con personalidade¡s como Goethe, Shiller, Schutz y Mme. Stael.[7]

Italia lo embelesa y las estadas en Roma son frecuentes. Escribe ensayos sobre la antigüedad clásica en los que'se ocupa de las lenguas y sus literaturas respectivas así como del entorno cultural. La filosofía ya ha empezado a burilar su mente y su espíritu pero la antropología lo seduce cada vez más. Un viaje por España y las provincias vascongadas le permite adentrarse en la lengua y la cultura de los vascos. [8]

La filosofía le abre las puertas a un universo! del que ya no saldrá jamás; el estudio de la estructura de las lenguas lo desvela y empieza a gestarse lo que a juicio de algunos exégetas será la obra cumbre del sabio alemán.

Su fama de científico se consolida dado que por esa época -primeros años del siglo XIX- es políglota, traductor, filólogo, lingüista (a pesar de que strictu sensu sólo en el siglo XX la lingüística alcanzará su estatus de ciencia. Con todo, Humboldt siempre fue un científico del lenguaje y de la léngual antropólogo, filósofo y poeta. [10]

Una personalidad tan atrayente más su aura de científico y letrado no podría pasar desapercibida. El estado alemán lo reclama y es nombrado en el Ministerio de Justicia. Ello ocurre comenzada la última década del siglo XIX. Un poco después contrae matrimonio. El ansia de conocimientos lo lleva a viajar de nuevo y a husmear en las ricas bibliotecas de Roma, París y Londres.

Ya en el siglo XIX lo nombran miembro de la Academia de Ciencias de Prusia y luego formará parte del gobierno como director de la sección de cultura y enseñanza del Ministerio del Interior. Una vez allí, por encargo real, organiza los estudios superiores y es el inventor del sistema académico centroeuropeo que recibió el nombre de Universidad Humboldtiana. Funda la Universidad de Berlín de la cual fue su primer rector y logra el ingreso de una pléyade de brillantes científicos entre los que descuellan el filósofo Hegel y el comparatista Franz Bopp, uno de los fundadores, como se sabe, de la filología comparada.

Es nombrado embajador en Viena (ya lo había sido en Roma y Londres) y participa activamente en el Congreso de Viena de 1813, como ponente de varias propuestas y redactor de los principales acuerdos allí alcanzados. Al regresar de nuevo a su patria, se le nombra ministro del estado pero su personalidad férrea le granjeó no pocas animadversiones. Dimite de su cargo al oponerse a las persecuciones ordenadas contra los liberales de la época y se retira de la vida pública, amargado y desilusionado. Para fortuna de las ciencias, se afinca en su bella residencia cerca del lago de Tégel. Allí pasa los últimos años de su vida (1820-1835), en compañía de su esposa y sus ocho hijos, dedicado a estudiar, investigar y a escribir la mayor parte de su obra. Esos tres lustros son providenciales pues alejado ya de la burocracia estatal, de las cortes y de los viajes, puede plasmar, en la madurez de sus 53 años, el acervo que constituye su magna obra.

2. LA FILOLOGÍA COMPARADA DEL SIGLO XIX

Conviene ahora situar la vida y obra de Humboldt en el contexto der la segunda mitad del siglo XVIII.

En 1976, cuando Humboldt cumplía 21 años, un juez británico, filólogo y políglota, Sir William Jones, quien ejercía sus funciones en la India, envió un ensayo a un congreso científico que tituló el "Discurso del Tercer Aniversario" (Tirad Anniversay Discourse), en una de cuyas partes decía:

"The Sanskrit language, whatever be its antiquity, is of a wonderful structure; more perfect than the Greek, more copious than the Latin, and more éxquisitely refined than either, yet bearing to both ofthem a stronger affinity, both in the roots ofverbs and in the forms of grammar, than could possibly have been produced by accident; so strong indeed, that no philologer could examine them all three, without believing them to have sprung from some common source, which, perhaps, no longer exists: there is a similar reason, though not quite so forcible, for supposing that both the Gothic and the Celtic, though blended with a very different idiom had the same origin with the Sanskrit; and the Oíd Persian might be added to the same family." [11]

Algunos historiadores de la lingüística han sostenido que con ese documento comienza, propiamente, la filología comparada, o como también se le ha llamado, la gramática comparada. Lo que sir William sostiene allí es la concepción de una lengua común que dio origen a otras lenguas afines y, además, que dicha lengua dejó de existir tiempo atrás.

