Palabra propia, palabra ajena

Autores/as

  • Tatiana Bubnova Universidad Autónoma de México

Palabras clave:

palabra ajena (es).

Referencias

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Bubnova, T. (2009). Palabra propia, palabra ajena. Enunciación, 14(1), 135–144. https://doi.org/10.14483/22486798.3279

ACM

[1]
Bubnova, T. 2009. Palabra propia, palabra ajena. Enunciación. 14, 1 (ene. 2009), 135–144. DOI:https://doi.org/10.14483/22486798.3279.

ACS

(1)
Bubnova, T. Palabra propia, palabra ajena. Enunciación 2009, 14, 135-144.

ABNT

BUBNOVA, Tatiana. Palabra propia, palabra ajena. Enunciación, [S. l.], v. 14, n. 1, p. 135–144, 2009. DOI: 10.14483/22486798.3279. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/3279. Acesso em: 23 dic. 2024.

Chicago

Bubnova, Tatiana. 2009. «Palabra propia, palabra ajena». Enunciación 14 (1):135-44. https://doi.org/10.14483/22486798.3279.

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Bubnova, T. (2009) «Palabra propia, palabra ajena», Enunciación, 14(1), pp. 135–144. doi: 10.14483/22486798.3279.

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[1]
T. Bubnova, «Palabra propia, palabra ajena», Enunciación, vol. 14, n.º 1, pp. 135–144, ene. 2009.

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Bubnova, Tatiana. «Palabra propia, palabra ajena». Enunciación, vol. 14, n.º 1, enero de 2009, pp. 135-44, doi:10.14483/22486798.3279.

Turabian

Bubnova, Tatiana. «Palabra propia, palabra ajena». Enunciación 14, no. 1 (enero 1, 2009): 135–144. Accedido diciembre 23, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/3279.

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1.
Bubnova T. Palabra propia, palabra ajena. Enunciación [Internet]. 1 de enero de 2009 [citado 23 de diciembre de 2024];14(1):135-44. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/3279

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Enunciación, 2009-06-00 vol: nro:14 pág:135-144

Palabra propia, palabra ajena

Tatiana Bubnova

Universidad Autónoma de México
bubnova@servidor.unam.mx

Vivo en un mundo poblado de palabras ajenas. Y toda mi vida, entonces, no es sino la orientación en el mundo de las palabras ajenas, la reacción ante las palabras ajenas, desde asimilarlas, en el proceso de adquisición del habla, y hasta apropiarme de todos los tesoros de la cultura. La palabra ajena plantea ante el ser humano la tarea particular de la comprensión de esta palabra, problema que no existe con respecto a la palabra propia, o si es que existe, es en un sentido totalmente distinto. (Bajtín, 1979: 347-348)


Al concebir nuestra morada vital de la manera como señalan las palabras de Bajtín, asumimos nuestro mundillo como un minúsculo islote hecho de las palabras propias, sumergido en el inmenso e ilimitado océano de palabras dichas por otros: hecho absolutamente primario de nuestra conciencia. Concebir un mundo así significa reconocer la primogenitura del otro: uno llega a un mundo poblado por otros y, además, un mundo ya dicho y valorado por ellos. La presencia previa de la otredad es la condición de posibilidad para el yo. El yo, entonces, se forja y se vuelve sujeto en una permanente interacción con el otro, en un constante devenir del acto (ético) 1 y la palabra se convierte en el acto cuya implicación es una responsabilidad/ responsividad congénita, pero siempre arraigada en una circunstancia concreta. De ahí que "no haya coartada en el ser", pues siempre respondemos por y al otro, de modo que la otredad combina las características cotidianas del acto con su trascendencia hacia lo "inmortal" y lo universal planteados como la manisfestación de lo propiamente humano desde la cotidianidad y la concreción del hombre en la historia: "la subjectivation est immortelle, et fait l'Homme" (Badiou, 1993: 14)2 .

Vistas así las cosas, no se puede reducir el pensamiento lingüístico-discursivo en torno a la palabra ajena al problema del "discurso referido", al problema del hecho sintáctico. Verlo en términos más amplios es situarlo en el horizonte de la antropología filosófica, y sólo en la medida en que se manifiesta particularmente en la construcción lingüística, viene a ser el problema de la sintaxis. En la t-medida en que es también un problema de la semiótiüa, se inscribe en el marco de la "traducción total", cuya primera y universal etapa es la comprensión y, la siguiente, la "traducción" de lo "ajeno" en términos de lo "propio" (Torop: 8-11).

La "palabra ajena" es una transcripción translingüística de los conceptos de la filosofía del acto ético. Se puede, asimismo, traducir sus primeros fundamentos en un lenguaje de una "estética de la creación verbal", a la cual, por lo pronto, la hemos de dejar de lado. Sin embargo, es importante destacar la traducibilidad mutua de los conceptos de un "lenguaje" a otro, y su profunda interrelación.

