DOI:
https://doi.org/10.14483/21450706.20478Published:
2023-03-02Issue:
Vol. 18 No. 34 (2023): Julio-diciembre de 2023Section:
EditorialEntre la historia y el chisme: de la revista ASAB a Calle14
Between history and gossip: from ASAB magazine to Calle14
Keywords:
Revista Calle14 (es).Keywords:
research journal (en).Keywords:
Revista Calle 14, revista (pt).References
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Entre la historia y el chisme: de la revista ASAB a Calle14
Entre la historia y el chisme: de la revista ASAB a Calle14
Calle14: revista de investigación en el campo del arte, vol. 18, núm. 34, pp. 228-233, 2023
Universidad Distrital Francisco José de Caldas
Resumen: Ahora que Calle14 cumple 18 años y está a poco de alcanzar su mayoría de edad, aprovecho este espacio para contarles cómo se originó la revista y, en especial, el punto de partida de mi trabajo como editor.
Entre la historia y el chisme: de la revista ASAB a Calle14
Ahora que Calle14 cumple 18 años y está a poco de alcanzar su mayoría de edad, aprovecho este espacio para contarles cómo se originó la revista y, en especial, el punto de partida de mi trabajo como editor.
Entre los años 2000 y 2005, lo que se convertiría en la Facultad de Artes ASAB no contaba con un profesorado de planta: todos los docentes éramos contratistas o, como se dice a veces, “de vinculación especial”, para ocultar la precariedad de esta forma de contratación. La Academia Superior de Artes de Bogotá ofrecía formación profesional en Artes Plásticas y Visuales, Artes Escénicas y Artes Musicales mediante un convenio entre el Instituto Distrital de Cultura y Turismo y la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
En 2004 y 2005 se llevaba a cabo la transformación dela arquitectura institucional de la cultura en Bogotá y el IDCT estaba destinado a desaparecer para dar lugar a la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. En este contexto, la comunidad académica de la ASAB se enfrentaba a tres opciones: convertirse en una nueva institución universitaria, adscribirse a la Universidad Distrital o desaparecer.
Después de arduos debates, estudios de factibilidad y concertaciones, se vio la inviabilidad de la primera opción y lo indeseable de la tercera, por lo que se optó por la segunda alternativa, no sin la resistencia argumentada de quienes advertían sobre las dificultades que encontraría la comunidad artística–humanística– de la ASAB en el campus y las lógicas institucionales de la Universidad Distrital. A finales de 2005 se creó la nueva facultad de Artes y, como un gesto simbólico y un modo de conservar en un nombre la historia formativa de la Academia Superior de Artes, se decidió que se llamaría Facultad de Artes ASAB.
En ese contexto, Angélica González y yo, dos docentes de Artes Plásticas interesa- dos por el futuro de la ASAB, nos enteramos de una invitación que había llegado a la Oficina de Investigación para participar en un encuentro de revistas universitarias. Como nadie más estaba dispuesto a asistir, los dos decidimos buscar los ejemplares más recientes de la revista ASAB para participar en dicho evento.
Esta era una publicación de alta calidad editorial que abordaba en cada número una temática precisa como pedagogía, investigación, ética, interdisciplinariedad, todos caracterizados por un color distintivo. Desafortunadamente, la revista no mantenía una periodicidad estricta, lo que dificultaba su proyección, y era una publicación únicamente en formato impreso.
Para sorpresa nuestra, en el mostrario de ese evento, la revista ASAB se destacaba por su calidad editorial y su formato sobre otras revistas de la universidad. Una vez realizada la presentación, recibimos felicitaciones de parte de los organizadores del evento y de algunas editoras de otras revistas, quienes destacaron el compromiso de la comunidad artística para socializar con calidad los resultados de sus prácticas y proceso de investigación y creación. A la salida, no pudimos ocultar cierta sensación de incomodidad por haber recibido cumplidos por un trabajo que no era nuestro y, solo por no permanecer en silencio, le propuse a Angélica que deberíamos hacer algo para continuar con la revista ASAB.
Lo que no sabía era que, para el año 2006, la antigua ASAB sería oficialmente la quinta facultad de la Universidad Distrital; tampoco que se abrirían concursos de planta para las diez primeras plazas de profesores y que yo sería uno de ellos. Y menos que el primer decano, el profesor Mario Montoya, me propondría asumir la coordinación de la unidad de investigación, donde apareció el reto de apoyar a los grupos de investiga- dores y pensar en los medios de socialización de sus resultados.
El profesor Montoya realizó una decanatura inaugural, participativa, dialógica y prospectiva. Además, facilitó la transición para que los nuevos docentes de planta asumiéramos las tareas de dirección de la facultad.
