Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética

Spirituality and Poetic Dwelling as an Aesthetic Challenge

Autores/as

  • Mario Montoya Castillo Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Palabras clave:

language, communication, poetry, thinking, creating, experimentation (en).

Palabras clave:

lenguaje, comunicación, poesía, pensar, crear, experimentación (es).

Referencias

Cardona Suárez, L. F. (2007). Meditación y silencio. Seminario de Heidegger. Maestría de Filosofía, Universidad Javeriana. (Material fotocopiado).

De Saussure, F. (2002). Curso de lingüística general. Losada.

Deleuze, G. y Guattari, F. (2004). Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia. Pre-Textos.

Heidegger, M. (1969). Introducción a la metafísica. Nova.

Heidegger, M. (1987). De camino al habla. Ediciones del Serbal.

Heidegger, M. (1994). Construir, habitar, pensar [Conferencias y artículos (pp. 127-142)]. Ediciones del Serbal.

Heidegger, M. (1994a). Serenidad. Ediciones del Serbal.

Heidegger, M. (1994b). «…Poéticamente habita el hombre…» [Conferencias y artículos (pp. 163-178)]. Ediciones del Serbal.

Heidegger, M. (2003). La época de la imagen del mundo. En Caminos de bosque (pp. 63-90). Alianza Editorial.

Heidegger, M. (2005). ¿Qué significa pensar? Editorial Trotta.

Heidegger, M. (2006a). Ser y tiempo. Editorial Trotta.

Heidegger, M. (2006b). Aportes a la filosofía: acerca del evento. Biblos, Biblioteca Internacional Heidegger.

Heidegger, M. (2008). La pobreza. Amorrortu.

Méndez Plancarte, A. (ed.). (1951). Obras completas sor Juana Inés de la Cruz. Vol. I. Lírica personal. Fondo de Cultura Económica.

Vattimo, G. (2003). Posmodernidad: ¿una sociedad transparente? En En torno a la posmodernidad (pp. 9-19). Anthropos.

Cómo citar

APA

Montoya Castillo, M. (2023). Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética. Enunciación, 28(2), 319–324. https://doi.org/10.14483/22486798.21722

ACM

[1]
Montoya Castillo, M. 2023. Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética. Enunciación. 28, 2 (dic. 2023), 319–324. DOI:https://doi.org/10.14483/22486798.21722.

ACS

(1)
Montoya Castillo, M. Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética. Enunciación 2023, 28, 319-324.

ABNT

MONTOYA CASTILLO, Mario. Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética. Enunciación, [S. l.], v. 28, n. 2, p. 319–324, 2023. DOI: 10.14483/22486798.21722. Disponível em: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/21722. Acesso em: 9 may. 2024.

Chicago

Montoya Castillo, Mario. 2023. «Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética». Enunciación 28 (2):319-24. https://doi.org/10.14483/22486798.21722.

Harvard

Montoya Castillo, M. (2023) «Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética», Enunciación, 28(2), pp. 319–324. doi: 10.14483/22486798.21722.

IEEE

[1]
M. Montoya Castillo, «Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética», Enunciación, vol. 28, n.º 2, pp. 319–324, dic. 2023.

MLA

Montoya Castillo, Mario. «Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética». Enunciación, vol. 28, n.º 2, diciembre de 2023, pp. 319-24, doi:10.14483/22486798.21722.

Turabian

Montoya Castillo, Mario. «Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética». Enunciación 28, no. 2 (diciembre 21, 2023): 319–324. Accedido mayo 9, 2024. https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/21722.