La filosofía de la palabra ajena iri-iplica varios aspectos. El "yo" frente al otro en cuanto un "no yo", nosotros y los otros son conceptos generadores de valoraciones primarias que se encuentran en el fundamento de la cultura. De acuerdo con Lotman, la cultura funciona en torno a la diferenciación primordial entre dos sistemas comunicativos básicos:

Genéticamente, en la base de la cultura se encuentran dos lenguajes primarios. Uno de ellos es la lengua natural, la que el ser humano utiliza en la comunicación cotidiana. [...] La naturaleza del segundo lenguaje primario es menos evidente. Se trata del modelo estructural del espacio. Toda actividad del ser humano en cuanto horno sapiens está vinculada a modelos clasificatorios del espacio, con su división en `propio' y 'ajeno', y a la traducción de las diferentes relaciones sociales, religiosas, políticas, de parentesco, etc., al lenguaje de las relaciones espaciales. [...] La duplicación del mundo en la palabra y del ser humano en el espacio constituyen el dualismo semiótico primario'. (citado en Torop: 140)

Hay que reconocer que normalmente se prescinde de la división evidente en lo propio y ajeno en favor de la supuesta objetividad de la posición de un tercero: alguien que sería capaz de estar por encima de una situación concreta. Posición ciertamente sujeta a muchas trampas y falacias, que, de hecho, conducen a la desvalorización del otro (Badiou: 26-27) 4.

Hay que insistir en que las nociones de lo propio y lo ajeno son origen de las valoraciones primarias, que da a su vez origen a la infinita variedad axiológica del mundo de los signos ideológicos en que vivimos inmersos: el universo social humano.

Como aquí se va a tratar, entre otras implicaciones de la otredad del discurso, el caso de la traducción de una lengua natural a otra, conviene señalar que el dominio de la lengua no puede ser garantía de la inclusión del hablante ("yo") en un "nosotros" real y pleno de sentido. La posición semántica de "nosotros" es un atributo del discurso, y no del sistema de la lengua. Para concretarse a los valores de "nosotros", es necesario realizar un esfuerzo individual, y el discurso es también la forma de este esfuerzo hacia la pertenencia y la audibilidad.

Otro aspecto que quiero alcanzar aquí es el de quién habla, y por quién, al emplear la palabra ajena. Los tópicos que conciernen a este aspecto son los de autoría (propiedad) y plagio (robo, despojo); de la "muerte del autor", así como del sujeto mismo, son implicaciones de la sustracción de la responsabilidad primaria del acto, de la instalación en la "coartada en el ser", vinculada a la comodidad de encontrarse en la objetividad del tercero, de la nada, del vacío, del huéco.

Pongamos a prueba las nociones de lo propio y lo ajeno aplicándolas a los casos concretos, relacionados entre sí, que implican, en un primer caso, una interacción discursiva entre tales nociones, disimulada por las convenciones del género discursivo en que cobró forma de una doctrina, género' que garantiza la objetividad al tercero, basada en la confianza filosófica en la veracidad de la palabra científica. En un segundo caso, la interacción mencionada aparece marcada de origen y, de hecho, ilustra el mismo planteamiento teórico mediante el estatus histórico y temático del enunciado.

Solemos pasar por alto como irrelevante el innegable hecho de que el Curso de lingüístic' a general, de Saussure, no nos ha llegado como texto autógrafo, sino como "palabra ajena" con respecto a su propietario primero: por mediación de otras personas, los discípulos del maestro suizo, quienes redactaron sus propios apuntes tomados durante las exposiciones orales en las clases de Saussure, en la medida que las entendieron, alcanzaron a oír y a transcribir, interpretaron, descifraron, combinaron, confrontaron. Hecho que ellos -Bally, Sechehaye, Riedlinger- reconocen plenamente y se responsabilizan por el trabajo de la "reconstrucción" que realizaron. Son, entonces, transmisores de una tradición que asociamos con el nombre de Ferdinand de Saussure, con la cual es identificada de hecho. Reconociendo toda la atención y deferencia con que este trabajo fue llevado a cabo, y la responsabilidad científica que sin duda se encuentra de por medio, no se puede hacer menos que sugerir una interpretación mediadora, resultado de un proceso de comprensión. Hablamos de una refracción de los conceptos de Saussure en el "fondo aperceptivo" (expresión bajtiniana) de Bally y Sechehaye. El estructuralismo se inaugura, paradójicamente', a partir de un discurso refractado o referido. Este adquiere un formato académico, acompañado en español además, por el prestigio de un ilustre filólogo, Amado Alonso, que tradujo el Curso, identificable con un género discursivo (tratado científico), después de todo, gracias a los buenos oficios de alguien -de hecho, dos y más personas- que no es Saussure. Pero, después de todo, cuando el desarrollo posterior de este modo de pensar el lenguaje tocó el fondo, es a Saussure a quien reprochamos el "imperialismo sistemático 7.