Los filólogos alemanes, en consecuencia,, se dieron a la tarea de comparar diferentes lenguas[12] con el fin no sólo de buscar similitudes entre ellas en los niveles fonético y morfológico principalmente, sino también de -respectivamente- buscar la lengua común que dio origen a todas ellas. Como, de otra parte, el ro- manticismo ya despuntaba en el horizonte, era una idea bien hermosa "descubrir" esa protolengua que a la postre vendría a ser el indoeuropeo.

Nace entonces lo que he denominado la Filología Clásica Pura[13]onformada por una brillante pléyade de filólogos (Bopp, Schlegel, Grimm, Rask, Scheicher) quienes se dedicaron a comparar lenguas para buscar el origen común de todas ellas. El afán romántico no se pudo cumplir y aunque se logró la reconstrucción del Proto-Indoeuropeo en sus dos primeros niveles, la idea de hallar la lengua que dio origen a todas las demás fue abandonada. Todo lo anterior ocurría en las seis primeras décadas del siglo decimonónico. Para 1870, surgió el muy conocido grupo de los neogramáticos, título éste peyorativo para designar a unos jóvenes filólogos que se rebelaron contra sus maestros y acordes con los avances del método científico se dedicaron a buscar las leyes que rigen los cambios lingüísticos. En su sede de Leipzig abrevaron tres filólogos que cambiarían el rumbo de los estudios sobre el lenguaje en el siglo XX: Ferdinand de Saussure, Edward Sapir y Leonard Bloomfield.

El anterior recuento, muy a vuelo de pájaro, permite entonces entender por qué las ideas de Humboldt no tuvieron el adecuado ámbito para germinar. Los estudiosos del lenguaje estaban muy afanados comparando lenguas y buscando la razón de los cambios para detenerse a reflexionar sobre unos planteamientos sustentados en el marco de la filosofía del lenguaje. A más de ello, los logros espectaculares de los filólogos comparatistas (piénsese en las leyes de Grimm y Verner) tenían encandilados a los científicos europeos.

3.SEAUSSURE Y EL ESTRUCTURALISMO

Al morir F. De Saussure, en la segunda década del siglo XX (1913), sus planteamientos, no de filólogo , sino ya de lingüista, eran conocidos por escaso sanedrín que incluía a pocos discípulos. Dos de ellos, Bally y Sechehaye, editaron postumamente el Curso de lingüística general, cuya publicación, en 1916, pasó casi inadvertida entre otras razones, por encontrarse Europa incendiada por la primera guerra mundial. Será la escuela de Praga, 13 años después, la encargada de dar a conocer los planteamientos saussuíeanos. Ya es de conocimiento general, entonces, el surgimiento de las escuelas estructuralistas -la de Praga, la de Copenhague, la de Londres-, basadas todas ellas en el ginebrino genial. El estructuralismo expande sus fronteras, cruza el Atlántico y se instala en los EE.UU. donde se desarrolló el descriptivismo de Bloomfield y Harris. El legado de Humboldt, entonces, estaba en estado de hibernación. Cien años atrás había muerto y su doctrina era muy escasamente conocida. Tal como sucedió con la filología comparada, el estructuralismo fue un huracán que removió el andamiaje de la lingüística para imponer el estudio de los niveles de la lengua, llegando incluso al olvido de la semántica como acaeció en los Estados Unidos y dando crédito á lá máxima saussureana de que "la lengua es forma y no sustancia".

Pero a partir de los años cuarenta, con timidez al principio, algunos lingüistas y filósofos comenzaron a rescatar la obra de Humboldt.

Karl Buhler, Karl Vossler, Weisgerber y sobre todo el rumano Eugenio Coseriu, empezaron a insistir en la necesidad de que el lenguaje y, sobre todo, la filosofía del lenguaje, fuese la base de una lingüística que venía perdiéndose en intentos de modelos formales. El generativismo de Chomsky, con una audacia de la que aún no se repone la ciencia del lenguaje, reclamó para sí algunos de los puntos neurálgicos de la doctrina humboldtiana: tales, por ejemplo, el aspecto creador del lenguaje, la forma interna del lenguaje y el principio de que medios finitos generan mensajes infinitos.