Vancouver

1.
Montoya Castillo M. Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética. Enunciación [Internet]. 21 de diciembre de 2023 [citado 9 de mayo de 2024];28(2):319-24. Disponible en: https://revistas.udistrital.edu.co/index.php/enunc/article/view/21722

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Recibido: 2 de noviembre de 2023; Aceptado: 4 de diciembre de 2023

Resumen

Es frecuente pensar el lenguaje como instrumento o como herramienta de comunicación. Es frecuente, también, no darse cuenta de que en esta perspectiva el lenguaje se convierte en repetición, en consigna, en fórmula y en apariencia de conocimiento que limita el preguntar y todo esfuerzo en el pensar. Este trabajo está en la distancia del lenguaje como instrumento, y habita los senderos en los que pensar es crear un lenguaje nuevo que no se deja sujetar, pues es experimentación-emancipación constante. La poesía posibilita y crea lenguajes nuevos, vidas verdaderas, cuida, guarda, protege las cosas en su ser, en una espiritualidad que se relaciona íntimamente con la naturaleza y libertad del alma. Desde este lugar, se pone en cuestión la confianza de la Ilustración y se ataca la verdad lógico-analítica, la de la técnica y la ciencia que difícilmente reconoce que en lo que nos acontece palpita el germen de la palabra, el son del silencio, que nos deja escuchar lo que dice el mundo en su movimiento. Habitar poéticamente es darse forma a sí mismo. Es crear un mundo que le dé cobijo, que le dé sentido a la existencia; es crear un horizonte simbólico desde donde el hombre se interprete y desde donde bosqueje sus posibilidades de ser. Esto es lo que, con Heidegger, llamaremos creación esencial y esta creación se encarna en el lenguaje. Es, como lo indica Heidegger (1994), edificar y en consecuencia habitar.

Palabras clave:

lenguaje, comunicación, poesía, pensar, crear, experimentación.

Abstract

It is common to think of language as an instrument or a communication tool. It is also common not to realize that, within this perspective, language becomes a repetition, a slogan, a formula, and a semblance of knowledge that limits questioning and all effort in thinking. This work is at a distance from language as an instrument and inhabits the paths in which thinking is creating a new language that does not allow itself to be subjected, as it is a constant experimentation-emancipation. Poetry enables and creates new languages, true lives, and it cares, guards, and protects things in their being, in a spirituality that is intimately related to the nature and freedom of the soul. From this place, the confidence of the Enlightenment is questioned, and the logical-analytical truth is attacked, that of technique and science which hardly recognizes that the germ of words beats within what happens to us, as well as the sound of silence, which allows us to listen to what the world says in its movement. To inhabit poetically is to shape oneself. It means creating a world that gives shelter and meaning to existence; it means creating a symbolic horizon from which humans interpret themselves and sketch their possibilities of being. This is what, with Heidegger, we will call essential creation, and this creation is embodied in language. It is, as indicated by Heidegger (1994), to build and, consequently, to inhabit.

Keywords:

language, communication, poetry, thinking, creating, experimentation.

Habitar poéticamente es darse forma a sí mismo. Es crear un mundo que le dé cobijo, que le dé sentido a la existencia, que le permita una precomprensión del mundo y de sí mismo; es crear un horizonte simbólico desde donde el hombre se interprete y desde donde bosqueje sus posibilidades de ser. Esto es lo que, con Heidegger, llamaremos creación esencial y esta creación se encarna en el lenguaje. De alguna manera, es darle forma al espacio abierto en la que el hombre avanza en el camino, construyéndose a sí mismo. Es, como lo indica Heidegger (1994), edificar y en consecuencia habitar.

El habitar poéticamente y darse forma a sí mismo exige una meditación y un preguntar por el pensamiento-poesía-lenguaje o, en el mismo sentido, se trata de pensar la vecindad entre pensamiento y poesía que dice mucho de la apertura del ser, que nos recuerda la pregunta por el sentido del ser, una pregunta tremendamente compleja que articula todo el pensamiento de Martín Heidegger (2006a), 2006b, 2005). El lugar en el que se plantea esta pregunta es la Ilustración, y Heidegger se sitúa expresamente contra esta y sus valores. Una Ilustración orientada desde la filosofía racionalista y la empirista que señala que el conocimiento humano puede alcanzar techos desconocidos y que, de alguna manera, la historia sigue un proceso imparable que nos conducirá al conocimiento puro y pleno, al conocimiento absoluto. Se pone en cuestión la confianza y el optimismo de la Ilustración, y en esta misma línea se ataca la verdad lógico-analítica, la de la ciencia. Con Heidegger la ciencia está bajo sospecha. El progreso que promete la ciencia es cuestionable, pues la historia no sigue reglas establecidas ni tiene garantizado de antemano su éxito y tampoco la felicidad, la paz perpetua. Podríamos decir que la confianza en el saber de la ciencia y en el progreso de la historia están heridos de muerte.