Si transcribimos está visión dialógica en términos más formales, pero a la vez dinámicos, podríamos ver el texto redactado por Bally y Sechehaye como una especie de metatexto con respecto al texto original ausente. Por principio, ningún metalenguaje puede ser absolutamente indiferente al objeto de su descripción, y la misma búsqueda de la neutralidad ideológica y pureza semántica como ideal de la objetividad puede ser resultado, en este caso, de una interesada supresión de matices y valoraciones indeseables, "objetividad" siempre provisional pero propia del código científico que se impone como límite a alcanzar: una elección ideológica, al fin de cuentas. Por otra parte, está claro que cualquier traducción es, en determinada medida, una interpretación y, así, aun la traducción de Amado Alonso, tan precisa y fidedigna, plantea, como cualquier otra, por principio, la necesidad de tomar en cuenta su carácter a la vez metatextual y dialógico.

La confianza en la palabra ajena, la aceptación reverente (de una palabra plena de autoridad), la actitud de aprendizaje, el hecho de perseguir al, y el inquirir por, el sentido profundo, el estar de acuerdo, con sus infinitas gradaciones y matices (exceptuando las limitaciones lógicas y retractaciones puramente objetuales), la sobreposición de un sentido sobre otro, de una voz sobre otra, el reforzamiento mediante fusión (pero excluida la coincidencia), la combinación de muchas voces (corredor de voces), la comprensión complementaria, la salida más allá de lo comprendido, etc. son tan sólo algunas posibilidades dialógicas más allá de la polémica y refutación. (Bajtín, 1979: 300)

El objetivo de este recurso a Saussure es sugerir la complejidad de la autoría y la no identidad esencial del texto con respécto a su "estructura profunda", del todo hipotética: situación absolutamente normal, aunque no siempre concientizada8 , ni teorizada, del manejo de las "fuentes" en las ciencias humanas. Una situación semejante fue parodiada por Borges en "Pierre Menard, autor del Quijote".

En el caso de Bajtín, en cuanto autor y, justamente, como autor de los textos en que se introduce el concepto mismo de la "palabra ajena", presenciamos una situación dialógica bien distinta: el mismo libro en que este concepto aparece por primera vez, El marxismo y la filosofía del lenguaje, fue escrito por su autor material, Bajtín, para V.N. Voloshinov, como si el autor real se pusiera en los zapatos del nominal, como si hablara Voloshinov, no Bajtín9. Se trata de una refracción de un discurso previo de Voloshinov, no reconstruible en su totalidad, en las ideas de Bajtín, por medio de la adaptación de estas a un nuevo lenguaje (el marxismo vulgar), con una autoría interpósita. En este sentido, se trata de un efecto análogo al de la novelización, proceso que, según Bajtín, caracteriza los géneros literarios de los tiempos modernos. La novelización, emparentada al mismo tiempo con la parodia, concebida como recurso discursivo que marca el desplazamiento de la actitud intencional del autor con respecto al texto referido, al que el autor reproduce, imita, cita, etc.

Como se sabe, El marxismo y la filosofía del lenguaje contiene la crítica más temprana que se conoce de los principios de la lingüística saussureana y, en cuanto tal, representa otro aspecto del tratamiento de la "palabra ajena": crítico, polémico, temático, a nivel de lo que comúnmente se define como "lo enunciado", mientras que los problemas de la autoría se sitúan en el nivel de la ‘`enunciación".

La refracción, que se ha mencionado arriba como el resultado de una potencial deformación que sufre la palabra propia al atravesar el medio semántico-valorativo de la palabra ajena, y viceversa, no es un proceso uniforme y produce resultados heterogénos, incluso, en el caso de la reproducción de los discursos con una estructura superficial idéntica, porque son las situaciones dialógicas, tanto las de la enunciación como las de la recepción, las que determinan el sentido. Otro ejemplo gráfico de una refracción dirigida por el mediador (traductor) es él casouno entre muchos más- de querer ajustar los "conceptos ajenos" semicomprendidos al "fondo aperceptivo" de los receptores potenciales. Por ejemplo, el de identificar el "acto discursivo" bajtiniano (rechevoi act, act vyskazyvania) 10 , procedente del mismo libro, con los actos de habla,. expresión convertida ya en término debido a que, en el horizonte conceptual de la generación destinataria de aquella traducción (los años setenta), estaban convenientemente situados los speech acts de J. L. Austin 11.

Esta adaptación significó una determinada jerarquía de valoraciones no confesada, que, sin embargo, desempeñó un papel decisivo en la elección de los términos al momento de trade ucir del ruso, tanto al inglés, como del inglés al español: Bajtín (como tema, como autor abstracto, no como individuo real), en aquella época, necesitaba de un instrumento adecuado para ser presentado y hacerse oír y entender en un contexto profesional de la comunidad internacional de los lingüistas y teóricos del discurso de los principios de los años setenta. Carecía de contexto, de marco de referencia propio y su lenguaje no podía ser entendido adecuadamente.

