
DOI:
https://doi.org/10.14483/25009311.12525Published:
2017-01-24Issue:
Vol. 3 No. 3 (2017): enero-diciembreSection:
EditorialLa investigación-creadora o el horizonte ampliado de la investigación-creación
Research-creator or the extended horizon of research-creation
Keywords:
Research, creator, research-creation (en).Keywords:
investigación, creación, investigación-creación (es).References
Gomez, P. (2015). Investigación y artes creadoras: la ruta de un senti-pensar otro posible. Estudios Artísticos, 1(1), 8-13. doi:https://doi.org/10.14483/25009311.10245
Rojas Sotelo, M. (2015). Compresiones: política cultural, economía y mercado. Estudios Artísticos, 1(1), 56-81. doi:https://doi.org/10.14483/25009311.10248
Gómez Moreno, P. (2016). El horizonte formativo y el campo de expectativas de los estudios artísticos. Estudios Artísticos, 2(2), 8-13. doi:https://doi.org/10.14483/25009311.11524
Rueda Fajardo, S., & Eljaiek, A. (2016). Escritores, fotografías y retratos; una entrevista a Abdú Eljaiek (3 de febrero 2005). Estudios Artísticos, 2(2), 132-155. doi:https://doi.org/10.14483/25009311.11532
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La investigación-creadora o el horizonte ampliado de la investigación-creación
Estudios Artísticos
Universidad Distrital Francisco José de Caldas, Colombia
ISSN: 2500-6975
ISSN-e: 2500-9311
Periodicidad: Semestral
vol. 3, núm. 3, 2017
Siendo nuestra revista una publicación que se propone hacer visibles las prácticas de la investigación-creadora, es necesario decir unas palabras sobre lo que, de entrada, entendemos por tal categoría. Lo que diremos es una noción de apertura, para ser problematizada y ampliada en las prácticas mismas en y más allá del campo de las artes. Y esto es lo mejor que le puede pasar a una noción relacional, diferencial y provocadora como la de investigación-creadora.
Al interrogarnos por el papel del arte, como conocimiento, en el entramado problemático de la sociedad del siglo XXI, nos damos cuenta que la lucha por el control del conocimiento es clave en una época como la nuestra, una época de globalización de la economía, de crisis ontológicas, ecológicas, epistémicas, sistémicas y civilizatorias, pero al mismo tiempo de retos mundiales. En ese horizonte, los encuentros que propician campos transdisciplinares como el de los Estudios Artísticos —como apertura del campo del arte— y los conocimientos que allí emergen son parte de las respuestas de las comunidades académicas y no-académicas frente a las formas contemporáneas del control del conocimiento que atraviesan las artes, las ciencias y la universidad como institución. Muchas de esas respuestas, por sus características, adquieren la forma de la investigación-creadora.
La investigación-creadora, se realiza dentro y fuera de la universidad, y entiende la creatividad como clave para la reproducción no colonial de la vida, en un horizonte más amplio que el de la lógica del capitalismo, del Estado y del mercado. A su vez, recupera la dimensión crítica de las ciencias humanas, (subordinadas también por las ciencias “duras”) pero no su eurocentrismo, para ponerlas en diálogo con otras rutas y proyectos del pensamiento e investigación creadoras que realizan críticas no internas a la modernidad desde las fronteras epistémicas y ontológicas producidas por la colonialidad del conocimiento euro (USA) céntrico.
Siendo así, la investigación-creadora, no renuncia a las dimensiones éticas, críticas, sociales e imaginativas del conocimiento; por el contrario, las potencia para, además de desenmascarar y denunciar a las ciencias y artes neoliberales, promover respuestas a las necesidades de nuestro tiempo y proyectar horizontes comunales de vida, desprendidos de las lógicas del desarrollo, la organización corporativa y el pensamiento único. Esto, debido a que en el siglo XXI el mundo no puede ser proyectado de manera unilateral y el conocimiento experto debe reconocer sus limitaciones y “puntos ciegos” para dialogar con otros sujetos cognoscentes a los que históricamente consideró ignorantes, pero que no obstante, conservaron una diversalidad de conocimientos que hoy son clave para pensar en soluciones a las demandas epocales mediante los diálogos transdisciplinarios que propician los estudios artísticos en general. La investigación-creadora, a su vez, puede llegar a ser una clave importante para pensar en las regulaciones de la universidad en el siglo XXI y para desde allí proponer regulaciones al Estado y al mercado, en una palabra, para descolonizarlos.
