DOI:
https://doi.org/10.14483/22486798.21735Publicado:
29-12-2023Número:
Vol. 28 Núm. 2 (2023): Lenguaje, sociedad y escuela (jul-dic)Sección:
EditorialEl lenguaje en el escenario educativo de las TIC: ¿técnica o tecnología?
Palabras clave:
Editorial, 28(2) (es).Descargas
Referencias
Aula Abierta. (20 de agosto de 2020). Paula Sibilia: ¿redes o paredes? Pensar la educación y la tecnología hoy. https://aulaabierta.info/redes-o-paredes-la-escuela-en-tiempos-de-pandemia/
Budapest Open Access Initiative (BOAI). (2002). Background. http://www.soros.org/openaccess/
Cassany, D. (2012). En línea. Leer y escribir en la red. Anagrama.
Halliday, M. A. (1994). Lenguaje como semiótica social. Fondo de Cultura Económica.
Martin, A. (2005). A European framework for digital literacy: A progress report. Journal of Literacy, 2(2), 130-136.
Ministerio de Educación Nacional de Colombia (MEN). (1998). Lineamientos curriculares de lengua castellana.
Ordoñez, J. (2023). El Open Access: un medio para la democratización del conocimiento. Revista de la Educación Superior, 52(205), 85-102.
Sibilia, P. (2012). ¿Redes o paredes?: la escuela en tiempos de dispersión. Tinta Fresca.
Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura). (29 de junio de 2023). Qué debe saber sobre la alfabetización. https://www.unesco.org/es/literacy/need-know
Williams, R. (1992). Tecnologías de la comunicación e instituciones sociales. En Historia de la Comunicación. Vol. 2 De la imprenta a nuestros días (pp. 181-209). Bosch Casa Editor.
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El lenguaje desde la perspectiva social en la que yace su naturaleza es fundamental para el desarrollo humano, como también para la dinamización de la cultura; pues como lo afirma Halliday (1994), por el lenguaje se interpreta nuestra experiencia infinitamente variada del mundo que nos rodea; y precisamente, el mundo que habitamos hoy ilustra de modo profundo esta condición. El papel del lenguaje como mediador y transformador cultural nos extiende polifonías y redes semánticas y semióticas que matizan de modo particular los diferentes entramados que integran nuestra vida pública y privada, con lo cual se nos reta a incursionar de manera permanente en nuevas formas de crear sentidos e interactuar.
El desarrollo de la alfabetización ha enfrentado diferentes tensiones y transformaciones a lo largo de la historia de la humanidad. No basta con el dominio técnico de la lectura, la escritura o la oralidad para afirmar que formamos parte de una cultura letrada. Los procesos de alfabetización letrada están atravesados por la presencia de tecnologías: la escritura y la lectura, las cuales no se pueden considerar de manera aislada, como lo explica Raymond Williams (1992):
La técnica de la escritura es una cosa, pero la tecnología de la escritura implicó no solo el desarrollo de instrumentos y materiales de escritura, sino también el desarrollo de un cuerpo más amplio de conocimientos, y especialmente de la habilidad para leer, que, en la práctica, era inseparable de las formas más generales de organización social. (p. 190)
Así, la presencia de tecnologías en el campo del lenguaje y la comunicación no son primigeniamente las derivadas de la Era Digital; sin embargo, entretejen una especie de simbiosis social. El concepto de tecnología en el campo del lenguaje, asociado a la alfabetización, refiere un conjunto de saberes y el dominio de procesos teórico-prácticos que permiten su apropiación e implementación crítica, de cara a la evolución de las necesidades y dinámicas socioculturales de niños, jóvenes y adultos en contextos situados.
Para la Unesco (2023), la alfabetización “no es un acto aislado. Más allá de su concepto convencional, se entiende hoy en día como un medio de identificación, comprensión, interpretación, creación y comunicación en un mundo cada vez más digital”. A modo de ejemplo, el escenario de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) representa un potente dispositivo de prácticas vernáculas (Cassany, 2012), donde se despliegan variados usos de la lectura y la escritura en el plano personal y de ocio, sin las normas que rigen los géneros y usos dominantes de la cultura letrada. Y, ¿cómo articular esta dimensión de uso del lenguaje de las TIC en el marco educativo?
En el plano curricular colombiano, la pedagogía del lenguaje se orienta desde los usos sociales del lenguaje y los discursos en situaciones reales de comunicación. La atención a los aspectos pragmáticos y socioculturales implicados en la comunicación es incuestionable (Ministerio de Educación Nacional de Colombia [MEN], 1998). Las nuevas generaciones se enfrentan a la construcción de su ser y de su hacer social y personal, inmersos en cotidianidades altamente influenciadas por los efectos del mundo digital. Esto, por supuesto, se expresa en los modos de relacionarse, sentir, pensar, actuar y comunicarse en y desde los lenguajes propios de las TIC.
Desde el punto de vista pedagógico, emergen interrogantes en cuanto al papel de las instituciones educativas frente al planteamiento anterior. ¿Realmente, la escuela educa para la vida?; ¿cómo se dan los procesos de comunicación entre los actores escolares y el contexto?; ¿los proyectos educativos escolares tejen puentes de sentido entre la escuela y la vida, por fuera de las aulas? Con este panorama, Paula Sibilia (2012), en su libro ¿Redes o paredes?: la escuela en tiempos de dispersión, problematiza el escaso compromiso de las instituciones escolares con el afuera de la escuela y cómo esto deriva en un gran cuestionamiento ético y pedagógico que profundiza aún más la crisis de sentido que enfrenta la escuela como institución, en los tiempos actuales; crisis que no se abstrae de la influencia de las TIC en la formación de ciudadanos (Aula Abierta, 2020).