La misma Julia Kristeva -carta de presentación de Bajtín en Europa- ha tenido que reconocer recientemente hasta qué punto su interpretación de Bajtín estaba sujeta a la necesidad de "adaptarlo" al horizonte de expectativas del público francés 12 .

Acerca del proceso de "enmarcar" (retornaré el punto más adelante) un enunciado ajeno en el contexto dialogizador, gracias al cual se pone de manifiesto el contraste entre lo que es palabra propia y palabra ajena, hay que tomar en cuenta que "[i]ncluso cuando ofrecernos una explicación causal de un enunciado ajeno, con lo mismo lo refutamos" (Bajtín, 1979: 304). El diálogo -si bien asumirnos que también el estar de acuerdo, con sus infinitos matices, es parte de una situación dialógica- puede estar vinculado a una situación de conflicto, desde una pelea cotidiana hasta la polémica ideológica en escala mundial. Es por algo que los sagaces buscadores de las fuentes han establecido que los primeros diálogos formales -género de discurso y modelo de conducta social- solían, en no pocas ocasiones, terminar en una lapidación mutua entre los grupos de "dialogantes" 13. Y pólemos, como bien se sabe (se trata del étimon del que proviene la misma palabra "polémica"), quiere decir "guerra" 14.

Michael Holquist introduce, a propósito de esta enredada cuestión de quién habla por Bajtín o por Voloshinov, la figura de la ventrilocución. La metáfora, que evoca el ambiente de feria y de carnaval, afín al pensamiento bajtiniano, sin embargo, pone en duda la posibilidad de una identificación parcial del hablante con el papel de aquel por quien habla, como ha de suceder en los casos mencionados. Bally y Sechehaye se creen Saussure, y muy probablemente de buena fe pero, sobre todo, lo que importa es que seamos nosotros que así lo creamos. Bajtín se cree Voloshinov y Medvedev, o "alguien que hubiese podido hablar así", pero ásume el papel no necesariamente como una broma. Esta escisión cuasi esquizofrénica entre el sentido de la superficie formal del discurso y su sentido profundo -el ideologema aparente de una filosofía del lenguaje "marxista" y el dialogismo ontológico bajtiniano de fondo-, este desdoblamiento planteado de diferentes maneras por los comentaristas, que coinciden no obstante en lo básico, señalando hacia la ruptura, es, en parte, el efecto de nuestra incapacidad de contemplar el mundo salvo mediante series de oposiciones lógicas.. sí o no, o una cosa u otra, en vez de la simultaneidad y la concomitancia del diálogo. Este corte sincrónico en la articulación de los sentidos connota "the intersubjective quality of all meaning: the fact that it is always found in the space between expression and understanding, and that this space -the 'inter' separating subjectsis not a limitation but the very condition of meaningful utterance" (Hirschkop, 1999: 4-5). En El marxismo, Bajtín reclama la pérdida de la responsabilidad por la palabra propia y su desplazamiento hacia la instancia del otro. Pero la ironía y el dialogismo se convierten en el recurso universal de la palabra no sólo en la literatura, sino en cuanto la propiedad del dialogismo. La polifonía es una metáfora, pero no del todo... En el caso del discurso en los textos "deuterocanónicos", se trata de una palabra que se esfuerza por mirar a sí misma desde el exterior (buscando una exotopía), por conocer a sí misma en calidad del otro, por experimentar una fuerza diferente a sí misma, por ponerse a sí misma a prueba. Está preparada para entablar una lucha consigo misma en cuanto otro, en cuanto su propio doble cuasi paródico, pero no del todo.

Esta clase de palabra de doble fondo es, al mismo tiempo, el otro (la "realidad" performada por un discurso) que me busca a mí en cuanto fuente de una valoración. De igual manera,o es el proceso de mi búsqueda del otro, de mi igual nunca idéntico a mí, antes bien asimétrico y extrañamente siniestro, por ser, la mayoría de veces, poseedor de una ventaja ontológica de exotopía respecto de mí. El anhelo de mi otro equivalente y equipolente, pero inexorablemente otro; el otro que me confiere sentido y me valora a mí: el tema central de la filosofía primera bajtiniana, proyectada hacia una filosofía del lenguaje.

Las palabras no son de nadie... Pero la palabra o es propia, o es ajena... Estas dos proposiciones, en la superficie mutuamente excluyentes, pero en el fondo relacionadas, son los dos polos del pensamiento bajtiniano en torno al lenguaje y al sujeto. Para que las palabras signifiquen, deben ser apropiadas por alguien concreto, en una situación precisa de diálogo. La contraposición palabra propia/ palabra ajena se remonta al modelo fenomenológico15 de distinción entre el yo y el otro y de la transformación formal del esquema gnoseológico sujeto/objeto. El otro, de acuerdo con el uso difundido, suele remitir a una capacidad semántica de distinto alcance, sin las valoraciones implícitas codificadas en lo ajeno o lo extraño que son los derivados atributivos del otro, y que se leen desde la perspectiva de otro-paramí, que es un punto de observación asequible a cualquier ser humano arraigado en una interacción social permanente. Mientras que el otro calificado desde la perspectiva del género (sexual), raza, lengua, estatus jurídico, etc., o bien como la dimensión simbólica del sujeto, etc., implican jerarquías distintas, cada una discriminatoria a su modo.