Y fue en este contexto donde se dieron las circunstancias para replantear la pregunta por la revista de la Facultad de Artes ASAB, inicialmente formulada como el dilema entre continuar la vieja revista o crear una nueva. Finalmente, se optó por la creación de una nueva revista, sin que esto implicara la desaparición de la revista ASAB.
Para ese momento, Angélica González había salido de la Universidad Distrital para iniciar estudios de doctorado en Francia. Fue así como, en el año 2006, con la guía de la profesora María Elvira Rodríguez, editora de la revista Enunciación, y de los colegas Ricardo Arcos-Palma, Liliana Cortés y Santiago Rueda, planteamos el proyecto de Calle14: revista de investigación en el campo del arte, el cual fue aprobado en el Consejo de Facultad y apoyado ampliamente por el decano Ricardo Lambuley y el representante de los profesores Gabriel Esquinas. Para conformar un comité editorial amplio de carácter internacional extendimos invitación a los profesores Catherine Walsh y Walter Mignolo.
Todos ellos contribuyeron con artículos de su autoría o hablando con sus colegas para ayudarnos a completar los contenidos del primer número, tarea que nunca es fácil debido a la incertidumbre en la que habitan las nuevas publicaciones académicas, cuya sostenibilidad y permanencia están siempre en riesgo.
En abril de 2007, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, donde esta ciudad fue reconocida por la UNESCO como la capital mundial del libro, realizamos el lanzamiento del primer número de la revista, dedicado al tema ‘el autor y la autoría’, con un artículo central escrito por Teresa Camps. Allí, en medio de los brindis y dela copiosa asistencia de colegas y autores, me pregunté por la irresponsabilidad de haber aceptado coordinar este proyecto editorial sin tener formación previa como editor ni el capital social suficiente para sostenerlo. Por lo tanto, y debido a que no podía traicionar la confianza y generosidad de todos, no me quedó otra alternativa que empezar a aprender los procesos y responsabilidades de una publicación seriada con perspectiva de indexación y clasificación, de carácter exógeno y con proyección internacional. En esa escuela editorial basada en la experiencia estoy lejos de alcanzar la experticia de otros editores profesionales, pero vale el esfuerzo de llevar a Calle14 a su mayoría de edad y proyectar esa celebración para el año 2024.Finalmente, la revista ASAB no desapareció con la creación de Calle14.
Conservando su carácter más endógeno, y sin regirse por las cambiantes reglas de PUBLINDEX ni por las normas de los sistemas de indexación y resumen (SIR) internacionales ,ha publicado nuevos números bajo el liderazgo editorial de Dilma Valderrama, Rafael Méndez y María José Arbeláez, entre otros. Sin duda, ellos tienen una mejor perspectiva para contar los avatares de ASAB, la revista que propició el origen e indicó el camino que Calle14 debería recorrer durante casi dos décadas.
Resumen
Ahora que Calle14 cumple 18 años y está a poco de alcanzar su mayoría de edad, aprovecho este espacio para contarles cómo se originó la revista y, en especial, el punto de partida de mi trabajo como editor.
Entre la historia y el chisme: de la revista ASAB a Calle14
Ahora que Calle14 cumple 18 años y está a poco de alcanzar su mayoría de edad, aprovecho este espacio para contarles cómo se originó la revista y, en especial, el punto de partida de mi trabajo como editor.
Entre los años 2000 y 2005, lo que se convertiría en la Facultad de Artes ASAB no contaba con un profesorado de planta: todos los docentes éramos contratistas o, como se dice a veces, “de vinculación especial”, para ocultar la precariedad de esta forma de contratación. La Academia Superior de Artes de Bogotá ofrecía formación profesional en Artes Plásticas y Visuales, Artes Escénicas y Artes Musicales mediante un convenio entre el Instituto Distrital de Cultura y Turismo y la Universidad Distrital Francisco José de Caldas.
En 2004 y 2005 se llevaba a cabo la transformación dela arquitectura institucional de la cultura en Bogotá y el IDCT estaba destinado a desaparecer para dar lugar a la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte. En este contexto, la comunidad académica de la ASAB se enfrentaba a tres opciones: convertirse en una nueva institución universitaria, adscribirse a la Universidad Distrital o desaparecer.
Después de arduos debates, estudios de factibilidad y concertaciones, se vio la inviabilidad de la primera opción y lo indeseable de la tercera, por lo que se optó por la segunda alternativa, no sin la resistencia argumentada de quienes advertían sobre las dificultades que encontraría la comunidad artística–humanística– de la ASAB en el campus y las lógicas institucionales de la Universidad Distrital. A finales de 2005 se creó la nueva facultad de Artes y, como un gesto simbólico y un modo de conservar en un nombre la historia formativa de la Academia Superior de Artes, se decidió que se llamaría Facultad de Artes ASAB.