La lingüística del texto rebasa a partir de 1970, como se sabe, las gramáticas frásticas, y se difumina en la pragmática, el análisis del discurso, la sociolingüística, la semiótica, la teoría de la acción y la teoría de la argumentación.

3.EL LEGADO DE HUMBOLDT

Como se anotó en los párrafos precedentes, las ideas de Humboldt sobre el lenguaje permanecieron sin vigencia por más de 100 años debido al modo como la filología comparada y el estructuralismo coparon los espacios y a los filólogos y lingüistas en el descubrimiento, descripción y en ocasiones la explicación de los fenómenos no tanto del lenguaje como de las lenguas. De Saussure, por ejemplo, se adoptaron muchas de sus premisas básicas: la lengua como un sistema de signos (la semiótica comienza con la centralidad del lenguaje en el signo), la lengua es forma y no sustancia, el carácter arbitrario del lenguaje, la postulación de la lingüística de la lengua pero no del habla, entre otras, son y han sido dogmas de fe para cualquier pichón de lingüista que se asome al ancho mundo del lenguaje. Pretende este apartado, en consecuencia, señalar algunas pautas de lo filosofía humboldtiana que mostrarán cómo, de una parte, Humboldt se ocupó de temas que lo colocan como fundador de la lingüística moderna y, de otra, que su concepción del lenguaje es superior a la de Saussure.

4.1.El carácter suprasígnico del lenguaje

Humboldt continúa una tradición iniciada por Cratilo, Leibniz, Condillac y Herder que,se caracteriza por un rasgo antisemiótico: la negativa a reducir la naturaleza del lenguaje a la pura signicidad. Esta tradición sigue siendo minoritaria respecto a esa otra que, inaugurada por Aristóteles y San Agustín, desembocó en el principio saussureano de la arbitrariedad del signo lingüístico. A partir de aquí, la afirmación del signo como modelo semiótico por excelencia -aserto éste llevado a sus últimas consecuencias por Hjelmslev y su teoría glosemática- se ha traducido en que la semiótica contemporánea se haya ido alejando, poco a poco, de la lingüística. Por ello, es de una palpitante actualidad, la tesis de Humboldt sobre el carácter suprasígnico del lenguaje así como la tesis de su naturalidad e iconocidad por oposición a la tesis de la arbitrariedad del signo lingüístico.

La nueva unidad, entonces, no es el signo (entre otras razones porque en la concepción saussureana del signo como una unidad bifásica no contempla el referente, es decir, es una concepción irreal) sino la palabra que es al mismo tiempo imagen y signo, no es enteramente producto de la impronta causada por los objetos ni es tampoco enteramente producto del arbitrio de los hablantes. En palabras de la profesora Di Césare[15]"si por una parte la palabra parece tanto imagen como signo, por otra parte no es ni imagen ni signo; comparte algunas propiedades con ambas... La palabra se sitúa entre la imagen y el signo"

Humboldt insiste en la iconidad del lenguaje pero no excluye jamás la signicidad, pues ofrece una solución pragmática funcional entre la tesis de la naturalidad (la relación natural entre el objeto, la realidad y el nombre) y la tesis de la arbitrariedad.

4.2.El lenguaje como mediador entre el yo y el mundo

El lenguaje no se limita a relacionar el yo con el mundo, el mundo de los objetos. En tanto que ser natural, el hombre desde siempre se ha vinculado al mundo; en la unidad originaria de hombre y mundo se basa la posibilidad de conocer (la epistemología). Humboldt dice a este respecto: "Asi pues, el lenguaje comienza inmediatamente y al mismo tiempo que el primer acto de reflexión; la palabra se halla presente en el mismo momento en que el hombre despierta a la autoconciencia desde el embotamiento del apetito en que el sujeto devota al objeto; se trata, por decirlo así, del primer estímulo que el hombre se da así mismo pata detenerse de repente, a mirar a su alrededor y orientarse." [16]

Mucho más que un simple instrumento de i comunicación, el lenguaje es "el medio con el que el hombre se forma simultáneamente así mismo y al mundo, o mejor, con el que adquiere autoconciencia separando de sí un mundo." Se sigue en consecuencia que el hombre "es hombre sólo mediante el lenguaje y que el mundo es mundo sólo en tanto que Ise constituye lingüísticamente... y así, del mundo que se refleja en el hombre nace entre ambos la lengua que vincula al hombre con \el mundo y cjue fecunda a éste (el mundo) por medio de aquel (el hombre)." [17]

Obsérvese que la lengua, entonces, es mucho más que un "sistema de signos en el seno de la vida social" como pretendía Saussure.