Lo ajeno, calificado dentro de la oposición a lo propio, marca lo mío ante lo que no lo es, con matiz valorativo inherente, como lo nuestro, que es siempre mejor que lo de los otros, lo no nuestro, en fin, ajeno. En la antítesis así planteada, encontramos un prototipo ideológico de un conflicto, y no simplemente el germen de una comunicación o de un diálogo civilizado a modo neoliberal.

Pero los papeles valorativos de lo propio y lo ajeno están sujetos a cambios históricos, y he aquí una situación en que lo ajeno en las letras aparece apetecible, si no como el punible "plagio", en todo caso, como un préstamo no siempre de clarado que puede ser permitido por las costumbres literarias de la época. "La palabra ajena ha sido apropiada por un ladrón y pierde sus derechos. Privada de derechos, pierde asimismo lugar de residencia, con lo cual deja de ser fácilmente reconocible, hasta el punto de convertirse en totalmente irreconocible. Así nos topamos con la palabra ajena de 'incógnito', y además forzado" (Makhov: 112).

En una situación cultural en que la traducción de los textos culturales es mediadora para esta apropiación, más o menos espontánea, de una tradición cultural extranjera, la palabra ajena puede resultar móvil en términos histórico-culturales, capaz de absorber los sentidos propios, de asumir las distancias diversas con respecto a la tradición original en que había figárado. La palabra asimilada, apropiada, se distingue de tales formas de la palabra a dos voces, como la parodia y la estilización, en las cuales lo ajeno, al menos, es siempre reconocible (su mismo efecto está basado en el reconocimiento del origen). La palabra apropiada, en cambio, se mueve de su lugar, empieza a vagar por los contextos más heterogéneos, se distorsiona múltiplemente, pierde su imagen inicial, su autoridad. Muchos conceptos bajtinianos derivados del neokantismo, así como del mismo Kant (como la "arquitectónica"), permanecen así de "incógnito", como bajo máscara, detrás de la cual se adivina su origen. A su vez, los términos como "diálogo" (relacionado, sobre todo, con Buber e, indirectamente, con otros filósofos "dialogistas") han sufrido transformaciones múltiples y su sentido y autoridad no se reconocen casi bajo la máscara de la "intertextualidad". Esto ha sucedido también porque "Bajtín expuso su teoría del dialogismo en diversos lenguajes marcados social y axiológicamente, poniendo a prueba las posibilidades de estos lenguajes" (Gogotishvili: 144).

Al medir (apenas en parte) las posibilidades de lo propio y lo ajeno en cuanto fuente potencial de valoraciones, pasemos al siguiente término que está en juego en estas páginas, término sujeto a la traducción incompleta, desplazada, generadora de los sentidos más variados en el pasaje de lenguas, o "corredor de lenguas": palabra.

La "palabra" es denominador común para enunciado, texto, discurso, conciencia, voz, etc. Palabra es también abreviatura de enunciado (Bajtín, 1979: 268). No sólo señala el resultado de un proceso de la enunciación, sino el proceso mismo: eso implica el vocablo ruso vyskazyvanie. Enunciado-palabra es unidad del sentido, se define por el cambio de sujeto discursivo, su característica más relevante es poder ser contestado y, por eso, sus límites no coinciden con ninguna unidad gramatical preestablecida, tales como oración, cláusula, proposición, etc.: en el caso del enunciado, como unidad de sentido que puede ser contestada, podemos hablar de una interjección y hasta de un gesto, pero, asimismo, de una novela de muchos tomos o de un tratado científico.

Entonces, `enunciado16 es una traducción imperfecta para s/ovo (palabra), que Bajtín usa como— abreviatura para vyskazyvanie: se interpone la artificialidad del término en español, su marcación de origen lingüístico 17. S/ovo, en el sentido de enunciado (unidad del sentido), es, a la vez, el decir y lo dicho, pero necesariamente a alguien, mientras que el enunciado declara, ante todo, el enunciarse a sí mismo18, como, por lo demás, puede señalarse acerca del vyskazyvanie, pero es por eso que se sustituye pizil-skvo (la procedencia vernácula de los dos les quita la aridez terminológica, y les contribuye la fuerza persuasiva y metafórica). En el enunciado, la otredad, la distancia que se mide entre los hablantes, lo enajena y su matiz terminológico, que impone su origen, en vez de personalizar la relación entre la palabra y los usuarios, lo vuelve neutral, cancelando paradójicamente la diferencia que fue motivo de su introducción y, así, hace tiempo que se ha convertido, en la práctica, en sinónimo de oración, frase, proposición, que son unidades sintácticas.