En este horizonte, la investigación-creadora puede ser vista como complementaria de la creacióninvestigadora, (cuya perspectiva se proyecta desde las artes y desde lo sensible en el arte) para ampliar el campo de sentido, las perspectivas y posibilidades de creación de mundos. Esto también nos permite proyectar el horizonte y las posibilidades de las artes-creadoras, más allá de las bellas artes. Las artes-creadoras están geográfica, aiesthésica y epistémicamente localizadas, fundadas éticamente y sus enfoques son críticos y decoloniales; su proyección es social, pluriversal y comunal. Así, la investigación-creadora no es reductible a las bellas artes, producidas por los artistas reconocidos como sujetos excepcionales, reconocidos por la modernidad occidental como autores quienes, en su campo restringido de producción restringido, crean obras para la alta cultura que sirven fundamentalmente como medios para la distinción social.
Las artes-creadoras se desprenden de su euro(USA)centrismo para reconocer que el arte occidental es, como su nombre lo indica, sólo una de las manifestaciones posibles de la creatividad humana, la configuración de una perspectiva cultural válida pero no universal. En consecuencia, las artes-creadoras son las manifestaciones creativas, aiesthésicas, de los seres humanos de todos los tiempos y lugares, cuyas rutas históricas diferenciadas, coinciden en su comprensión del mundo de lo sensible y sus prácticas, como dimensiones inseparables de la vida, antes que como instrumentos para la jerarquización de las diferencias y la clasificación social.
En suma, las artes-creadoras, tienen una noción amplia de la creatividad humana. Y antes que ayudar a construir un único mundo, son creadoras de condiciones de posibilidad de un pluri-verso, un mundo en el que caben muchos mundos, en un espacio de pluriversidad en el que caben muchos modos de conocer-haciendo y de hacer-conociendo, como prácticas efectivas de una relacionalidad que debiéramos recuperar más allá de la modernidad. Los artículos que componen este número de Estudios Artísticos y muchas de las prácticas de las que dan cuenta, apuntan en la dirección de la investigación-creadora, contribuyendo así a volver porosas las fronteras levantadas en el mundo de lo sensible por las máquinas desgarradoras de la modernidad: las violencias multiformes de la colonialidad.
Siendo nuestra revista una publicación que se propone hacer visibles las prácticas de la investigación-creadora, es necesario decir unas palabras sobre lo que, de entrada, entendemos por tal categoría. Lo que diremos es una noción de apertura, para ser problematizada y ampliada en las prácticas mismas en y más allá del campo de las artes. Y esto es lo mejor que le puede pasar a una noción relacional, diferencial y provocadora como la de investigación-creadora.
Al interrogarnos por el papel del arte, como conocimiento, en el entramado problemático de la sociedad del siglo XXI, nos damos cuenta que la lucha por el control del conocimiento es clave en una época como la nuestra, una época de globalización de la economía, de crisis ontológicas, ecológicas, epistémicas, sistémicas y civilizatorias, pero al mismo tiempo de retos mundiales. En ese horizonte, los encuentros que propician campos transdisciplinares como el de los Estudios Artísticos —como apertura del campo del arte— y los conocimientos que allí emergen son parte de las respuestas de las comunidades académicas y no-académicas frente a las formas contemporáneas del control del conocimiento que atraviesan las artes, las ciencias y la universidad como institución. Muchas de esas respuestas, por sus características, adquieren la forma de la investigación-creadora.