Para Heidegger, la esencia de la técnica moderna reside en el dispositivo (Gestell), que a manera de provocación o fascinación se dispone a entregar una energía que se puede acumular como un depósito disponible. En la época de la técnica, las cosas no pueden existir como tales, la técnica las convierte en objetos de manipulación, las cosas son explotadas y utilizadas en el deseo infinitamente creciente del hombre y su necesidad absoluta; la necesidad técnica de una cosa se convierte en la única medida desde la cual se puede tratar.

La modernidad se entiende como metafísica de la subjetividad. Al desenlace de esta época, es decir, a la consumación de la metafísica, Heidegger le da el nombre de época del predominio de la técnica, pues aquí se funden la ciencia matemática y el primado de la técnica o el primado del hacer. Y en esta fusión de ciencia y técnica se alcanza la máxima realización metafísica de la subjetivad moderna:

En el imperialismo planetario del hombre técnicamente organizado, el subjetivismo del hombre alcanza su cima más alta, desde la que descenderá a instalarse en el llano de una uniformidad organizada. Esta uniformidad pasa a ser el instrumento más seguro para el dominio técnico de la tierra. La libertad moderna de la subjetividad se sume por completo en la objetividad adecuada a ella. (Heidegger, 2003, p. 89)

Desde aquí podemos afirmar que el totalitarismo en la técnica conduce a un lenguaje instrumentalizado, lo difunde y lo acepta, lo hace perder la multiplicidad de su significado y la explosión de su riqueza. El destino del desocultamiento es el peligro; el peligro nos gobierna de acuerdo con el modo del dispositivo, y este último es el peligro supremo. Pero es precisamente el peligro lo que nos muestra que puede haber otro tipo de desocultamiento, es decir, el peligro puede ser saludable. Con Hölderlin podríamos hablar de una salvación, si escuchamos la resonancia de las palabras que ya todos hemos escuchado: “cercano está el dios // y difícil es captarlo // pero donde hay peligro // crece lo que nos salva... //”. Este peligro no tendríamos que esperarlo sin preparación. Y el peligro tiene una raíz común con la salvación: el dominio del dispositivo y su proceso de progreso.

A propósito del lenguaje en esta mirada crítica, que deja verlo como instrumento o herramienta de comunicación, valdría la pena recordar que es una de las formas de abordar la enseñanza y el aprendizaje de la lengua. Casi siempre respondemos a la interrogación por el lenguaje, indicando que es un instrumento, una herramienta de comunicación. Pero, si meditamos, si nos interrogamos sobre lo que significa instrumento, difícilmente podríamos encerrar al lenguaje allí. Se trataría de un instrumento, por lo menos, bien raro, pues si entendemos con Heidegger que pensar es crear un lenguaje nuevo, imaginamos un instrumento que se abre camino a cada instante, que no se deja sujetar pues se trataría de un experimentar constante, de un jugar permanente en el que no jugamos con este raro instrumento, sino más bien que este juega con nosotros y, al hacerlo, retuerce la lengua en cada relámpago, en cada lugar y la convierte en algo inservible, improductivo para la comunicación. De Saussure (2002) nos enseñó que la repetición del signo anula su significado, lo cual está en correlato con la idea de que el lenguaje repetido y repetido deja de significar y pasa a convertirse en consigna, en fórmula, en apariencia de conocimiento, que nos limita el seguir preguntando. De esta manera, se proscribe todo esfuerzo en el pensar, pues el preguntar se clausura en la información saturada de lo trivial.