Slovo, por el contrario, es una voz vernácula y antigua, de uso común y capacidad figurativa, que en su polisemia no designa términos pero, en cambio, se presta a usos estilísticos. El verbo, en español, comparte parcelas de su campo semántico con slovo ("Primero fue el verbo"). Ahora bien, el glagol ruso (verbo), tiene los mismos usos, metafóricos y gramaticales, que su correspondiente español y, en ciertos niveles estilíticos, coincide con slovo (palabra).

El pasaje de lenguas es un serio reto semántico para quien desee conocer la palabra ajena dicha en una lengua ajena. Desde la idea de la "traducción total", es necesario plantear la traducibilidad total potencial, no sólo de todas las lenguas naturales a otras lenguas naturales, sino de los demás sistemas semióticos a lenguas naturales, así como a otros sistemas semióticos. Lo que se interpone, sin embargo, es el problema de la comprensión parcial.

Desde el punto de vista antropológico-filosófico, la diferencia inexorable entre el yo -para -nn 'y el yo -para-otro contribuyen a la asimetría de principio entre el yo y el otro, obstaculizan la pretensión de una comprensión total, debido a la no identidad del yo, a sus varias hipóstasis. En el plano lingüístico-discursivo, el margen del error, del desplazamiento del sentido, es, por así decirlo, connatural a la palabra19.

En un plano epistemológico, sin embargo, la comprensión del otro mediante la literatura (prescindamos, por lo pronto, de la comunicación estética en el sentido más amplio) se plantea como una posibilidad especialmente propia del diálogo. "Si en un diálogo literario de todos los tiempos resulta posible la experiencia de conocerse a sí mismo en la experiencia del otro, esto significa que la otredad estéticamente mediatizada debe existir y ser accesible al análisis, siendo algo que permita al 'yo' a reconocerse también en lo ajeno", dice Hans Robert Jauss (1980: 184).

Es precisamente Jauss quien introduce la discusión acerca de las posibilidades heurísticas de la comprensión imperfecta que se debe, si la traducimos en nuestros términos, a los límites inherentes a la traducción total, ya en ermomento de señalar los dos aspectos principales de la recepción: el fenomenológico y el sociológico. En primer lugar, se acuerda de Schleiermacher: la incomprensión al afrontar un discurso ajeno no es algo excepcional, anormal. Por el contrario, gracias a ella resulta en general posible y necesario establecer en qué punto el discurso ajeno entabla una relación con nuestro propio discurso.

Jauss trae a cuento el principio de doble incomprensión propuesto en su nueva hermenéutica por Leo Popper hacia 1912. La nueva hermenéutica postula la comprensión inadecuada como presupuesto y singularidad de toda comprensión auténtica. Popper afirmaba que existe una inadecuación de principio entre el aspecto expresivo y receptivo de una obra de arte. Según él, "la última palabra acerca de una obra de arte le pertenece al receptor" 20 . Este aspecto de la recepción surge en medio de una disputa con Lukacs en torno a la posibilidad de la con clusión de una obra de arte 21 . En este sentido, se habla de una obra de arte abierta. Jauss, en esta relación, menciona la concepción de obra abierta en Valéry (independiente de Leo opper). En efecto, según Valéry, para un autor, el producto de su actividad estética nunca llega a su término22; una obra acabada es más bien la ilusión del receptor, así como fuente y estímulo de su interpretación, inevitablemente inadecuada, la cual renueva el proceso nunca acabado de una comprensión productiva.

En el proceso de comprensión de un discurso ajeno influyen, con resultados variados, las instancias tales como el centro discursivo, el punto de vista, el foco de atención, el diapasón participativo, las categorías pronominales que intervienen y cambian la óptica (propuestas de Gogotishvili: 144). Torop, en cambio, desde su perspectiva de traducción total, pero trabajando sobre la oposición propio/ajeno23 , procede a cotejar "lo propio en lo, propio", "lo ajeno en lo propio", "lo propio en lo ajeno" 24 . El resultado puede ser un considerable desplazamiento del sentido, que puede ser interpretado como incomprensión, o comprensión parcial, y, en casos extremos, como error, aunque no se trata de error lógico, si bien desde una cierta perspectiva pueda verse como tal. Si tomamos otra vez las traducciones de los textos de Bajtín como ejemplos de interpretación creativa o de comprensión parcial, las traducciones mismas han generado conceptos ausentes como términos en los textos fuente, pero convertidos en tales en los metatextos mediante las traducciones descriptivas mediadoras. En español, es el caso de la "palabra enmarcada" y aun la "palabra cercada", que hay que entender como manifestaciones de la intertextualidad, mientras que en los textos de Bajtín: a) están ausentes las palabras mencionadas en calidad de términos o conceptos; b) el espíritu de los términos mencionados, generados a partir de las traducciones del ruso al inglés (en las cuales tampoco aparecen como términos), es ajeno a la idea del diálogo que tratan de transmitir; c) la misma intertextualidad, mediante la cual se explica en estos casos el dialogismo, es creación conceptual de J. Kristeva, quien sustituyó, por medio de la intertextualidad, a la intersubjetividad, mientras que esta última es el fundamento del dialogismo bajtiniano.