La investigación-creadora, se realiza dentro y fuera de la universidad, y entiende la creatividad como clave para la reproducción no colonial de la vida, en un horizonte más amplio que el de la lógica del capitalismo, del Estado y del mercado. A su vez, recupera la dimensión crítica de las ciencias humanas, (subordinadas también por las ciencias “duras”) pero no su eurocentrismo, para ponerlas en diálogo con otras rutas y proyectos del pensamiento e investigación creadoras que realizan críticas no internas a la modernidad desde las fronteras epistémicas y ontológicas producidas por la colonialidad del conocimiento euro (USA) céntrico.
Siendo así, la investigación-creadora, no renuncia a las dimensiones éticas, críticas, sociales e imaginativas del conocimiento; por el contrario, las potencia para, además de desenmascarar y denunciar a las ciencias y artes neoliberales, promover respuestas a las necesidades de nuestro tiempo y proyectar horizontes comunales de vida, desprendidos de las lógicas del desarrollo, la organización corporativa y el pensamiento único. Esto, debido a que en el siglo XXI el mundo no puede ser proyectado de manera unilateral y el conocimiento experto debe reconocer sus limitaciones y “puntos ciegos” para dialogar con otros sujetos cognoscentes a los que históricamente consideró ignorantes, pero que no obstante, conservaron una diversalidad de conocimientos que hoy son clave para pensar en soluciones a las demandas epocales mediante los diálogos transdisciplinarios que propician los estudios artísticos en general. La investigación-creadora, a su vez, puede llegar a ser una clave importante para pensar en las regulaciones de la universidad en el siglo XXI y para desde allí proponer regulaciones al Estado y al mercado, en una palabra, para descolonizarlos.
En este horizonte, la investigación-creadora puede ser vista como complementaria de la creacióninvestigadora, (cuya perspectiva se proyecta desde las artes y desde lo sensible en el arte) para ampliar el campo de sentido, las perspectivas y posibilidades de creación de mundos. Esto también nos permite proyectar el horizonte y las posibilidades de las artes-creadoras, más allá de las bellas artes. Las artes-creadoras están geográfica, aiesthésica y epistémicamente localizadas, fundadas éticamente y sus enfoques son críticos y decoloniales; su proyección es social, pluriversal y comunal. Así, la investigación-creadora no es reductible a las bellas artes, producidas por los artistas reconocidos como sujetos excepcionales, reconocidos por la modernidad occidental como autores quienes, en su campo restringido de producción restringido, crean obras para la alta cultura que sirven fundamentalmente como medios para la distinción social.
Las artes-creadoras se desprenden de su euro(USA)centrismo para reconocer que el arte occidental es, como su nombre lo indica, sólo una de las manifestaciones posibles de la creatividad humana, la configuración de una perspectiva cultural válida pero no universal. En consecuencia, las artes-creadoras son las manifestaciones creativas, aiesthésicas, de los seres humanos de todos los tiempos y lugares, cuyas rutas históricas diferenciadas, coinciden en su comprensión del mundo de lo sensible y sus prácticas, como dimensiones inseparables de la vida, antes que como instrumentos para la jerarquización de las diferencias y la clasificación social.
En suma, las artes-creadoras, tienen una noción amplia de la creatividad humana. Y antes que ayudar a construir un único mundo, son creadoras de condiciones de posibilidad de un pluri-verso, un mundo en el que caben muchos mundos, en un espacio de pluriversidad en el que caben muchos modos de conocer-haciendo y de hacer-conociendo, como prácticas efectivas de una relacionalidad que debiéramos recuperar más allá de la modernidad. Los artículos que componen este número de Estudios Artísticos y muchas de las prácticas de las que dan cuenta, apuntan en la dirección de la investigación-creadora, contribuyendo así a volver porosas las fronteras levantadas en el mundo de lo sensible por las máquinas desgarradoras de la modernidad: las violencias multiformes de la colonialidad.
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