Un buen ejemplo de esto lo presenta Deleuze y Guattari (2004):

La maestra no se informa cuando pregunta a un alumno, ni tampoco informa cuando enseña una regla de gramática o de cálculo. “Ensigna”, da órdenes, manda [...]. La máquina de enseñanza obligatoria no comunica informaciones, sino que impone al niño coordenadas semióticas con todas las bases duales de la gramática. [...]El lenguaje ni siquiera está hecho para que se crea en él, sino para obedecer y hacer que se obedezca. (p. 81)

En esta perspectiva, el lenguaje no deja pensar, pues se instala en lo establecido, en una concha que no se deja abrir y, más bien, nos deja en un mundo de charlatanería y de ruidaje. El lenguaje, cuando dice algo, nos hace ver, nos muestra algo. Claro está que se puede hablar sin decir nada, y entonces el lenguaje es puro ruido, pura consigna. Por esto, es necesario recordar que la esencia del lenguaje es el silencio, pues se funda en la moderación y exige agudizar el oído, estar atento a la escucha, es decir, pensar en silencio lo que aquí irrumpe. Abandonar la adoración de las palabras pues allí podrá iniciar el camino del pensar que no es otra cosa que aprender a dirigir nuestra mirada a aquello que se nos presenta como inquietante. En el marco de esta problematización del lenguaje como instrumento, afirmamos con Heidegger que hoy, más que nunca, hay que pensar al hombre, pensar el silencio que en la historia del olvido del ser ha dejado a un lado la pregunta esencial de qué sea aún el hombre. El rememorar es entonces evocativo y conmemora la pérdida y la ausencia, el desasimiento, pues pensar el silencio y en silencio es casi como pensar sin palabras, a la manera del proverbio chino de Chuang-tzu:

El propósito de una red de pescar es pescar peces, y cuando los peces son atrapados, se olvida la red. El propósito de una trampa de conejos es atrapar conejos. Cuando los conejos son atrapados, se olvida la trampa. El propósito de las palabras es comunicar ideas. Cuando las ideas son comprendidas, se olvidan las palabras. ¿Dónde puedo encontrar una persona que haya olvidado las palabras? Con ella sí que me gustaría conversar.(Citado por Cardona, 2007)

Para hallar la línea de fuga de un lenguaje tecnificado-tecnologizado, el lenguaje como instrumento, es esencial hacer hablar al lenguaje mismo. Esto significa encarar la tarea de seguir un camino en el que dicho lenguaje tecnificado pueda ser superado por el lenguaje poético que, en última instancia, es lo que significa Heidegger (1987) en su texto De camino al habla1. Para escapar a la tecnificación del lenguaje, es tremendamente significativo conservar la esencia poética del lenguaje. La poesía avanza en la superación del lenguaje como instrumento, pues en esto consiste la esencia de la poesía, en el dejar-habitar (Wohnenlassen) de la poesía que abre camino para escapar del peligro técnico.

En clave heideggeriana, la des-ocultación hay que lograrla en todo momento y, para ello, es preciso ‘lucharla’; en esta lucha aparece el trabajo del lenguaje ya sea conseguido desde lo poético o desde el pensamiento.

Cuando los creadores se han retirado del pueblo y apenas se los tolera todavía como rareza extravagante, como adorno, como pájaros raros y ajenos a la vida real, cuando se suspende la lucha auténtica y se desplaza a la mera polémica, a los quehaceres y maquinaciones del hombre dentro de lo materialmente existente y disponible, entonces ya ha comenzado el decaimiento. (Heidegger, 1969, pp. 64-65)

La poesía permite el dejar-habitar; en otras palabras, es la que posibilita que la vida sea verdadera, ya que la poesía es la que guarda, cuida, protege, preserva las cosas en su ser. Poetizar también significa estar en la proximidad de lo distante. Habitar el mundo, estar en el mundo, cuando vivimos en el mundo, sea trabajando la tierra, filosofando, enseñando, cincelando, martillando, o cualesquiera que sean nuestras ocupaciones cotidianas, lo cual es esencial para ser un hombre auténtico, estamos indicando que se trata de algo que apunta a lo espiritual, es decir, algo que se relaciona íntimamente con la naturaleza y la libertad del alma. No se trata de algo que esté relacionado con la riqueza material, ni la gloria mundana o algún bien exterior, cualquiera que sea. Ya lo reclamaba con un tremendo grito, en el siglo XII, la escritora mexicana Juana de Asbaje, o sor Juana Inés de la Cruz, ejemplo real y preciso de las dificultades que las mujeres han tenido que esquivar, cuando se interrogaba en su bello soneto “En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas?” (cf. Méndez, 1951):

En perseguirme, Mundo, ¿qué interesas? ¿En qué te ofendo, cuando sólo intento poner bellezas en mi entendimiento y no mi entendimiento en las bellezas?