La presencia de las TIC en la actualidad determina cambios no solo en las formas de interacción, sino, por supuesto, en la manera como se proyecta y pone en escena la acción educativa. Es indiscutible que el entorno cultural está en constante cambio; y con ello, las formas de enseñar y aprender mediadas permanentemente por el lenguaje y la lengua se han diversificado; en esto desempeña un papel importante la incursión de las TIC en escenarios escolares. Estas tecnologías disponen otras maneras, diferentes a las tradicionales, mediante las cuales los escolares acceden y usan la información, no solo de carácter académico. En este sentido, no resulta gratuita la preocupación de diferentes organismos y entidades nacionales e internacionales, respecto al fortalecimiento de la política pública educativa en materia de TIC. En Colombia, se han creado y puesto en marcha en las últimas tres décadas, diferentes líneas de política pública sobre la incursión de las TIC en la educación, con las que se pretende minimizar la brecha que ha existido entre este conocimiento teórico-práctico y su posicionamiento crítico en la escuela.
Todo lo anterior tiene como fundamento, entre otros, el desarrollo de competencias digitales en estudiantes y profesores; estos últimos son los llamados a dinamizar de modo permanente procesos de alfabetización digital desde las diferentes experiencias educativas que ofertan las instituciones escolares. La alfabetización digital requiere ser objeto de aprendizaje y formación, pues esta convoca de modo integral e interdependiente distintos planos de orden cognitivo, afectivo y social, técnico y tecnológico, en la idea de tejer una actitud crítica y propositiva en las personas, hacia las intenciones de poder y sujeción presentes en mundo de la internet. Compartimos con el profesor Allan Martin (2005), de la Universidad de Glasgow, el concepto esbozado en “A European framework for digital literacy: A progress report”:
Digital Literacy is the awareness, attitude and ability of individuals to appropriately use digital tools and facilities to identify, access, manage, integrate, evaluate, analyse and synthesize digital resources, construct new knowledge, create media expressions, and communicate with others, in the context of specific life situations, in order to enable constructive social action; and to reflect upon this process. (pp. 135-136)
[La alfabetización digital es la conciencia, la actitud y la capacidad de las personas para utilizar adecuadamente las herramientas e instalaciones digitales para identificar, acceder, gestionar, integrar, evaluar, analizar y sintetizar recursos digitales, construir nuevos conocimientos, crear expresiones mediáticas y comunicarse con otros, en el contexto de situaciones concretas de la vida, para posibilitar una acción social constructiva; y reflexionar sobre este proceso].
Paradójicamente, uno de los aspectos más cuestionados en los procesos de formación dirigidos a docentes para la incorporación de TIC en las aulas es la desarticulación entre los nuevos saberes y el contexto situado de enseñanza. Así, en algunos casos, los nuevos aprendizajes se han concentrado en el dominio técnico o instrumental de nuevas tecnologías (la técnica), sin otorgar suficiente importancia al desarrollo de competencias pedagógicas y didácticas que faciliten al profesorado niveles de apropiación desde el desarrollo de acciones colegiadas y sistemáticas con las cuales se responda de manera significativa al aprendizaje escolar.
De ahí la importancia de centrar el interés formativo y de permanente reflexión-acción en función del valor simbólico y cultural de las TIC, y su relación con la internet y el conocimiento como bienes públicos (BOAI, 2002), en los procesos de alfabetización y desarrollo humano en y desde el lenguaje. El empoderamiento que otorga la alfabetización y, específicamente, el dominio de competencias digitales y mediáticas traen consigo transformaciones en cómo los niños y los jóvenes disponen del lenguaje y sus múltiples posibilidades, para expresarse, para construir comprensiones propias del mundo, para moldear su identidad desde otras escrituras y gramáticas, que emergen de la interacción con los medios digitales.
La presencia de estas nuevas y variadas formas de consumo y producción de contenidos, mediadas desde canales y dispositivos tecnológicos, oferta a los usuarios un enorme campo de conocimientos, pero también de desinformación. La democratización del conocimiento ha tomado fuerza en los últimos años, precisamente amparada en la incursión de las TIC. Sin embargo, este derecho ciudadano no debe reducirse a las condiciones técnicas de acceso a la información:
La democratización del conocimiento significa que la población participe, se involucre y acceda a la producción, difusión y consumo del conocimiento. Esto significa la democratización del conocimiento: conocimiento para todos, no para unos cuantos o no solamente para un sector privilegiado, sino que debe difundirse y divulgarse, tiene que ser exuberante, tiene que irradiarse. (Ordóñez, 2023, p. 95)
Por tanto, y desde una perspectiva educativa, las instituciones escolares, los formadores, los estudiantes, las familias, todos estamos llamados a co-construir y gestionar acciones derivadas de la investigación educativa para profundizar en la comprensión de los efectos que, en el orden individual y colectivo, provienen del relacionamiento con las TIC. Avanzar en la comprensión de este acontecimiento aporta beneficios, si tenemos en cuenta que estas tecnologías son solo uno de los factores que impactan el entorno cultural, y por ende el escenario educativo de la denominada era digital que habitamos hoy.
Para Enunciación, instar a la reflexión respecto a las múltiples relaciones entre el lenguaje y las dinámicas sociales que se revierten en la escuela encarna un campo problematizador prolífico para la difusión de resultados de investigación, como los publicados en este volumen 28. Resultan inagotables las consideraciones teóricas o metodológicas derivadas del lenguaje en los diferentes escenarios de la cultura y su incidencia en la estructuración del pensamiento, que, a la vez, es lenguaje que nos moviliza a ser y actuar, a construir y a transformar.
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