Toda lengua, en consecuencia, comporta una visión del mundo. Este concepto es esencial en los modernos estudios etnolinguísticos.

La hipótesis Sapir-Whorf en los Estados Unidos, por ejemplo, afirma que toda lengua, "representación simbólica de la realidad sensible conlleva su propia visión del mundo, responsable de la organización y condicionamiento del pensamiento que es, en consecuencia, inseparable del lenguaje."

4.3.La forma interna del lenguaje

Es crucial este punto de Humboldt en el desarrollo de la lingüística moderna. Humboldt introduce el concepto de forma mucho antes que Saussure. Junto al concepto de energeia, con el que i guarda una estrecha relación, este concepto permite percibir el aspecto dinámico de la lengua.[18]

En palabras del lingüista inglés Robins, la forma interna del len! guaje es la estructura semántica y gramatical de una lengua que corporiza elementos, patrones y reglas que se imponen en la secuencia material del habla. "En parte es común a todos los homI bres y se halla entronizada en el equipo intelectual del hombre, pero por otro lado la forma interna de cada lengua constituye su identidad formal y la diferencia de todas las otras lenguas (de al, guna manera puede homologarse con la concepción de lengua de Saussure en su conocida dicotomía lengua -habla...). Este princii pió organizador, que subyace en cada lengua, es el encargado de gobernar sus estructuras silábicas, su gramática y su lexicón..."[19]

Mucho más tarde, Noam Chomsky tomará éste concepto de Humboldt y lo convierte en el mecanismo generativo fijo e inmutable que da dinamicidad a la lengua, mecanismo que ajuicio del pensador de Pensilvania se transmite genéticamente de padres a hijos.

Desde otro punto de vista, el concepto de forma de Humboldt es una síntesis de la forma interna o interioróla semática) y la forma exterior (el continum fónico, el habla).

Hoy en día, uno de los postulados clásicos de la moderna lingüística a partir de Chomsky es la íntima conexión que existe, en palabras de Wallace Chafe, entre el universo del sonido y el universo del significado. De nuevo, Humboldt ya lo había dicho hace casi doscientos años.

4.4.El estudio del lenguaje PER SE

En la reflexión sobre el lenguaje hay un cierto consenso en señalar que tres etapas distintas y bien diferenciadas la caracterizan.

Con el nacimiento de la filosofía nace también el interés por el lenguaje. La primera fase -la antigüedad clásica y la época medieval- muestra un marcado interés metafísico por el ser, es decir, el ser en su marcado valor ontológico. En la famosa controversia de los griegos entre el nomos y la Phycis, por ejemplo, si los nombres estaban asignados a los objetos por convención o por naturaleza en el fondo no era un problema ontológico: se trataba de saber la esencia del objeto a fin de constatar si el nombre que llevaba era el adecuado y, a la vez, conocer la esencia del nombre para ver si representaba con rectitud al objeto. El lenguaje, en esta fase, se estudió como un medio para llegar a estudios más amplios, y nunca como un fin. Ya es un lugar común decir que los griegos no fueron lingüistas.

La segunda fase es de tipo epistemológico y grosso modo coincide con la filosofía moderna. La filosofía se ocupa aquí de la razón, "que en la universalidad que se le supone es garantía de una verdad igualmente universal". Considerado en su íntima conexión con la razón, el lenguaje -fuente de conocimiento- se revela como un medio para expresar esa verdad.

De nuevo en esta etapa, que podría considerarse kantiana, el lenguaje, es, otra vez, un medio para acceder al conocimiento.

La última fase es inaugurada por Humboldt y ahora sí, el interés por el lenguaje no tiene otro fin distinto al lenguaje mismo.

Consecuentemente, el lenguaje es considerado en sí y por sí, ni en relación con el ser ni en relación el con pensamiento. Más aún, el pensamiento y el ser sólo pueden ser considerados en relación con el lenguaje que ya están directamente condicionados por él.[20]

Setenta años más tarde, el ginebrino de Saussure propondrá que la lingüística como ciencia tendrá el lenguaje como objeto de estudio. Sus epígonos denominaron este principio como el de la trascendencia, término que fue conmutado por el de inmanencia en el seno de la escuela de Praga, y por el que se le conoce en la actualidad. El resto ya es historia. El estructuralismo lingüístico surge de los planteamientos de Saussure exacerbados algunos de ellos al máximo y revestidos, en veces, de un crudo empirismo al postular que en el lenguaje sólo será digno de estudio, aquello que sea directamente observable por los sentidos.