Yo no estimo tesoros ni riquezas; y así, siempre me causa más contento poner riquezas en mi entendimiento que no mi entendimiento en las riquezas.

En una época en que se desprecia la palabra y solo la fuerza o, en otro extremo, los sentimientos parecen valer, cada vez es más difícil reconocer que en lo que nos acontece palpita el germen de la palabra. Porque eso exige escuchar, escuchar el ser -mudo obviamente- y dejar que nos llegue esa palabra germinal, el son del silencio, lo que tenga que decirnos el mundo en su movimiento (cf. Heidegger, 2008).

En 1945, Heidegger pronuncia un sermón. Decimos sermón, pues su desarrollo “no presenta, para decirlo con rigor, la forma clásica de la ‘lección’ o de la ‘conferencia’, sino más bien la de la homilía, en el sentido litúrgico del término, o del sermón” (Lacoue-Labarthe, en Heidegger, 2008, p. 17). Allí comenta Heidegger una sentencia de Hölderlin: “Entre nosotros, todo se concentra sobre lo espiritual, nos hemos vuelto pobres para volvernos ricos” (p. 93).

Dice Heidegger (2008) :

Ser-pobre quiere decir: no carecer de nada, salvo de lo necesario; no carecer de nada más que de lo Libre-liberante. (p. 111)

[...] cuando la esencia humana carece de lo no-necesario, entonces, el hombre se ha vuelto pobre en sentido propio. [...] la concentración sobre lo espiritual significa: congregarse en la relación del Ser con el hombre, y mantenerse congregado en él. (p. 113)

El peligro de la hambruna, por ejemplo, y de los años de escasez, si se considera en su totalidad lo propio del destino occidental, no reside de ningún modo en que muchos hombres pueden perecer, sino en que aquellos que se salvan no viven más que para comer a fin de vivir. La ‘vida’ gira sobre ella misma en su propio vacío, que la asedia bajo la figura, apenas notada y a menudo inconfesada, del aburrimiento. En este vacío, el hombre se extravía. Se equivoca de camino sobre el cual aprender la esencia de la pobreza. (pp. 115, 117)

[...] Por eso hace falta la meditación de los pueblos sobre sí mismos en el diálogo que establecen vez a vez unos con otros. (p. 119)

Se trata de habitar una nueva patria centrada en el amor y no en el triunfo. Un habitar poético que en términos del mismo Heidegger (1994a) denominamos Gelassenheit, el desasirnos, el no convertir esta comarca en un basurero, casi en una continua lucha heroica, sin plan alguno, en la que acaba por ser arrojado del mundo para hundirse en la vía de la interpretación como forma del ser, en donde lo importante no es llegar a un sitio determinado, sino estar siempre en la senda de la interpretación, “en el lugar del encuentro, como en un azul amable” (Heidegger, 1994b).

Esta empresa de aprender a habitar poéticamente, de reconocer otra medida diferente al calcular, esto es, la medida del habitar poético que es la esencia misma del hombre, implica el hablar poético del filósofo donde pueda brotar la palabra inaugural, la palabra fundante, tal como lo indica Vattimo (2003), pues se trata de una palabra que “rompe la continuidad del mundo precedente y funda uno nuevo. Estos eventos inaugurales son eventos del lenguaje, y su sede es la poesía” (p. 19). La poesía muestra el camino.

Nuestro tiempo apela a los verdaderos poetas para iluminar la esencia de la poesía, es, por supuesto, la profundización de la comprensión del pensamiento, y Hölderlin es un poeta. Heidegger encuentra en cierto sentido una ontología de la poesía con su acercamiento a Hölderlin. La relación original pensamiento/poesía aparece una vez que se aprende el lenguaje desde el punto de vista del ser. Para Heidegger, el estatuto de Hölderlin no está en la historia del pensamiento, sino en el futuro, y este futuro es diferente del mundo de ciencia y técnica que es lo que domina nuestro presente.

