
DOI:
https://doi.org/10.14483/25009311.14994Published:
2019-06-20Issue:
Vol. 5 No. 7 (2019): julio-diciembreSection:
Otras textualidadesDulce y salada, de Jorge Panchoaga In memoriam, Río Cauca
Sweet and salty, by Jorge Panchoaga In memoriam, Río Cauca
Doce e salgado, de Jorge Panchoaga In memoriam, Río Cauca
Keywords:
Cauca, Rio cauca (es).Keywords:
Cauca, Rio Cauca (pt).Keywords:
Cauca, Cauca River (en).How to Cite
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Otras Textualidades
Dulce y salada, de Jorge Panchoaga In memoriam, Río Cauca
Estudios Artísticos
Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Colombia
ISSN: 2500-6975
ISSN-e: 2500-9311
Periodicidad: Semestral
vol. 5, núm. 7, 2019
Recepción: 14 Noviembre 2018
Aprobación: 20 Febrero 2019
Resumen: Dulce y salada, de Jorge PanchoagaIn memoriam, Río Cauca
Uno de los más importantes reportajes sobre un ecocidio es el hecho por Eugene Smith en Japón en 1971, titulado Minamataversus the Chisso corporation. La serie de fotografías del legendario Smith, registraban el daño ambiental producido por los químicos tóxicos que contenían mercurio y que la empresa desocupaba en la bahía de Minamata. La dura vida de los pescadores, sus fiestas tradicionales, contrastan en este magnífico ensayo visual con los registros de las tremendas enfermedades producidas en ellos, su doloroso sufrimiento, su lucha en los tribunales, sus protestas públicas, la represión policial. La intoxicación por mercurio, principalmente obtenida por el consumo de los peces de la bahía, nos ha hecho sentir desde entonces, que la actividad pesquera, es riesgosa. Y como mencionamos al inicio, es ampliamente reconocida por su enorme valor en la toma de conciencia ambiental. Una década atrás, Tomatsu Shomei cubría desastres naturales, como las inundaciones de 1959, y efectuaba su reportaje sobre Nagasaki, 15 años después de la explosión atómica que devastó la ciudad, inaugurando de cierta manera, una forma de fotografiar que seguirían Nakahira Takuma y Moriyama Daido, entre otros: una fotografía impregnada del recuerdo aterrorizante del fin del mundo, la posible inminencia de su repetición, consecuentemente representado por el uso de la luz enceguecedora y de la penumbra más espesa que, en conjunto, nos hace sentir que percibimos la imagen apenas a tientas.
Esta extensa introducción nos sirve para adentrarnos en el más reciente Foto libro de Jorge Panchoaga, Dulce y salada. En primer lugar, porque Panchoaga dedica su libro a los pescadores, en su caso a los de Nueva Venecia, en la Ciénaga grande del Magdalena, y en segundo, porque se dedicó a registrarlos como un fotógrafo japonés de los años 60.
Página a página nos introducimos en un viaje onírico, fundido en la noche, donde percibimos una realidad que apenas entendemos: manojos de anzuelos colgados, peces muertos boquiabiertos y de mirada fija, páginas en negro, no en blanco, perros aullantes que nos enfrentan con las fauces abiertas, matorrales espinosos inexpugnables,un cráneo canino en la hojarasca, barqueros-¿o carontes?- que reman en la oscuridad, una noche estrellada donde los cuerpos celestes parecen estallidos del bombardeo con fósforo blanco. De ahí, nos adentramos por el poblado pesquero, de casas de madera, sencillas viviendas de tablas a las que nos colamos como espías enla noche para ver niños dormidos -¿o muertos?-, ancianos insomnes que nos niegan su identidad, y el único rostro que nos interpela, el de un hombre soltando una bocanada de humo. En este homenaje a los hombres y mujeres, del río, -¿del mar?- del agua dulce y salada que es la ciénaga, y a su vida, que transcurre más en la noche que en el día se dedica este foto libro, que cuenta conun relato corto del escritor Juan Cárdenas, donde imagina la vida de un perro en la Ciénaga. Quizás el mismo perro de la portada es el que atrajoa Cárdenas, que nos remite inevitablemente al famoso Perro extraviado de Daido.

Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.La imagen más difícil, más dolorosa hoy, es la de la toma aérea de un río, casi seguramente elMagdalena, pero que inmediatamente nos lleva a pensar en el Cauca, destruido por ese faraónico monumento a la indolencia y la violencia quees la represa de Hidroituango, que ha causado el más devastador daño ecológico producido en el país, el ecocidio del río Cauca, del que el gobierno del presidente Duque ¡niega cualquier responsabilidad! Un proyecto que inicia con unaserie de masacres realizadas por los paramilitares en la década de los 90, bajo la protección dela gobernación de Antioquia. En adelante los amañamientos, mentiras, incumplimientos y amenazas por parte de Las Empresas Públicas de Medellín (EPM) a los pescadores del Cauca no han faltado.
En este escenario, Dulce y salada se convierte en un documento premonitorio del ecocidio; sensible a la frágil vida pesquera. La noche fúnebre de Dulce y salada, es la misma quizá, de la del reciente entierro del río que hicieron los pobladores de Caucasia, a su río, al mono, al Cauca.

Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.

Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.

Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.Recibido: 14 de noviembre de 2018; Aceptado: 20 de febrero de 2019
Resumen
Dulce y salada, de Jorge PanchoagaIn memoriam, Río Cauca
Uno de los más importantes reportajes sobre un ecocidio es el hecho por Eugene Smith en Japón en 1971, titulado Minamataversus the Chisso corporation. La serie de fotografías del legendario Smith, registraban el daño ambiental producido por los químicos tóxicos que contenían mercurio y que la empresa desocupaba en la bahía de Minamata. La dura vida de los pescadores, sus fiestas tradicionales, contrastan en este magnífico ensayo visual con los registros de las tremendas enfermedades producidas en ellos, su doloroso sufrimiento, su lucha en los tribunales, sus protestas públicas, la represión policial. La intoxicación por mercurio, principalmente obtenida por el consumo de los peces de la bahía, nos ha hecho sentir desde entonces, que la actividad pesquera, es riesgosa. Y como mencionamos al inicio, es ampliamente reconocida por su enorme valor en la toma de conciencia ambiental. Una década atrás, Tomatsu Shomei cubría desastres naturales, como las inundaciones de 1959, y efectuaba su reportaje sobre Nagasaki, 15 años después de la explosión atómica que devastó la ciudad, inaugurando de cierta manera, una forma de fotografiar que seguirían Nakahira Takuma y Moriyama Daido, entre otros: una fotografía impregnada del recuerdo aterrorizante del fin del mundo, la posible inminencia de su repetición, consecuentemente representado por el uso de la luz enceguecedora y de la penumbra más espesa que, en conjunto, nos hace sentir que percibimos la imagen apenas a tientas.
Esta extensa introducción nos sirve para adentrarnos en el más reciente Foto libro de Jorge Panchoaga, Dulce y salada. En primer lugar, porque Panchoaga dedica su libro a los pescadores, en su caso a los de Nueva Venecia, en la Ciénaga grande del Magdalena, y en segundo, porque se dedicó a registrarlos como un fotógrafo japonés de los años 60.
Página a página nos introducimos en un viaje onírico, fundido en la noche, donde percibimos una realidad que apenas entendemos: manojos de anzuelos colgados, peces muertos boquiabiertos y de mirada fija, páginas en negro, no en blanco, perros aullantes que nos enfrentan con las fauces abiertas, matorrales espinosos inexpugnables,un cráneo canino en la hojarasca, barqueros-¿o carontes?- que reman en la oscuridad, una noche estrellada donde los cuerpos celestes parecen estallidos del bombardeo con fósforo blanco. De ahí, nos adentramos por el poblado pesquero, de casas de madera, sencillas viviendas de tablas a las que nos colamos como espías enla noche para ver niños dormidos -¿o muertos?-, ancianos insomnes que nos niegan su identidad, y el único rostro que nos interpela, el de un hombre soltando una bocanada de humo. En este homenaje a los hombres y mujeres, del río, -¿del mar?- del agua dulce y salada que es la ciénaga, y a su vida, que transcurre más en la noche que en el día se dedica este foto libro, que cuenta conun relato corto del escritor Juan Cárdenas, donde imagina la vida de un perro en la Ciénaga. Quizás el mismo perro de la portada es el que atrajoa Cárdenas, que nos remite inevitablemente al famoso Perro extraviado de Daido.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
La imagen más difícil, más dolorosa hoy, es la de la toma aérea de un río, casi seguramente elMagdalena, pero que inmediatamente nos lleva a pensar en el Cauca, destruido por ese faraónico monumento a la indolencia y la violencia quees la represa de Hidroituango, que ha causado el más devastador daño ecológico producido en el país, el ecocidio del río Cauca, del que el gobierno del presidente Duque ¡niega cualquier responsabilidad! Un proyecto que inicia con unaserie de masacres realizadas por los paramilitares en la década de los 90, bajo la protección dela gobernación de Antioquia. En adelante los amañamientos, mentiras, incumplimientos y amenazas por parte de Las Empresas Públicas de Medellín (EPM) a los pescadores del Cauca no han faltado.
En este escenario, Dulce y salada se convierte en un documento premonitorio del ecocidio; sensible a la frágil vida pesquera. La noche fúnebre de Dulce y salada, es la misma quizá, de la del reciente entierro del río que hicieron los pobladores de Caucasia, a su río, al mono, al Cauca.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
Dulce y Salada. Jorge Panchoaga.
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