Habent sua fata libelli (decían los latinos). "Los libros tienen su destino pero los hombres también. Lástima grande que la concepción humboldtina del lenguaje haya sido relagada en aras de teorías espurias las más de las veces. Si la lingüística del siglo XX hubiese seguido la senda trazada por Guillermo de Humboldt, su rumbo hubiese sido bien diferente.

NOTAS

  1. El juicio es de Ana Agud, traductora y prologuista de la mejor obra de Humboldt denominada Sobre la diversidad de la estructura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo espiritual de la humanidad, Madrid, Barcelona, Anthropos, 1990, pág. 10.
  2. Para una información total de la obra del pensador alemán, véase el excelente libro de la profesora italiana Don'atejla Di Cesare Wilhelm von Humboldt y el estudio filosófico de las lenguas, Barcelona, Anthropos, 1999, en especial la bibliografía de Humboldt y sobre Humboldt, págs. 133-174.
  3. El lingüista inglés R.H.Robins afirma Wilhelm von Humboldt was 'one of the profoundest thinkers on general linguistics question in the nineteenth century, and one wonders whether, if his style has been less difuse and his ideas more worked out and exemplified than they were, and his voluminous works were better known and more widely read, he would not be accorded a positíon nearer to that given to De Saussure as one of the founders ofmodern linguistics thought (el subrayado es mío) en su obra A Short History of Linguistics, Bloomington, Indiana University Press, 4a ed:, 1974, pág. 174.
  4. Otro tanto ocurrió en los Estados Unidos: el camino de la lingüística hubiese sido diferente si los estudiosos hubieran seguido a Sapir y no a Bloomfield.
  5. Célebres son las expediciones que en compañía de Bomplandi realizó en el territorio granadino en los albores del siglo XIX.
  6. Ana Agud, Prólogo, op.cit,, pág. 10.
  7. Con Goethe y Séller conforma lá trilogía dorada del clasicismo alemán.
  8. Resultado de sus indagaciones en el libro Primitivos pobladores dé España y Lengua Vasca, publicado en Berlín en 1821 y traducido por Francisco Echevarría, Madrid, Ediciones Minotauro, 1959. (Es sabido que casi toda la obra humboldtiana fue publicada postumamente.
  9. En los últimos cinco años de su vida (1830-1835) Humboldt escribe su magna obra en tres volúmenes Ubre die Kawi-Sprache aufder Insel Java ("Sobre la lengua kawi en la isla de Java") que se publicara un año después de su muerte. A la obra le precede un estudio introductorio titulado Sobre la diversidad de la estructrura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo espiritual de la humanidad (Madrid, Barcelona, Anthropos, 1990), el cual empezó a conocerse como Einleitung zum Kawi-werk ("Introducción a la obra sobre el Kawi").
  10. Relata Ana Agud que a pesar de no ser un poeta como tal, durante algún tiempo todas las noches componía un soneto y tenía despierto a su preceptor hasta tanto lo terminase. (A. Agud, Prólogo, op.cit pág. 13).
  11. Anthony Arlotto, Introduction to Historical Boston, Houghton Mifflin, 1972, pág. 39.
  12. Branz Bopp, alemán de Maguncia, escribió su famosa gramática comparando 9 lenguas.
  13. Jaime Bernal Leongómez. Tres momentos estelares de la lingüística, Bogotá. Instituto Caro y Cuervo, 1984..
  14. Recuérdese que como filólogo y comparatista el ginebrino había publicado su trabajo sobre el Genitivo absoluto en sánscrito (tesis de grado) y sobre todo la Memoria sobre el primitivo sistema de vocales en las lenguas indoeuropeas.
  15. Donatella Di Césare, op.cit,, pág. 42.
  16. En Donatella Di Césare, op.citpágs. 32-33.
  17. Ibidem, pág. 33.
  18. Ibidem, pág. 63.
  19. R.H Robins, op.cit., pág. 175.
  20. Ibidem ., pág. 29

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