En este trabajo intenté mostrar, desde la perspectiva de la "traducción total" -que actualmente es el estado general de las cosas-, y con base en los conceptos de Bajtín que algunds investigadores consideraron un "descubrimiento galileico" del autor, la cualidad principal de la obra de Bajtín, tanto en su aspecto fenomenológico como en su proceso de recepción: Sus textos representan una filosofía del lenguaje orientada al habla indirecta y que la ilustra a sí misma.

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NOTAS:

1 Todos los demás tipos de otredad son, por sentido común, derivados de esta condición previa de un mundo en que hay un sólo "yo", el mío, y los demás son otrospara- mí. La filosofía del diálogo, paradójicamente, enseña cómo es posible ir, mediante interacción dialógica, hacia el reconocimiento de la prioridad del otro e, incluso, de su ventaja ontológica.

2 Este no es el lugar para cotejar la ética del bien y del mal formulada por Alain Badiou con la filosofía del acto ético de Bajtín. No obstante, el rechazo del filósofo francés a la ética abstracta y formal, y la propuesta que hace de una ética situacional ("Toute humanité s'enracine dans l'identification en pensée de situations singuliéres. Il n'y a pas d'étique en général", 1993, 18), con la proyección de la subjetividad hacia la trascendencia ("la inmortalidad" laica) y la responsabilidad personalizada, entre otros conceptos, ponen tal tarea al orden del día.

3 Empezaré por deconstruir mi propio modelo de traducción en cuanto interpretación para mostrar el fenómeno de refracción e interferencia -en este caso de adaptación situacional- del texto fuente en la traducción (en mi caso, de la palabra en lengua "propia", pero de propiedad ajena, a un discurso en lengua "ajena-propia", pero de mi propiedad). La refracción es metáfora del desplazamiento del sentido que sufre el enunciado al pasar por el medio del discurso del otro, que usa Bajtín. En la situación ideológica y social que prevalecía hace, digamos, veinte años, yo habría traducido por simplemente "hombre" los que ahora traduzco como "ser humano". De mi parte, se trata de una capitulación ante los hábitos discursivos, ideológicamente matizados, del momento actual, porque mi propio punto de vista sobre la relación entre el género gramatical y el género sexual (aunque reconozca que se trata de un constructo social) no coincide con estos hábitos.

4 "[L]'essentiel de l'objectivité éthique tient á une sociologie vulgaire, directement héritée de l'étonnement colonial devant les sauvages, étant entendu que les sauvages sont aussi parmi nous (drogués des banlieues, communautés de croyance, sectes: tout l'attirail journalistique de la mena-ante altérité interieure)..."

5 Cualquier proceso de comprensión es, en cierta medida, una traducción. Como mínimo, se trata de la traducción de un sistema de nociones ajeno en términos del propio. Así, es posible suponer que los levísimos desplazamientos de sentido y la aplicación de los énfasis pudieron ser fuente de una interpretación posterior dura de la doctrina de Saussure (y de la misma conversión de las ideas de Saussure en una doctrina), que permitiría situarlo como padre del estructuralismo.

6 Lo paradójico de la situación consiste, a mi modo de ver, en que, en la visión sistemática de la lengua, lo que menos importa es, justamente, quién habla.

7 Aparentemente, Saussure tenía la intención de desarrollar también una lingüística del habla, y los pocos indicios que Bally y Sechehaye captaron de esta intención y consignaron en un capítulo correspondiente, permiten plantear una hipótesis de que el maestro iba a poner ciertos límites a la visión sistemática que tal vez hubiesen permitido un desarrollo temprano de la pragmática, o de disciplinas afines que se centraran en el discurso, más allá de la lengua como sistema, etc.

8 Las diferentes teorías de la "intertextualidad", generadas a expensas de la filosofía dialógica de Bajtín, no son sino "lecturas" derivadas del desplazamiento del sentido en el proceso de "traducción total" al que ya me he referido. Por otro lado, también a la deconstrucción como método le incumbe este aspecto de la "diseminación" de la autoría, con todas las consecuencias teóricas. No obstante, la versión dialógica bajtiniana se basa en premisas totalmente opuestas (la personalización del sentido -que no es una substancialización del autor-, por ejemplo) a las de la deconstrucción y también llega a resultados opuestos.