En ese contexto, Angélica González y yo, dos docentes de Artes Plásticas interesa- dos por el futuro de la ASAB, nos enteramos de una invitación que había llegado a la Oficina de Investigación para participar en un encuentro de revistas universitarias. Como nadie más estaba dispuesto a asistir, los dos decidimos buscar los ejemplares más recientes de la revista ASAB para participar en dicho evento.
Esta era una publicación de alta calidad editorial que abordaba en cada número una temática precisa como pedagogía, investigación, ética, interdisciplinariedad, todos caracterizados por un color distintivo. Desafortunadamente, la revista no mantenía una periodicidad estricta, lo que dificultaba su proyección, y era una publicación únicamente en formato impreso.
Para sorpresa nuestra, en el mostrario de ese evento, la revista ASAB se destacaba por su calidad editorial y su formato sobre otras revistas de la universidad. Una vez realizada la presentación, recibimos felicitaciones de parte de los organizadores del evento y de algunas editoras de otras revistas, quienes destacaron el compromiso de la comunidad artística para socializar con calidad los resultados de sus prácticas y proceso de investigación y creación. A la salida, no pudimos ocultar cierta sensación de incomodidad por haber recibido cumplidos por un trabajo que no era nuestro y, solo por no permanecer en silencio, le propuse a Angélica que deberíamos hacer algo para continuar con la revista ASAB.
Lo que no sabía era que, para el año 2006, la antigua ASAB sería oficialmente la quinta facultad de la Universidad Distrital; tampoco que se abrirían concursos de planta para las diez primeras plazas de profesores y que yo sería uno de ellos. Y menos que el primer decano, el profesor Mario Montoya, me propondría asumir la coordinación de la unidad de investigación, donde apareció el reto de apoyar a los grupos de investiga- dores y pensar en los medios de socialización de sus resultados.
El profesor Montoya realizó una decanatura inaugural, participativa, dialógica y prospectiva. Además, facilitó la transición para que los nuevos docentes de planta asumiéramos las tareas de dirección de la facultad.
Y fue en este contexto donde se dieron las circunstancias para replantear la pregunta por la revista de la Facultad de Artes ASAB, inicialmente formulada como el dilema entre continuar la vieja revista o crear una nueva. Finalmente, se optó por la creación de una nueva revista, sin que esto implicara la desaparición de la revista ASAB.
Para ese momento, Angélica González había salido de la Universidad Distrital para iniciar estudios de doctorado en Francia. Fue así como, en el año 2006, con la guía de la profesora María Elvira Rodríguez, editora de la revista Enunciación, y de los colegas Ricardo Arcos-Palma, Liliana Cortés y Santiago Rueda, planteamos el proyecto de Calle14: revista de investigación en el campo del arte, el cual fue aprobado en el Consejo de Facultad y apoyado ampliamente por el decano Ricardo Lambuley y el representante de los profesores Gabriel Esquinas. Para conformar un comité editorial amplio de carácter internacional extendimos invitación a los profesores Catherine Walsh y Walter Mignolo.
Todos ellos contribuyeron con artículos de su autoría o hablando con sus colegas para ayudarnos a completar los contenidos del primer número, tarea que nunca es fácil debido a la incertidumbre en la que habitan las nuevas publicaciones académicas, cuya sostenibilidad y permanencia están siempre en riesgo.
En abril de 2007, en el marco de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, donde esta ciudad fue reconocida por la UNESCO como la capital mundial del libro, realizamos el lanzamiento del primer número de la revista, dedicado al tema ‘el autor y la autoría’, con un artículo central escrito por Teresa Camps. Allí, en medio de los brindis y dela copiosa asistencia de colegas y autores, me pregunté por la irresponsabilidad de haber aceptado coordinar este proyecto editorial sin tener formación previa como editor ni el capital social suficiente para sostenerlo. Por lo tanto, y debido a que no podía traicionar la confianza y generosidad de todos, no me quedó otra alternativa que empezar a aprender los procesos y responsabilidades de una publicación seriada con perspectiva de indexación y clasificación, de carácter exógeno y con proyección internacional. En esa escuela editorial basada en la experiencia estoy lejos de alcanzar la experticia de otros editores profesionales, pero vale el esfuerzo de llevar a Calle14 a su mayoría de edad y proyectar esa celebración para el año 2024.Finalmente, la revista ASAB no desapareció con la creación de Calle14.
Conservando su carácter más endógeno, y sin regirse por las cambiantes reglas de PUBLINDEX ni por las normas de los sistemas de indexación y resumen (SIR) internacionales ,ha publicado nuevos números bajo el liderazgo editorial de Dilma Valderrama, Rafael Méndez y María José Arbeláez, entre otros. Sin duda, ellos tienen una mejor perspectiva para contar los avatares de ASAB, la revista que propició el origen e indicó el camino que Calle14 debería recorrer durante casi dos décadas.
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