Hemos vinculado la crítica que hace Heidegger de la figura ontológica de ciencia y técnica con la determinación del habitar poético del hombre, y hemos explicado la relación entre lenguaje poético y el habitar poético, que muestra la temporalidad del lenguaje poético y su esencia de dejar vivir a la manera heideggeriana. “Habitar poéticamente” es un verso del poema de Hölderlin en El amable azul meditado por Heidegger (1994b), especialmente en el texto de Poéticamente habita el hombre.

Esta época está marcada por una ausencia de techo espiritual, por lo que tener un lugar y un hogar real es esencial para nosotros. Así, se indicó una conexión íntima entre poesía y vida, porque es solo la poesía la que hace posible un auténtico habitar sobre la Tierra. En el tiempo poético realmente se vive y, fuera de él, existimos como cualquier máquina en la época de la técnica. La poesía nos prepara para el acontecimiento (Ereignis). La poesía transforma nuestro tiempo cotidiano y unívoco, es decir, la poesía es la apertura a un posible nuevo mundo de vida.

La filosofía occidental ha considerado siempre al pensamiento lógico como el fundamental. Sin embargo, el conocimiento y cultura de la humanidad no se fundan en conceptos y pensamiento lógicos, sino mejor sobre el pensamiento metafórico, el pensamiento poético, que es esencialmente pre-lógico. Como lo indica el mismo Heidegger, la tradición metafísica de Occidente es una constitución onto-teo-lógica; es decir, la metafísica no tiene fundamento, razón por la cual Heidegger denomina a su filosofía una ontología fundamental, pues para nuestro autor la filosofía occidental de dos mil años, es decir, la cultura occidental, ha olvidado el verdadero fundamento y origen, que él denomina ser.

Referencias

Cardona Suárez, L. F. Meditación y silencio. Seminario de Heidegger. Maestría de Filosofía, Universidad Javeriana. (Material fotocopiado) 2007.

De Saussure F. Curso de lingüística general. Losada. 2002.

Deleuze G, Guattari F. Mil mesetas: capitalismo y esquizofrenia. Pre-Textos. 2004.

Heidegger M. Introducción a la metafísica. Nova. 1969.

Heidegger M. De camino al habla. Ediciones del Serbal. 1987.

Heidegger M. Construir, habitar, pensar. Conferencias y artículos. . 127-142 Ediciones del Serbal. 1994.

Heidegger M. Serenidad. Ediciones del Serbal. 1994.

Heidegger M. "…Poéticamente habita el hombre…". Conferencias y artículos. 1994 . 163-178 Ediciones del Serbal..

Heidegger M. La época de la imagen del mundo. Caminos de bosque. 63-90 Alianza Editorial. 2003.

Heidegger M. ¿Qué significa pensar?. Editorial Trotta. 2005.

Heidegger M. Ser y tiempo. Editorial Trotta. 2006.

Heidegger M. Aportes a la filosofía: acerca del evento. Biblos, Biblioteca Internacional Heidegger. 2006.

Heidegger M. La pobreza. Amorrortu. 2008.

Méndez Plancarte A. Obras completas sor Juana Inés de la Cruz. Vol. I. Lírica personal. Fondo de Cultura Económica. 1951.

Vattimo G. Posmodernidad: ¿una sociedad transparente?. En torno a la posmodernidad.9-19. Anthropos. 2003.

Unterwegs zur Sprache se traduce en español con el título De camino al habla. Constituye un libro que recopila artículos y conferencias del filósofo alemán Martín Heidegger escritos entre 1950 y 1959. Allí hay una meditación y pre-ocupación por el habla, la palabra y el lenguaje poético. Allí podemos leer: “El habla”; “El habla en el poema”; “De un diálogo del habla”; “La esencia del habla”; “La palabra”; “El camino al habla”.
Montoya Castillo, M. (2023). Espiritualidad y habitar poético como apuesta estética. Enunciación, 28(2), 319-324
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