9 Prescindo aquí de toda polémica en torno a la autoría de los llamados textos deuterocanónicos atribuidos a M. M. Bajtín, que implican a tres autores en su totalidad. Los textos principales son: El freudismo: ensayo crítico (Voloshinov, 1926), El método formal en los estudios literarios (Medvedev, 1928), El marxismo y la filosofía del lenguaje (Voloshinov, 1929) y El vitalismo contemporáneo (Kanaev,1926). Existen, asimismo, algunos artículos en disputa, firmados, unos por Voloshinov, otros por Medvedev. Hay testimonios y argumentos tanto en favor como en contra de la autoría bajtiniana, pero ninguna prueba "conclusiva". Una de las propuestas más interesantes acerca de la interpretación de la autoría de los textos mencionados es la de considerar los nombres originales en la portada como parte del texto mismo (una especie de "novelización"). Me parece improcedente exigir una "prueba positiva" al respecto, pero, aun cuando ocupe una posición personal sobre la cuestión, y basándome sobre todo en la experiencia de la traducción, quiero asentar aquí el hecho de que los ejemplos con la autoría tanto de Saussure como con la de Bajtín, me sirven, ante todo, como ilustraciones, para poner de manifiesto uno de los mecanismos de la relación del "discurso ajeno" con el "discurso propio".

10 Que se inscribe en el paradigma de acto ético (postupok) y enunciado (slovo, vyskazyvanie), siendo que ambos conceptos rebasan lo puramente verbal y semántico.

11 Ver otra traducción de El marxismo y la filosofía del lenguaje al español, que realizó hacia 1976, del inglés, A. M. Rússovich para la editorial argentina Nueva Visión. Otro ajuste contextual es la misma elección del título para esta traducción, afín al texto firmado por Voloshinov, pero que no corresponde al original: El signo ideológico y la filosofía del lenguaje. Para entender el sentido de la sustitución, es necesario evocar el cronotopo de la primera aparición de El marxismo y la filosofía del lenguaje al español: Argentina, 1976. Durante la junta militar, el marxismo se vuelve ilegal y (una vez más) políticamente peligroso.

12 Cf. Clive y Kristeva (1998: 15-30).

13 Cf. O. M. Freidenberg (1997: 99, 125). "Un pensamiento que percibe el mundo en categorías de la lucha, construye el mito y el ritual con base en la lucha (más tarde, en las categorías de competición o de disputa). De ahí, el carácter antifónico de los cantos, cuyo origen es el intercambio de bromas o de imprecaciones entre los dos coros sociales. Asimismo, de ahí provienen preguntas y respuestas, enigmas y adivinaciones, que van ocupando el lugar del diálogo preverbal en forma de batalla" (127).

14 Espero no se malinterprete este comentario como un llamado a la guerra mediante el principio dialógico, pero estoy de acuerdo con Ken Hirschkop en cuanto caracteriza ese principio como "a principle to be applied in cultural analysis, and not as a love of conversation or a belief in the restorative powers of everyday discourse" (Hirschkop, 1999: 4).

15 El cual, en el caso de Bajtín, se vincula a los principios de la reducción fenomenológica de Husserl. Cf. mi prólogo a M. M. Bajtín, Yo también soy. Fragmentos sobre el otro (2000).

16 "Enunciado", en cuanto término de la lingüística, es calco del francés énoncé. Para traducir Voy°, los franceses han preferido mot, que también tiene un campo semántico distinto. En inglés, al enunciado le corresponde utterance.-Word en el sentido lingüístico de oración, etc., al parecer no se usa, pero en algunos casos su semántica se aproxima al skvo, cuando alguien se propone a decir algo al otro: "A word with you".

17 Siendo término usado en la lingüística, "enunciado" viene del verbo "enunciar", señalado como cultismo en el Diccionario etimológico de Corominas. En el Diccionario de Autoridades, del siglo xvm, enunciar figura como voz forense. En cambio, enunciado no aparece ni como término, sino tan sólo como derivado del verbo.

18 Cf. "[...] la apelación, la orientación hacia el destinatario que el enunciado posee es su rasgo constitutivo, sin el cual no existe ni puede existir" (Bajtín, 1979: 279).

19 "Las unidades de la lengua estudiadas por la lingüística son por principio reproducibles un número ilimitado de veces, en un número ilimitado de enunciados [...] Las unidades de la comunicación discursiva -los enunciado enteros- son irreproducibles (aunque puedan ser citados), y están vinculadas entre sí mediante relaciones dialógicas" (Bajtín, 1979: 307).

20 "Diálogo sobre el arte", inédito (cito a Jauss) todavía en 1980.

21 Filosofía del arte en Heidelberg [1912-1914], publ. en 1974.

22 Cf. la opinión del poeta ruso O. Mandelstam: "En la poesía, en la plástica no existen, en general, obras acabadas".

23 Para los análisis de la traducción literaria (traducción en sentido amplio, que incluye la relación entre los textos traducidos y los textos de la cultura de origen y de la recepción, en forma de metatextos), Torop llega a proponer una "poética de lo propio y lo ajeno" (Torop: 139).

24 El origen de estas valoraciones semánticas potenciales hay que buscarlas, obviamente, en la "arquitectónica del acto ético" de Bajtín, con su triple óptica yo -para- mí, yopara -otro, otro-para-mí.


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